Historia

Captura de Atahualpa: antecedente, sucesos, muerte


La captura de Atahualpa se produjo el 16 de noviembre de 1532, cuando los conquistadores españoles atacaron por sorpresa a su comitiva en Cajamarca. Después de acabar con la vida de un gran número de sus acompañantes, el último soberano inca fue hecho prisionero por los hombres que comandaba Francisco Pizarro.

Pizarro había llegado a las costas peruanas con la intención de conquistar el gran imperio lleno de riquezas del que había oído hablar previamente, el de los incas. En esos momentos, además, el Tahuantinsuyo (el otro nombre por el que se conocía a ese imperio) se encontraba debilitado tras la guerra por el poder que había enfrentado a Atahualpa y a su hermano Huáscar.

Tras intercambiarse algunos mensajes, Pizarro y Atahualpa acordaron reunirse en la localidad de Cajamarca. Los españoles convencieron al inca de que acudiera sin tropas y prepararon una emboscada para capturarlo. Ya en el lugar de reunión, un fraile intentó convencer a Atahualpa de que se convirtiera al catolicismo. Su negativa fue la señal para que comenzara el ataque.

Pizarro decidió capturar con vida a Atahualpa y lo mantuvo prisionero durante varios meses. Finalmente, fue juzgado y condenado a muerte por rebelión, herejía, traición y otros cargos. La ejecución se produjo en julio de 1533.

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Antecedentes

Francisco Pizarro había realizado dos viajes previos a la zona del Perú con la intención de conquistar y colonizar el territorio. Aunque encontró numerosas dificultades, el conquistador logró llegar a Tumbes, la primera ciudad importante del imperio inca que veían los españoles.

Después de este hallazgo, Pizarro comenzó a preparar una tercera expedición de conquista. Antes se dirigió a España para negociar con la Corona sus derechos sobre los posibles territorios conquistados.

El acuerdo, denominado Capitulación de Toledo, concedía a Pizarro el dominio sobre los territorios peruanos que conquistara, además de cuantiosas recompensas económicas.

El tercer viaje de Pizarro comenzó a principios de 1531. La expedición estaba compuesta por dos barcos y 180 hombres, además de caballos, esclavos y algunos indígenas para las traducciones.

Ya en tierra, los conquistadores alcanzaron Tumbes, la ciudad inca que había impresionado a Pizarro durante el segundo de sus viajes.

Guerra civil inca

Cuando los españoles llegaron al Perú, el Imperio inca estaba pasando por un momento de debilidad debido al enfrentamiento armado entre Atahualpa y a su medio hermano Huáscar. La victoria fue para el primero, que logró así acceder al trono.

Esta guerra civil comenzó en 1529, aunque existen varias hipótesis sobre esa fecha. Solo finalizó semanas antes de que Atahualpa fuera capturado por Pizarro.

Contactos entre Pizarro y Atahualpa

Desde que Pizarro y sus hombres desembarcaron en tierras peruanas, él y Atahualpa habían intercambiado algunos mensajes. El inca había enviado regalos a los españoles, incluidos algunos elaborados con oro. Esto aumentó la esperanza de Pizarro de encontrar grandes riquezas.

Atahualpa y Pizarro acordaron encontrarse en Cajamarca, donde el líder inca se encontraba tras derrotar a Huáscar. Cuando el español llegó, la ciudad estaba desierta. En las afueras, en Pultumarca, había acampado un ejército inca compuesto de unos 30 000 guerreros.

El conquistador español envió a Hernando de Soto a Pultumarca para invitar a Atahualpa a reunirse con él en Cajamarca. Al comprobar las dimensiones del ejército inca, Pizarro decidió enviar también a su hermano, Hernando Pizarro, junto con veinte jinetes.

Pultumarca

Según las crónicas, Atahualpa recibió a Hernando de Soto con cierta frialdad. Aunque las fuentes difieren, la mayoría afirma que trató mejor a Hernando Pizarro tras enterarse de su parentesco con el jefe de los conquistadores.

La reunión finalizó con la promesa de Atahualpa de reunirse al día siguiente con Pizarro. Los españoles lo convencieron de que no llevara soldados, sino solo sirvientes.

Desarrollo: la captura del inca

El día acordado, Atahualpa se dirigió hacia Cajamarca junto a miles de sus súbditos, casi todos bailarines, músicos o cargadores. La marcha fue muy lenta, lo que causó el enfado de Pizarro. Este había organizado una emboscada y no quería que los suyos tuvieran que luchar de noche.

