Guerra de los Pasteles: qué fue, causas, desarrollo, consecuencias
¿Qué fue la Guerra de los Pasteles?
La Guerra de los Pasteles o Primera intervención francesa en México fue un conflicto armado que enfrentó a Francia y a México. Este enfrentamiento tuvo lugar entre abril de 1838 y marzo de 1839. Las negociaciones para detener la guerra finalizaron con la firma de un acuerdo favorable a los franceses, que obtuvieron casi todas sus peticiones.
México, desde su independencia, había pasado por décadas de inestabilidad política y social. Las insurrecciones armadas fueron muy frecuentes y era habitual que la violencia afectara a intereses extranjeros. Los empresarios franceses radicados en México se encontraban entre los más afectados, ya que su gobierno había impulsado acuerdos comerciales con el mexicano.
Una queja de un empresario francés fue el detonante final del conflicto. Se trataba del dueño de una pastelería que denunció los daños causados por soldados mexicanos en su establecimiento y solicitó una cuantiosa indemnización. El embajador de Francia aprovechó la circunstancia para exigir una gran suma para cubrir todas las reclamaciones que efectuaban sus compatriotas.
La negativa del gobierno mexicano hizo que Francia enviara una flota a la costa de Veracruz. El bloqueo duró ocho meses y la ciudad fue bombardeada. El general Santa Anna se puso al frente de la defensa, pero con escaso éxito. Finalmente, los mexicanos tuvieron que ceder y conceder a los franceses casi todas sus reclamaciones.
Antecedentes
Después de declarar su independencia de la Corona española, en 1821, México entró en una etapa de gran inestabilidad. Existían grandes diferencias ideológicas a la hora de decidir cómo organizar el nuevo país y esto provocó que estallaran constantes insurrecciones.
Durante los primeros años como nación, el poder en México pasaba de un grupo a otro mediante la violencia. Los efectos en la economía, ya dañada por los años de guerra contra los españoles, fueron nefastos. Para intentar aliviar la situación, los distintos gobiernos obligaron a los ciudadanos, nacionales o extranjeros, a realizar aportes económicos.
México como oportunidad comercial
Además de las aportaciones de sus ciudadanos, el gobierno mexicano intentó atraer inversión extranjera. México, como el resto de los nuevos países latinoamericanos, era visto como un mercado muy interesante por parte de las naciones europeas, que empezaron a competir entre ellas.
Francia había intentado abrir rutas comerciales en Argentina y Uruguay, aunque con poco éxito. Tras eso, dirigió su mirada a México, donde empezaron a establecerse algunas comunidades profesionales.
El gobierno francés expresó su intención de establecer relaciones diplomáticas. En 1826, el presidente mexicano, Guadalupe Victoria, se reunió con los gobernantes de Francia para negociar algún tipo de colaboración económica.
Declaraciones Provisionales
El primer acuerdo entre México y Francia se firmó en 1827. El documento recibió el nombre de Declaraciones Provisionales y buscaba regular las relaciones entre ambos países, incluidas las económicas.
Cuando Francia reconoció la independencia, en 1830, ya existía en México una colonia de franceses bastante numerosa. Los siguientes acuerdos comerciales, firmados en 1831 y 1832, otorgaron a Francia y a sus ciudadanos el trato de nación más favorecida.
Sin embargo, para 1838 los dos países todavía no habían firmado un acuerdo comercial definitivo. El embajador francés, el barón Antoine-Louis Deffaudis, mostraba su desacuerdo con varios de los artículos del convenio que se estaba negociando. Su papel sería fundamental en el estallido de la guerra.
Causas de la Guerra de los Pasteles
Más allá del incidente que acabó dando nombre a la Guerra de los Pasteles, los historiadores consideran que el conflicto estalló por la unión de varios factores.
Uno de los más importantes fue la intención de Francia de ganar protagonismo comercial y político en México y en el resto de Latinoamérica.
Crisis interna y su efecto en el comercio
Como se ha señalado anteriormente, las continuas rebeliones y asonadas que caracterizaron la política mexicana desde su independencia afectaron también a los extranjeros. Lo mismo ocurrió con la medida de préstamos forzosos impuesta por el gobierno para tratar de mejorar la economía.
Por otra parte, los comerciantes y profesionales franceses que se habían asentado en México formaban una comunidad muy bien considerada. En poco tiempo, consiguieron enriquecerse y extendieron sus actividades a sectores como la industria o el transporte.
Uno de los peores momentos para estos empresarios se presentó en 1828. Ese año estalló un enfrentamiento armado entre Guadalupe Victoria, entonces presidente, y Lorenzo Zavala, gobernador del Estado de México. Los disturbios afectaron a muchos comerciantes, incluidos los franceses. Estos pronto se quejaron por la falta de compensaciones.
Reclamaciones de los franceses
Casi una década más tarde, un grupo de empresarios franceses presentó numerosas reclamaciones contra el gobierno de México. Las quejas fueron enviadas al embajador de Francia en el país, el barón Antoine-Louis Deffaudis.
