Convencionalismo: filosófico, jurídico, social, moral, político
El convencionalismo es la actitud filosófica o la creencia de que los principios fundamentales, valores, normas, usos y costumbres de la sociedad se basan en acuerdos explícitos o tácitos de un grupo social, más que en la realidad externa.
Es un concepto aplicado en varios ámbitos como el de la gramática, de la ética, el legal, el científico y el filosófico, entre otros. Constituye un punto de vista típico del idealismo subjetivo, dado que niega el contenido objetivo de los conocimientos del sujeto. Pueden detectarse ciertos elementos propios del convencionalismo en el positivismo, especialmente en el pragmatismo y en el operacionalismo.
Su aplicación en áreas tan disímiles dificulta establecer un único concepto de convencionalismo. Sin embargo, como factor común de las teorías convencionalistas se encuentra implícita la elección libre de un acuerdo común.
Por ende, no es la naturaleza de las cosas, las consideraciones racionales, las características universales ni los factores de la cognición humana, sino el acuerdo de un grupo lo que nos lleva a escoger y adoptar determinados principios.
El convencionalismo en ocasiones se considera una teoría afín al constructivismo, al afirmar que los objetos de investigación no son completamente independientes de la mente. En este sentido los convencionalistas afirman que ciertas verdades que se plantean en nuestro mundo físico, son cuestiones de convención.
Igualmente, en el caso de conocimientos que estén en disputa, la convención se impone a la objetividad, pues no se elige lo que es cierto, sino lo que es más conveniente o útil.
Índice del artículo
- 1 En la filosofía
- 2 Convencionalismo social
- 3 Convencionalismo jurídico
- 4 Convencionalismo moral
- 5 Convencionalismo político
- 6 Referencias
En la filosofía
El convencionalismo aparece en casi todas las áreas de la filosofía, abordando temas como la propiedad, la moralidad, la identidad personal, la ontología, la necesidad.
Uno de los principales exponentes, considerado además fundador de esta corriente filosófica, fue el matemático francés Henri Poincaré (1854-1912). En su pensamiento se encuentra la esencia misma del convencionalismo, pues considera que los conceptos científicos y construcciones teóricas son producto de convenios entre científicos, sin embargo, esto no suponen que carezca de valor objetivo.
Las teorías de espacio y tiempo que se manejan son dos de los ejemplos más famosos sobre verdades convencionales, tal como lo indicó en su momento Poincaré con la geometría euclidiana. El matemático maneja a grandes rasgos 4 tesis en torno al convencionalismo:
– Existen en la ciencia elementos empíricamente arbitrarios, convenciones tomadas por decisión
– En la ciencia hay declaraciones que, para funcionar correctamente, necesitan convenciones.
– El estado epistemológico de las declaraciones científicas no es estático, sino que depende de las decisiones de la comunidad científica
– Los resultados negativos de los experimentos que prueban hipótesis son siempre ambiguos.
Convencionalismo social
Una convención social es un factor regular ampliamente observado por algún grupo de individuos. Pero no todas las regularidades son convenciones. El hecho de que todos coman o duerman no es una convención, pero el lenguaje o el uso del dinero como medida de intercambio, sí lo son.
Pueden detectarse los primeros indicios del convencionalismo social en el Tratado de la Naturaleza Humana del filósofo escocés David Hume (1711-1776), que más adelante retomará y profundizará David K. Lewis (1941-2001). Para este una convención no es más que un sistema de acciones de interés común, es decir que prevalece en una población cuando todos lo asumen por el beneficio mutuo que conlleva.
Convencionalismo jurídico
La posición convencionalista sostiene que el hecho jurídico fundamental es una convención, lo cual existe solo cuando las acciones y las actitudes humanas se entrecruzan o se relacionan entre sí de un modo particular.
En el ámbito legal, el convencionalismo se ha desarrollado a partir de las ideas de inglés Herbert Hart (1907-1992). Este filósofo del derecho argumenta como una condición necesaria para que exista un sistema legal, el manejo de una práctica social entre los jueces con respecto a la identificación de la ley, conocida como “regla de reconocimiento”.
Otro exponente del convencionalismo jurídico fue Ronald Dworkin (1931-2013), quien en su obra Law’s Empire considera que las instituciones legales de una comunidad deben contener convenciones sociales claras en las que puedan fundamentarse las reglas que se promulguen. Estas reglas demarcan todas las circunstancias en las cuales se ejerce o no la coerción estatal.
Convencionalismo moral
El convencionalismo, desde el punto de vista moral, da pie al relativismo y se opone al universalismo. En este sentido, las verdades morales resultan de la convención social, por lo que un delito en una sociedad particular, puede ser un elemento rutinario o necesario en otra.
Así pues, una acción no puede interpretarse bajo una perspectiva única, sino depende del contexto, el quién, cómo y cuándo se presenten.
Un pensador destacado del convencionalismo moral fue el filósofo norteamericano, Gilbert Harman (1938-) quien argumenta en su obra The Nature of Morality que no hay una sola moral verdadera, por ende, no hay hechos morales objetivos y no los necesitamos para explicar nuestros juicios morales.
Convencionalismo político
Los primeros indicios del convencionalismo político se detectan en la Antigua Grecia, en la escuela filosófica de los sofistas. Estos pensadores consideraban que el origen de la ley es el hombre, no la naturaleza ni tampoco los dioses. Es así como se plantean los conceptos contrapuestos nomos-physis, entendidos respectivamente como la costumbre o la cultura y lo natural.
Los sofistas consideran que todas las leyes, las costumbres, las creencias religiosas y las ideas políticas son producto un acuerdo entre ciudadanos para garantizar la convivencia, es decir, son voluntad del hombre. Por lo tanto, al no derivar de la naturaleza, ni provenir de la voluntad divina, no pueden considerarse ni inmutables, ni universales.
El contacto con otras culturas, por las relaciones comerciales y la expansión colonial de los griegos, así como su experiencia política, fueron factores claves para que los sofistas plantearan la idea de que las costumbres y las leyes son creaciones humanas.
La conformación del nomos conlleva a la construcción de un sujeto político, el demos, el cual se constituye artificialmente por hombres iguales y supone la aceptación de una ley obligatoria, establecida por común acuerdo.
Referencias
- Wikipedia contributors. (2019, 2 de noviembre). Conventionalism. En Wikipedia, The Free Encyclopedia. Recuperado de wikipedia.org
- (2019, 8 de julio). Wikipedia, La enciclopedia. Recuperado de es.wikipedia.org
- Rescorla, M. Convention. The Stanford Encyclopedia of Philosophy (edición de verano del 2019), Edward N. Zalta (ed.), Recuerado de plato.stanford.edu
- Giedymin, J. Conventionalism, the pluralist conception of theories and the nature of interpretation. Studies in History and Philosophy of Science Part A, Volume 23, Issue 3, 1992, Pages 423-443, ISSN 0039-3681, doi.org/10.1016/0039-3681(92)90003-O.
- Iglesias, G. (2014) Convencionalismo. Enciclopedia Jurídica y las Ciencias Sociales. Recuperado de leyderecho.org
- “Constructivism and Conventionalism” Encyclopedia of Philosophy. Recuperado de Encyclopedia.com