Emboscada

Los españoles había dividido a sus hombres para sorprender a los incas. Los diferentes grupos organizados, tanto de jinetes como de infantes, fueron distribuidos estratégicamente por Cajamarca. En una torre, ubicada en la plaza principal, Pizarro colocó dos cañones pequeños preparados para ser disparados cuando se diera la señal.

Los incas entraron en la plaza mayo cuando ya estaba anocheciendo. En el cortejo de Atahualpa apenas había hombres armados, ya que la mayoría de su ejército permaneció fuera de las murallas de la ciudad.

Fray Vicente de Valverde

Cuando Atahualpa y su séquito llegaron al centro de la plaza se sorprendieron de que nadie saliera a su encuentro. Algunos de sus capitanes afirmaron que los españoles debían estar escondidos por el miedo.

En esos momentos, tres hombres aparecieron y se acercaron a Atahualpa: el fraile Vicente de Valverde un intérprete indígena y un soldado español que entendía algo del idioma inca.

El religioso, vestido con su hábito, llevaba una cruz y un breviario. Cuando llegó a la altura de Atahualpa inició el denominado Requerimiento, mediante el que ordenó a Atahualpa que se convirtiera al catolicismo y abandonará su religión pagana. Además le exigió que reconociera a Carlos I de España como su rey.

Las versiones sobre lo ocurrido tras esas órdenes difieren bastante. Según algunas fuentes, Atahualpa tomó el breviario, pero no pudo abrirlo. Otras afirman que el inca apartó el brazo de fray Vicente con desdén. Otros cronistas señalan que Atahualpa dijo “bien sé lo que han hecho por el camino, cómo han tratado a mis caciques y tomado la ropa de los bohíos”.

Por último, el Inca Garcilaso de la Vega señala en sus crónicas que Atahualpa trató de discutir sobre la religión de los conquistadores y sobre su rey.

Ataque español

Lo sucedido después también ha sido relatado de manera diferente según las fuentes. Algunas afirman que Atahualpa, después de examinar el libro ofrecido por el fraile, lo arrojó al suelo y se negó a aceptar convertirse al catolicismo y a aceptar la soberanía española.

Pizarro dio entonces la orden de atacar. Las trompetas sonaron y el artillero ubicado en la torre disparó uno de los falconetes, un cañón pequeño. El proyectil alcanzó al séquito de Atahualpa, causando numerosos muertos y heridos.

Antes de que los incas pudieran recuperarse, los jinetes españoles atacaron al grito de ¡Santiago, Santiago!. Al ataque también se sumó un escuadrón de indígenas que luchaban junto a los españoles.

Al mismo tiempo, otro grupo de españoles comenzó a disparar sus mosquetes desde lejos. Los pocos incas armados con porras que acompañaban a Atahualpa no tuvieron tiempo de reaccionar y el resto trató de huir de la ciudad.

La captura

El ataque español tenía como principal objetivo a Atahualpa y sus comandantes. Pizarro, a caballo, se acercó hacia la posición del monarca inca, pero este se mantuvo firme.

Los españoles cortaron los brazos de los asistentes que sostenían la litera de Atahualpa, pero estos se sobrepusieron e intentaron sostener a su dirigente. Solo cuando varios de ellos cayeron muertos, el soporte volcó.

Atahualpa, pese a ello, permaneció en su litera. Varios de sus hombres se colocaron entre los atacantes y su rey, para tratar de defenderlo. La lucha, desigual, prosiguió hasta que un español logró capturar a Atahualpa.

Varios de los soldados españoles rodearon a Atahualpa y uno de ellos levantó su espada para matarlo. Sin embargo, Pizarro lo frenó, ya que sabía el valor de mantenerlo prisionero. En el fragor de la batalla, el propio Pizarro resultó herido al tratar de impedir el asesinato del rey inca.

Muerte de Atahualpa

La batalla de Cajamarca terminó con la muerte de entre 4 000 y 5 000 incas, mientras que otros 7 000 resultaron heridos. Los españoles, por su parte, solo sufrieron una baja, un esclavo negro.

Encarcelamiento

Atahualpa fue recluido en una sala en la propia Cajamarca, acompañado de sus tres esposas. Oficialmente, aún podía dirigir los asuntos de gobierno.

