Historia

Batalla de las Termópilas: ejércitos, desarrollo, consecuencias


La batalla de las Termópilas fue un enfrentamiento bélico que ocurrió durante la Segunda Guerra Médica y cuyo fin fue frenar las tropas persas de Jerjes I mediante una alianza entre Esparta y Atenas; la primera se defendió por tierra y la segunda se mantuvo en el mar. La batalla se desarrolló en el angosto paso de las Termópilas en 480 a.C.

Los acontecimientos de esta batalla llegaron a los historiadores contemporáneos gracias a los escritos de Heródoto; en su obra Historias (escrita en el siglo V a. C.) relató de qué manera ocurrió este evento. En este hecho destacó el héroe espartano Leónidas junto con trescientos soldados, quienes defendieron el desfiladero de las Termópilas hasta la muerte.

Batalla-termopilas

A pesar de los intentos fútiles de los espartanos por frenar la invasión de Jerjes I, estos soldados son recordados en la historia occidental por su coraje y valentía, supeditando la derrota a una muerte heroica. Además, gracias al rey Leónidas y sus soldados, los griegos supieron cómo debían atacar a los persas, lo que les permitió ganar la guerra.

Posteriormente, las hazañas de los espartanos fueron utilizadas para nutrir y fomentar los ideales nacionalistas y patrióticos que se gestaron durante el siglo XVIII y XIX. De hecho, según el autor Ian MacGregor, la batalla de las Termópilas es considerada como uno de los símbolos más poderosos de excelencia y virtud en el pensamiento europeo.

Así mismo, poetas como Richard Glover y Willem Van Haren rindieron tributo en sus versos al patriotismo y heroísmo de Leónidas a través de cantos épicos que tuvieron mucho éxito en 1737 y 1742, respectivamente; incluso, estos textos alcanzaron un efecto político, ya que fueron utilizados para respaldar algunas campañas.

Este hecho histórico también fue recordado durante la Revolución francesa, ya que en aquella época de liberaciones y batallas surgió un nuevo interés por la cultura y la historia grecolatina. Además, la batalla de las Termópilas también fue utilizada como referente patriótico durante las guerras napoleónicas.

En nuestra era el enfrentamiento bélico entre persas y espartanos sigue generando impacto e interés en muchas personas, lo que ha generado que se realicen una serie de películas, comics y animaciones influenciados por este acontecimiento.

Índice del artículo

Antecedentes históricos

Las guerras médicas

La notable y continua expansión de la cultura griega por el Mediterráneo trajo como consecuencia la creación de colonias e importantes ciudades, como por ejemplo Mileto y Halicarnaso, ubicadas en Asia Menor (lo que actualmente es Turquía).

Estas importantes ciudades pertenecieron a la Jonia helénica hasta que fueron tomadas en su totalidad por el Imperio persa.

Los colonos helenos se negaban a aceptar a los persas como sus superiores, por lo que ocurrieron varias sublevaciones para recuperar la autonomía griega. Para poder apaciguar estas rebeliones, el Imperio aqueménida decidió cederles cierta autonomía a esas ciudades a cambio de un pago de tributos muy elevados.

Esto no complació a los helenos, quienes aspiraban a la libertad absoluta. Aunque siguieron sublevándose contra los persas, los griegos se dieron cuenta de que necesitaban el apoyo de las otras ciudades continentales para poder detener al coloso asiático.

Los atenienses decidieron apoyar a los helenos; sin embargo, los espartanos se negaron en un comienzo. Este suceso dio inicio a las guerras médicas.

Revuelta jónica y apoyo de las ciudades estados

Las ciudades de Eretria y Atenas decidieron apoyar a los jónicos en su rebelión en contra de Darío I, quien lideraba al Imperio persa.

En aquel entonces este Imperio apenas estaba comenzando, por lo que era más propenso a sufrir sublevaciones. Darío I vio una oportunidad de expandir sus territorios y de asegurar las colonias, por lo que se tomó muy en serio la revuelta jónica.

En 491 a. C. Darío decidió enviar emisarios a las ciudades de Grecia, con la finalidad de solicitar la entrega pacífica de las tierras; además, de esta forma Darío mostraba su gran poderío frente a las autoridades helénicas.

La batalla de Maratón y fallecimiento de Darío I

Sin embargo, los atenienses se sintieron ofendidos, por lo que juzgaron a los embajadores persas y los ejecutaron. Por su parte, la ciudad de Esparta decidió lanzar a los embajadores persas directamente a los fosos, sin llevar a cabo ningún juicio; esto hizo que Esparta se uniera de manera oficial a la guerra contra Persia.

En 490 a. C. las fuerzas de los persas lograron tomar la isla de Eubea para luego dirigirse a Atenas, desembarcando en la bahía de Maratón.

