Historia

Falangismo: origen, ideas, características, consecuencias


El falangismo o nacionalsindicalismo es una teoría política, social y económica nacida en España a principios de la década de los 30 del siglo XX. En su origen, los falangistas se fijaron en el fascismo de la Italia de Mussolini y añadieron algunas particularidades españolas como el catolicismo.

El máximo exponentes del falangismo fue José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador Miguel Primo de Rivera. En 1933 fundó el partido Falange Española, que a pesar de su escasa representación parlamentaria jugó un importante papel en el estallido de la Guerra Civil española (1936-1939).

El falangismo se declaraba contrario al parlamentarismo y a la existencia de partidos políticos. Esta corriente defendía la creación de un Estado totalitario organizado a partir de un modelo corporativista de sindicato vertical y único. Este sindicato debía englobar a trabajadores y empresarios con el fin de servir a la nación.

Una de sus principales diferencias con el fascismo es su defensa del catolicismo como elemento imprescindible en la sociedad española. Además, el falangismo contemplaba abiertamente el uso de la violencia para alcanzar sus objetivos políticos.

Índice del artículo

Antecedentes y origen

El triunfo del fascismo en Italia llevó a parte de la derecha española a fijarse en sus postulados. Varios grupos comenzaron a poner en marcha un proyecto político que siguiera los pasos de Mussolini e imponer un régimen autoritario.

Nacimiento del falangismo

La primera organización con rasgos falangistas fueron las JONS, siglas de Juntas de Ofensiva Nacional- Sindicalista. Al frente de este movimiento se encontraba Ramiro Ledesma. El diario La conquista del Estado, una versión española del periódico italiano del mismo nombre, fue fundamental para difundir sus ideas.

Este partido apareció el 10 de octubre de 1931, cuando el grupo encabezado por Ramiro Ledesma se fusionó con las Juntas Castellanas de Actuación Hispánica, fundadas por Onésimo Redondo.

El partido seguía la corriente fascista en boga en Europa, aunque añadiendo algunos elementos propios de España. Así, mientras el nazismo estaba basado en la supremacía de la raza aria, las JONS sustituyó ese concepto por el catolicismo.

Primo de Rivera

José Antonio Primo de Rivera comenzó a interesarse por el fascismo en 1933. En febrero de ese año lanzó el periódico El Fascio junto con Manuel Delgado Barreto, Rafael Sánchez Mazas y Juan Aparicio López.

De ese periódico solo se imprimió un número y, además, muchos de los ejemplares fueron incautados por la policía. En esa única tirada colaboraron el propio Primo de Rivera y Ramiro Ledesma. Además, contenía varios artículos laudatorios sobre Hitler y Mussolini.

A pesar del fracaso, el grupo siguió reuniéndose y ganando adeptos. Su siguiente paso fue fundar el Movimiento Español Sindicalista, que se publicitó con el subtítulo de Fascismo Español.

En agosto del mismo año, el ultraderechista José María de Areilza facilitó una reunió entre el movimiento recién fundado y Ramiro Ledesma. Este sin embargo, solo ofreció que el grupo se integrara en las JONS.

Falange Española

En octubre, Primo de Rivera se desplazó a Italia, donde mantuvo una reunión con Mussolini. Su propósito era recabar información para organizar un movimiento similar en España.

A la vuelta del viaje, el 29 de octubre, se produjo la presentación formal de la Falange, en un acto desarrollado en el Teatro de la Comedia, en Madrid.

Durante los meses siguientes, Falange y las JONS se disputaron la escasa representación del fascismo español. Los primeros consiguieron un gran éxito al conseguir que los sectores financieros y los monárquicos dejaran de financiar a las JONS y se decantaran por apoyar a Falange. ​

Pronto, Falange superó en número de afiliados a sus rivales. Ramiro Ledesma comenzó a recibir presiones para fusionar las JONS con el partido de Primo de Rivera. Finalmente, la unión se produjo el 15 de febrero de 1934, con el nombre de Falange Española de las JONS.

Ideología y características del falangismo

El falangismo comparte muchos de sus principios con el fascismo italiano, aunque también cuenta con sus características propias. Sus fundadores admiraban el régimen impuesto por Benito Mussolini en Italia y pretendían implantar uno similar en España.

Ramiro Ledesma, uno de los primeros ideólogos del falangismo, impulsó la idea de crear un Estado sindicalista y totalitario, con un importante carácter nacionalista. Para conseguirlo propugnaba utilizar cualquier medio, incluida la violencia.

La doctrina falangista está basada en una concepción totalitaria del Estado. Cada español debe participar en el desarrollo del Estado mediante su función familiar, municipal y sindical. Se trata de una ideología que se enfrenta al capitalismo liberal y defiende el denominado Estado sindical, en el que no existirían los partidos políticos.

