¿Qué significa con dinero baila el perro y de dónde proviene?
El refrán “por dinero baila el perro” alude al poder que ejerce lo monetario en la conducta y la voluntad humana. Se toma al perro para ilustrar esta acción por ser el animal más cercano y dependiente del hombre, capaz de ser amaestrado a voluntad de su amo y siempre a cambio de una recompensa.
La paremiología (disciplina que estudia los refranes y proverbios) no ha logrado precisar el origen del refrán. Se estima que puede provenir de España y datar de una fecha cercana al año 1830 o incluso provenir de algunos siglos anteriores.
Primer registro escrito de “por dinero baila el perro”
El refrán “por dinero baila el perro” proviene de la tradición oral y se presume que se construyó en España. Existe una amplia tradición refranera en ese país que data del siglo XV, e incluso de reflexiones árabes del siglo XI y XII.
Los autores de poemas y canciones antiguas populares generalmente son difíciles de identificar, en el caso de un refrán la detección de su origen suele ser más incierto, ya que mientras más corta es la frase, más rápidamente es reproducida y su origen olvidado.
En el caso de “por dinero baila el perro” se cuenta con el registro de la Comedia de un acto escrito por Luis de Eguílaz y presentado en Cádiz en 1830, que lleva justamente ese título.
Esta comedia de tendencia moralizadora fue escrita por este autor dramático cuando contaba con tan solo 14 años de edad.
Esto hace presumir que la frase no fue una creación inédita, sino que más bien ya estaba popularizada y representaba un título ideal para una obra de corte moralista.
Frases complementarias
“Por dinero baila el perro” es la frase que se ha popularizado hasta su uso en la actualidad. Pero se tienen registros con otras variantes como: “Por dinero baila el perro y por pan si se lo dan”.
Del mismo refrán se presentan frases análogas y sinónimas como:
– Por dinero baila el perro y no por el son que le hace el ciego.
– Por dinero baila el mono (Cuba)
– Por la plata baila el can (Argentina)
– Si quieres que te siga el can, dale el pan.
La construcción de los refranes
De una serie de reflexiones que eran repetidas en las conversaciones diarias y que aludían a la sabiduría colectiva, se consolidó en la imaginería popular frases y proverbios que servían para reforzar desde supersticiones hasta ideas morales y educativas sobre todos los aspectos de la vida.
Para ejemplificar las acciones humanas, malas o buenas, se usaban frases que incluyeran a diversos animales, ya que su conducta podía ser claramente entendida por cualquier individuo.
Los refranes se construían en la tradición oral a partir de la experiencia en áreas tan variadas como la medicina, la gastronomía, la religión, la agronomía.
El segundo origen de la existencia de los refranes proviene de la literatura, poemas, frases bíblicas y cuentos que calaron en la sociedad.
Como rasgo característico en todos los refranes, la construcción de la frase se haría a partir de paralelismos, de la antítesis, de la elipsis y del ritmo para lograr así un adecuado juego de palabras.