Antonio Neumane: biografía y la historia del Himno de Ecuador
Antonio Neumane Marno nació en la isla de Córcega, Francia, el 13 de junio de 1818. Siendo europeo de nacimiento, escogió a Ecuador como su hogar. Y como hijo adoptivo de esa patria escribió la música del Himno Nacional del Ecuador. Además de compositor, Neumane fue pianista y también director de orquesta.
Su marcada vocación musical le hizo licenciarse como profesor de música y en 1851, una vez instalado en Guayaquil, creó una academia de música. Años después, en 1870, viajaría a la capital ecuatoriana para fundar el Conservatorio de Música de Quito, con la ayuda del entonces presidente de la nación, Gabriel García Moreno.
Además de la música del Himno Nacional de Ecuador, Antonio Neumane compuso otras obras que le merecieron prestigio como compositor. Entre estas obras destacan “La suite ecuatoriana”, “Nocturnos para fagot” y una de sus más famosas creaciones: “Pour une damme”.
En su carrera artística, Antonio Neumane compuso muchas más piezas musicales de gran calidad. Sin embargo, las partituras de la mayoría de estas piezas se quemaron en el llamado Gran incendio de Guayaquil, percance ocurrido en 1896 que duró 3 días y afectó a la mitad de la población.
Índice del artículo
- 1 Infancia
- 2 Nupcias y reconocimientos tempranos
- 3 La gira por Suramérica
- 4 Llegada a Ecuador
- 5 Referencias
Infancia
Sus padres, Serafín Neumane y Margarita Marno, eran alemanes que vivían en territorio francés. Se trataba de una familia con holgura económica.
Los padres de Antonio lo soñaban médico; sin embargo, él les confesó que quería estudiar música. La crisis familiar estalló, pero el adolescente marchó a Viena, Austria, a estudiar en un conservatorio lejos de sus padres. A los 16 años, en 1834, Antonio se encuentra en Milán, Italia, ya como profesor de música.
Nupcias y reconocimientos tempranos
Tres años más tarde regresa a Austria y contrae nupcias, pero al poco tiempo queda viudo. Se traslada entonces a Turín, Italia, en medio de la tristeza por la pérdida reciente. Allí se enamora de una mezzosoprano llamada Idálide Turri y con ella tiene una hija: Nina.
Era 1837, Neumane Marno de vuelta en Viena hace una serie de arreglos musicales. Estos emocionan al emperador Fernando I de Austria, quien le otorga al músico una condecoración por su trabajo. Antonio lucirá con orgullo este reconocimiento que le abrirá nuevas puertas.
La gira por Suramérica
María Malibrán fue una cantante que logró tener mucho éxito en Europa. Aprovechando su nombre, Marno funda la compañía de ópera Malibrán, un año después de la muerte de la artista. Con esta empresa parte en una gira por Suramérica.
La troupe estaba formada de la siguiente manera: Zambiatti (tenor), Ferretti (bajo), Gastaldi (bufo), Amina y Teresa Rossi (tiples), Idálide Turri de Neumane (contralto), Irene Turri (soprano), Grandi (barítono), Rizzoli (tenor de coros) y Antonio Neumane Marno, dirigiendo la orquesta.
La primera parada que tienen en el continente americano es Buenos Aires, Argentina. Su segunda estación es Santiago de Chile, donde su trabajo musical lo lleva a ser director de bandas.
En esa condición llegó a dirigir en un espectáculo seis bandas a la vez. El gobierno chileno lo nombra director del Conservatorio Nacional de Música.
Llegada a Ecuador
En 1841 la compañía llega a Guayaquil. Allí, como no había teatro para presentarse, montan el evento en una casa particular, ubicada en la esquina de Pichincha e Illingworth.
Las damas de la oligarquía local se entusiasman e invitan a Neumane a quedarse para enseñar canto. Al año siguiente estalló una epidemia de fiebre amarilla, tres de sus cantantes fallecen y la compañía se disuelve.
Antonio, su esposa e hija sobreviven. En 1843 lo contratan como maestro de música del batallón N° 1 de la ciudad.
A los 27 años ya era muy conocido y respetado. Por esa razón le solicitan crear la música para un poema escrito por José Joaquín de Olmedo.
Abogado y político, Olmedo es uno los grandes literatos ecuatorianos. Su creación, “Canción patriótica”, es símbolo de la identidad ecuatoriana.