Entre esas reclamaciones se encontraba la realizada por el dueño de una pastelería de Tacubaya, un ciudadano francés apellidado Remontel. La queja relataba los hechos acaecidos en 1832, cuando unos oficiales del ejército de Santa Anna se habían marchado sin pagar de su establecimiento después de consumir muchos pasteles.
De acuerdo a Remontel, la deuda alcanzaba los 60 mil pesos, una cantidad exagerada para la época. Esta reclamación fue la que provocó que los mexicanos denominaran al conflicto Guerra de los Pasteles.
Además de esas quejas económicas, las relaciones entre Francia y México se vieron afectadas por el fusilamiento de un francés que había sido condenado por piratería.
El gobierno galo exigió a las autoridades mexicanas el pago de 600 000 pesos como compensación por los daños que habían sufrido los franceses en México a lo largo de los años. A esa cifra había que unir la gran deuda externa que México había contraído con Francia.
Desarrollo
El barón de Deffaudis viajó a París para comunicar a su gobierno las reclamaciones que sus compatriotas habían presentado. Cuando regresó a México, el 21 de marzo de 1838, lo hizo acompañado de 10 barcos de guerra.
La flota fondeó en la isla de Sacrificios, en Veracruz. Desde allí, el embajador lanzó un ultimátum al presidente mexicano, Anastasio Bustamante: Francia exigía el pago de 600 000 pesos para las compensaciones más otros 200 000 por gastos de guerra.
El plazo acababa el 15 de abril y en caso de no tener respuesta positiva, Francia amenazaba con invadir México.
Bloqueo de los puertos
Bustamante se negó siquiera a responder a los franceses mientras los barcos de guerra estuvieran en las costas mexicanas. La respuesta francesa fue declarar el bloqueo de todos los puertos del golfo e incautar los barcos mercantes mexicanos que encontraran en la zona.
Este bloqueo, que comenzó el 16 de abril de 1838, acabaría prolongándose durante ocho meses.
Intento de negociación
México se mantuvo firme en su posición a pesar del bloqueo de sus puertos más importantes. Ante esto, Francia decidió dar un paso más y envió una nueva flota compuesta por veinte barcos. Al mando de la escuadra se encontraba un veterano de las guerras napoleónicas, Charles Baudin, con carácter de ministro plenipotenciario.
Baudin y Luis G. Cuevas, ministro de Relaciones Interiores y Exteriores de México, mantuvieron una primera reunión en Xalapa. En ella, el francés exigió que se firmara un tratado de comercio y navegación que diera a su país derechos preferentes.
Además, también exigían que México pagara, en un plazo de 20 días, 800 000 pesos. Esta cantidad incluía las compensaciones a los empresarios perjudicados por los disturbios en suelo mexicano y una indemnización por los gastos de los barcos desplazados desde Francia.
Comienzo de la guerra
La respuesta del gobierno mexicano a las exigencias francesas fue negativa. El 21 de noviembre de 1838 las escuadra francesa comenzó a bombardear San Juan de Ulúa y el puerto de Veracruz.
Los mexicanos sufrieron 227 bajas y, unas horas después de que comenzara el ataque, el jefe de la fortaleza firmó la capitulación. Lo mismo hizo poco después el gobernador de Veracruz.
El gobierno federal mexicano rechazó ambas capitulaciones y el 30 de noviembre declaró la guerra al rey de Francia. El presidente puso a Santa Anna al frente de las tropas que debían dar respuesta a la agresión francesa.
Actuación de Santa Anna
El general Santa Anna llegó con sus hombres a Veracruz con la intención de defender la ciudad. Su primer acto fue comunicar a Baudin que las capitulaciones no eran legales, ya que el gobierno no las había aprobado.
Los franceses, ante este anuncio, ordenaron desembarcar a 1 000 soldados de artillería con la misión de arrestar a Santa Anna. El 4 de diciembre, las tropas francesas y las mexicanas entraron en combate, que terminó sin que hubiera un ganador claro.
Baudin ordenó a sus tropas que volviera a los barcos. Santa Anna organizó perseguir a los soldados franceses hasta llegar al muelle. Ante esto, los franceses dispararon un cañón que detuvo a los mexicanos e hirió en la pierna a Santa Anna.
Tras esto, Baudin mandó a sus barcos que volvieran a bombardear la ciudad. Santa Anna y los suyos debieron huir y se refugiaron en Pocitos, a una legua de la localidad.
Intervención inglesa
Los meses de bloqueo naval estaban dañando gravemente la economía mexicana. Parte de los suministros debían entrar desde Texas, mediante actividades de contrabando. El gobierno texano, ante esto, temió que Francia tomara medidas contra ellos y ordenó detener a los contrabandistas mexicanos.
