Trastornos mentales/Psicopatología

Tics nerviosos: tipos, síntomas, causas y tratamientos


Los tics nerviosos son movimientos o sonidos producidos de manera abrupta e involuntaria, que se desvían de manera evidente de la manera habitual de comportarse de una persona. Generalmente se producen en la cara, y afectan a un solo músculo; pero pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo y ser mucho más complejos.

Los tics nerviosos pueden estar provocados tanto por simple estrés muscular, como por diversas condiciones psicológicas. En algunos casos, son simplemente reacciones a un estado emocional cansado o alterado, mientras que en otras podrían surgir como síntoma de una patología más complicada, como el síndrome de Tourette.

Existen diferentes tipos de tics nerviosos. Algunos pueden surgir de forma aislada, mientras que otros siguen un patrón más o menos regular. Por otro lado, aunque la mayoría tienen que ver con movimientos involuntarios, algunos tics tienen que ver con sonidos incontrolados conscientemente por la persona.

Los tics nerviosos suelen darse generalmente en niños, apareciendo por primera vez en torno a los cinco años y disminuyendo su frecuencia con el tiempo. Son, además, más frecuentes en hombres que en mujeres. Sin embargo, cualquier persona puede sufrirlos, sin importar su edad, sexo o condición.

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Tipos

Existen diferentes clasificaciones para los tics nerviosos, en función de si aparecen de si afectan a un solo músculo o a varios, el tipo de movimiento que producen, si se dan en la cara o en el resto del cuerpo, y si tienen que ver con movimientos o, por el contrario, están relacionados con vocalizaciones.

A continuación veremos cuáles son los tipos más importantes que existen.

Tics aislados

Los tics aislados o simples consisten generalmente en movimientos repentinos, cortos y que implican a un solo grupo muscular. A menudo se producen en la cara, aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo. Generalmente no forman parte de un patrón, pero en algunas ocasiones pueden ocurrir de manera rítmica y predecible.

Algunos de los tics aislados más comunes implican movimientos como parpadeos involuntarios, gestos con la boca, encogimientos de hombros, o movimientos con la mano. En algunas ocasiones, también es posible que se produzcan en las extremidades, generando movimientos en piernas y brazos.

Por otro lado, dentro del grupo de los tics aislados también podemos encontrar algunos de naturaleza vocal. Entre los más comunes están aclararse la garganta, gruñir, o sorber con la nariz.

Tics complejos

Los tics complejos o compuestos son bastante diferentes a los simples en varios sentidos. Por una parte, suelen durar más tiempo que los primeros. Además de esto, dan la impresión de ser más voluntarios, y a menudo se producen siempre que se dé una determinada situación.

La clave para distinguir los tics nerviosos complejos de los simples radica en la cantidad de músculos que están implicados. En los simples, solo hay un grupo muscular moviéndose. En los complejos, en cambio, están implicados varios, pudiendo incluso llegar a afectar a todo el cuerpo.

Al igual que los simples, los tics complejos pueden ser motores o vocales. Entre los primeros, podemos encontrar ejemplos como tocar objetos o personas, tirar de la propia ropa, imitar a un interlocutor o a una persona desconocida, o la realización involuntaria de gestos obscenos o maleducados.

Entre los tics complejos vocales, el más común es la ecolalia. Consiste en repetir las palabras que otra persona ha dicho en voz alta. Otros de los más comunes son la lexilalia (decir palabras en voz alta después de leerlas), la palilalia (repetir las palabras que uno mismo dice) y la coprolalia (decir en voz alta palabras ofensivas o tabú).

Tics en función del tipo de movimiento

En función del tipo de movimiento que produzcan y de la duración del mismo, los tics nerviosos pueden clasificarse en tres categorías: clónicos, tónicos y distónicos.

Los tics clónicos son rápidos, durando menos de 100 milisegundos. Aparecen de manera repentina, e implican movimientos abruptos que se interrumpen de repente. Suelen ser simples, aunque también es posible que exista alguno complejo.

Por otro lado, los tics tónicos son los más prolongados. Pueden durar hasta 500 milisegundos, y aparecen de manera lenta. A menudo, los movimientos que producen son más pausados, implicando generalmente a varios grupos musculares.

