Historia

Batalla de Cepeda (1820): causas, desarrollo, consecuencias


La batalla de Cepeda fue un enfrentamiento armado que tuvo lugar el 1 de febrero de 1820 en la cañada del arroyo Cepeda. Los bandos participantes fueron los unitarios y los federales, enfrentados por sus distintas visiones de cómo organizar administrativamente el país.

Ya antes de que la Constitución de 1819 fuera promulgada, en Argentina existían dos corrientes con distintas concepción del país. Los federalistas habían aparecido al amparo de los caudillos del interior que se oponían al centralismo impuesto por Buenos Aires. El descontento de las provincias ante las decisiones tomadas en la capital fue una de las causas principales de la batalla.

El enfrentamiento en Cepeda duró apenas 10 minutos. Los unitarios, comandados por José Rondeau, director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, fueron derrotados por las tropas unidas de los caudillos de Santa Fe y de Entre Ríos, dos de los principales lugartenientes del general José Artigas.

La victoria de los federales provocó la disolución del Congreso Nacional y del Directorio, los dos órganos de poder central. A partir de ese momento se inició un periodo llamado Anarquía del Año XX, en el que aparecieron las autonomías provinciales.

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Causas de la batalla

El descontento existente en las provincias del interior con la forma de gobernar desde Buenos Aires fue la principal causa de la batalla de Cepeda.

Desde la Revolución de Mayo, Buenos Aires había asumido el gobierno de las Provincias del Río de la Plata, sin tener en cuenta la voluntad de las mismas. Los líderes federales exigían que cada provincia se gobernara a sí misma y que el país se organizara como una federación.

Rechazo de las provincias

Ya antes de la Revolución de Mayo se habían producido insurrecciones en las provincias del interior. En 1814, el caudillo oriental José Artigas había capitaneado varias rebeliones contra el gobierno del directorio.

Tras conseguir extender su movimiento por varias provincias, Artigas fundó la Liga Federal, que nunca llegó a un entendimiento con el gobierno central. Las insurrecciones contribuyeron a debilitar al Directorio en su guerra contra los realistas, ya que parte de sus fuerzas militares debieron destinarse a sofocarlas.

A partir de 1816, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, la Banda Oriental y Misiones eran prácticamente independientes del gobierno de Buenos Aires. Las dos primeras provincias fueron atacadas repetidamente por las tropas centralistas.

Invasión portuguesa

A principios de 1817, el rey de Portugal, que residía en Brasil, se anexionó la Banda Oriental y ocupó Montevideo aprovechando los enfrentamientos internos.

El gobierno de Buenos Aires no acudió en defensa de la provincia, lo que llevó a que Artigas lo acusara de apoyar el ataque lusobrasileño.

Constitución de 1819

El Congreso de Tucumán, en su nueva sede de Buenos Aires, aprobó la Constitución Argentina en 1819. En ella, el gobierno central asumía amplios poderes, mientras que restringía la autonomía de las provincias.

Artigas y el resto de los caudillos locales decidieron no tratar más con el gobierno central. Las tripas de Entre Ríos se trasladaron a Santa Fe con la intención de atacar Buenos Aires.

Antes de que se produjera la batalla de Cepeda, las provincias de Tucumán y Cuyo se posicionaron también en contra del gobierno central.

Desarrollo

En esa época, el país se encontraba en pleno proceso de organización. En el aspecto territorial existían dos claros bandos: los federales, que pretendían fundar un país constituido por provincias autónomas; y los unitarios, partidarios de un sistema centralista con todo el poder concentrado en Buenos Aires.

Ambos bandos defendían sus ideas mediante las armas, sin que existiera ninguna posibilidad de diálogo. Los federales, liderados por José Artigas, Estanislao López y Francisco Ramírez, declararon la guerra a los unitarios, cuyas tropas estaban dirigidas por José Rondeau.

Bandos en la batalla

La batalla de Cepeda de 1820 enfrentó a federales y unitarios en un contexto de lucha por organizar el país.

El ejército federal estaba compuesto por tropas provenientes de Santa Fe, Misiones, Corrientes, la Banda Oriental y Entre Ríos. Sus jefes militares eran Pedro Campbell, Francisco Ramírez y Estanislao López.

Por su parte, las tropas unitarias estaban formadas por soldados de la provincia de Buenos Aires y de las regiones Unidas del Río de la Plata. El Director Supremo José Rondeau estaba al mando de las operaciones.

Antes de la batalla se había producido el motín de Arequito. En ella, el Ejército del Norte, llamado por Rondeau, se rebeló para no tener que luchar en una guerra civil.

A pesar de la negativa del Ejército del Norte, Rondeau decidió hacer frente a los federales al mando de las tropas de la capital.

Preparación

Antes de la batalla, Rondeau creía contar con una ventaja considerable, ya que contaba con el apoyo del reconocido Ejército del Norte. Sin embargo, la negativa de las tropas a participar en una guerra civil lo dejó sin esa baza.

El líder unitario solo pudo contar con el ejército de la capital, un cuerpo bien armado. En un cambio de estrategia, decidió invadir Santa Fe antes de que los federales atacaran Buenos Aires.

