Lengua escaldada: causas, síntomas y tratamientos
La lengua escaldada es una dolencia que provoca dolor, ardor o escozor en la lengua, ya sea de manera completa o la parte correspondiente a la mucosa bucal. Es referida por el paciente como una “sensación de quemazón”.
Forma parte de lo que se conoce como síndrome de boca ardiente, glosodinia (lengua dolorosa) o glosopirosis (lengua ardiente), así como estomatodinia, estomatopirosis o disestesia oral.
Este síndrome es un cuadro clínico que se caracteriza por las sensaciones en la cavidad bucal antes descritas, sin que existan otros datos clínicos o de laboratorio que expliquen los síntomas.
También se ha definido como dolor o ardor crónico en la lengua o en la mucosa bucal durante al menos un tiempo prolongado de 4 a 6 meses, sin que presente otros signos clínicos o de laboratorio.
Esta patología es más frecuente en mujeres en la época de la menopausia. No se conoce la causa y han sido implicados muchos factores de diversos orígenes, por lo que se considera una patología multifactorial.
Se han propuesto factores nutricionales, hematológicos, reumatológicos, hormonales, neurológicos, sicológicos, dietéticos e higiénicos.
Se describirá, a continuación, este síndrome que afecta la calidad de vida de las personas que lo padecen y, aunque de origen desconocido, se describirán algunos antecedentes relacionados, pautas para el diagnóstico y el abordaje terapéutico.
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Causas de la lengua escaldada
El síndrome de boca ardiente o ardor bucal puede ser primario o idiopático, es decir, del que no se conoce la causa, y secundario al estar relacionado con afecciones sistémicas o locales que pueden predisponer o provocar esta sintomatología.
Causas sistémicas o locales
Esta sensación de escozor, ardor, dolor y/o quemazón de la lengua o de la cavidad bucal no se acompaña de lesiones en la mucosa. Es más frecuente en mujeres después de los 50 años y, por esta razón, algunos autores lo relacionan con una disminución de los estrógenos.
En pacientes ancianos comúnmente se ha relacionado con dentaduras mal ajustadas, ansiedad y depresión, que pueden ser tratados. En otros casos, también se ha relacionado con el hábito de algunos ancianos de empujar permanentemente la lengua contra las encías o los dientes.
Los síntomas algunas veces conllevan a descubrir déficit de vitamina B12, déficit de hierro, diabetes mellitus (neuropatía diabética), infecciones leves por Cándida, lengua geográfica (o glositis migratoria benigna), sensibilidad a algunos alimentos como la canela, leve xerostomía (lengua seca) y síndrome de Vinson Plummer.
El síndrome de Vinson Plummer es un síndrome raro. Está relacionado con déficit de hierro, anemia, disfagia y otros problemas esofágicos y con una patología oral caracterizada por glositis, glosopirosis, glosodinia y queilitis angular (lesión dolorosa en el ángulo de la boca).
Otras causas asociadas han sido las alergias a los materiales dentales como el cloruro de cobalto metacrilato de metilo, el mercurio y el sulfato de níquel.
Alergias a algunas sustancias incluidas en los alimentos como el aldehído cinámico (saborizante de alimentos y dentífricos), el propilenglicol, el ácido nicotínico (rubefaciente en dentífricos) y el ácido sórbico (conservador en algunos alimentos). En estos casos la sintomatología es intermitente.
Fármacos
Algunos fármacos están relacionados con la sensación de boca escaldada o ardor bucal entre estos están algunos antihistamínicos y neurolépticos, algunos antihipertensivos como los inhibidores del sistema renina-angiotensina y las benzodiacepinas.
Síntomas
Este síndrome puede presentarse a cualquier edad, incluso algunos autores lo describen como una de las primeras manifestaciones de la infección por VIH. Es poco frecuente en menores de 30 años y su mayor frecuencia es para las mujeres alrededor de los 50-70 años, aunque también se presenta en los hombres.
