Filosofía

Paradigma sociocrítico: características, métodos, representantes


El paradigma sociocrítico surge en los años 20 del siglo XX, en la Escuela de Fráncfort, como respuesta a la corriente positivista de pensamiento, que mantenía que el único conocimiento válido era el científico. El positivismo se convirtió en reduccionista, dejando por fuera factores importantes de análisis.

El paradigma sociocrítico, al reaccionar contra el positivismo, postula que la ciencia no es objetiva, y comienza a estudiar el rol tanto de las tecnologías como de las ciencias en las transformaciones sociales y sus vínculos con el poder.

Se fundamenta en la teoría crítica, que quería entender las formas de dominación social de las sociedades posindustriales y los cambios que propiciaba el capitalismo. Así, introduce una noción ideológica en el análisis del cambio social.

Para el paradigma sociocrítico, la teoría crítica es una ciencia social que no es solo empírica ni solo interpretativa, sino el resultado dialéctico de ambos factores; el conocimiento surge de los análisis y estudios que se hacen dentro de las comunidades y de lo que se llama investigación participativa.

Es decir, que es dentro de la misma comunidad donde se establece el problema y donde nace la solución, mediante el análisis que los miembros de esa comunidad hacen de la problemática.

Índice del artículo

Características del paradigma sociocrítico

Autorreflexivo

Al postular que las soluciones frente a determinadas problemáticas están dentro de la misma sociedad, el paradigma sociocrítico establece que mediante la autorreflexión de sus miembros sobre los conflictos que los aquejan puede surgir una verdadera y auténtica reflexión y, en consecuencia, la solución más adecuada.

Es necesario, para ello, que los grupos se vuelvan conscientes de lo que les sucede.

Carácter participativo

El investigador es apenas un facilitador de los procesos. Los miembros de una comunidad donde se aplique el paradigma sociocrítico participan por igual en el establecimiento de lo que cada uno considera problemas y en plantear posibles soluciones.

El investigador se convierte en uno más, deja su rol jerárquico y contribuye de manera equitativa en la búsqueda de soluciones.

Carácter emancipador

Cuando una comunidad es capaz de establecer aquello que ella misma cree que son sus problemas, se genera en sus miembros una poderosa sensación de empoderamiento. Este empoderamiento hace que la comunidad busque activamente sus propias maneras de gestionar las posibles soluciones.

Esto significa que es dentro de esa misma comunidad donde se va a dar el cambio social, la transformación que ella necesita para salir adelante. Para ello es indispensable que cada uno se capacite y se forme en la acción participativa, y aprenda a respetar las contribuciones de los demás.

Decisiones consensuadas

Toda esta práctica derivará necesariamente en una toma de decisiones grupal y consensuada, pues tanto las problemáticas como las soluciones se someten al análisis de la comunidad, de donde saldrá la “bitácora” de acción.

Visión democrática y compartida

Como es una acción participativa, se genera una visión global y democrática de lo que acontece al interior de la comunidad; en otras palabras, se construye el conocimiento entre todos, así como los procesos para remediar una situación determinada.

Predomina la práctica

Al paradigma sociocrítico no le interesa establecer generalizaciones, puesto que el análisis parte de una problemática específica en una comunidad determinada. Por tanto, las soluciones solo servirán para esa comunidad. El propósito es cambiarla y mejorarla, sin aspiraciones de ampliar el conocimiento teórico.

Métodos del paradigma sociocrítico

Hay tres métodos principales mediante los que el paradigma sociocrítico puede ponerse en práctica: investigación-acción, investigación colaborativa e investigación participante. En los tres predomina siempre la observación, el diálogo y la participación de los miembros.

Investigación-acción

Es el análisis introspectivo y colectivo que se da en el seno de un grupo social o comunidad, con el objetivo de mejorar sus prácticas sociales o educativas. Se da en el marco de lo que se llama “diagnóstico participativo”, en donde los miembros en pleno discuten y ubican sus principales problemáticas.

Mediante el diálogo, orientado por el investigador, se llega en consenso a implementar programas de acción dirigidos a solventar los conflictos, de una forma mucho más eficaz, enfocada y específica.

Investigación colaborativa

La investigación colaborativa se da cuando varias organizaciones, entidades o asociaciones de distinta naturaleza comparten un mismo interés en que determinados proyectos se hagan realidad.

