Curiosidades

Gary Michael Heidnik: biografía y asesinatos


Gary Michael Heidnik (1943-1999) fue el asesino estadounidense que secuestró, torturó y violó a varias mujeres en Filadelfia, dos de las cuales murieron en sus manos. Sus víctimas eran prostitutas de origen afroamericano y se le conoció como “el sembrador de bebés”, ya que su objetivo era crear lo que él llamaba “una granja de bebés”.

Heidnik ha sido catalogado por muchos como un asesino en serie. Sin embargo, aunque era un psicópata su objetivo no era asesinar, sino mantener con vida a sus víctimas para abusar de ellas física y sexualmente. 

También fue acusado de canibalismo al supuestamente alimentar a sus víctimas con los restos de una de las mujeres a las que asesinó. No obstante, aunque sí descuartizó a una de sus víctimas, este cargo no pudo ser probado.

Infancia y juventud

Gary Heidnik nació el 21 de noviembre de 1943 en Eastlake, en el Estado de Ohio, EE.UU. Sus padres, Michael y Ellen Heidnik, se divorciaron cuando el niño apenas tenía solo tres años.

En la corte el padre acusó a la madre de ser alcohólica y violenta. Gary y su hermano menor Terry se fueron a vivir a casa de su madre, quien pronto volvió a casarse. Pero cuando el chico tuvo la edad suficiente para asistir al colegio, ambos hermanos se mudaron con su padre, quien también se había casado por segunda vez.

Heidnik no tuvo una infancia demasiado normal. Debido a la separación de sus padres, su entorno familiar era bastante negativo. Su padre era un hombre muy severo que lo maltrataba emocional y físicamente de manera constante.

Maltrato psicológico

Además, según contaría años después, su padre solía humillarlo frecuentemente debido a que sufría de incontinencia urinaria, incluso lo obligaba a colgar las sábanas mojadas en la ventana de su cuarto para que los vecinos lo vieran. De hecho, se dice que una vez lo colgó por la ventana, manteniéndolo suspendido por los tobillos a unos seis metros de altura.

Otro trauma que se sumaría a su infancia ya trágica fue su vida en la escuela. Y es que cuando aún era muy pequeño, se cayó de un árbol y esto le causó una deformidad en la cabeza. Los compañeros del colegio solían burlarse de él e incluso llegaron a ponerle el apodo de “cabeza de fútbol” o “El cabezón”.

Por todo esto y quizá por sus problemas en casa, no fue un niño demasiado amigable en el colegio. No interactuaba con sus compañeros y se negaba a hacer contacto visual. A pesar de esto, y al contrario de lo que se pensaría, Heidnik tenía un buen rendimiento académico. De hecho, su coeficiente intelectual era de 130.

Su vida en el ejército

Heidnik empezó a desarrollar una afición por el mundo militar y por ello al cumplir los 14 años le pidió a su padre entrar a una escuela militar. Así se inscribió en la ahora desaparecida Academia Militar Staunton ubicada en Virginia. Estudió allí durante dos años pero la abandonó justo antes de graduarse. Pasó otro periodo en la escuela secundaria pública hasta que finalmente también la abandonó. 

A finales de 1960, ya con 18 años, se unió al ejército de Estados Unidos, y sirvió por 13 meses. Durante su entrenamiento básico fue calificado por uno de los sargentos como un estudiante excelente. Después de completar su formación, aplicó para varios puestos como especialista, incluyendo la policía militar, pero fue rechazado.

Estudios de medicina

Después fue enviado a San Antonio, en Texas, para ser entrenado como médico. En este entrenamiento también le fue bien, tanto así que en 1962 fue trasladado a un hospital militar en la Alemania Federal. Tras un par de semanas allí, obtuvo su certificación.

Trastornos mentales

Poco tiempo después, comenzó a presentar ciertos signos de trastorno mental. En agosto de 1962, Heidnik se reportó enfermo. Se quejaba de fuertes dolores de cabeza, mareos, visión borrosa y náuseas. Un neurólogo del hospital lo diagnosticó con gastroenteritis. Pero notó que también mostraba rasgos psicológicos inusuales.