Por exploración visual no se observan lesiones en la mucosa bucal ni en la lengua, solo algunos pacientes presentan labios agrietados y mucosas secas.
Los pacientes describen sus sensaciones orales molestas como sensaciones quemantes, hormigueo, escozor, adormecimiento. Estas sensaciones pueden ir de leve a moderadas, hasta severas. Pueden ser continuas o intermitentes (fluctuantes).
Algunos pacientes describen no tener ningún síntoma al levantarse y luego estos aparecen a lo largo del día, alcanzando su máxima intensidad por la tarde. Estos casos frecuentemente se relacionan con déficit nutricionales.
Otros refieren molestias continuas que se exacerban en horas nocturnas, siendo relacionados con la ansiedad o depresión. Otros tienen molestias intermitentes con algunos días sin síntomas, esta forma de presentación se relaciona frecuentemente con las alergias.
Las sensaciones pueden localizarse en la lengua o en cualquier parte de la cavidad bucal. La punta y los dos tercios anteriores de la lengua son las ubicaciones más frecuentes. En los portadores de dentaduras o prótesis dentarias las sensaciones se ubican en el reborde alveolar.
Los pacientes pueden referir también resequedad de la boca (xerostomía) y sabores extraños.
Tratamientos
El abordaje terapéutico es difícil y el uso de algunos medicamentos, algunas veces, en vez de mejorar exacerba los síntomas. En primer lugar, es recomendable hacer el diagnóstico clínico preciso con el objeto de determinar la presencia de factores causales locales o sistémicos.
Cuando se examina la cavidad bucal debe examinarse el ajuste de las prótesis, los problemas de oclusión, la presencia de ciertos hábitos como el bruxismo, un hábito involuntario que hace que el paciente apriete fuertemente la mandíbula y rechine los dientes, denotando estrés emocional.
En la cavidad bucal se debe evaluar la presencia de lengua geográfica, candidiasis leve y xerostomía.
Si no se presenta ninguna de las alteraciones antes mencionadas se deben evaluar las causas sistémicas, como los déficits de vitaminas del complejo B, déficit de hierro, problemas hormonales y alergias. Para ello se hará uso del examen clínico y de los exámenes complementarios.
Tratamiento local
Las causas locales relacionadas con las prótesis dentales, oclusión, bruxismo y candidiasis local deben corregirse y tratarse y, muchas veces, esto resuelve el problema, por lo que desaparece la sintomatología.
Si el problema es la xerostomía se puede usar una solución de benzidamina, que es un antinflamatorio no esteroideo. Se usa de manera local con “buches”, como un enjuague bucal. Hay referencias que indican que, en algunos pacientes, este procedimiento mejora la xerostomía, disminuye el dolor y la sensación quemante.
En el caso de las causas relacionadas con déficits nutricionales, estos deben tratarse y simultáneamente se pueden usar algunas medidas locales. Entre estas, el uso de algunas soluciones tópicas para hacer buches, como los buches que se preparan con agua tibia, jarabe de difenhidramina (medicamento antihistamínico), bicarbonato de sodio y agua oxigenada.
Otra medida terapéutica que ha resultado ser eficiente para ciertos pacientes es el uso de la hipnosis, ya que permite reducir la ansiedad y el dolor.
Tratamiento farmacológico
En los pacientes en los que los procedimientos empíricos fallan o no se puede detectar una causa precisa relacionada con su sintomatología, se pueden indicar algunos procedimientos farmacológicos.
Los ansiolíticos y antidepresivos se deben usar con cuidado porque, aunque inicialmente pueden producir mejoría, el efecto colateral de xerostomía relacionado con su uso, puede posteriormente empeorar el cuadro clínico.
En algunos pacientes se han obtenido buenos resultados con gabapentin, un fármaco anticonvulsivante que se indica a dosis bajas.
Referencias
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