Por ejemplo, para proteger una cuenca que da electricidad a varias ciudades se puede acometer una investigación por los ayuntamientos de cada una, en conjunto con las empresas de electricidad, con las escuelas, asociaciones de vecinos y ONG’s que protegen el ambiente (fauna y flora).

En este caso, cada una de estas organizaciones aporta la forma en que ve la realidad, y las soluciones desde su óptica. La investigación colaborativa dará, de esta manera, una visión mucho más completa del problema, así como soluciones más adecuadas y acertadas.

Se requiere, por supuesto, del mencionado diálogo, de honestidad y de respeto a las posturas ajenas, siempre con el ánimo de decidir aquello que es mejor para los intereses de la comunidad (en este caso, la cuenca que involucra a las distintas ciudades).

Investigación participante

La investigación participante o participativa es aquella donde el grupo se estudia a sí mismo. Ya hemos visto que el paradigma sociocrítico necesita de la observación y de la autorreflexión para llegar a la transformación social desde adentro.

La ventaja de este tipo de investigación es que el conocimiento es dado por el propio grupo, de sus conflictos, problemáticas y necesidades, y no por entidades ajenas y superiores que no suelen conocer de primera mano las verdaderas carencias de una comunidad.

Así, es ella –mediante, otra vez, el diálogo y la observación– la que diagnostica y propone nuevas formas de mejora, aplicadas única y exclusivamente a la comunidad en cuestión.

Estos tres métodos están estrechamente vinculados, y cada uno puede responder a situaciones o necesidades específicas. Se parecen mucho pero cada uno puede aplicarse indistintamente y propiciar soluciones distintas.

Lo importante es la capacitación de los sujetos en los métodos participativos y no jerárquicos.

Representantes del paradigma sociocrítico

Habría que contextualizar el nacimiento del paradigma sociocrítico en la Europa de entreguerras, en un periodo en que surgieron el nazismo y el fascismo.

Los primeros representantes fueron los investigadores de la Escuela de Fráncfort, una escuela de investigación social: Theodor Adorno, Jürgen Habermas, Herbert Marcuse, Erich Fromm, Max Horkheimer, entre otros, intelectuales de izquierda que dejaron de lado la ortodoxia marxista en favor de la reflexión filosófica.

Fue Max Horkheimer quien llevó esta reflexión a Estados Unidos, en una conferencia en la Universidad de Columbia en 1944. Pero sin duda fue Habermas uno de los principales teóricos, con tres grandes temas de reflexión: la racionalidad comunicativa, la sociedad como sistema y mundo y cómo volver a la modernidad.

Habermas proponía que el conocimiento se construía en un proceso continuo de enfrentamiento entre la teoría y la práctica, y que este conocimiento no es ajeno a las preocupaciones cotidianas, sino que responde a los intereses desarrollados a partir de las necesidades humanas.

Estas necesidades son configuradas por condiciones históricas y sociales específicas, y por ello el conocimiento es el conjunto de saberes que toda persona lleva dentro de sí misma, y hacen posible que actúe de una forma determinada.

Para Habermas, la sociedad es un esquema de dos dimensiones: la primera, técnica, que conjuga las relaciones de los seres humanos y la naturaleza que se centran en la labor productiva y reproductiva; y la segunda, social, que establece las relaciones entre todos los seres humanos y se centra en las normas sociales y en la cultura.

Es así como el paradigma sociocrítico aborda las relaciones de poder de una sociedad desde un punto de vista horizontal y las desencaja, para propiciar otro tipo de relaciones más natural y humano.

Referencias

  1. Alvarado, L., García, M. (2008). Características más relevantes del paradigma socio-crítico: su aplicación en investigaciones de educación ambiental y de enseñanza de las ciencias. Caracas: UPEL, Instituto Pedagógico de Miranda José Manuel Siso Martínez. Tomado de dialnet.unirioja.es.
  2. Gómez, A. (2010). Paradigmas, enfoques y tipos de investigación. Tomado de issuu.com.
  3. Asghar, J. (2013). Critical Paradigm: A Preambule for Novice Researchers. Tomado de academia.edu.
  4. El paradigma sociocrítico (2020). Tomado de acracia.org.
  5. Paradigma sociocrítico (2020). Tomado de monografías.com.