Por último, a medio camino podemos encontrar los distónicos. Se trata de tics que duran entre 100 y 300 milisegundos; y se caracterizan por producir posturas o movimientos sostenidos, que están provocados por una contracción repentina.

Lugar en el que se producen

Frecuentemente, los tics nerviosos se dan en la zona de la cara. Debido a ello, otra posible clasificación es la que los divide entre faciales y corporales. Sin embargo, existe cierto debate sobre si aquellos que se producen en el cuello o en la cabeza pertenecen al primer grupo o al segundo.

Síntomas

La principal característica de los tics nerviosos es que se trata de movimientos que no aparecen de manera voluntaria. Aun así, tampoco se consideran estrictamente involuntarios, ya que a menudo aparecen como una respuesta consciente a un impulso que la persona sufre antes de realizar el gesto o vocalización.

De esta manera, normalmente se dice que los tics son semi – voluntarios. Una de sus características más interesantes es que es posible reprimirlos durante un tiempo; pero finalmente, la persona tiene que ceder a su impulso y llevar a cabo el movimiento o sonido.

Uno de los síntomas que diferencian de manera más clara los tics de otros problemas similares, como las compulsiones, es precisamente la aparición de esta necesidad previa al movimiento. Los pacientes que la sufren comparan esta sensación a la necesidad de parpadear, bostezar o estornudar.

Estas sensaciones son descritas a menudo como un incremento gradual de tensión, que solo puede ser liberada realizando un gesto, movimiento o sonido particular. Debido a ello, en muchas ocasiones los tics aumentan de frecuencia cuando la persona está estresada o se encuentra inmersa en una situación complicada.

Aparición de sensaciones premonitorias

La clave para entender cómo los tics se encuentra en las sensaciones premonitorias que los acompañan. Generalmente, para cada uno de estos movimientos semi – voluntarios aparece un impulso distinto. Algunos ejemplos son una sensación de tener algo en el ojo que lleva a parpadear, o una tensión en los hombros que lleva a la persona a encogerlos.

Cuanto más consciente es la persona de la sensación premonitoria de sus tics, más tiempo es capaz de controlarlos. Por eso, en situaciones donde las emociones son muy altas, o por el contrario el individuo está muy relajado, a menudo los tics se producen con una frecuencia mayor. Además, los niños son menos capaces de controlarlos que los adultos.

Sin embargo, a pesar de que sea posible reprimir los tics durante cierto tiempo, los individuos que los padecen afirman que les es imposible evitarlos para siempre. Después de un periodo de tiempo determinado, les es necesario liberar la tensión realizando un gesto o sonido característico.

Causas

A la hora de estudiar las causas de los tics nerviosos, es necesario distinguir entre dos tipos: los que forman parte de un trastorno psiquiátrico, y los que aparecen de manera independiente a cualquier patología.

Tics asociados a una enfermedad

Existen algunas enfermedades psiquiátricas que provocan la aparición de tics tanto vocales como motores. Algunas de las más famosas son la corea de Huntington, y el síndrome de Tourette. En ambos casos, su origen exacto es desconocido; pero se sabe que están muy relacionadas con problemas genéticos.

En muchos casos, estas enfermedades aparecen junto a otras condiciones como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o algunas patologías de tipo compulsivo, como el TOC. Sin embargo, estos dos tipos de problemas psicológicos no tienen por qué darse siempre al mismo tiempo.

En cualquier caso, cuando los tics nerviosos aparecen como consecuencia de una de estas enfermedades, el diagnóstico diferencial será distinto que en los casos en que se dan de manera aislada. Debido a ello, los tratamientos también son diferentes, dirigiéndose en mayor medida a intentar solucionar el problema de base tanto como sea posible.

Tics no asociados a una patología

Al contrario de los tics nerviosos relacionados con enfermedades como el síndrome de Tourette, no se ha encontrado una causa genética o psicológica única que explique la aparición de los que no tienen que ver con una patología. Sin embargo, se cree que el problema surge a nivel cerebral.

Hoy en día, sabemos que ciertos problemas relacionados con este órgano pueden hacer que surjan tics en personas que no los habían padecido nunca. Así, por ejemplo, el hecho de ser sometido a una cirugía cerebral, sufrir un derrame o tener una infección grave pueden ser los causantes de este síntoma.

