Trastornos mentales/Psicopatología

8 casos de esquizofrenia reales


Conocer los casos de esquizofrenia que te mostraré en este artículo te ayudará a comprender mejor esta enfermedad mental; sus síntomas, características y a las personas que lo tienen. 

La esquizofrenia es un trastorno mental crónico que afecta aproximadamente al 1% de la población. Cuando aparece se caracteriza por alucinaciones, delirios, pensamiento desorganizado, lenguaje alterado, problemas de atención, falta de motivación y malestar emocional.

La tendencia a desarrollar esquizofrenia se hereda genéticamente y puede surgir o no dependiendo de muchos factores más, como estilo de vida, personalidad o experiencias.

1. El caso de Stuart

Todo comenzó en 1991, cuando Stuart viajó a Moscú para acudir a una marcha contra el comunismo. Era un momento bastante tenso en la historia, ya que los comunistas estaban intentando dar un golpe de estado contra Mikhail Gorbachev, el presidente de la Unión Soviética por aquel entonces.

Stuart afirma que esa noche, en la madrugada, un hombre ruso muy enfadado le llamó por teléfono. Aquel hombre desconocido le maldecía y gritaba, preguntándole que por qué se había metido en sus asuntos. Stuart, muy asustado, colgó el teléfono.

A partir de ese momento, comenzó a sentir miedo ya que no podía parar de pensar que le estaban investigando. Cuando volvió a Londres, siempre estaba estresado porque sentía que lo perseguían, llegando con el paso del tiempo a desarrollar una depresión.

Stuart perdió el trabajo poco antes de su primer brote psicótico, que describe como: “fue horrible, creo que apareció por puro estrés y ansiedad. Estaba tumbado en la cama cuando de repente sentí una presión encima de mi cabeza, y luego, una oscuridad total. Fue como si mi propia mente me hubiera aspirado, perdiendo todo sentido de la realidad. Grité, y de pronto volví a mi habitación con esa extraña sensación en mi cabeza.”

Más adelante se mudó un par de veces, con el objetivo de huir de los que supuestamente les perseguía. Desesperado, un día fue al médico de cabecera, que no dudó en enviarlo rápidamente a un equipo psiquiátrico.

Le diagnosticaron esquizofrenia, y, tras probar varios tratamientos, encontraron un fármaco que consiguió ayudarle. Stuart dejó de experimentar los síntomas: descubrió que nadie lo estaba persiguiendo, solo era fruto de su enfermedad. Se sentía mucho mejor, con nuevos planes de vida y objetivos, como escalar el Everest.

Él quiere transmitirle al mundo que, a pesar de lo que dicen, recuperarse de la esquizofrenia es posible.

2. El hombre que temía ser homosexual

Se puede situar el origen de esta historia en 1972, cuando un paciente con 23 acudió a consulta por miedo a ser homosexual. Indicaba que estaba muy asustado ya que escuchaba voces que le hablaban del tema.

Se le diagnóstico pánico homosexual y esquizofrenia paranoide, y se puso en marcha un tratamiento para eliminar sus miedos y alucinaciones. Al cabo del tiempo, consiguió aceptar su homosexualidad, presentando una doble identidad: masculina y femenina, que va fluctuando según la época en la que se encuentre. A veces se vestía con ropa de mujer o llevaba ropa interior femenina, sorprendiéndose de por qué la gente no le miraba por la calle.

Posteriormente, comenzó a tener relaciones promiscuas con homosexuales, drogadictos, ladrones y explotadores. Un día, mientras estaba borracho, empujó al vacío a uno de éstos desde su casa, muriendo en el acto. Lo detuvieron durante 6 meses. Sin embargo, lo declararon inimputable.

Este paciente tenía problemas con el alcohol, y aunque recibía una ayuda económica, tenía numerosas deudas porque gastaba mucho más de lo que recibía.

La mayor parte del tiempo se dedicaba a escribir sobre el “Principado de Bahía Naranjo”, un lugar que él afirmaba que existía. Realiza un registro diario sobre lo que sucedía en el principado y se lo iba entregando al médico después de cada consulta para que lo guardara en la biblioteca del Instituto Psiquiátrico. El objetivo de este paciente era demostrar que, dentro de 100 años, los psiquiatras lo lean y confirmen que no tiene esquizofrenia.

Lo curioso de este caso que sorprendió a los psiquiatras, fue la ausencia de alucinaciones y la predominancia de invenciones, fantasías y delirios. Además, razonaba adecuadamente en cualquier tema que no se relacionara con sus delirios. Por eso, muchos lo clasificaron como una rara forma de esquizofrenia llamada esquizofrenia parafrenizada o parafrenia.

