Filosofía

Utilitarismo: qué es, origen, características y representantes


¿Qué es el utilitarismo?

El utilitarismo, o ética utilitarista, es una teoría ética que sostiene que una acción es moralmente correcta si procura impulsar la felicidad, no solo de quien la ejecuta, sino de todos los que se ven afectados por dicha acción. Por el contrario, la acción es incorrecta si impulsa la infelicidad.

La ética utilitarista fue explicitada hacia finales del siglo XVIII en Inglaterra por Jeremy Bentham (1748-1832) y continuada por John Stuart Mill (1806-1873). Ambos identificaron lo bueno con el placer, razón por la que se los consideró como hedonistas.

Igualmente, afirmaron que se debe llevar el bien hasta su máxima expresión, o como ellos mismos lo formularon, lograr “la mayor cantidad de bien para el mayor número”.

El utilitarismo fue revisado, a finales del siglo XIX, por el filósofo de Cambridge, Henry Sidgwick (1838-1900), y más tarde, ya en el siglo XX, George Edward Moore (1873-1858) propone que el fin correcto es promover todo lo valioso, independientemente de que haga o no feliz al ser humano.

A lo largo de los siglos, el utilitarismo ha sido una teoría ética normativa que no quedó solamente en el ámbito filosófico, sino que sirvió de fundamento a aplicarse en las leyes. Justamente Bentham escribió Una introducción a los principios de la moral y la legislación en 1789, como una introducción a un plan de código penal.

Actualmente es una de las teorías utilizadas por los defensores de la ética animal y el veganismo. Con ella se intenta conseguir una legislación que proteja a los animales, basándose en lo que especificó el mismo Bentham condenando el tormento animal.

Bentham sostuvo que de acuerdo al principio de igualdad, el sufrimiento de un caballo o de un perro debería considerarse tal como se considera el sufrimiento de todo ser humano.

Según algunos estudiosos, el utilitarismo representaría un marco moral con el que se pueden justificar acciones como la guerra o el uso de la fuerza militar, y hoy en día es usual en el mundo de los negocios, pues tiene en cuenta factores como beneficios y costes.

Origen del utilitarismo 

Si bien el creador del utilitarismo fue Jeremy Bentham, se considera que en su teoría se pueden detectar influencias de otros filósofos.

La profesora y Ph.D. en filosofía, Julia Divers, sostiene que los precursores de los utilitaristas clásicos son los moralistas británicos. Así, enumera al obispo y filósofo del siglo XVII, Richard Cumberland. También menciona a Shaftesbury, John Gay, Francis Hutcheson y David Hume.

El enfoque teológico

Entre los primeros filósofos con conceptos utilitaristas, se pueden mencionar a Richard Cumberland (1631-1718) y a John Gay (1699-1745). Ambos sostienen que al humano le corresponde la felicidad porque fue aprobada por Dios.

John Gay enumeró las obligaciones a las que el ser humano se encuentra supeditado, como son: distinguir las naturales consecuencias de las cosas; la obligación de ser virtuoso; obligaciones civiles que surgen de las leyes y las que derivan de Dios.

También intentó explicar la práctica de aprobar y desaprobar la acción. Además, agregó que el humano asocia determinadas cosas con sus efectos. Esta asociación puede ser positiva o negativa, lo que también se ve en los juicios morales que se emiten.

El enfoque del sentido moral

Uno de los primeros teóricos del sentido moral fue Anthony Ashley Cooper, tercer conde de Shaftesbury (1671-1713).

Shaftesbury sostenía que el humano puede hacer discriminaciones morales. Esto se debe a su sentido innato de lo correcto e incorrecto, así como de la belleza moral y de la deformidad.

En consecuencia, la persona virtuosa es una persona cuya disposición, motivo y afecto es del tipo correcto. Es decir, no solamente tiene un comportamiento adecuado públicamente, sino que además puede discriminar lo que es o no moralmente admirable, correcto o incorrecto, bueno o malo.

El enfoque de la naturaleza humana

Francis Hutcheson (1694-1746) se interesó en la evaluación de la virtud, definiéndola por un lado en relación con la inclinación de benevolencia que tiene la naturaleza del ser humano, y por otro, en cuanto a su proyección en los actos del agente moral que busca la felicidad del otro.

De esta manera, el sentido moral se ocupa de los actos virtuosos, ya que tiene la facultad de poder valorarlos. Dicha facultad se une a su vez con el sentimiento que aparece en el observador, cuando tiene en cuenta las consecuencias.

Para David Hume (1711-1776), captar algo como justo o injusto, bueno o malo, virtuoso o vicioso, no puede ser aprehendido por la razón sino por un sentimiento de aprobación, de rechazo, de agrado o desagrado. Este sentimiento aparece cuando el objeto moral es observado de acuerdo con las particularidades propias del ser humano.

