Ansiedad

Miedo a las palabras largas, hipopotomonstrosesquipedaliofobia


¿Qué es el miedo a las palabras largas?

El miedo a las palabras largas, o hipopotomonstrosesquipedaliofobia, se caracteriza por sentir temor intenso y miedo irracional ante la posibilidad de tener que pronunciar palabras largas en un discurso o conversación.

Este miedo aparece tanto si la situación es real como si el sujeto se imagina en ella y la anticipa, aunque nunca llegue a ocurrir.

Habitualmente se utiliza el término abreviado sesquipedaliofobia para referirse a este trastorno. Esta palabra, especialmente larga, viene del griego: hipopoto, que significa grande, monstro, monstruoso, sesquipedali, palabra grande, y phobos, miedo.

De forma más específica, el miedo a las palabras largas se refiere a la posibilidad de trabarse a la hora de decir una determinada palabra o frase o no saber pronunciarla correctamente.

Existe el temor por parte de la persona que padece esta fobia a quedar en ridículo ante los demás o a no parecer lo suficientemente culto o inteligente ante las personas que le rodean en esa situación.

Causas

Como ocurre con la mayoría de las fobias y miedos irracionales, no existe un origen concreto y definido para la aparición de este temor. Habitualmente es la suma de varios factores y/o situaciones lo que termina derivando en el desarrollo del trastorno.

Experiencias

En el caso particular de la hipopotomonstrosesquipedaliofobia, es muy probable que en la infancia se haya vivido alguna circunstancia que la haya desencadenado.

Por ejemplo, no haber sabido pronunciar correctamente una palabra larga en un discurso o conversación y que esto provocara la burla o risa de las demás personas.

También pudo ocurrir que ante la imposibilidad de pronunciar una palabra, ninguno de los presentes se haya burlado, pero que el sujeto sí haya percibido ese momento como una forma de hacer el ridículo.

En este caso, aunque realmente nadie se haya burlado, la persona está convencida de que sí y que además ha hecho el ridículo, porque así es como lo ha percibido.

Esta creencia le lleva a evitar utilizar palabras largas y poco habituales. Por lo que en el momento que tiene que usar alguna con estas características aparecen los nervios y el temor a volver a hacer el ridículo.

Aprendizaje vicario

En otros casos, el origen puede estar en que una persona importante o de referencia tuviera previamente este miedo. Si es así, el sujeto ha aprendido a tener temor a estas palabras, porque pueden hacerle quedar en ridículo, aunque él nunca lo haya experimentado.

Existe la creencia de que si para esa persona de referencia es peligroso es porque realmente lo es.

También puede desarrollarse la fobia al haber observado que otra persona vivía esta situación y era objeto de crítica y burla. El individuo puede pensar que si le ocurre a él podrían reírse o que el resto de las personas no lo consideren lo suficientemente culto o preparado.

De esta manera, sin haber vivido ninguna experiencia previa traumática con relación a las palabras largas, ha desarrollado la fobia.

La fobia a las palabras largas casi siempre va acompañada de la fobia social o de una timidez extrema. Y muy frecuentemente aparecen otros problemas subyacentes que suelen ser el origen de la fobia.

Entre estos problemas aparece la inseguridad, la falta de confianza en sí mismo, los sentimientos de inferioridad con respecto a los demás, una baja autoestima, el miedo al fracaso o incluso una necesidad extrema de agradar a los demás en todo momento y ante cualquier situación.

Síntomas

Cada persona vive la fobia de una manera diferente y, por lo tanto, pueden aparecer unos síntomas u otros.

Pero existen una serie de características que suelen aparecer y que pueden servir para identificar si estamos sufriendo este tipo de fobia o podría estar padeciéndola algún familiar o allegado.

Síntomas físicos

Es muy común que la persona que la sufre experimente palpitaciones, sudoración, temblores, agitación, náuseas, dolor abdominal e incluso pinchazos en el pecho o dificultad para respirar.

Estos síntomas aparecen en situaciones en las que debe utilizar palabras largas, técnicas y poco comunes. O incluso pueden darse ante el solo hecho de imaginar o anticipar esa situación.

Síntomas emocionales

Con frecuencia la persona se imagina en esa situación fracasando, pronunciando de forma incorrecta las palabras y provocando la burla de los demás. Aparece un miedo intenso e irracional a quedar en ridículo, a parecer inferior a los demás.