Por otro lado, incluso en los casos en los que no ha existido un problema específico en el cerebro, se cree que los tics nerviosos tienen que ver con el mal funcionamiento de este órgano. Algunas investigaciones apuntan a que surgirían debido a un desequilibrio en algunos neurotransmisores, como por ejemplo el glutamato, la serotonina o la dopamina.

Sin embargo, lo que no sabemos hoy en día es por qué están causadas estas diferencias cerebrales. Algunos investigadores creen que se producirían debido a factores genéticos, mientras que otros creen que tendrían más que ver con las experiencias tempranas de la persona. Es muy probable que ambos factores estén implicados hasta cierto punto.

Tratamientos

Los tics nerviosos no suelen ser considerados como un problema grave por varios motivos. Por un lado, a pesar de poder ser molestos, generalmente no interfieren con el desarrollo adecuado de la vida cotidiana de la persona. Además, habitualmente no aparecen con frecuencia, y suelen ir remitiendo con el tiempo de forma espontánea.

Sin embargo, en los casos en los que los tics se produzcan de manera muy habitual y violenta, e interfieran significativamente con la vida de la persona, es posible llevar a cabo algunos tratamientos que tienen una eficacia relativa a la hora de reducir los síntomas. Las opciones más conocidas son la terapia psicológica, y la medicación.

Terapia psicológica

Ya hemos visto que una de las características que más diferencian a los tics nerviosos de otros problemas similares es que antes de la aparición de cada uno, la persona puede sentir una especie de tensión acumulándose en alguna parte de su cuerpo. Esta sensación es la clave a la hora de realizar un tratamiento psicológico para este problema.

Es imposible eliminar por completo los tics mediante terapia psicológica. Por el contrario, este enfoque se centra en ayudar al individuo a identificar las sensaciones premonitorias que los preceden, y o bien a suprimirlo durante el mayor tiempo posible, o bien a realizar alguna conducta alternativa que sea menos intrusiva que la que lleva a cabo normalmente.

De esta manera, aunque no se puedan eliminar por completo los tics, la persona aprende a gestionarlos de tal manera que pueda llevar una vida más normal a pesar de ellos. Algunas de las terapias más efectivas en este sentido son la terapia de reversión del hábito, y la de prevención de la exposición y la respuesta (ERP).

Medicación

En casos muy extremos, en los que la aparición de los tics nerviosos interfiera de manera significativa con la vida cotidiana de la persona, es posible administrarle al paciente diversos medicamentos que ataquen o bien a la causa de este problema o bien a sus síntomas más molestos.

La medicación puede utilizarse tanto complemento de terapias de otro tipo, o bien de manera aislada, en función de las necesidades de cada paciente. Además, en función del tipo de tics que tenga la persona, y de si aparecen otros síntomas asociados, el tratamiento específico cambiará de un caso a otro.

Por ejemplo, si los tics de un paciente están relacionados con una excesiva tensión muscular, el tratamiento farmacológico más habitual será de tipo relajante. En otros casos, en los que se está seguro de que los tics se producen por un desajuste de neurotransmisores, se le pueden administrar psicofármacos.

Además de esto, en los casos en los que el paciente experimente una gran ansiedad o malestar debido a la presencia de sus tics, también puede estar indicado suministrarle medicamentos que reduzcan estos síntomas y le ayuden a llevar una vida cotidiana más normal.

Referencias

  1. “Transient tic disorder” en: Healthline. Recuperado en: 09 Abril 2019 de Healthline: healthline.com.
  2. “Tic disorders and twitches” en: Web MD. Recuperado en: 09 Abril 2019 de Web MD: webmd.com.
  3. “Tics nerviosos: tipos, síntomas, causas y tratamientos” en: Psicología y Mente. Recuperado en: 09 Abril 2019 de Psicología y Mente: psicologiaymente.com.
  4. “Los tics nerviosos: qué son y por qué aparecen” en: Infosalus. Recuperado en: 09 Abril 2019 de Infosalus: infosalus.com.
  5. “Tic” en: Wikipedia. Recuperado en: 09 Abril 2019 de Wikipedia: en.wikipedia.org.