Anatomía y fisiología

Torus mandibular: concepto, síntomas, causas, tipos, tratamiento


¿Qué es el torus mandibular?

El torus mandibular es un crecimiento óseo solitario o bilateral que aparece en la superficie lingual de la mandíbula. Usualmente se ubica cerca de los caninos o premolares. La etiología es aún imprecisa, pero se cree que hay elementos genéticos y ambientales involucrados.

Se les conoce también como rodetes mandibulares o exóstosis óseas. Según las investigaciones realizadas, no parecen tener influencia en la aparición de cáncer en la esfera bucal. La incidencia de esta condición oscila entre el 20 y el 25 % en la población americana.

Se pueden clasificar de acuerdo con su forma, tamaño, localización y números. Las opciones terapéuticas son múltiples y dependerán de la sintomatología, criterios estéticos y funcionales, así como las posibilidades de colocación de prótesis.

Síntomas del torus mandibular

El torus mandibular es casi siempre asintomático. Solo en algunos casos en los que su tamaño es muy grande o su ubicación muy molesta, los pacientes pueden manifestar algún tipo de incomodidad.

Las principales quejas de quienes presentan esta patología son dolor ocasional y sangrado, especialmente posterior a algún traumatismo, úlceras sobre o alrededor de la lesión y en casos muy severos, dificultad para masticar.

También pueden presentarse molestias al intentar colocar una prótesis dental; de hecho esta es una de las principales causas de consulta al odontólogo antes de diagnosticar el torus.

Se han reportado casos anecdóticos de anestesiólogos que han presentado dificultad para intubar pacientes portadores de torus, pero la bibliografía al respecto es escasa.

Causas

La etiología del torus mandibular no está clara. Sin embargo, existe un acuerdo universal implícito que le otorga al torus un origen multifactorial.

Diversos estudios clínicos han demostrado predisposición genética en la aparición de las distintas exóstosis. Muchos otros implican elementos ambientales en la génesis del torus e incluso factores funcionales relacionados con la dentadura, mordida y fisiología dental.

En etapas tempranas de la vida (etapas en las que son muy infrecuentes) se han relacionado con el bruxismo.

También existen cínculos entre los trastornos en la regulación del calcio, vitamina D y vitamina K, y el torus, lo que puede ofrecer luces en cuanto a su origen.

También se ha estudiado la aparición de torus posterior a procedimientos odontológicos como injertos gingivales.

Una nueva teoría sobre el origen del rodete mandibular fue planteada en el año 2013 por un grupo de investigadores, quienes creen que existe una relación entre la formación de la mandíbula y la osificación del cartílago de Meckel en edad fetal con la aparición del torus.

Clasificación del torus mandibular

Según el tamaño

  • Pequeños: hasta 3 cm de diámetro.
  • Medianos: entre 3 y 5 cm de diámetro.
  • Grandes: mayores de 5 cm de diámetro.

Según su localización

  • Mandibular.
  • Palatino.
  • Otras ubicaciones intraorales.

Según su número

  • Única.
  • Múltiples unilaterales.
  • Múltiples bilaterales.

Según su forma

  • Planos.
  • Nodulares.
  • Fusiformes.
  • Lobulares.

Diagnóstico

El diagnóstico del torus mandibular es primordialmente clínico. Debe realizarse una evaluación odontológica completa, palpando la lesión para verificar su consistencia ósea, evaluar la mucosa oral en busca de úlceras o traumatismos y verificar la vitalidad de los dientes cercanos a la lesión.

Deben solicitarse también exámenes complementarios, inicialmente un estudio radiológico periapical en el que se evidencian áreas de alta opacidad con relación a la raíz de los dientes comprometidos.

Estudios anatomopatológicos pueden estar indicados si se sospecha de alguna otra lesión que pueda tener carácter maligno o si no se está seguro del diagnóstico inicial.

Histológicamente se describe como una lesión ósea con corteza muy densa, y en el centro se evidencia hueso esponjoso con zonas calcificadas.

Diagnóstico diferencial

Los diagnósticos diferenciales del torus mandibular incluyen la formación de abscesos, cáncer óseo, tumores de las glándulas salivales, tumores vasculares, síndrome de Gardner y fibromas.

Tratamiento

La mayoría de los casos de rodetes mandibulares no requieren tratamiento específico. De hecho, muchos pasan desapercibidos hasta que el dentista los detecta en una evaluación rutinaria o en una consulta por otra causa.

En algunos casos el tratamiento es conservador. Solo se tratan los pocos síntomas que puedan aparecer y se contemporiza la resolución quirúrgica, la cual está indicada en situaciones muy específicas.

Tratamiento quirúrgico

La cirugía para la extracción del torus mandibular es realizada por cirujanos maxilofaciales y está indicada solo en las siguientes situaciones:

Colocación de prótesis

Si el torus interfiere en algún procedimiento protético dental ya realizado o por realizar, debe ser extraído.

Traumatismos

Cuando, por su tamaño, el torus causa lesiones en la mucosa oral con úlceras y sangrado,  debe ser retirado.

Higiene

Ciertos tipos y localizaciones de torus pueden tender a la acumulación de restos alimentarios, lo cual compromete la salud bucal del paciente y causa mal aliento.

Estética

Si existe deformidad dental o protrusión causada por el torus, muchos pacientes solicitan su extracción por la incomodidad que genera.

Procedimiento

La excéresis del torus mandibular se realiza a través de una cirugía oral poco común en la que se elimina una sección del hueso que incluye no solo el rodete, sino un borde óseo limpio para evitar la reproducción, pese a lo cual siempre se recomienda eliminar la menor cantidad de tejido posible conservando el periostio indemne.

Esta cirugía puede realizarse con anestesia local en un consultorio acondicionado o en una unidad de cirugía ambulatoria.

Sin embargo, algunos casos deben hacerse bajo anestesia general en quirófano por el riesgo de comprometer la vía aérea, o si el torus se relaciona con estructuras vasculares o nerviosas que puedan lesionarse si el paciente se mueve.

El procedimiento se lleva a cabo asegurando aspiración continua, con el paciente en decúbito dorsal y con la boca artificial y permanentemente abierta.

Tras una incisión adecuada, dividiendo el hueso con fresas especializadas acopladas a un motor ultrasónico de alta frecuencia, se elimina la lesión con un escoplo y se suturan los bordes con cautela.

Complicaciones

Como en todo procedimiento quirúrgico, pueden presentarse complicaciones, entre las cuales tenemos:

  • Lesiones nerviosas.
  • Lesiones vasculares.
  • Infecciones.
  • Hemorragias.
  • Cicatrices hipertróficas
  • Trastornos de la retención.