Parece ser que este hombre se mantuvo en tratamiento, con unos resultados estables.

3. Antonio, el chico que cree ser un extraterrestre

Con 14 años Antonio apareció en consulta acompañado de sus padres. Éstos contaban que el comienzo fue cuando Antonio, con 12 años, empezó a hablar con sus amigos sobre extraterrestres.

Desde entonces empezaron a verlo triste, asustado y desconfiado; y al poco tiempo, estaba totalmente convencido de que tanto él como su familia eran extraterrestres. Por este motivo, recibió medicación, aunque permanecía su obsesión con los ovnis.

Presentaba una forma de hablar bastante extraña, que se asocia a la esquizofrenia: lenguaje poco organizado, saltar de un tema a otro que no tiene nada que ver, dificultad para encontrar la palabra que quiere decir, o no responder concretamente a lo que se le pregunta.

Además, es poco expresivo, no suele mirar a la cara, y tiene una autoestima muy baja.

Unido a esto, Antonio comenzó a desarrollar un trastorno obsesivo compulsivo, que se puede identificar a través de “manías” y rituales. Por ejemplo, lavarse las manos continuamente, observarse mucho el cuerpo, pensar que algo terrible va a suceder si no apaga las luces o no cierra la puerta de su cuarto… lo que a veces no le deja ni conciliar el sueño.

Se le diagnosticó esquizofrenia de tipo desorganizado, estableciéndose un tratamiento con su familia para estrechar lazos, terapia cognitiva, entrenamiento en habilidades sociales, técnicas para evitar recaídas, medicamentos neurolépticos y antidepresivos, entre otros.

4. El caso de Jack

Jack se graduó en la escuela secundario y consiguió un trabajo en un videoclub. A los 6 meses de estar allí, empezó a escuchar voces que le decían que no hacía las cosas bien.

Además, comenzó a pensar que su jefe estaba colocando cámaras pequeñas en las películas que los clientes devolvían para verificar si hacía bien su trabajo. Así, Jack cada vez estaba más preocupado y ansioso en su trabajo, sobre todo los días en los que la tienda estaba más llena.

Poco a poco empezó a hablarle de manera extraña los clientes, hasta le dijo a uno de ellos que no podía reservar la película que quería porque tenía fotos de él que la CIA estaba revisando.

Un año después Jack no aguantó más y renunció al trabajo, gritándole a su jefe que estaba harto de que le vigilara por todas las pantallas de la tienda e incluso en su propia casa.

Volvió a vivir a la casa de sus padres, y un tiempo después lo ingresaron en el hospital. Intentaron tratarle con diversos fármacos, pero no fue persistente, ya que tenían muchos efectos secundarios.

Durante los siguientes 7 años lo hospitalizaron 5 veces, hasta que encontró un tratamiento que consiguió serle de ayuda.

Finalmente, comenzó a acudir a un club para personas con enfermedad mental 3 veces a la semana, atendiendo al teléfono y participando en el periódico del lugar. Además, se siente totalmente capacitado y motivado para buscar un trabajo relacionado con el cine.

5. Susana, la chica de los robots

Susana es una chica de 15 años que sus profesores describen como difícil, violenta, de bajo rendimiento en la escuela, y que suele interrumpir en clase contando historias y haciendo sonidos de animales.

Parece ser que el problema se manifestaba desde los 12 años, habiendo sido desde niña algo diferente a los demás. Desde que fue al cine a ver la Guerra de las Galaxias, presenta una gran obsesión con los robots, de forma que se pasa el día hablando de temas relacionados y dibujando naves espaciales e inventos futuristas.

Susana explica que tiene un don increíble que aún nadie ha descubierto. Ella dice que fabrica robots con piezas de ordenadores, y que una vez casi provoca una catástrofe con uno de ellos, aunque logró detenerlo a tiempo.

Sin embargo, cuando se le pregunta cómo funciona o cómo lo construyó, no sabe responder con exactitud. Empieza a relatar procedimientos matemáticos al azar que no tienen sentido, considerándose a sí misma como un genio. En psicología, esto se denomina delirio. 

Además, presume de tener el don de escuchar voces que nadie oye y hablar con seres de otro mundo. Los expertos clasifican esto como alucinaciones auditivas.

Sin embargo, la familia no apreciaba claramente el problema y pensaba que eran historias infantiles sin importancia.