El falangismo, además, pretende superar la división tradicional entre las distintas ideología, uniendo a todos los ciudadanos en una única idea.

En el ámbito económico, su intención es nacionalizar los medios de producción, que deberán administrarse de manera autogestionaria. Su programa de reformas sociales era denominado por los propios falangistas como revolucionaria.

El sindicalismo

El falangismo pretende dejar atrás las ideologías capitalistas y marxistas. Su intención es crear una sociedad sin partidos políticos ni corrientes ideológicas. Su ideal de Estado estaría dirigido por un sindicato corporativista, llamado también vertical.

Este sindicato estaría compuesto por todos los agentes económicos, desde los obreros hasta los trabajadores, y detentaría la propiedad de los medios de producción. Con esto, la lucha de clases dejaría de existir y el país se vertebraría sin enfrentamientos.

Nacionalismo

El nacionalismo es otro de los puntos clave de esta corriente de pensamiento, que no en vano se conoce también como nacional-sindicalismo.

Los falangistas defienden un nacionalismo bastante exacerbado, aunque basado más en las que consideran particularidades españolas que en el enfrentamiento con otros países.

Para Primo de Rivera, España era “una unidad de destino en lo universal”, lo que significa que todas las lenguas y razas de la nación debían unificarse. El principal propósito era acabar con los nacionalismos de regiones como el País Vasco o Cataluña.

En el ámbito internacional, su doctrina solo hace referencia a aquellos países con los que España comparte lengua e historia, como los latinoamericanos. Para los falangistas, España debe servir de guía cultural y económica de estos países.

Totalitarismo

Los falangistas pretendían crear un estado totalitario, con el sindicato corporativo como factor vertebrador. Además, defendían un Estado fuerte y omnipresente. Uno de sus eslóganes era “fuera del Estado, nada”.

El propio Primo de Rivera hace suya esta afirmación cuando declara que “nuestro Estado será un instrumento totalitario al servicio de la integridad patria”.

Tradicionalismo católico

Entre las diferencias existentes entre el falangismo y el fascismo italiano destacaba la apelación de los primeros al catolicismo y la tradición.

La Falange Española afirmaba que “la interpretación católica de la vida es, en primer lugar, la verdadera; pero es además, históricamente la española”.

Anticomunismo y antiliberalismo

La ideología falangista era profundamente anticomunista, ya que consideraban que el marxismo provocaba que el ser humano perdiera sus tradiciones. Además, la oposición del comunismo a las religiones se enfrentaba a su defensa del catolicismo.

Sin embargo, algunos de sus postulados económicos se parecían más a los del socialismo que a los liberales, corriente con la que también estaban enfrentados.

Así, los falangistas eran partidarios de nacionalizar la banca y de hacer una reforma agraria. Aunque respetaban la propiedad privada, pretendían que esta se pusiera al servicio de la comunidad.

Consecuencias del falangismo

Aunque Falange Española estaba en contra del sistema parlamentario se presentó a algunas elecciones durante la Segunda República española (1931-1939). Sus resultados fueron muy malos, ya que la sociedad española de la época no compartía la mayoría de sus postulados.

El sector de la derecha, además, estaba concentrado en torno a la CEDA, una coalición de los partidos de esa ideología más importantes, que tenía un importante contenido católico.

Su situación económica tampoco era muy buena. A pesar de lograr más apoyos que las JONS en solitario, su financiación era escasa. Una de las ayudas más importantes la recibía del gobierno italiano, que le concedía 50 000 liras mensuales, pero esa cantidad fue retirada en 1936 tras ver los malos resultados electorales.

Violencia durante la República

Como se ha señalado, el falangismo defendía el uso de la violencia como arma para lograr sus propósitos. Durante la Segunda República, los falangistas crearon una estructura paramilitar que protagonizó numerosas agresiones hacía simpatizantes de izquierda en un contexto de gran polarización social.

En las fichas de afiliación al partido había una casilla en la que se hacía constar si se poseía una “bicicleta”, nombre en clave para pistola. Además, los miembros recibían una porra flexible forrada de metal.

La milicia creada por el movimiento recibió el nombre de Falange de Sangre, primero, y de Primera Línea, después.

Las acciones de estos grupos violentos fueron parte muy importante de la creación de un ambiente propicio para el estallido de la Guerra Civil.

Durante el franquismo

Tras la rebelión militar contra el gobierno republicano del 19 de julio de 1936, Primo de Rivera fue detenido y condenado a ser fusilado al ser considerado como uno de los inductores del golpe de Estado. La sentencia se cumplió el 20 de noviembre de ese mismo año.

Los falangistas se unieron al bando sublevado en su lucha contra los republicanos y contribuyeron a la represión desatada en las semanas iniciales de la guerra.

