Humberto Fierro: quién fue, biografía y obras
¿Quién fue Humberto Fierro?
Humberto Fierro (1890-1929) fue un poeta de origen ecuatoriano, destacado por pertenecer a la generación decapitada. Los poetas de esta generación son referencia obligatoria para contextualizar el modernismo en Ecuador. Se les llamó “decapitados” porque los cuatro murieron muy jóvenes.
En el caso de Fierro, fue el que sobrevivió un poco más que sus compañeros, llegando a rozar los cuarenta años. Su estilo poético difiere considerablemente de los otros porque se empeñaba en la perfección de la forma, por lo que sus versos resultan algo severos.
Toda su obra está marcada por una especial sensibilidad, producto del influjo de la poesía francesa, así como por su exquisito gusto y conocimiento de música y pintura.
Solo tiene dos libros en su haber, pues el resto de sus escritos los destruyó. En vida publicó Laúd en el valle y dos décadas después de su muerte se publicó Velada palatina.
Al igual que a sus compañeros del movimiento generación decapitada, la muerte lo alcanzó muy joven. Si bien no se esclarecen las causas de su muerte, ha trascendido que en 1929 se cayó bruscamente por un despeñadero y así perdió la vida.
Biografía de Humberto Fierro
Nacimiento y primeros años
Humberto Fierro nació en 1890 en Quito. Sus padres fueron Enrique Fierro Rosero, de origen colombiano, y Amalia Jarrín Zapata, oriunda de Ecuador. Fue el tercero de una numerosa familia de diez hijos.
La familia Fierro-Jarrín tenía una acomodada posición en la aristocracia ecuatoriana debido a que el padre era un hacendado de Miraflores y se dedicaba a la ganadería y a la compra de tierras.
Ya establecidos en Quito, los hermanos de Humberto gozaron de una cómoda posición en la que podían darse el lujo de pasar temporadas en Europa, mientras que el joven prefería resguardarse en las propiedades campestres de Miraflores en vez de hacer vida en la capital, pues allí podría dedicarse en silencio a su verdadera afición: la lectura.
Bien fuera en su casa del campo o en la capital, Fierro podía pasar hasta seis meses completamente ensimismado en la lectura y en la escritura, olvidándose hasta de su propia apariencia. Allí, componía versos y prosas que luego destruía.
El amor de Soledad
A muy temprana edad conoció a quien sería el amor de su vida. A ella se rindió completamente, incluso contrariando la voluntad de su madre.
Fue así como se casó con Soledad Paz en 1913. El matrimonio le costó su fortuna y poco después perdieron también el sustento de la familia de su esposa, por lo que la joven pareja quedó en una precaria situación económica.
En 1914 nació su primer hijo, quien falleció el mismo día de su nacimiento. En 1917 nació Aída, la hija de la pareja.
Los ingresos del poeta eran bastante escasos y se dedicaba a ser escribiente de una oficina ministerial. Cedió a la presión materna y a la añoranza de su vida en Miraflores, por lo que dejó a su familia y volvió a su terruño en Miraflores, donde todavía vivían sus hermanas.
De espíritu solitario y retraído
Desde muy joven, Fierro disfrutaba de aislarse para dedicarse a leer. Así, los únicos compañeros eran sus libros, entre los que estaban los poetas franceses, textos de corte científico y también de gusto oriental.
De esta forma cultivó su gusto por la música y la pintura, e incluso se conocen de él algunas ilustraciones. Su conocimiento del francés lo impulsó a profundizar en la poesía modernista francesa y a tomar de allí muchas de sus influencias.
En cuanto a su carácter, era retraído, melancólico, solitario y poco conversador, aunque a veces sorprendía a todos con su sarcasmo.
Era de trato distante, lo que encajaba a la perfección con su origen aristocrático y causaba ciertos comentarios negativos sobre su persona.
Si bien provenía de una familia adinerada, a diferencia de sus hermanos y sus compañeros “decapitados”, jamás viajó a Europa.
La fatalidad en una caída
El sino de los poetas decapitados también alcanzó a Humberto Fierro, aunque un poco más tarde que a sus compañeros.