En 1851 Antonio Neumane se muda con su familia a Lima, Perú. Luego parte a Europa él solo y regresa con una nueva compañía musical. Para 1856 había retornado a Guayaquil para dirigir la ópera La Hija de las flores, de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Eso fue durante la inauguración del Teatro Olmedo.
En Ecuador, la patria adoptiva de Antonio, nacen sus otros dos hijos: Ricardo y Rosa. Neumane es muy inquieto y viaja constantemente a Chile y Perú.
Nacimiento del Himno Nacional de Ecuador
En 1865 un músico argentino, Juan José Allende, le presenta al Congreso ecuatoriano una propuesta que sirva de himno nacional. La música era suya y la letra de un poeta del cual nunca se reveló el nombre.
Esta propuesta fue rechazada. Sin embargo, el presidente del Senado, Rafael Espinosa Rivadeneira, llama al escritor Juan León Mena para que escriba la letra del himno.
Según el sacerdote jesuita Aurelio Espinoza Pólit, lo que hizo Juan León Mena para cumplir el compromiso en el poco tiempo que tenía fue inspirarse en la letra de la Canción patriótica de Olmedo. Y de esta manera, a las pocas horas del encargo, entregó su propuesta.
El general Secundino Darquea, comandante del Distrito, conoce perfectamente a Antonio Neumane. Lo llama y le entrega como encomienda componer música a las estrofas recién obtenidas.
Al principio, el músico se niega aludiendo que tenía demasiado trabajo. Sin embargo, el militar no desiste y le coloca un centinela en la puerta de su casa. A Neumane Marno no le queda más remedio que aceptar el encargo.
Así es que decide ponerse cómodo, sentarse al piano con tres panecillos y un vaso de agua, y de un intento compuso así la partitura que, desde ese momento, acompaña al Himno Nacional de Ecuador.
¡Salve oh patria! fue estrenado el 10 de agosto de 1870 en Quito. Lo interpretaron los miembros de la Compañía de Ópera de Pablo Ferreti.
Última misión
En ese mismo año, el presidente ecuatoriano Gabriel García Moreno invitó a Neumane a dirigir el Conservatorio Nacional de Música, en Quito. Apenas tenía 52 años, y el respeto ganado lo ubicaba en la posición de asumir una tarea que le gustaba mucho.
Al año siguiente, el 3 de marzo de 1871, en pleno trabajo le dio un ataque fulminante al corazón y fallece.
Su hijo Ricardo hace las diligencias correspondientes para trasladar los restos de su padre hasta Guayaquil. Allí fueron sepultados en el templo de San Francisco, una iglesia que desapareció en 1896 como consecuencia de lo que se conoció como el Gran incendio, una especie de tragedia repetitiva que ha azolado múltiples veces a Guayaquil.
Su viuda lo sobrevive siete años más. Sus hijos le muestran un gran amor, protegiendo las pocas obras que permanecieron intactas tras los diferentes incendios.
Antonio Neumane Marno fue un viajero incansable, amante de la música, arreglista y compositor, alemán-vienés-italiano, pero por encima de todo: ecuatoriano.
Referencias
- Cuetos Lavinia, María Luisa (1987) Guayaquil en el siglo XVIII. Recursos Naturales y desarrollo Económico. Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla.
- Gonzáles, B. (1896) Crónica del gran Incendio acaecido en Guayaquil el 5 y 6 de octubre de 1896. Tipografía El grito del pueblo. Biblioteca Nacional del ecuador Eugenio Espejo. Recuperado en casadela cultura.gob.ec
- Paz y Miño Cepeda, Juan (2005) Civismo e identidad nacional en el Ecuador. En la participación de la sociedad ecuatoriana en la formación de la Identidad Cultural. Comisión Nacional Permanente de Conmemoraciones Cívicas de la Presidencia de la República del Ecuador. Quito, Global Graphics, Págs. 79-98.
- Pérez P, Rodolfo (s/f) Antonio Neumene Marno. Diccionario Biográfico de Ecuador.com. Recuperado en: diccionariobiograficoecuador.com
- Meierovich, Clara (2006) “Sobre la crítica y los críticos: entre cuestionamientos y algunos enigmas”. Cuadernos de teoría y crítica musical, número 97, pp.46-56. Recuperado en: scholar.google.es.