Las fuerzas unitarios se desplegaron con gran rapidez e invadieron Santa Fe antes de que los federales pudieran alcanzar la capital. El 1 de febrero, Rondeau ocupó la zona sur de la Cañada de Cepeda y esperó allí a sus rivales.

Rondeau desplegó a sus tropas en una disposición clásica: la infantería y la artillería en medio y la caballería a los lados. A sus espaldas, para proteger la retaguardia, dispuso una larga formación de carretas.

Según los expertos, este tipo de formación resultaba muy difícil de vencer en el caso de que el enemigo atacara de frente. Sin embargo, la disposición de la Cañada, en medio de la llanura, permitió a la caballería unitaria planear otro tipo de estrategia.

Aunque López era el gobernador de la provincia en la que se desarrolló el combate, las tropas federales quedaron bajo el mando de Ramírez, que había destacado por su participación en otras batallas.

Combate en la Cañada

La batalla de Cepeda fue muy corta, hasta el punto de que fue bautizada como “la batalla de los diez minutos”.

Los federales, en lugar de seguir tácticas militares clásicas, decidieron arremeter violentamente contra las tropas unitarias.

El avance de los federales se produjo a las 8:30 horas. En ese momento, su caballería cruzó al galope toda la Cañada de Cepeda hasta rodear el dispositivo unitario y colocarse a su espalda.

Sin esperar, atacaron a la caballería unitaria, sin dar tiempo a la infantería a reaccionar. La rapidez de la maniobra provocó que los cañones del ejército de Buenos Aires estuvieran aún apuntando para el lado contrario.

Como se ha señalado, la batalla duró apenas diez minutos. La caballería de los federales, en su huida, arrastró el propio Rondeau. Solo la infantería consiguió resistir un tiempo más, mientras que el resto del ejército se retiraba hacia San Nicolás de los Arroyos. Allí, los derrotados embarcaron para dirigirse a Buenos Aires.

Consecuencias

La batalla de Cepeda está considerada como la primera acción bélica entre los dos bandos que existían en el territorio después de la Revolución de Mayo. Fue la primera prueba militar para los federales y probó el gran apoyo popular que sus ideas tenían en las provincias.

Disolución de las autoridades nacionales

La derrota de los unitarios conllevó que todo el norte del territorio de Buenos Aires fuera invadido por los caudillos, que alcanzaron la capital a los pocos días de la batalla.

Cuando la noticia sobre el resultado de la batalla se difundió, el jefe y los oficiales del Ejército de Campaña de Buenos Aires exigieron que el Congreso Nacional se disolviera y que el Director Supremo abandonara el cargo.

El Congreso tomó la decisión de disolverse en una reunión presidida por José Miguel Díaz Velez. Los congresistas manifestaron que “… ceden a la intimación que se les hace, entendiendo que en esto los firmantes de la misma, obran autoritariamente”.

Rondeau, por su parte, renunció a su puesto de Director Supremo ante el Cabildo, el 11 de febrero. Según sus propias palabras, lo hizo “… deseoso de propender en cuanto esté de mi parte al bien de mis conciudadanos y no queriendo ser un obstáculo para que la paz vuelva a reinar en el país, deposito la suprema dirección del Estado que he desempeñado hasta ahora en manos de V.E”.

Consecuencias en Buenos Aires

Ante la disolución de los órganos de gobierno, el Cabildo asumió el poder en Buenos Aires hasta que se nombraron un gobernador y un capitán general.

El primer gobernador autónomo fue Manuel de Sarratea, que llegó al cargo con el apoyo de los federales. Mediante el Tratado del Pilar, la provincia de Buenos Aires reconoció el derecho de las otras provincias de dotarse con un gobierno propio, además de disolver oficialmente el Congreso de Tucumán.

Este acuerdo no llevó la estabilidad a la capital que continuó sumida en la anarquía hasta el nombramiento, en septiembre, de Martín Rodríguez como nuevo gobernador. Este logró estabilizar Buenos Aires, pero a costa de aislar la provincia del resto del país.

Federalismo

El resultado de la batalla de Cepeda hizo posible que se instaurara el federalismo. Las provincias se dotaron de personalidad jurídica e histórica y, tras el mencionado Tratado del Pilar, se reconoció su derecho a tener gobiernos autónomos.

A partir de ese momento, las provincias se gobernaron a sí mismas y se organizaron como una especie de confederación.

Argentina, con la excepción de breves periodos como la presidencia de Bernardino Rivadavia, no volvió a unificarse hasta 1853.

Referencias

  1. Enciclopedia de Historia. Batalla de Cepeda (1820). Obtenido de enciclopediadehistoria.com
  2. Rodríguez, Jeremías. La Batalla de Cepeda de 1820. Obtenido de historiageneral.com
  3. El Historiador. La batalla de Cepeda. Obtenido de elhistoriador.com.ar
  4. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Battles of Cepeda. Obtenido de britannica.com
  5. Criscenti, Joseph T. Cepeda, Battles Of. Obtenido de encyclopedia.com
  6. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Unitario. Obtenido de britannica.com