De la misma manera en que la naturaleza del humano es constante y común, las normas por las cuales los sentimientos son regulados también tienen una determinada concordancia. Uno de los elementos de esta es la utilidad que se encuentra, a su vez, en el fundamento de la benevolencia y la justicia.

Características del utilitarismo

Entre las características más destacables del utilitarismo están:

-Identificar la felicidad con el placer.

-Considerar la conducta correcta del ser humano basada en la naturaleza del placer y evitar el sufrimiento.

-Proponer la felicidad como el valor más importante a nivel individual. No obstante, debe compatibilizarse con la de los demás a través de determinadas virtudes, como la simpatía o la buena voluntad.

-Juzgar al humano como un ser que puede realizar y expandir sus capacidades.

-Reconocer que la mayor felicidad de la sociedad es la que se manifiesta en el mayor número de personas.

Representantes del utilitarismo

Jeremy Bentham (Inglaterra, 1748-1832)

Jeremy Bentham sostuvo que la naturaleza humana está gobernada por el placer y el dolor, de modo que busca el placer y trata de obviar el dolor.

Es por esto que defendió el principio de la mayor felicidad tanto en las acciones privadas como públicas. Una acción se considera como correcta sin tener en cuenta su naturaleza intrínseca si produce provecho o utilidad con respecto al fin de la máxima felicidad posible.

Para evitar la contradicción que puede aparecer entre la búsqueda del placer individual y el social, Bentham sostuvo que la felicidad de la persona es determinante.

No obstante, la de los otros rige solo en la medida en que el individuo esté motivado por la benevolencia, el interés en la buena voluntad u opinión de los otros, o por su simpatía.

El principio de utilidad

Para Bentham, el principio de la utilidad es una especie de estándar de la acción correcta de parte tanto de las personas como de los gobiernos.

Dicho precepto sostiene que las acciones se aprueban cuando promueven la felicidad o el placer, y se desaprueban cuando propenden al dolor o la infelicidad.

A partir de estos conceptos, el principio de utilidad permite la aprobación o no de una acción basándose en la cantidad de dolor o placer producido. Es decir, de las consecuencias que produce dicha acción.

Por otra parte, se especifica una equivalencia entre lo bueno ligado con la felicidad y el placer y lo malo con el dolor y el displacer. Además de poder cuantificar o medir tanto al uno como al otro.

La cuantificación o medición del placer o del dolor

Para poder medir tanto el placer como el dolor, Bentham enumera las variables a tener en cuenta por la persona, que son:

-La intensidad

-La duración

-La certeza o incertidumbre

-La proximidad o el alejamiento

A las anteriores que son consideradas en un nivel individual, se le suman otras cuando tanto el placer como el dolor deben ser evaluados en cuanto a que se pueda cometer otro acto. Estas son:

-La fecundidad o la tendencia a seguir con sensaciones similares. De modo que se busca el placer si se ha sentido placer, por ejemplo.

-La pureza o la tendencia a no seguir con sensaciones opuestas. Por ejemplo, del dolor si es un placer, o del placer si es un dolor.

-La extensión. Se trata del número de personas a las cuales se extiende o, en términos del utilitarismo, afecta.

Las implicaciones del principio de utilidad

Bentham era un reformador social, y como tal aplicó este principio a las leyes de Inglaterra, específicamente en áreas relacionadas con el crimen y el castigo. Para él se debía crear un castigo para quien daña a alguien, que permitiera disuadirlo de volver a cometer esa acción.

También pensó que este principio se podría aplicar al tratamiento con los animales. La pregunta que hay que hacerse, sostuvo, no es si pueden razonar o hablar, sino si pueden sufrir. Y ese sufrimiento se debe tener en cuenta en el tratamiento hacia ellos.

De lo anterior aparece el fundamento moral para toda ley que prevenga la crueldad hacia los animales.

John Stuart Mill (Inglaterra, 1806-1873) 

Colaborador de Bentham, fue continuador de la doctrina del utilitarismo de su maestro.

Si bien para Mill era válida la búsqueda de la felicidad, discrepó con Bentham en que lo importante no era la cantidad, sino la cualidad. Existen placeres que son diferentes cualitativamente, y esta diferencia cualitativa se refleja en placeres superiores y placeres inferiores.

De modo que, por ejemplo, los placeres morales o intelectuales son superiores al placer físico. Su argumento era que las personas que han experimentado ambos, ven lo superior como mejor que lo inferior.

Por otra parte, su defensa del principio utilitarista se apoyó en la consideración de que un objeto es visible cuando la gente lo ve. De igual manera, la única certeza de que se puede producir algo deseable es que las personas lo deseen. Y por lo tanto, lo deseable es lo bueno.

Así es que la felicidad es deseada por todo ser humano, lo que es el fin utilitario. Y el bien para el conjunto de toda la gente es la felicidad general.