Además, en muchas ocasiones este miedo va acompañado del temor a sufrir un ataque de pánico o incluso desmayarse por la tensión acumulada, lo que aumenta su miedo a hacer el ridículo, y aparece la sensación de pérdida de control de la situación.

En la mayoría de los casos, la persona es capaz de reconocer que el miedo es irracional y sin sentido, pero no puede controlar las emociones y el malestar que experimenta.

Consecuencias

La consecuencia principal de padecer esta fobia es que la persona que la sufre ve minada aún más su seguridad y autoestima al estar controlada por este miedo intenso.

De forma habitual, el sujeto tiende a huir o evitar situaciones en las que tenga que utilizar las palabras con estas características, por lo que se ve obligado a dejar muchas actividades de lado, e incluso el empleo.

Por otra parte, las relaciones sociales suelen verse afectadas y la persona tiende a aislarse porque de esta manera evita tener que verse en una situación incómoda.

Otra de las consecuencias que deriva de la anterior es el sentimiento de culpabilidad. La persona es consciente de que su miedo es irracional y aun así deja de lado actividades y relaciones con tal de no tener que enfrentarse a su miedo.

Esto suele generar un sentimiento de culpabilidad y a la vez contribuye a minar la autoestima, porque se percibe como inferior y diferente a los demás.

Por lo tanto, aunque depende de cada caso y del nivel de gravedad de la fobia, la persona suele ver deteriorada su vida en el plano emocional, social y/o laboral.

Tratamiento

Al igual que ocurre con el resto de las fobias, el miedo a las palabras largas tiene tratamiento y solución. La recuperación de la persona suele pasar por la asistencia a terapia o la consulta a un profesional de salud mental.

El primer paso para solucionar la fobia es identificarla y reconocerla. Lo siguiente es ponerse en contacto con un profesional para solicitar ayuda.

Aunque a veces la persona tiene temor a ser diferente o tener un problema irresoluble, lo cierto es que el profesional sabe que su caso no es único, y además conoce la manera de solucionarlo.

Intervención en síntomas y causas

Los aspectos que se tratan o trabajan van desde los síntomas que causan el malestar (las reacciones físicas, como la agitación, palpitaciones, sudoraciones, etc.), los síntomas emocionales (falta de autoestima, miedo al fracaso, falta de confianza en uno mismo, etc.), hasta las causas por las que se padece la fobia (experiencias tempranas traumáticas, miedos heredados, etc.).

Tratamiento de problemas subyacentes

Igualmente, en la terapia se tratan los problemas subyacentes como la baja autoestima, la inseguridad, la falta de confianza en uno mismo o el déficit de habilidades sociales.

No solo se trabaja para paliar los síntomas que generan tanto malestar, sino que se trata de conocer la causa, el origen de la fobia, para poder resolver el problema desde su base.

Conductas de evitación

Además, es necesario tratar las conductas de evitación y huida de las situaciones que provocan el miedo y malestar. Este tipo de conductas son las encargadas de reforzar y aumentar el miedo a dichas situaciones, por lo que es fundamental tratarlas.

Una vez que la persona ha sido previamente preparada por el terapeuta, comienza a exponerse a su miedo. Es decir, tendrá que enfrentarse a esas situaciones que tanto teme. De esta manera aprenderá que pronunciar palabras largas e incluso confundirse al hacerlo no es tan peligroso ni temible como pensaba.

Dependiendo del tipo de tratamiento, la exposición será imaginada o real. También puede ser de forma progresiva y de golpe. En algunos casos puede utilizarse una combinación de las anteriores.

Pero la exposición más recomendada es la que se hace en una situación real y de forma gradual.

Relajación

Otro punto fundamental del tratamiento son las técnicas de relajación y respiración. Estos recursos ayudan a la persona a relajarse y controlar los síntomas ante las situaciones temidas.

Fármacos

En el caso del tratamiento de esta fobia no es recomendable el uso de fármacos. Los medicamentos mitigan los síntomas y disminuyen el malestar que experimenta la persona, pero no tratan ni solucionan la fobia desde el origen.

Referencias

  1. Kate B. Wolitzky-Taylor, Jonathan D. Horowitz, Mark B. Powers, Michael J. Telch (2008). Psychologicalapproaches in thetreatment of specificphobias: A meta-analysis.
  2. YujuanChoy, Abby J. Fyer, Josh D. Lipsitz (2007). Treatment of specificphobia in adults.