Surrealismo abstracto: origen, características, autores, obras
El surrealismo abstracto consiste en una tendencia de carácter pictórico que toma algunos elementos del surrealismo pero le otorga un enfoque abstracto, por lo que se aplica una especie de automatismo puro. Esto hace que se desvanezca cualquier representación figurativa para introducir nuevos universos creados por el artista.
Por esta razón el surrealismo abstracto es considerado un precursor de la pintura abstracta porque esta tendencia introdujo el uso de la estética automática, que consiste en la supresión del control racional con el objetivo de dejar fluir libremente las imágenes y colores que se encuentran resguardados en el subconsciente.
Algunos consideran que el surrealismo abstracto se relaciona con los acontecimientos políticos que sucedían en España en los años 30; esto se debe al desengaño social que vivía la sociedad hispana de entonces por los enfrentamientos civiles. En consecuencia, una sociedad desengañada de la realidad generó artistas que abogaban por pinturas irreales.
Así mismo, algunos críticos consideran que el surrealismo abstracto fue una construcción artística que defendió la austeridad cubista, lo que permitió la apertura a nuevas formas de leer las intenciones pictóricas de los artistas y simbolizó otra manera de aproximarse al objeto artístico.
Los artistas de esta tendencia se caracterizaron por mantener una actitud lírica que reflejaba la autenticidad de sus obras, buscando un equilibrio entre la improvisación y la creación de un arte que reflejara la estructura compositiva. En términos generales se puede definir a esta tendencia como una síntesis entre espíritu y forma.
En consecuencia, algunos establecen que el surrealismo abstracto no solo fue una corriente artística sino que también fue un estado de ánimo. Por esta razón dicha tendencia mantiene sus reminiscencias en la actualidad debido a que simbolizó una ruptura entre el espectador y el artista, así como también entre lo público y lo privado.
Los expertos aseguran que el surrealismo abstracto influenció de manera notoria algunas corrientes posteriores como el situacionalismo y el collage. Su representante más popular fue Joan Miró, quien se caracterizó por otorgarle a sus pinturas una perspectiva fantástica e infantil utilizando formas geométricas y colores similares a los del fovismo.
Índice del artículo
El surrealismo abstracto nació como una vertiente o variación del surrealismo; por lo tanto, sus orígenes transitan en conjunto con el surgimiento de este último. Los pintores surrealistas aparecieron por primera vez en la escena artística a partir de 1924.
En ese año fue publicado el Manifiesto surrealista escrito por André Bretón, quien estableció que la situación que vivía España con la posguerra demandaba un nuevo tipo de arte que fomentara la indagación en lo más profundo del hombre con la finalidad de comprenderlo en su totalidad.
Bretón era conocedor del psicoanalista Sigmund Freud, por lo que decidió inspirarse en las teorías básicas del psicoanálisis para construir sus inclinaciones artísticas.
Los surrealistas apoyaban el automatismo puro, lo que implicaba que la mente no debía ejercer ningún tipo de limitante o de control al momento de realizar la creación artística.
A través del pincel, los artistas plasmaban imágenes pertenecientes al subconsciente y a la realidad onírica, desprendiéndose de las leyes de lo tangible y lo posible.
Debido a esto resulta común hallar pinturas en las que aparecen aspectos incongruentes, máquinas mágicas, desnudos, autómatas y representaciones del caos junto con perspectivas vacías. El pensamiento prohibido fue una de las inspiraciones más notorias para estos creadores, quienes celebraban el erotismo y los tabúes.
La inspiración de los surrealistas, independientemente de sus posteriores vertientes, nació de los cuadros de Goya, el Bosco y otros artistas como Valdés Leal. En cuanto a sus influencias más contemporáneas, el surrealismo se nutrió de la pintura metafísica de Giorgio de Chirico y del movimiento dadaísta.
Chirico destacó por sus pinturas desoladoras en las que se podía percibir el desastre y el desengaño que había dejado la guerra. Dentro de su obra se pueden apreciar plazas desiertas junto con maniquíes y calles que no tienen límites porque se sumergen en lo infinito; este es uno de los antecedentes más notorios del surrealismo.
Las vertientes del surrealismo fueron principalmente dos: el surrealismo abstracto, liderado por Miró, Masson o Klee, quienes crearon universos personales siguiendo el automatismo puro; y el surrealismo onírico, de carácter más figurativo, donde destacaron las figuras de Dalí y Magritte.
Las principales características del surrealismo abstracto fueron las siguientes:
– La defensa del automatismo puro, en el que la razón no tiene cabida y se busca alcanzar una síntesis entre la forma estética y el espíritu humano.
– La utilización de colores llamativos y fuertes, en su mayoría cálidos. La paleta cromática del surrealismo abstracto es muy similar a la que utilizaron los fovistas.
– La creación de mundos propios, infinitos e inconmensurables a partir de figuras cubistas y abstractas.
– La inclinación por la psique humana y sus deseos prohibidos.
– Trazos que evocan líneas, puntos y figuras geométricas que brotan del subconsciente del pintor.
Durante una entrevista este reconocido autor estableció que le resultaba difícil hablar de sus pinturas, ya que estas nacían de estados de alucinación provocados por una especie de shock del cual el pintor se sentía por completo irresponsable.
Joan Miró es el representante más importante del surrealismo abstracto, a pesar de que no toda su obra artística siguió esta tendencia.
Algunos críticos han establecido que sus cuadros están llenos de poesía y sencillez, en los que emplea tintas planas y colores puros. Su obra más importante es la conocida como El Carnaval del arlequín, realizada en 1924.
En esta pintura se puede percibir una clara abstracción de imágenes simples, similares a las pinturas de los niños. El autor rechazaba la perspectiva y el acabado minucioso.
Es considerado uno de los exponentes principales del surrealismo abstracto junto con Joan Miró. Se destacó principalmente por emplear la técnica del frotagge, que consiste en frotar un lápiz o una mina de plomo sobre un papel blanco que es apoyado en un objeto, dejando la huella de dicho objeto en el papel con sus irregularidades.
Las imágenes que surgen del frotagge son misteriosas y suelen evocar desolación y catástrofe. Su obra más conocida es la titulada Europa después de la lluvia, realizada en 1941. En esta pintura el autor empleó colores vívidos y propios de la naturaleza, como el marrón, el verde y el amarillo.
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