Si bien se había alejado de los excesos de la vida bohemia al refugiarse en la casa materna en sus tierras de Miraflores, las causas de su muerte no están muy claras.
Se conoce que, dando un paseo por el monte, se cayó bruscamente y perdió la vida el 23 de agosto de 1929.
Estilo literario
La obra de Fierro dista un poco de sus colegas, pues sus versos resultan más rígidos, a la vez que evidencian su exquisito gusto por las artes y su obsesión por la literatura, haciendo, por ejemplo, alusión a la obra de Dante y de las aventuras del Quijote.
Aunque nunca salió de Ecuador, sus lecturas de la mitología, del arte, la cultura y la música, así como el dominio del francés, trascendieron su obra, demostrando su amplísimo conocimiento.
Sus poemas tienen un evidente corte melancólico y de nostalgia por épocas lejanas, sin que esto significara que se considerase un poeta maldito, pues su búsqueda por la belleza lo lleva a explorar otros matices.
Por esto sus versos tienen cierto brillo de esperanza, de deseo de vivir y un culto a la belleza que le dan una cadencia particular.
Si bien fue el único de los poetas “decapitados” que logró vivir los distintos cambios de la sociedad ecuatoriana en medio de la violencia, la crisis y la pobreza, coincidió con sus compañeros en que su literatura escapa de esa realidad.
Obras de Fierro
En 1916 el poeta fue presentado por la revista Renacimiento en un trabajo titulado “Un poeta selecto. Fragmentos de un estudio sobre Humberto Fierro”, en el que se dieron a conocer su obra poética.
De la pluma de Medardo Ángel Silva, se presentó a Fierro como un maestro entre sus contemporáneos, resaltando la influencia de Charles Baudelaire y Edgar Allan Poe.
Esta publicación sirvió de ventana para Fierro, especialmente por venir de la mirada de otro poeta de la época.
Seguidamente, Fierro comenzó a tener apariciones en revistas locales, entre las que destacan Caricatura, Arte Nuevo, Frivolidades y Letras.
Destacando su predilección por la naturaleza y el tiempo, fue tomando fuerza entre los lectores ecuatorianos, quienes vieron en él un escape a la poesía tradicional.
El mismo Medardo Ángel Silva difundió la poesía de Fierro en círculos literarios internacionales, de ahí que haya sido reconocido inmediatamente en Venezuela, Colombia y otros países de Latinoamérica.
El laúd en el valle (1919)
En 1919 apareció en Quito la que fue su primera y única obra publicada en vida. En esta recoge 47 poemas, algunos ya previamente publicados.
Aquí Fierro demuestra su maestría en la elaboración del verso. Son características evidentes el manejo elegante de la forma y la limpia realización del ritmo.
Su poesía está colmada de referencias culturales que provienen de mitologías, leyendas y viajes, de ahí que pueda ser leída como una muestra de las vivencias y lecturas del poeta.
El laúd en el valle fue una recopilación de sus poemas que él mismo organizó, sin que quede muy claro qué lo motivó a presentarlos así, ya que como no fechaba sus creaciones, no se puede afirmar que respondan a un orden cronológico.
En esta publicación queda demostrado su gusto por la pintura, pues incorporó sus ilustraciones e incluso un autorretrato. En cuanto a la temática, la naturaleza ocupa un lugar privilegiado.
Velada palatina (1949)
Un año antes de su muerte, el poeta entregó este poemario a una editorial de Quito, pero luego decidió retirarlo sin que se conozcan los motivos.
Este manuscrito se extravió por unas dos décadas hasta que fue publicado en Antología de la moderna poesía ecuatoriana de Humberto Salvador.
Velada palatina está compuesta por 31 poemas que responden a temas y métricas diversas. El estudio de esta obra permite evidenciar su evolución, así como entrever sus emociones en sus últimos días.
Al igual que en su poemario anterior, se demuestra su obsesión por la literatura y su conocimiento de historia, mitología y arte.
Referencias
- Avilés Pino, E. Fierro, Humberto. Recuperado de enciclopediadelecuador.com
- Biografía de Humberto Fierro. Recuperado de lhistoria.com
- Foster, D. (1987). Handbook of Latin American Literature (Routledge Revivals). Recuperado de books.google