En aquel momento le prescribió Stelazine, un tranquilizante bastante fuerte que se recetaba a las personas que sufrían de alucinaciones. En octubre de ese mismo año fue transferido a un hospital militar en Filadelfia, donde fue diagnosticado con trastorno esquizoide de la personalidad. Así fue licenciado con honores y le otorgaron una pensión por incapacidad mental.

Sin embargo, según el fiscal Charlie Gallagher, Heidnik no estaba contento con la asignación que le dieron de trabajar como médico en Alemania. Por ello fingió tener una enfermedad mental para obtener un alta médica y una pensión del 100 % por incapacidad.

Por otro lado, uno de sus amigos aseguró que el colapso mental inicial sí fue legítimo. No obstante, es probable que eso le diera la idea de seguir fingiendo para obtener dinero como discapacitado.

Clases de enfermería

En 1964, Heidnik decidió tomar clases de enfermería en la Universidad de Filadelfia, en Pensilvania. Un año después completó sus estudios y tomó una pasantía en el Hospital General de Filadelfia. En 1967 compró una casa de tres pisos y comenzó a frecuentar el Instituto Elwyn, una casa para personas con discapacidad mental.

A pesar de haber continuado con sus estudios y de haber conseguido un trabajo, el asesino pasó varios años entrando y saliendo de hospitales psiquiátricos, además intentó suicidarse en unas 13 oportunidades.

Su actividad criminal

En 1971, Heidnik creó su propia iglesia en North Marshall Street, Filadelfia, a la que llamó “Iglesia Unida de los Ministros de Dios”. Se convirtió en el propio obispo e instauró una serie de reglas.

En 1975 abrió una cuenta con la compañía de inversiones Merrill Lynch a nombre de su  iglesia. El depósito inicial fue de 1.500 dólares pero al cabo de un tiempo llegó a acumular más de medio millón de dólares libres de impuestos. El asesino era quien manejaba por completo el dinero haciendo inversiones en la bolsa.

Heidnik tenía una particular fijación con las mujeres de color, y en especial las que tenían algún tipo de retraso mental. Por ello, en 1976 vendió su casa y compró otra para mudarse con su novia Anjeanette Davidson, quien era mentalmente discapacitada. Dos años después, en 1978, se llevó de un hospital psiquiátrico a la hermana de su novia, una joven también con problemas mentales llamada Alberta.

Primer arresto

El criminal se la llevó a su casa, la encerró, la violó y la sodomizó. Posteriormente, cuando la mujer fue encontrada encadenada en el sótano de su casa, Heidnik fue arrestado y acusado de asalto agravado, así como de secuestro y violación.  El criminal fue condenado a prisión y fue liberado en abril de 1983.

Tras salir de la cárcel, Heidnik compró una tercera casa y comenzó a publicitar nuevamente su iglesia. En 1985 se casó con Betty Disco, una mujer filipina a la que conoció por medio de una agencia matrimonial. Sin embargo, aquella unión duró poco tiempo, ya que pronto la esposa descubrió que su marido le era infiel con tres mujeres más.

Adicionalmente se conoció que el criminal no solo golpeaba a su esposa y la privaba de comida, sino que además la obligaba a que lo observara mientras tenía relaciones sexuales con sus amantes. Disco abandonó a Heidnik y tiempo después, cuando esta introdujo una demanda por manutención, el asesino se enteró de que habían tenido un hijo.

Con el abandono de su esposa en 1986 el criminal tuvo la excusa perfecta para comenzar su ola de secuestros y violaciones. Heidnik estaba deseoso de tener un harén de mujeres que fueran sus esclavas sexuales.

Segundo secuestro

Así, el 25 de noviembre de ese año decidió secuestrar a Josefina Rivera, una prostituta afroamericana. La llevó a su casa y después de tener sexo con ella, la golpeó y la encadenó en el sótano de la casa. El criminal cavó un pozo en el piso del sótano y colocó a Rivera dentro y posteriormente cubrió el hoyo con una pesada tabla.

Otros secuestros

Tan solo unos días después, el 3 de diciembre de 1986, Heidnik secuestró a Sandra Lindsay, una joven con retraso mental que en el pasado había salido embarazada del asesino, pero decidió abortar el niño.

El 23 de diciembre llevó a otra chica, Lisa Thomas de 19 años. Una semana después, el 2 de enero de 1987, Heidnik secuestró a Deborah Dudley.

