Girondinos: antecedentes, quiénes eres y líderes
Los girondinos fueron los componentes de uno de los clubes (similares a los partidos políticos) que aparecieron durante la Revolución francesa. Frente a ellos, en la Asamblea Nacional Legislativa formada tras la promulgación de la Constitución, se encontraban los jacobinos, los cordeleros y el Llano.
En esa época fueron conocidos como “brissotins” por el nombre de uno de sus líderes principales: Jacques Pierre Brissot. Fue a principios del siglo XIX cuando empezaron a ser llamados girondinos, ya que parte de sus diputados procedían de la región de la Gironda. La mayoría de sus componentes pertenecían a la alta burguesía provincial.
Las ideas de este grupo, dentro del contexto revolucionario, pueden catalogarse como moderadas. Temerosos de perder sus privilegios, defendieron en un primer momento un acuerdo entre la monarquía y la burguesía que no concediera demasiado poder al pueblo. Esto, además de otros factores, les llevó a un intenso enfrentamiento con los jacobinos o montañeses.
Los girondinos dominaron la Asamblea entre los años 1792 y 1793, pero después de la condena a muerte de Luis XVI y la proclamación de la República, los jacobinos iniciaron una persecución contra sus miembros más destacados. Los que fueron capturados acabaron guillotinados tras ser juzgados por el Tribunal Revolucionario.
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A finales del siglo XVIII, la monarquía francesa pasaba por graves problemas. Por una parte, los gastos provocados por las últimas guerras contra Inglaterra había dejado al país en una muy delicada posición económica y, por otra, las ideas de la Ilustración comenzaban a propagarse entre parte de la población.
Para intentar paliar la crisis económica, los ministros del rey Luis XVI elaboraron una reforma del sistema fiscal que obligara a la nobleza y al clero, los estamentos privilegiados, a pagar más impuestos. Estos se negaron a hacerlo y el pueblo y la burguesía fueron los que acabaron pagando las nuevas tasas.
Las clases privilegiadas pidieron al rey que convocara los Estados Generales en 1789, una antigua institución en la que se reunían los tres estamentos. Su intención era usar este organismo en su favor, pero los acontecimientos dieron un vuelco completo.
Para empezar, los representantes del Tercer Estado (pueblo llano y burguesía) intentaron cambiar el sistema de voto, que hasta entonces había sido de un voto por cada estamento. Al no conseguir su objetivo, decidieron constituirse en una Asamblea Nacional. Esta realizó el Juramento del Juego de la Pelota, en el que se reconocían como representantes populares y prometían elaborar una constitución.
Mientras tanto, los campesinos comenzaron a asaltar las propiedades de los nobles en el campo, mientras que en París se desataban motines debido a la falta de alimentos y a la creencia de que el rey iba a intentar disolver la Asamblea por la fuerza. En ese contexto se produjo la toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1789.
El rey debió ceder ante la presión popular y solicitó a los estamentos privilegiados que se incorporaran a la Asamblea.
La Asamblea Nacional Constituyente cumplió su objetivo de promulgar una nueva Carta Magna que definía a Francia como una monarquía constitucional. Los poderes del monarca se redujeron y solo podía vetar leyes y elegir a los ministros.
Tras la aprobación de la Constitución, se formó la Asamblea Nacional Legislativa. En ella se reunieron distintos clubes, antecedentes de los partidos políticos, que al distribuirse en la sala dieron lugar al nacimiento de los conceptos de izquierda y derecha política.
Así, en la zona izquierda se sentaron los jacobinos, liderados por Maximilien de Robespierre. Aún más a la izquierda estaban los cordeleros, defensores del sufragio universal masculino y de la república.
Entre los moderados, situados a la derecha, destacaban los girondinos. Estos defendían el sufragio censitario y la monarquía constitucional.
Como se ha señalado, los girondinos fueron uno de los grupos políticos que aparecieron durante la Revolución francesa. Sus componentes eran empresarios e intelectuales burgueses.
El nombre procede de la región francesa de Gironda, al suroeste del país, ya que buena parte de sus dirigentes y miembros procedía de ella. En la época, no obstante, fueron más conocidos como “brissotins”, debido a que uno de sus líderes se llamaba Jacques Pierre Brissot.
Este club político era partidario de una revolución moderada y entró en conflicto con los jacobinos, mucho más radicales.
En un primer momento, los girondinos obtuvieron la mayoría en la Asamblea Nacional, con 175 diputados. Esta mayoría propició que la primera constitución surgida de ese organismo impusiera la monarquía parlamentaria y un sufragio censitario, en el que solo los que tuviera rentas elevadas podían votar.
Los girondinos apoyaban la revolución, pero desde el principio intentaron limitar los actos más violentos. En algunos aspectos, además, no eran rupturistas, ya que pretendían que la monarquía se mantuviera aunque no con poderes absolutos.