No obstante, los persas se encontraron con un notable grupo de atenienses armados, quienes los derrotaron a pesar de ser superados en número. Con la victoria de los griegos en la batalla de Maratón, los persas tuvieron que devolverse a Asia. En esta batalla Esparta decidió no participar, ya que no tenía colonias en manos de los persas.

Luego de la derrota del Imperio persa, Darío decidió multiplicar sus tropas, quintuplicando la cantidad de soldados que había tenido durante su desembarco en Maratón; la finalidad de esto era invadir Grecia de forma definitiva. Sin embargo, sus planes se interrumpieron debido a una revuelta que ocurrió en Egipto en 486 a. C.

Durante esta rebelión Darío murió, por lo que su hijo Jerjes I asumió el trono. El nuevo emperador persa logró ponerle fin a la revuelta egipcia y decidió atacar nuevamente a los territorios griegos.

La alianza de las ciudades-estado

Luego de que Jerjes I asumió el control del ejército persa, este se había propuesto una invasión completa y a gran escala, por lo que necesitó de una larga planificación para acumular el alimento y las armas requeridos. También debía tomarse un tiempo para reclutar y preparar a sus soldados.

Por otro lado, luego de ganar la batalla de Maratón, los griegos —especialmente los atenienses— habían decidido prepararse para un posible nuevo ataque persa, por lo que se decidió construir una flota masiva de trirremes, que eran imprescindibles para triunfar en el enfrentamiento.

No obstante, los atenienses no tenían la capacidad de enfrentarse simultáneamente por mar y por tierra a los persas, por lo que necesitaban con urgencia una alianza con las otras ciudades griegas.

En 481 a. C. Jerjes decidió enviar a algunos embajadores persas por todos los territorios griegos con la finalidad de convencer a las ciudades-estado de rendirse; sin embargo, estos emisarios no fueron ni a Atenas ni a Esparta.

Según los registros del historiador Heródoto, la leyenda de las Termópilas establecía que los espartanos se habían reunido con el Oráculo de Delfos para saber el resultado de la batalla contra los persas; supuestamente, el Oráculo había establecido que Esparta o bien caía en mano de los persas, o bien perdía a su rey descendiente de Heracles.

Heródoto estableció que Leónidas, convencido de la información que le había propiciado el Oráculo, estaba seguro de que moriría en las Termópilas, por lo que seleccionó a un pequeño grupo de soldados que contaran con descendencia.

Las celebraciones espartanas

Cuando Jerjes I logró entrar a los territorios de Macedonia, la ciudad de Esparta estaba celebrando las Carneas, una fiesta religiosa muy importante que prohibía la realización de actividades militares. Además, también se estaban llevando a cabo los Juegos Olímpicos, por lo que la mayoría de los espartanos no podrían acudir al llamado de guerra.

Los éforos, magistrados espartanos, decidieron que la situación con la invasión persa era muy apremiante, por lo que aceptaron que Leónidas realizara una expedición para bloquear el paso del ejército de Jerjes. Leónidas decidió llevarse consigo a sus mejores hombres pertenecientes a la guardia real, conocido como los hippeis.

En el camino hacia las Termópilas los espartanos recibieron refuerzos de otros poblados, por lo que pudieron aumentar su número hasta 5000 soldados.

Cuando llegaron al lugar de bloqueo, el rey espatano decidió acampar en la parte más estrecha del paso, ya que desde ahí sería más fácil bloquear a los persas debido a que el terreno les propiciaba una ventaja notoria.

Finalmente, el ejército de Jerjes fue visto en el golfo Maliaco, por lo que solo le faltaban unos pocos días para llegar a las Termópilas.

Ejércitos

El ejército de los persas

Ha resultado complejo para los historiadores determinar la cantidad de soldados que estaban al mando de Jerjes I, ya que Heródoto estableció que el rey persa había logrado reunir a dos millones de hombres; sin embargo, otra fuente histórica (la del poeta Simónides de Ceos) estableció que en realidad fueron cuatro millones de hombres.

Por otro lado, Ctesias, médico e historiador griego, propuso que fueron 800 000 hombres al mando del emperador asiático.

La cantidad propuesta por Heródoto no había sido cuestionada, pero en el siglo XX el historiador Hans Delbrück se percató de que la longitud de las columnas de soldados hubiera sido muy larga si había millones de personas, pues los últimos estarían saliendo la ciudad de Susa cuando los primeros combatientes estuviesen llegando a las Termópilas.

En consecuencia, los historiadores de la actualidad consideran que las cifras de Heródoto fueron irreales; esto se debió quizás a una exageración por parte de los griegos vencedores o a un error de cálculo por parte de los historiadores antiguos.

