Trastornos mentales/Psicopatología

Idea directriz: qué es y errores comunes


¿Qué es la idea directriz?

La idea directriz es la idea central que organiza a todas las demás en un discurso coherente. Se trata de un filtro a través del cual interpretamos todas nuestras creencias, experiencias y contenidos mentales, modificando profundamente la manera en la que vemos el mundo.

La idea directriz también se encarga de darle una dirección a nuestro pensamiento. Sin ella, nuestra mente está desenfocada, sin un objetivo concreto; pero cuando tenemos una idea directriz clara, nuestro cerebro pone toda su atención en ella. Así, podemos utilizar todos nuestros recursos para pensar sobre el contenido de la misma.

Cuando la idea directriz es falsa, nuestro pensamiento sufre una serie de errores, también conocidos como sesgos cognitivos. En este artículo veremos algunos de los más importantes.

Errores de pensamiento producidos por la idea directriz

A continuación estudiaremos varios de los errores de pensamiento más comunes, producidos debido a un fallo en las ideas directrices.

Se trata de problemas de razonamiento que todos experimentamos a menudo; por eso, hacernos más conscientes de ellos nos ayudará a ser más efectivos en nuestra manera de pensar.

Error fundamental de atribución

El error fundamental de atribución consiste en explicar lo que le sucede a cada persona con base en factores diferentes. Cuando a nosotros mismos nos pasa algo malo, lo achacamos a factores externos. En cambio, cuando otra persona sufre una consecuencia negativa o tiene un problema, tendemos a culpar sus rasgos innatos.

Por ejemplo, si nosotros tenemos un accidente de coche, pensaremos que ha sucedido porque la carretera estaba en mal estado, porque estábamos distraídos o porque el coche no ha respondido bien.

Sin embargo, si es otra persona la que tiene un problema similar, lo achacaremos a que es torpe conduciendo, o una inútil.

Es importante recalcar que este juicio se hace sin tener un conocimiento real de cuáles son las causas de lo ocurrido. La idea directriz aquí es que nosotros nunca tenemos la culpa, mientras que los demás siempre son responsables directos de lo que les sucede.

Sesgo de confirmación

Cuando aparece, este patrón de pensamiento nos lleva a ignorar toda la información que pueda ser contraria a nuestras ideas, a la vez que provoca que le otorguemos mayor credibilidad a aquellos datos que nos dan la razón. De esta manera, filtramos la realidad en función de lo que ya pensábamos anteriormente.

En este caso, la idea directriz es la de que tenemos razón y, por lo tanto, no podemos equivocarnos. Sin embargo, este sesgo nos suele llevar a cometer errores mucho más graves de los que habríamos tenido si hubiésemos visto los datos tal y como eran realmente.

Por ejemplo, una persona racista puede estar convencida de que todos los miembros de una determinada etnia son unos vagos.

Si esta idea es muy fuerte, tan solo se fijará en los casos en los que un hecho apoye su creencia; pero ignorará a todas las personas de esa raza que trabajen duro y que se esfuercen, incluso aunque les vea directamente.

Sesgo de retrospección

Esta manera de pensar nos lleva a interpretar el pasado como si lo que sucedió hubiera podido ser predicho de antemano. En este caso, no nos damos cuenta de que siempre que miramos hacia atrás, es mucho más sencillo ver las conexiones entre los distintos elementos de una situación.

Por ejemplo, tras un divorcio, una persona podría examinar los años anteriores y ver todo tipo de indicios de lo que iba a ocurrir.

Sin embargo, estas pistas no habrían sido evidentes mientras la situación se estaba desarrollando; pero el individuo creería que simplemente había sido incapaz de ver algo que en el presente le parece obvio.

La idea directriz en este caso es la de que siempre tenemos que ser capaces de predecir el futuro con exactitud. Por supuesto, esta creencia suele traernos todo tipo de frustraciones, ya que no es posible conocer a la perfección lo que va a suceder.

Sesgo de autoservicio

Este patrón erróneo de pensamiento nos lleva a darle mucha más importancia a nuestros éxitos que a nuestros fracasos. Cuando algo nos sale bien, lo achacamos a factores internos a nosotros (nuestra inteligencia, nuestro talento…).

En cambio, cuando una situación no nos es favorable, tendemos a justificarnos diciendo que lo ocurrido se debe a algo externo a nosotros. Por ejemplo, la acción de otras personas, la sociedad, la cultura, la economía…

Uno de los ejemplos más claros de esto es lo que ocurre cuando un estudiante hace un examen. Si aprueba, tiende a decir que es porque ha estudiado mucho y se ha esforzado. En cambio, si suspende, le echará la culpa a la dificultad de la prueba o a que su profesor le tiene manía.

La idea directriz en el sesgo de autoservicio es la de que no podemos fallar, y que cuando nos esforzamos todo nos sale bien. Esta es una manera de proteger nuestro ego, pero que a largo plazo nos trae más complicaciones que beneficios.

Sesgo de falso consenso

Este error de pensamiento nos lleva a creer que nuestras opiniones son compartidas por la mayoría de la población. El problema viene porque, en la mayoría de las ocasiones, en realidad no tenemos datos de que esto sea cierto. Sin embargo, como nosotros mantenemos una creencia, pensamos que los demás también deben hacerlo.

La idea directriz en este sesgo es la de que el resto de personas tienen que pensar como nosotros. Por supuesto, este sesgo tiende a ser más peligroso cuando nuestras opiniones no son demasiado populares o no están basadas en la realidad; en estos casos, utilizamos esta manera de pensar para autojustificarnos y no tener que revisar nuestras creencias.

Conclusión

Las ideas directrices de nuestro pensamiento pueden llevarnos a cometer muchos errores; especialmente cuando no somos conscientes de ellas. En esta lista hemos visto algunos de los fallos más comunes que se producen debido a ellas, pero por supuesto, hay muchos más.

Por eso, para aprender a razonar de manera adecuada, es necesario que estemos constantemente examinando lo que pensamos y modifiquemos nuestras creencias de acuerdo a la realidad.