Como miembros de la alta burguesía social, este grupo no quería perder los privilegios que habían ido obteniendo. Su idea era que el Parlamento estuviera formado por las clases altas y asumiera buena parte del poder del monarca.
Una vez que la revolución triunfó, su presencia en la Asamblea Constituyente fue fundamental para que la nueva Carta Magna incluyera una de sus propuestas principales: que la administración se descentralizara.
Por otra parte, los girondinos consideraban que sus ideas revolucionaria debían exportarse al resto de Europa. Ese fue uno de los motivos por los que apoyaban la guerra contra los países europeos contrarios a las leyes surgidas tras la Revolución francesa.
A mediados de marzo de 1792, Luis XVI formó un gobierno formado por girondinos y un mes más tarde, Francia declaró la guerra a Austria.
El enfrentamiento con los jacobinos se agravó y Robespierre, quien no confiaba en los ministros girondinos, consiguió que dimitieran en junio de ese mismo año.
El 10 de agosto, los jacobinos encabezaron una revuelta en París que terminó con la instauración de una Comuna insurrecta y con la petición de que se convocara una Convención en oposición a la Asamblea.
La mayoría de los diputados girondinos en la Convención venían de las provincias, mientras que los jacobinos eran de París. Los primeros eran mayoría y desde el principio se dedicaron a atacar a sus rivales y a la Comuna de París.
Así, los girondinos acusaban a los jacobinos de ser responsables de las masacres que se habían producido en la capital. Uno de los principales acusados era Jean-Paul Marat.
Por su parte, los jacobinos acusaban a sus rivales de defender el federalismo y de no defender la república lo suficiente. La victoria militar en Jemappes favoreció a los girondinos, que convocaron su Convención.
Uno de los acontecimientos que más ahondó la división entre los grupos revolucionarios fue la detención y juicio a Luis XVI. Los más radicales pidieron que el monarca fuera juzgado por traición, lo que fue apoyado por la mayoría.
El rey fue hallado culpable casi por unanimidad el 15 de enero de 1793, pero ese consenso se rompió a la hora de decidir la condena. Finalmente triunfó la postura jacobina por una escasa diferencia de votos y Luis XVI fue condenado a muerte. Esto supuso la ruptura definitiva con los girondinos.
Por otra parte, las tropas francesas sufrieron una importante derrota en marzo de 1793, lo que unido a su oposición a la creación de un tribunal revolucionario significó que los girondinos comenzaran a perder influencia.
Los girondinos de la Convención ordenaron el arresto de Marat en abril de 1793. Sin embargo, el acusado de estar detrás de las masacres producidas durante la insurrección en la capital fue absuelto por el tribunal y pudo regresar a la Asamblea.
A pesar de eso, los girondinos continuaron en su intento de debilitar a los jacobinos y a la Comuna. Así, crearon una comisión con poderes para detener a los sospechosos. Después de que ordenara el arresto de Herbert acusado de los mismos cargos que Marat (difamación e incitación a la violencia), la llamada Comisión de los Doce fue suspendida y, algo más tarde, vuelta a convocar.
Los jacobinos, apoyados por los cordeleros, pidieron ayuda a la Comuna para hacer frente a los girondinos. El resultado fueron una serie de motines acaecidos entre el 31 de mayo y el 2 de junio de 1793. La Convención fue sitiada por los rebeldes y obligada a votar que 29 diputados girondinos y dos ministros fueran arrestados.
Algunos de los girondinos consiguieron escapar y buscar apoyos en las provincias, especialmente en la Gironda. La persecución contra los girondinos, federalistas, provocó que el sur del país se levantara contra la pretensión centralizadora de los jacobinos. Sin embargo, la rebelión fue sofocada y algunos de sus líderes se suicidaran.
Por su parte, los 21 girondinos que no habían logrado huir, entre los que se encontraba Brissot, fueron sometido a juicio por el Tribunal Revolucionario. Todos ellos fueron condenados a morir guillotinados. La ejecución tuvo lugar el 31 de octubre de 1794.
Los principales líderes girondinos fueron los siguientes:
– Jacques Pierre Brissot (1754 – 1793): este escritor fue el principal dirigente político de los girondinos. Fue uno de los ejecutados cuando perdieron el control de la Asamblea.
– Nicolás de Condorcet (1743 – 1794): fue el líder de los girondinos en la Asamblea. Impulsó el voto contra la ejecución de Luis XVI, ya que estaba en contra de la pena de muerte.
– Pierre Victurnien Vergniaud (1753 – 1793): presidió la Convención y la Asamblea Legislativa. Fue el encargado de dictar el veredicto contra Luis XVI.
– Jean-Marie Roland de la Platière (1734 – 1793): pasó de formar parte de los jacobinos a integrarse con los girondinos. Ocupó el cargo de ministro de interior en la Convención y se suicidó cuando le llegó la noticia de que estaba siendo buscado para ser ejecutado.
- Lozano Cámara, Jorge Juan. Girondino. Obtenido de claseshistoria.com
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