Lengua y literatura

Narrador autodiegético: concepto, características, ejemplos


¿Qué es el narrador autodiegético?

El narrador autodiegético es uno de los tipos de narradores que se utilizan en la literatura. Se trata de un estilo poco utilizado por su dificultad técnica. Su principal característica es que se trata de un personaje que ha participado en la historia, aunque la cuenta utilizando la segunda persona (tú, usted, vosotros o ustedes).

En la literatura, un narrador se define como la voz que cuenta la historia, sin importar si es un personaje de la misma o no. Mediante su narración se conoce el desarrollo de la trama, así como a sus protagonistas. Por ese motivo, es un elemento clave en cualquier género literario.

Existen diversos tipos de narradores dependiendo de sus características. Los más comunes son aquellos que cuentan la historia en primera persona y los que la narran en tercera persona. Igualmente, también se dividen según la relación que tengan con lo narrado.

En el caso de los narradores autodiegéticos, buena parte de sus características son iguales a las de los narradores intradiegéticos, que normalmente cuentan su propia historia en primera persona. Su principal diferencia es que los autodiegéticos utilizan la segunda persona. Además, es frecuente que desdoblen su personalidad.

Características del narrador autodiegético

El narrador autodiegético comparte muchas características con el narrador intradiegético. Así, en ambos casos es habitual que cuenta su propia historia.

Suele ser poco utilizado

Aunque es un tipo de narración que favorece la complicidad con el lector, se trata de unas de las modalidades menos utilizadas, ya que tiene una complejidad técnica bastante alta. Esto es debido a la dificultad de mantener la atención cuando se usa la segunda persona.

Aporta intensidad a la historia

Por otra parte, su principal ventaja es la fuerza e intensidad que aporta a la historia al dirigirse al lector de una manera más directa. Esto hace que en historias que cuentan con otro tipo de narradores, en ocasiones se introduzca algún fragmente en el que impera la segunda persona.

Variantes del uso de la segunda persona

Este tipo de narrador puede asumir diversos papeles en las obras. Así, en ocasiones se dirige directamente al lector, como ocurre al comienzo de El guardián entre el centeno, escrita por J.D. Salinger.

De igual forma, también puede usar la segunda persona para dirigirse a otros personajes, tal y como ocurre en Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes. Igualmente, el narrador habla en ocasiones consigo mismo, en una especie de monólogo interior.

Desdoble de personalidad

Una posibilidad cuando se utiliza a un narrador autodiegético es que este desdoble su personalidad. En esos casos, se combina su papel como narrador con el de personaje de la obra.

Segunda persona

El uso de la segunda persona por parte del narrador (tú, a tí, usted, vosotros, etc.) no impide que pueda incluirse como parte de la historia o, incluso, protagonizarla. Con este recurso el narrador es capaz de relatar acontecimientos personales o describir su propia forma de pensar.

Sin embargo, la dificultad de lograr hacerlo es uno de los principales motivos de que sea un tipo de narrador poco utilizado.

Usos del narrador autodiegético

Esta clase de narrador es muchas veces el protagonista de la historia. El uso de la segunda persona permite reflejar los propios valores del personaje de una forma subjetiva, ya que forma parte de los acontecimientos. En ese caso, el lector se convierte en una especie de espectador de una conversación en la que solo participa una persona.

Algunos autores, como Mario Vargas Llosa, afirma que este tipo de narrador tiene un carácter ambiguo. La causa, según el escritor peruano, es que muchas veces no se puede saber con certeza si se encuentra dentro o fuera de la historia.

Por otra parte, algunos expertos mantienen que el narrador autodiegético amplía las posibilidades de crear tensión y suspense, especialmente cuando se escribe en presente. Por último, es un recurso que facilita los diálogos.

Posibilidad de apelación al lector

Otra de las características más distintivas de este tipo de narrador es que ofrece al autor la posibilidad de dirigirse directamente al lector.

Un ejemplo muy claro de esta técnica es el inicio de una novela italiana en el que el autor se presenta y dice el título del libro: “Estás a punto de empezar a leer Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino. Relájate. Concéntrate. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto”.

Ejemplos

Veamos ejemplos en los que se utiliza el narrador autodiegético:

Aura (Carlos Fuentes)

“Recoges tu portafolio y dejas la propina. Piensas que otro historiador joven, en condiciones semejantes a las tuyas, ya ha leído ese mismo aviso, tomado la delantera, ocupado el puesto. Tratas de olvidar mientras caminas a la esquina. Esperas el autobús, enciendes un cigarrillo, repites en silencio las fechas que debes memorizar para que esos niños amodorrados te respeten”.

  • En este fragmento, el autor utiliza la segunda persona para narrar las vivencias del personaje. Una de las ventajas es la posibilidad de entrar en el pensamiento del protagonista de una manera totalmente subjetiva.

Si una noche de invierno un viajero (Italo Calvino)

“No es que esperes nada particular de este libro particular. Eres alguien que por principio no espera ya nada de nada. Hay muchos, más jóvenes que tú o menos jóvenes, que vienen a la espera de experiencias extraordinarias; en los libros, las personas, los viajes, los acontecimientos, en lo que el mañana te reserva. Tú no. Tú sabes que lo mejor que cabe esperar es evitar lo peor. Ésta es la conclusión a la que has llegado, tanto en la vida personal como en las cuestiones generales y hasta en las mundiales”.

  • En este caso, Calvino aprovecha las posibilidades que le da el narrador autodiegético para ahondar en los pensamientos del personaje.

Carta a una señorita en París (Julio Cortázar)

“Usted sabe por qué vine a su casa, a su quieto salón solicitado de mediodía. Todo parece tan natural, como siempre que no se sabe la verdad. Usted se ha ido a París, yo me quedé con el departamento de la calle Suipacha, elaboramos un simple y satisfactorio plan de mutua convivencia hasta que septiembre la traiga de nuevo a Buenos Aires”.