Durante su tiempo en cautiverio, ella trató de defenderse, pero fue golpeada y encerrada en el hoyo más veces que las demás. Tras la llegada de Dudley,  Heidnik se dedicó a humillar mucho más a las cuatro mujeres. No solo las obligaba a tener sexo entre ellas sino también a comer comida de perros.

El 18 de enero, el asesino secuestró a Jacquelyn Askins. A principios de febrero el asesino se enfureció con Lindsay y la castigó atándola por las muñecas a una viga del techo. La dejó colgada durante una semana y en ese tiempo la obligó a comer pedazos de pan. Ya con fiebre y muy débil, la chica terminó asfixiada.

Según contaron las víctimas, posteriormente el asesino se llevó el cuerpo, lo desmembró, puso la cabeza en una olla y cortó su carne. Después las alimentó a ellas y a su perro con los restos humanos de la joven. Con el tiempo Josefina Rivera se dio cuenta que la única forma de salvarse de aquel horrible destino era seguirle el juego al criminal. Poco a poco intentó ganarse su confianza, haciéndole creer que estaba de su parte. Así se fue convirtiendo en su favorita.

La siguiente en morir fue Deborah Dudley, ya que por su carácter rebelde no se dejaba intimidar por Heidnik. El asesino creó otra forma de castigo. Obligaba a las chicas a meterse en el hoyo del suelo y utilizaba a Josefina para llenarlo de agua, obligándola a tocar a las otras víctimas con un alambre por el que pasaba corriente. Precisamente fue esta la causa de la muerte de Dudley., quien fue reemplazada rápidamente el ser secuestrada Agnes Adams, el 24 de marzo.

Arresto

Paradójicamente, fue Josefina quien astutamente se ganó la confianza de Heidnik, fue su ruina.

Tras el secuestro de la última víctima, Rivera convenció al criminal de que le diera permiso para visitar a su familia. Increíblemente este accedió. De este modo a la menor oportunidad la mujer puedo salir, acudió con un exnovio, quien la acompaño a la policía, logrando de este modo el arresto del psicópata y asesino Gary Michael Heidnik.

Su detención y condena

Tras la denuncia de Josefina, el 25 de marzo de 1987, la policía allanó la casa de Heidnik. Allí, en el sótano encontraron a tres mujeres en un grave estado: encadenadas, desnudas, golpeadas y desnutridas. Su juicio comenzó en junio de 1988. Para defenderse, el asesino dio un alegato completamente improbable.

Aseguró que las mujeres que había secuestrado ya estaban en el sótano cuando él se mudó a la casa. Después, la defensa trató de hacerlo pasar como una persona demente. Sin embargo, el argumento fue refutado por el hecho de que había sido lo suficientemente inteligente como para ganar miles de dólares en el mercado de valores.

El 1 de julio Heidnik fue condenado por dos cargos de asesinato en primer grado, cinco cargos de secuestro, seis de violación y cuatro de agresión agravada. Por ello fue condenado a la pena de muerte. El 31 de diciembre, mientras esperaba por la fecha de su ejecución, intentó suicidarse con una sobredosis de clorpromazina, pero solo cayó en un coma momentáneo.

Su ejecución se programó para el 15 de abril de 1997, sin embargo, a último minuto se presentó una apelación que condujo a una audiencia para determinar su competencia mental. El 25 de junio de 1999, la Corte Suprema del Estado confirmó su sentencia de muerte y el 6 de julio fue ejecutado por inyección letal.

Perfil psicológico de Gary Heidnik

Aunque Gary Heidnik fue diagnosticado con trastorno esquizoide de la personalidad, después se sospechó que el asesino solo había fingido sus primeros problemas para que lo indemnizaran y ganar dinero sin tener que trabajar.

Lo cierto es que tras su detención, los psicólogos y psiquiatras no lograron ponerse de acuerdo sobre la enfermedad del criminal, ni encontraron una conexión entre sus manías y su mente retorcida.

Según los especialistas, los tics nerviosos, su depresión y hábitos antisociales no eran signo de demencia. Así entonces llegó a ser calificado de varias maneras: como psicópata, esquizofrénico, desequilibrado, pero nunca demente, no al menos según los términos legales.