Una intervención farmacológica, terapia cognitiva, psicoeducación, intervención familiar y entrenamiento de habilidades sociales seguro que mejoró el estado de Susana.

6. Eva, una niña con esquizofrenia paranoide

Eva tenía 10 años cuando afirmaba poder oír voces. Las voces le decían que iba a morir pronto porque, otras personas han cometido crímenes por culpa de ella.

Y es que también piensa que, a través de su respiración, es capaz de manejar a otras personas. Por otro lado, cree que la graban en vídeo continuamente con el objetivo de ponerlos en venta.

Por si fuera poco, está convencida de que los demás pueden leerle la mente, que la miran y la persiguen. Esto le produce desánimo y tristeza.

Eva presentaba problemas desde los dos años, más concretamente, retraso del desarrollo y trastorno de la comunicación.

En cuanto a su familia, al parecer su madre tenía esquizofrenia, y cuando Eva tenía cinco años, sus padres se separaron y la acogió una nueva familia. A esta edad desarrolló muchas fobias, problemas para relacionarse con los demás, retraso en el desarrollo y comportamientos hipersexuales para su edad. Seguramente esa forma de crianza no fue sana para la pequeña.

Después de diagnosticarle esquizofrenia paranoide, se llevó a cabo un tratamiento muy completo que probablemente la hizo mejorar en todos los aspectos.

7. Se descubre esquizofrenia en un chico que demandaba terapia por dolores en el hombro

Un joven de 19 años fue remitido a terapia física debido a un dolor crónico en el hombro, codo y muñeca. Parece ser que tenía contusiones ya que en su tiempo libre solía practicar skate, snowboard, y break dance, además de hacer pesas.

En el pasado, había acudido más de 10 veces a la misma clínica de medicina deportiva, diagnosticándole gran cantidad de afecciones físicas provocadas por el deporte.

El dolor era real, sin embargo, éste indicaba que el malestar se debía un dispositivo electrónico que el gobierno de Estados Unidos le había implantado dos años atrás para controlarle. Estaba convencido de que los impulsos electromagnéticos que despedía el aparato habían provocado sus caídas y lesiones.

Además, decía que cuando estaba haciendo algo que al gobierno no le gustaba (según el paciente, sus actividades deportivas), sus articulaciones se enfriaban o comenzaban a dolerle. Por otro lado, comenzó a escuchar voces que le ordenaban que hiciera daño a sus amigos o familiares, pero lo achacaba al dispositivo eléctrico.

También pensaba que otras personas de su entorno tenían implantes similares a los suyos para ser controlados. Indicaba que estas personas abusaban emocionalmente de él, haciéndole gestos para hacerle entender que lo estaban vigilando.

El terapeuta supo identificar que se trataba de una afección mental y lo envió enseguida al psiquiatra. Éste lo diagnóstico de esquizofrenia y le recetó Risperdal, un conocido medicamento antipsicótico.

A través de este caso, Shah y Nakamura (2010), insisten en la importancia de que todos los profesionales de la salud conozcan los signos y síntomas de la esquizofrenia y otros problemas de la salud mental. Y por supuesto, destacan la importancia de que se desarrollen entrevistas a fondo en los pacientes con malestar músculo-esquelético.

8. Álvaro, un joven con problemas de conducta

¿Sabías que la esquizofrenia altera también la forma de hablar, gestos y movimientos?

Estos son los principales síntomas de esquizofrenia que presentaba Álvaro, un chico de 17 años que acudió a Salud Mental por alteraciones de conducta. Por ejemplo, era tan agresivo con su madre que ésta tuvo que llamar en varias ocasiones a la policía.

Álvaro dejó los estudios y parece ser un joven retraído, desconfiado y de mirada perdida.

Lo que llama la atención al psiquiatra son sus gestos: presenta movimientos estereotipados (movimientos repetitivos que no tienen utilidad, como tocarse la ropa, o alguna parte del cuerpo, o balancearse). Además de imitar involuntariamente los movimientos de las personas que tiene a su alrededor (ecopraxia) y realizar muecas extrañas.

Otros síntomas de esquizofrenia que presenta son lenguaje reducido, con frases hechas y, sobre todo, repetir lo que dice el examinador (lo que se denomina ecolalia).

Referencias

  1. Esquizofrenia infantil. Casos clínicos. (s.f.). Recuperado de Portal de paidopsiquiatria.
  2. Rose, M. (s.f.). Schizophrenia: Case study. Recuperado de Collin College.