Finalmente, Texas acordó con Francia enviar un barco para unirse al bloqueo de los puertos mexicanos. Además, ante la resistencia de México, Baudin recibió otros veinte barcos como refuerzo.
Para entonces, el bloqueo también estaba afectando los intereses comerciales de otras naciones, especialmente los de Inglaterra. Ante esto, los ingleses trasladaron a su Flota de las Indias Occidentales hasta Veracruz, donde llegaron a finales de 1938.
La intención británica era obligar a los franceses a retirar el bloqueo. El mando francés tuvo que negociar con el ministro inglés, Mr. Pakenham y, finalmente, aceptar su mediación en el conflicto.
Negociaciones y fin de la guerra
Las negociaciones de paz patrocinadas por los británicos comenzaron a principios de 1839. En ellas participaron Charles Baudin, por parte de Francia, y Manuel Eduardo de Gorostiza, como representante del gobierno mexicano.
El tratado de paz se firmó el 9 de marzo. Francia se comprometió a devolver la fortaleza de San Juan De Ulúa, mientras que México se vio obligado a anular los préstamos forzosos y a pagar 600 000 pesos.
Consecuencias
Como se ha indicado, el acuerdo de paz supuso el reconocimiento de la victoria de Francia. Además de los mencionados 600 000 pesos para indemnizaciones, México tuvo que aceptar firmar una serie de convenios comerciales favorables a los empresarios franceses.
Estos acuerdos se mantuvieron vigentes durante varias décadas. A largo plazo, fueron parte de las causas que provocaron la llegada de Maximiliano como emperador de México en 1864 con ayuda de tropas francesas.
Por otra parte, los enfrentamientos armados durante el conflicto produjeron unos 127 muertos y 180 heridos.
Aumento de la crisis económica
La Guerra de los Pasteles empeoró aún más la delicada situación económica mexicana. El bloqueo naval representó grandes pérdidas para México, ya que impidió el desarrollo de unas actividades comerciales que representaban los mayores ingresos para el país. La guerra significó aún más pérdidas económicas para México.
A esto hay que unirle el pago de las indemnizaciones reclamadas por Francia y el coste de reconstruir las zonas destruidas de Veracruz.
Regreso político de Santa Anna
Antes de la guerra, el prestigio de Santa Anna entre el pueblo mexicano había prácticamente desaparecido. Su operación en Veracruz, a pesar de que fue un fracaso, le sirvió para recuperar parte de esa admiración.
Santa Anna aprovechó la buena publicidad que su actuación en Veracruz le reportó para retomar su carrera política. El militar volvió a ocupar la presidencia del país en varias ocasiones a partir de 1839.
Personajes principales
Anastasio Bustamante
Anastasio Bustamante fue un militar y político mexicano que ocupó la presidencia del país en tres ocasiones diferentes. Uno de eso periodos coincidió con el desarrollo de la Guerra de los Pasteles.
Bustamante se negó en un principio a aceptar el ultimátum francés y nombró a Santa Anna como jefe militar. Sin embargo, no tuvo más remedio que aceptar el acuerdo de paz desfavorable para el país.
Luis Felipe I de Francia
Este monarca llegó al trono en 1830, en una época en la que la industria y la burguesía estaban viviendo un fuerte impulso. Ante esto, Luis Felipe impulsó una política que permitiera a Francia encontrar nuevos mercados, incluido México.
Esto, más las quejas de los empresarios franceses instalados en suelo mexicano, hizo que el monarca enviara a México una flota para bloquear los puertos y obligar al gobierno mexicano a aceptar sus condiciones.
Charles Baudin
Charles Baudin fue un militar y marino francés que participó en varios de los conflictos bélicos más importantes de la guerra. Su papel destacado durante las guerras napoleónicos le permitió acceder a cargos importantes de gran responsabilidad.
En 1838 fue nombrado jefe de la flota destinada a México. Además, obtuvo plenos poderes para negociar con el gobierno mexicano.
Antonio López de Santa Anna
Nacido en 1794 en Xalapa, Antonio López de Santa Anna fue uno de los personajes más importantes de la historia mexicano fueran buena parte del siglo XIX. Durante su vida política ocupó la presidencia de México en seis ocasiones diferentes.
Aunque había perdido parte de su prestigio, el gobierno mexicano le encargó hacerse cargo de la defensa de Veracruz ante el ataque francés. Ante las noticias de su llegada, Baudin ordenó hacerle frente con 1 000 de sus hombres y se entabló una batalla sin vencedor claro.
Los franceses intentaron retirarse a sus navíos y Santa Anna emprendió su persecución. En el muelle, un cañonazo detuvo los intentos mexicanos de detener a sus enemigos.
En esa maniobra, Santa Anna resultó herido, lo que provocó que perdiera una pierna y algunos dedos de la mano.
La gran publicidad que le proporcionó esta misión le permitió recuperar su prestigio, hasta el punto de ocupar de nuevo la presidencia en 1839, 1841 y 1844.