Manifiesto de Sandhurst: qué fue, antecedentes y consecuencias
¿Qué fue el Manifiesto de Sandhurst?
El Manifiesto de Sandhurst fue un documento firmado por el entonces príncipe Alfonso de Borbón e ideado por el político Antonio Cánovas del Castillo, donde se evidenciaba su disposición para instaurar una monarquía constitucional y ser rey.
El príncipe heredero se encontraba realizando estudios en la Academia Militar británica de Sandhurst, y vivía en el exilio desde años antes.
Este texto, de carácter político, se hizo público en España el 27 de diciembre de 1874, aunque fue redactado el 1 del mismo mes. Se trató de un movimiento político para restablecer la monarquía como sistema de gobierno en España.
En 1868 estalló una revolución que acabó con el reinado de Isabel II, madre de Alfonso. A este acontecimiento le siguió el periodo conocido como Sexenio Democrático. En 1874, un golpe de Estado acabó con la I república, estableciéndose una dictadura militar.
Con el manifiesto, Alfonso de Borbón mostraba su disposición para ocupar el trono y detallaba qué tipo de sistema de gobierno pretendía establecer.
Antecedentes
La situación política española a mediados del siglo XIX era bastante convulsa. Existía un gran descontento hacia el régimen de la reina Isabel II y el gobierno de la Unión Liberal padecía una fuerte crisis interna.
Tras varios cambios en la presidencia del país, en junio de 1866 estalló una insurrección en Madrid que pretendía acabar con la monarquía. Ese levantamiento acabó en fracaso, pero provocó la destitución del entonces presidente, Leopoldo O’Donell, al que la reina acusó de haber sido blando con los sublevados.
La economía también se encontraba en problemas. El mismo 1866, España sufrió una gran crisis financiera, a la que se unió la pésima situación provocada por las malas cosechas de los años siguientes y el aumento del número de desempleados.
Se sucedieron varios motines populares pidiendo que alimentos básicos, como el pan, bajaran de precio.
Revolución de 1868
En septiembre de 1868, aquella inestabilidad terminó por estallar. A mitad del mes un grupo de militares se levantó en armas contra el gobierno y, en pocos días, la sublevación se extendió por todo el país.
El 19 dimitió el presidente del gobierno, González Bravo, e Isabel II trató de resolver la situación nombrando a un general, Gutiérrez de la Concha, como sustituto. Este intentó organizar un ejército en Madrid para acabar con la rebelión, pero no encontró apoyo ni siquiera entre los altos mandos militares.
A finales de ese mes, el día 28, se libró la decisiva batalla de Alcolea, en la que los sublevados derrotaron a los monárquicos.
Dos días después, la reina Isabel II abandonó el país. Empezaba, así, el llamado Sexenio Democrático.
El Manifiesto
Alfonso de Borbón era hijo y heredero de Isabel II. Junto a su madre, tuvo que abandonar el país tras el derrocamiento de la monarquía.
Durante esos años estudió en varios países y, al cumplir los 17 años, terminaba su formación en la Academia Militar británica de Sandhurst.
Antonio Cánovas del Castillo
Aparte del propio Alfonso de Borbón, hubo otra figura fundamental en la elaboración y publicación del Manifiesto de Sandhurst: Antonio Cánovas del Castillo.
Este político era profundamente monárquico y, antes del golpe de Estado que acabó con la república, había formado el Partido Alfonsino.
A partir de 1873, Cánovas empezó a trabajar en el regreso de los Borbones al país, siendo fundamental para la denominada Restauración borbónica.
El Manifiesto, a pesar de estar firmado por el futuro Alfonso XII, ha sido tradicionalmente atribuido al político como parte de su plan para restaurar la monarquía en España.
Publicación
El Manifiesto de Sandhurst se firmó el 1 de diciembre de 1874, y los periódicos lo publicaron en España el 27 del mismo mes.
La excusa esgrimida para publicar el Manifiesto fue agradecer las felicitaciones recibidas por el cumpleaños del monarca. El verdadero motivo era regresar a España y restaurar la monarquía.
Así, el documento describía el régimen político que Alfonso y Cánovas querían establecer. Se trataba de una monarquía constitucional, de carácter conservador y católico, pero garantizando el estado liberal.
En el texto, Alfonso de Borbón reclamaba su condición de legítimo heredero de la Corona. Para Cánovas, el régimen republicano había sido ilegal, al igual que el sistema surgido tras el golpe de Estado, y era necesaria la restauración monárquica.
Propuesta de restauración
Como se apuntaba anteriormente, el Manifiesto planteaba la implantación de una monarquía constitucional.
Para distinguirse de épocas anteriores, prometía mantener un régimen político liberal y no autoritario. Prometía la convocatoria de elecciones para que la voluntad popular fuera escuchada.
Esta propuesta entroncaba con la idea de soberanía propia del liberalismo moderado español, que se contraponía al principio de soberanía popular que había abrazado la república. Cánovas creía que, dada su historia y particularidades, España debía tener un poder compartido entre la Corona y las Cortes.
Así, la Constitución que regulara ese sistema debía ser flexible: con una democracia limitada, pero dando opciones para que pudiera producirse alternancia política.
Cánovas, admirador del sistema británico, planeó implantar el bipartidismo en el país, con dos partidos alternándose en el gobierno.
Consecuencias
Dos días después de que el Manifiesto apareciera en los periódicos españoles, el general Arsenio Martínez Campos dio un golpe de Estado y proclamó a Alfonso XII como rey de España.
Esto, a pesar de coincidir en el objetivo final, iba en contra de los planes de Cánovas de alejar al ejército del ejercicio del poder.
A partir de ese momento, sin embargo, sí logró ese objetivo. El poder político alejó a los militares del gobierno.
Los pronunciamientos militares para cambiar gobiernos fueron sustituidos por el bipartidismo pactado, controlando las elecciones para que se produjera la alternancia del poder.
En resumen, se estableció en España un régimen liberal-conservador no democrático, ya que las elecciones eran censitarias. Además, el falseamiento de los resultados era habitual.
Aparte del ejército, el otro gran poder fáctico en España era la Iglesia católica. El nuevo régimen trató de mejorar las relaciones entre el clero con el liberalismo, muy dañadas tras las desamortizaciones.
El final del Manifiesto es un gran resumen de todas estas consideraciones: “ni dejaré de ser buen español, ni como todos mis antepasados, buen católico, ni como hombre del siglo, verdaderamente liberal”.
Referencias
- El Manifiesto de Sandhurst y la Restauración borbónica. Obtenido de losojosdehipatia.com.es
- Antonio Cánovas del Castillo, 1896. Obtenido de senado.es
- Alfonso XII. Obtenido de britannica.com