Miles de soldados

Según los estudios y la lógica militar, el ejército de Jerjes I probablemente estuvo constituido por 200 000 o 300 000 hombres. De todas maneras, seguía siendo un número colosal de guerreros para los medios de la época y en comparación con el número de soldados griegos.

Tampoco se sabe con exactitud si Jerjes envió todo su ejército a la batalla de las Termópilas, puesto que es probable que el rey dejara a un notable número de soldados defendiendo a aquellas ciudades que ya habían sido ganadas.

El único texto que aborda esta cuestión es el registro histórico de Ctesias, en donde aseguró que 80 000 persas participaron en ese enfrentamiento.

Ejército de los griegos

En cuanto al ejército griego, las cifras propuestas por Heródoto resultan más congruentes. Además, las fuentes de este historiador están respaldadas por Diodoro Sículo, quien discrepó con Heródoto solo en algunos números.

Teniendo ambas fuentes en cuenta, se pudo establecer que los griegos contaron con 300 espartanos, 1000 lacedonios, 900 ilotas, 500 mantineos, 500 tegeatas y 120 arcadios de Orcómeno, junto con otros 1000 arcadios, además de 400 corintios, 200 filuncios, 80 micenos, 700 tespios, 1000 malianos, 400 tebanos, 1000 focidios y 1000 locros.

Según estas cifras, los griegos contaban con un total de 7400 o 7700 soldados, dependiendo de la fuente que se desee considerar.

Desarrollo de la batalla

La expedición de llegada

Cuando los persas llegaron a las Termópilas, decidieron enviar a un explorador para que estudiase el territorio. Los griegos, que se habían percatado de la presencia del enviado persa, dejaron que este llegara al campamento, los observara y partiera.

El explorador le comentó a Jerjes I sobre el escaso número de soldados griegos; además, le explicó que los espartanos, en vez de estar practicando y preparándose para la batalla, estaban realizando ejercicios de relajación y peinando sus cabellos.

Jerjes dudó de este increíble relato, por lo que decidió consultar sus dudas con Demarato, un espartano exiliado.

Este le comentó que los espartanos se estaban preparando para la batalla, puesto que era costumbre de esos guerreros adornarse los cabellos antes de enfrentarse a la muerte. Además, Demarato le explicó a Jerjes que los espartanos eran los soldados más valientes de toda Grecia y que probablemente estarían ahí para obstaculizar el paso.

Jerjes I se negó a creer las afirmaciones del espartano; sin embargo, envió a un embajador para que negociara con Leónidas. Este le ofreció al rey griego paz y tierras fértiles si se sometía a Jerjes, pero Leónidas se negó de forma rotunda.

Por esta razón, Jerjes decidió prolongar la avanzada, con la finalidad de darle a su enemigo la oportunidad de rendirse debido a la diferencia abismal de soldados. No obstante, al rey persa no le quedó otra opción que continuar con el ataque, ya que los espartanos no cedieron.

Primeros enfrentamientos

Luego del quinto día de haber llegado a las Termópilas, Jerjes decidió avanzar y atacar a los griegos.

La táctica del Imperio aqueménida consistía en enviar a una gran oleada de soldados que abrumara a sus oponentes; si esto no funcionaba, Jerjes enviaría a los llamados inmortales, quienes eran los guerreros de élite más importantes del Imperio asiático.

La táctica de los guerreros inmortales era muy famosa por su efectividad en el Lejano Oriente. Sin embargo, esta no era tan eficiente en contra de los guerreros griegos, quienes manejaban otro tipo de armamento y desarrollaban una técnica militar completamente diferente.

Según las fuentes de Ctesias y Heródoto, la primera oleada del ejército persa fue destruida por los espartanos, quienes solo perdieron a dos o tres de sus hombres durante este ataque. Así mismo, estos historiadores afirmaron que Jerjes decidió enviar ese día a los inmortales, quienes no lograron abrir una brecha en las líneas de los griegos.

Segundos enfrentamientos

Al día siguiente el rey persa decidió enviar nuevamente a su infantería para desbloquear el paso, suponiendo que los griegos se encontrarían débiles debido a las heridas del combate anterior. Esto no resultó como Jerjes supuso, ya que su ejército no logró ningún progreso ese día, por lo que tuvo que detener el asalto y retirar a sus soldados.

Al final de la tarde, Jerjes recibió una visita de un griego traidor llamado Efialtes, quien le informó sobre otro paso que rodeaba a las Termópilas. Efialtes le propuso al rey persa ser su guía por esta ruta montañosa a cambio de una sólida recompensa.

Luego de recibir esta información, Jerjes mandó al comandante de sus tropas a rodear a sus aliados por la nueva ruta. Según los textos del historiador Diodoro, un hombre llamado Tirrastíadas se escapó de las fuerzas de los persas y reveló el plan a Leónidas. No obstante, este fragmento de la historia no aparece en la versión de Heródoto.