A partir de allí distinguió la felicidad de la satisfacción, de modo que la felicidad tiene más valor que la satisfacción.

Las sanciones internas

Otra diferencia con Bentham es que para Stuart Mill existían las sanciones internas. Tanto la culpa como el remordimiento son reguladores de las acciones de las personas.

Cuando la persona se percibe como un agente de daño, aparecen las emociones negativas, como la culpa por lo que se ha hecho. Para Stuart Mill, así como las acciones externas de castigo son importantes, lo son las sanciones internas, ya que estas también ayudan a instrumentar la acción apropiada.

Stuart Mill utilizó el utilitarismo a favor de la ley y la política social. Su propuesta de aumentar la felicidad es el fundamento de sus argumentos a favor de la libertad de expresión y del sufragio femenino. También en el tema de que la sociedad o el gobierno no interfieran en el comportamiento individual que no lesiona a los demás.

Henry Sidgwick (Inglaterra, 1838-1900) 

Henry Sidgwick presentó su The Methods of Ethics publicado en 1874, donde defendió el utilitarismo y su filosofía de la moral.

De esta manera lo consideró la teoría básica moral por tener un principio superior para dilucidar el conflicto entre valor y regla, además de ser teóricamente claro y suficiente para describir las reglas que forman parte de la moralidad.

Asimismo, se planteó qué se evalúa en una teoría, regla o determinada política frente a una acción específica. Si se tiene en cuenta lo que las personas harán realmente, o lo que se piensa que dichas personas deberían hace reflexiva y razonablemente.

Ante dicha problemática, Sidgwick recomendó seguir el curso que se predice como el mejor resultado, tomando como parte de los cálculos todos los datos.

La utilidad total

Sidgwick analizó la manera en que los utilitaristas anteriores definieron la utilidad. Así es que, para él, aparece un problema entre el aumento del nivel de la utilidad cuando aumenta el número de personas. De hecho, la posibilidad de aumentar el número de personas en una sociedad implica la disminución de la felicidad promedio.

En su razonamiento, especificó que el utilitarismo tiene como objetivo último la acción de la felicidad en general y que la población agregada disfruta de toda la felicidad positiva. Se debe evaluar la cantidad de felicidad que ha ganado el número extra de personas contra la que perdieron las restantes.

Por lo tanto concluyó que no hay que intentar solo conseguir un promedio mayor de utilidad, sino aumentar la población hasta poder llegar al máximo el producto de la cantidad de felicidad promedio y la cantidad de personas que están vivas en ese momento.

George Edward Moore (Inglaterra, 1873-1958) 

Este filósofo británico mantiene la tesis utilitarista a la que denomina “ideal”, pero superando a Bentham y Stuart Mill. De acuerdo con ella, el placer no es el único elemento de la felicidad, ni una experiencia valiosa única ni el único fin a lograr.

Por lo tanto, el fin correcto moralmente no solo causa la felicidad del humano, sino que fomenta lo que es valioso, independientemente de si lo hace feliz o no. Así, intenta promover el mayor valor posible, a nivel personal o de los demás, sea en lo humano o en la naturaleza.

Moore afirma que tanto la bondad intrínseca como el valor son propiedades no naturales, indefinibles además de simples. De ese modo lo valioso solo se capta por la intuición, y no por inducción sensible o deducción racional.

John C. Harsanyi (Hungría, 1920-2000) – Peter Singer (Australia, 1946)

Ambos representan lo que se ha denominado “utilitarismo de la preferencia”. Se trata de encontrar la coherencia con el principio individualista y empirista que poseía el utilitarismo en su origen.

No consideran que todos los seres humanos posean una naturaleza común que tenga un único fin, aunque sea el placer, sino que se centran en las preferencias individuales de las personas involucradas, sin referencia objetiva. Aceptando, además, que cada persona tiene una concepción de felicidad sustentada libremente.

Referencias 

  1. Beauchamp, Tom L. and Childress, James F. (2012). Principles of Biomedical Ethics. Seventh Edition. Oxford University Press.
  2. Cavalier, Robert (2002). Utilitarian Theories in Part II History of Ethics in Online Guide to Ethics and Moral Philosophy. Recuperado de caee.phil.cmu.edu.
  3. Cavalier, Robert (2002). The British Utilitarian in Part II History of Ethics in Online Guide to Ethics and Moral Philosophy. Recuperado de caee.phil.cmu.edu.
  4. Crimmins, James E.; Long, Douglas G. (edit) (2012). Encyclopedia of Utilitarianism.
  5. Driver, Julia (2014). The History of Utilitarianism. The Stanford Encyclopedia of Philosophy. Zalta, Edward N. (ed). plato.stanford.edu.
  6. Duignam, Brian; West Henry R. (2015). Utilitarianism Philosophy in Encyclopaedia Britannica. britannica.com.