En 1937, el líder militar de los sublevados, Francisco Franco, se hizo con todo el poder político y administrativo de la rebelión. Entre sus primeras medidas se encontraba la unificación de todas las corrientes que lo apoyaban (monárquicos, tradicionalistas, falangistas…) en un solo movimiento nacional: la Falange Española Tradicionalista.

Franco anunció que el programa del nuevo Estado que quería crear estaría basado en los principios falangistas y concedió a los miembros de ese partido la consideración de élite política.

Una vez terminada la guerra, Franco promulgó un decreto, el 31 de julio de 1939, que nombraba a la falange como partido único.

Durante la dictadura franquista se sucedieron los enfrentamientos entre la Falange y el propio Franco y sus seguidores más cercanos. No obstante, muchos falangistas se asimilaron a la perfección con el nuevo régimen, aunque sus propuestas fueron cayendo en el olvido.

Falangismo en la actualidad en España

Con la muerte del dictador Franco en 1975 se inició el proceso para devolver la democracia al país. En esos momentos, el falangismo se encontraba dividido en tres grupos diferentes, que incluso se enfrentaron en los tribunales por el derecho a usar el nombre de Falange en las primeras elecciones, en 1977.

Los jueces concedieron el derecho a usar ese nombre a un antiguo ministro de Franco, Raimundo Fernández-Cuesta.

Por otra parte, varios grupos falangistas protagonizaron muchos actos de violencia callejera durante los primeros años democráticos con el fin de intentar hacer descarrilar el proceso.

La falta de apoyo popular dejó a esos grupúsculos falangistas prácticamente fuera del ejercicio político. Aunque todavía existen partidos que defienden esas ideas, su representación electoral rara vez alcanza el 0,1% de los votos (0,05% en las elecciones de 2008).

Entre las organizaciones, sindicales y políticas, que reclaman la herencia falangista se encuentran la Unión Nacional de Trabajadores, la Falange Española de las JONS, la Falange Auténtica, FE/La Falange o el Movimiento Falangista de España.

Falangismo en Latinoamérica

Algunos expertos dudan que se pueda aplicar la denominación de falangistas a regímenes autoritarios como el de Trujillo en República Dominicana, Stroessner en Paraguay o Pinochet en Chile, a pesar de sus buenas relaciones con Franco y de algunas coincidencias ideológicas.

No obstante, el falangismo español inspiró la creación de varios partidos latinoamericanos, aunque generalmente minoritarios.

México

A finales de los años 30 cobró importancia la Unión Nacional Sinarquista, un partido político que seguía los postulados del sinarquismo mexicano. Esta corriente ideológica tenía al falangismo y al franquismo entre sus inspiraciones.

Por otra parte, empresarios españoles fundaron también en los años 30 un grupo llamado Falange Española Tradicionalista. Su intención era oponerse a la política de apoyo a la Segunda República de Lázaro Cárdenas.

Bolivia

La guerra del Chaco provocó una crisis de identidad en el país que dio lugar a la aparición de nuevos partidos y movimientos políticos. Entre ellos se encontraba la Falange Socialista Boliviana, fundada el 15 de agosto de 1937.

Esta organización estaba compuesta por estudiante universitarios y de colegios y defendía la instauración de un “Nuevo Estado Boliviano”.

Más recientemente, en el año 2000, apareció un grupo llamado Falange 19 de abril, formado por seguidores de Óscar Únzaga de la Vega.

Colombia

En la década de los 30, Laureano Gómez, futuro presidente del país, se declaraba partidario del falangismo. Sin embargo, cuando obtuvo el poder en 1950 ese apoyo se había difuminado.

Por otra parte, en la actualidad existen dos grupos que se declaran falangistas: Falange Nacional Patriótica de Colombia y el Movimiento denominado Alternativa Falangista Colombiana.

Ecuador

En 1948 apareció un grupo influido por el falangismo y el sincretismo: la Alianza Revolucionaria Ecuatoriana.

Los miembros de esta organización, liderada por Jorge Luna, presentaban un programa basado en el nacionalismo, el catolicismo y el anticomunismo que atrajo a bastantes jóvenes de clase media-alta. En la práctica, solo llegó a ser un movimiento que protagonizó actos de violencia callejera en apoyo de José María Velasco Ibarra.

Referencias

  1. Enciclopedia jurídica. Falangismo. Obtenido de enciclopedia-juridica.com
  2. Gómez Motos, Eloy Andrés. Primorriverismo y Falangismo. Obtenido de revistadehistoria.es
  3. EcuRed. Falange Española. Obtenido de ecured.cu
  4. International Encyclopedia of the Social Sciences. Falangism. Obtenido de encyclopedia.com
  5. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Falange. Obtenido de britannica.com
  6. Slaven, James. The Falange Española: A Spanish Paradox. Recuperado de poseidon01.ssrn.com
  7. History Learning Site. The Falange. Obtenido de historylearningsite.co.uk