Últimos enfrentamientos

Cuando el ejército persa logró rodear el paso de las Termópilas, estos se encontraron con un grupo de soldados focidios que habían estado resguardando el paso por esa zona. El comandante persa temía que se tratara de espartanos, pero el traidor Efialtes le aseguró que no lo eran.

Posteriormente, Leónidas se enteró de que los focidios no habían logrado controlar a los persas, por lo que decidió convocar a un consejo de guerra.

Ciertas autoridades griegas defendieron la idea de retirarse; sin embargo, Leónidas decidió quedarse en las Termópilas con sus guerreros. Muchos aliados se fueron del lugar: solo se quedaron los tebanos y los tespias.

Algunos aseguran que Leónidas decidió quedarse para cumplir con la profecía del Oráculo; otros proponen que el rey espartano se quedó en las Termópilas con la finalidad de proteger la retirada de los aliados y de retrasar la entrada de los persas.

Final de la batalla

Luego de enviar a su comandante por la otra ruta, Jerjes esperó a que los inmortales llegasen a la montaña para atacar.

Según Heródoto, dos hermanos del rey persa fallecieron durante este enfrentamiento, conocidos como Hiperantes y Abrocomes. Leónidas también falleció en este último enfrentamiento, lo que ocasionó que ambos bandos se pelearan para quedarse con su cuerpo.

Sin embargo, los persas lograron matar a los griegos que resguardaban el cuerpo de Leónidas, por lo que lograron hacerse con el cadáver. Los persas solían tratar con gran honor el cuerpo de los enemigos valientes, pero Jerjes estaba furioso, por lo que decidió crucificar al cadáver de Leónidas y quedarse con su cabeza.

Luego de cuarenta años, los huesos del rey espartano fueron devueltos a su tierra, donde fueron enterrados con todos los honores respectivos. Después de esta masacre, los persas lograron atravesar finalmente las Termópilas.

Consecuencias

Luego de la derrota de los espartanos, los griegos lograron vencer al ejército persa en una batalla naval que se desarrolló en Corinto. Este enfrentamiento bélico es conocido como la batalla de Salamina.

A pesar de esta victoria, el ejército persa había causado serios daños en las polis griegas; incluso muchas de estas habían sido quemadas y arrasadas, como sucedió en Atenas.

Posterior a la expulsión del enemigo, las polis tuvieron que afrontar una costosa y difícil labor de reconstrucción. Además, a pesar de la alianza y del éxito del trabajo militar en equipo, algunos años después Esparta y Atenas se volvieron a enfrentar.

Luego de varias décadas de enfrentamientos, las polis griegas volvieron a restablecer su alianza con la llegada del rey de macedonia Alejandro Magno, quien se había propuesto liberar a Jonia y a Egipto del poderío persa.

Con el triunfo de este reconocido rey, el Imperio persa se extinguió para siempre, dejando solo pruebas de su existencia en los antiguos textos.

Importancia para la Antigua Grecia

Aunque finalizó con una contundente derrota, la batalla de las Termópilas se convirtió en un ejemplo de disciplina y de valentía para todas las polis griegas, ya que la capacidad de los griegos defensores fue una muestra de la importancia del entrenamiento, del trabajo en equipo y del uso adecuado del terreno.

Esta batalla es uno de los enfrentamientos bélicos más famosos de la Antigüedad, ya que las hazañas militares de los griegos sorprendieron a todos los militares e historiadores que conformaban a las polis.

No obstante, la batalla de las Termópilas también significó la llegada de unas terribles consecuencias para los griegos, debido a que las ciudades-estado habían resultado muy agravadas.

De igual forma, esta batalla causó conmoción en el antiguo mundo griego ya que, si los espartanos hubiesen podido conservar la defensa de las Termópilas, es probable que Jerjes hubiera retirado su invasión debido a la falta de comida y de agua.

Así mismo, la importancia de este enfrentamiento no radica en el resultado final, sino en la inspiración patriótica que supuso. De hecho, esta batalla fue muy famosa gracias a la decisión libre que tomaron los soldados griegos de quedarse a morir para proteger sus tierras.

Algunos historiadores explicaron que esta batalla supuso una lección moral y cultural, ya que en esta se pudo vislumbrar a un pequeño grupo de guerreros libres batallando contra un notable número de soldados imperiales que peleaban solo por obligación.

En otras palabras, los soldados espartanos decidieron en dónde, cuándo y contra quién luchar, lo que contrastaba de manera radical con la obediencia despótica y monárquica de los guerreros persas, quienes no eran hombres libres sino más bien individuos forzados a luchar para satisfacer la avaricia de Jerjes I.

Referencias

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