Por órdenes de Pizarro, Atahualpa aprendió español, a escribir y a leer. El objetivo era que el monarca inca pudiera informarle de los lugares en los que había oro. En una de las exploraciones organizadas por los españoles encontraron la fortaleza de Sacsayhuamán, donde algunos incas habían resistido a los conquistadores. Sin embargo, pronto fueron derrotados.

Por su parte, Atahualpa intentó crear cierto vínculo con sus captores. Así, ofreció a Pizarro a su hermana favorita, Quispe Sisa, para que se casara con ella. El conquistador ordenó que se bautizara con el nombre de Inés Huaylas y tuvo dos hijos con ella.

Pizarro se alió con la nobleza de Cuzco, que había sido firme partidaria de Huáscar. Esto le permitió completar la conquista de Perú.

Tras nombrar nuevo inca a otro hermano de Atahualpa, Túpac Hualpa, el conquistador español se trasladó a Cuzco, ciudad que ocupó en noviembre de 1533.

Oferta por la liberación

Atahualpa ofreció muchas riquezas a Pizarro a cambio de su liberación: llenar el Cuarto del Rescate, la sala en la que estaba preso, con oro y con plata. El español contestó afirmativamente y los incas llevaron oro durante tres meses a Cajamarca para salvar la vida de su monarca.

La cantidad reunida final fue inmensa: 84 toneladas de oro y 164 de plata. Sin embargo, los planes de Pizarro no eran liberar a Atahualpa.

Juicio

A pesar de sus éxitos militares, los españoles temían un contraataque inca. En ese contexto, uno de los socios de Pizarro, Diego de Almagro, llegó a Cajamarca con 150 soldados. Después de descubrir que no iba a recibir nada del rescate, comenzó a presionar a Pizarro para que eliminara a Atahualpa y continuar la marcha hacia el sur, donde suponía que iban a encontrar nuevas riquezas.

Casi todos los capitanes españoles estaban de acuerdo con la postura de Almagro, pero dos de ellos, Hernando Pizarro y Hernando de Soto, defendieron la vida de Atahualpa. Ambos fueron enviados lejos por Francisco Pizarro para poder llevar a cabo sus planes. Tras eso, se inició un juicio sumarísimo contra el inca.

El presidente en el consejo de guerra fue el propio Pizarro. En total, el juicio apenas duró un día: entre el 25 de julio y la madrugada del día siguiente.

El resultado, como se esperaba, fue de culpabilidad de idolatría, regicidio, herejía, poligamia, incesto, traición y fratricidio. La condena fue morir quemado en la hoguera. Atahualpa solicitó mantener una reunión con Pizarro, pero este se negó.

Muerte

La misma noche del 26 de julio, los soldados llevaron a Atahualpa hasta el lugar elegido para su ejecución: la plaza de Cajamarca. Allí fue atado a un tronco y se colocaron leños a sus pies.

Cuando uno de los españoles se acercó con una tea prendida en fuego, Atahualpa se dio cuenta de que iba a ser quemado. Este castigo, para los incas, estaba reservado a los ladrones y, además, su religión afirmaba que el cuerpo tenía que ser embalsamado para poder llegar al otro mundo, algo imposible si era consumido por el fuego.

Atahualpa habló entonces con fray Vicente de Valverde, presente en la ejecución. El fraile le ofreció una alternativa: convertirse al cristianismo y, después, ser estrangulado. El inca aceptó y fue bautizado con el nombre de Francisco. Después, fue ejecutado por estrangulamiento.

El cadáver fue enterrado a la mañana siguiente en la iglesia católica que los españoles habían construido en Cajamarca. Unos días más tarde, su cuerpo fue sustraído de su tumba y llevado al norte, posiblemente por algunos incas partidarios de Atahualpa.

Referencias

  1. Notimérica. Atahualpa, la muerte del último emperador inca. Obtenido de notimerica.com
  2. Vargas Sifuentes, José. Atahualpa, Pizarro y la Biblia. Obtenido de elperuano.pe
  3. Historia Hoy. Encuentro en Cajamarca: Pizarro captura a Atahualpa. Obtenido de historiahoy.com.ar
  4. Minster, Christopher. The Capture of Inca Atahualpa. Obtenido de thoughtco.com
  5. History.com Editors. Francisco Pizarro traps Incan emperor Atahualpa. Obtenido de history.com
  6. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Atahuallpa. Obtenido de britannica.com
  7. History Central. Capture of an Inca King: Francisco Pizarro. From Narrative of the Conquest of Peru, by his secretary, Francisco de Xeres, 1530-34. Recuperado de historycentral.com