Ética filosófica: objeto de estudio, escuelas, autores representativos
La ética filosófica es una rama de la filosofía que se encarga de reflexionar sobre las conductas y convicciones morales tanto del individuo como del colectivo. Para ello emplea otras disciplinas como la metaética, la ética normativa y la historia de las ideas éticas.
La palabra “ética” proviene del término griego ethos, que puede traducirse de dos formas posibles: por un lado, significa modo de ser o carácter; por otro, se traduce como uso, hábito o costumbre. Se puede afirmar que las dos definiciones son afines. De hecho, tanto Aristóteles como Platón aseguraban la relación entre ambos significados.
Según Platón, cualquier carácter se puede desarrollar a través del hábito. En cambio, Aristóteles diferenciaba las virtudes intelectuales de las éticas, estableciendo que las primeras son originadas en la enseñanza mientras que las segundan derivan de las costumbres.
La palabra ethos también puede concebirse desde su sentido más primigenio. El autor Aníbal D’Auria, en su texto Aproximación a la ética filosófica (2013), establece que ethos puede significar hogar, patria, morada o lugar del cual se procede. Cabe destacar que actualmente se suelen emplear los vocablos “moral” y “ética” como si fuesen sinónimos.
Sin embargo, en el lenguaje académico la palabra “ética” se usa para designar a una rama de la filosofía dedicada a la reflexión sobre el Ethos, entendiendo a este concepto como un conjunto de creencias morales, actitudes y convicciones propias de una persona o de un grupo social. Esto quiere decir que “ética” es el nombre de la disciplina filosófica, mientras que “moral” es el objeto de estudio de esta disciplina.
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Objeto de estudio
Como se mencionó anteriormente, la ética filosófica tiene como objeto de estudio la moral. Sin embargo, esta disciplina no solo describe los aspectos morales de cada individuo o sociedad, sino que también se cuestiona sobre su origen y funcionamiento. Es decir, busca responder el porqué de la existencia de ciertas normas e intenta explicar su valor para el ser humano.
La ética filosófica se basa en aspectos de la ética normativa para realizar sus estudios. Esta le permite ofrecer pautas de conducta que estén respaldadas por razones específicas.
Así mismo, la ética filosófica también emplea ciertos preceptos de la metaética, una disciplina que se encarga de reflexionar sobre los elementos epistémicos y lingüísticos de la ética normativa, tales como: ¿Es posible fundamentar los juicios morales? ¿Los enunciados normativos responden a una clase de proposición? ¿Los enunciados morales pueden ser considerados verdaderos o falsos?
Además de la ética normativa y la metaética, la ética filosófica emplea una tercera disciplina para estudiar la moral, siendo esta la historia de las ideas éticas. Dicha corriente busca la compresión filosófica de las diferentes doctrinas éticas teniendo en cuenta su contexto histórico. De igual forma, aporta una conciencia histórica sobre el ethos.
Escuelas de la ética filosófica
La escuela de ética en la Antigüedad Clásica
Se puede establecer que la ética filosófica comenzó con el mundo griego de Aristóteles, Platón y Sócrates. Para ellos, la ética estaba integrada a la reflexión de carácter político. Según estos filósofos, el ideal de vida más elevado era la vida contemplativa o teorética.
Por ejemplo, para Platón una polis debía ser gobernada por hombres teoréticos —es decir, filósofos—. Por otro lado, Aristóteles consideraba que no era necesario que la polis fuese regida por filósofos, pero el Estado debía garantizar a los hombres teoréticos su estilo de vida reflexivo.
A pesar de esta diferencia, ambos autores concordaban en el hecho de que la política y la ética estaban vinculadas.
Escuelas precristianas
Posteriormente, en el período helenístico (luego de los postulados aristotélicos) surgió una decadencia en la concepción de la polis como orden político. Esto se tradujo en un divorcio entre la política y la ética.
En consecuencia, las escuelas precristianas de este período se caracterizaron por defender el desapego a la política. Los filósofos ya no se preguntaban sobre las virtudes que eran necesarias para crear una vida comunal; más bien se enfocaron en el individuo y su ubicación en el universo.
Las escuelas de ética durante el cristianismo
Con la llegada de la religión monoteísta se impuso la ética cristiana. Esta se caracterizó por anteponer las virtudes teologales (esperanza, caridad y fe) por encima de las virtudes cardinales defendidas por los griegos (templanza, justicia, valentía y sabiduría). Por ende, los deberes morales del hombre ya no eran para consigo mismo, sino para agradar a Dios.
Escuelas éticas modernas y contemporáneas
A partir de los albores de la Modernidad, la escuela ética desarrolló y se profundizó en la noción de individuo. A esto se le sumó la introducción del sistema capitalista, el cual planteaba nuevas relaciones entre los individuos y el Estado. También trajo como consecuencia el nacimiento de vínculos jurídicos entre los gobiernos y los individuos.
Todos estos cambios sociales, culturales, económicos y políticos determinaron nuevos rumbos y nuevos problemas para la reflexión ética. En la ética aristotélica existían tres elementos sólidamente fundidos: virtud, comunidad política y búsqueda por una vida feliz. A partir del período helenístico, se prescinde de la vida política comunitaria.
Con el cristianismo, la idea de virtud se subordinó a la fe y a la religión, lo que implicó dejar de buscar una vida feliz al menos en este mundo.
En la modernidad —luego de sufrir todas esas modificaciones— la reflexión moral adquirió un aspecto muy distinto. La sociabilidad dejó de estudiarse como un dato definitorio del hombre. Más bien, el hombre es visto como un ser en conflicto con los otros seres de su especie.
Autores representativos
Aristóteles (384-322 a. C.)
Aristóteles fue uno de los autores que más estudió la ética a partir de la filosofía. Una de sus nociones principales consistió en afirmar que la convivencia y la sociabilidad eran un don natural del hombre, por lo que la ética filosófica debía fundamentarse en la siguiente pregunta: ¿Cómo el hombre puede realizarse individualmente dentro de la vida en sociedad para alcanzar a su vez una vida feliz y elevada?
Immanuel Kant (1724-1804)
La ética kantiana fue propuesta por el filósofo Immanuel Kant y es el resultado del racionalismo ilustrado. Por el contrario a los pensadores de la antigüedad clásica, Kant estableció que la única cosa realmente buena consistía en una buena voluntad.
Por lo tanto, toda acción es buena solo si su máxima obedece a la ley moral. En otras palabras, para este filósofo moderno la ley moral funciona como un imperativo categórico que actúa sobre todos los individuos, sin tener en cuenta sus deseos e intereses.
Referencias
- D’Auria, A. (2013) Aproximación a la ética filosófica. Recuperado el 5 de diciembre de 2019 de Dialnet: Dialnet.net
- De Zan, J. (s.f.) La ética, los derechos y la justicia. Recuperado el 5 de diciembre de 2019 de corteidh.or.cr
- Millán, G. (2016) Sobre la distinción entre ética y moral. Recuperado el 5 de diciembre de 2019 de Scielo: scielo.org.mx
- Beauchamp, T. (2001) Philosophical ethics. An introduction to moral philosophy. Recuperado el 5 de diciembre de 2019 de philpapers.org
- Bostock, D. (2000) Aristotle’s ethics. Recuperado el 5 de diciembre de 2019 de philpapers.org
- S.A. (s.f.) Immanuel Kant. Recuperado el 5 de diciembre de 2019 de Wikipedia: es.wikipedia.org