Comunicación analógica: características, ejemplos
La comunicación analógica es aquella que se refiere a la transmisión de información, entre uno o varios emisores y receptores, de manera no verbal. Esto supone una comunicación conformada por gestos, indicios, signos, posturas, inflexiones de voz, secuencia, ritmo y todas las manifestaciones que supongan enviar y recibir mensajes sin palabras.
Según la Escuela a de Palo Alto, California, toda comunicación puede descomponerse en dos dimensiones: analógica y digital. La primera se encarga de dar información acerca de las relaciones entre los entes comunicantes, mientras la segunda transmite información acerca de objetos de referencia, los cuales son externos a dichas relaciones sociales.
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La comunicación analógica es la que se encarga de definir el marco social o el contexto en el que se produce la comunicación verbal o digital. Una misma información digital (o verbal) puede convertirse en otra totalmente distinta a través de su dimensión analógica.
Incluso algunos teóricos consideran que el lenguaje digital carecería casi por completo de significado sin el aporte analógico, pero lo cierto que su vinculación es más de carácter complementario.
A diferencia de la digital, la comunicación analógica aporta información sobre relaciones que son fenómenos continuos, que no pueden descomponerse como sí puede hacerse en el caso de la digital.
Esas relaciones de afecto, solidaridad, rivalidad o subordinación entre los interlocutores a la que hace referencia en la comunicación analógica son fenómenos que solo pueden comunicarse por analogía, por ser de naturaleza sui generis.
Los teóricos entonces indican que la comunicación analógica es cualquier manifestación no verbal. Pero además se constituye de todos aquellos indicadores comunicacionales que aparezcan en el contexto donde se estén interactuando el emisor y el receptor.
Cuando se habla de comunicación analógica también se hace referencia al sistema de comunicación y el tipo de señal que se transmite.
En este caso el sistema de comunicación analógico supone el intercambio de información de un emisor (punto A) y un receptor (punto B) a través de una señal analógica. Esta es una señal continua pero que varía en el tiempo. El periodo de las señales analógicas suele ser el inverso de su frecuencia.
La señal analógica si bien suele referirse principalmente a señales eléctricas también los sistemas mecánicos, neumáticos, hidráulicos y de habla humana se consideran de naturaleza analógica por las características de la señal que transmiten.
El sistema de comunicación analógico se diferencia del sistema de comunicación digital porque este último ocurre mediante señales discretas, es decir, que solo pueden tomar uno de un número finito de valores.
Si la señal analógica representa un número real dentro de un rango continuo e interminable de valores, la señal digital solo puede tomarlo de una determinada secuencia.
La comunicación analógica suele ser similar a la cosa que representa, existe una semejanza física identificable mediante alguno de los sentidos. Esto en contraposición a la comunicación digital que se constituye de la palabra (escrita o hablada), que al final es una convención. En el caso de la comunicación digital no existe parecido entre objeto y palabra, pues son signos arbitrarios.
Si bien el hombre es el único organismo que utiliza ambos modos de comunicación, existe un campo en el que casi exclusivamente la comunicación es analógica. Esta área es la de las relaciones y no ha tenido grandes cambios de la herencia recibida por nuestros antepasados mamíferos.
En la comunicación analógica es muy difícil la expresión de conceptos abstractos que si se encuentran en la sintaxis de lenguaje digital. Por ello, la comunicación analógica puede considerarse como ambigua. Esta también carece de indicadores que distingan el pasado, del presente o del futuro.
Además le falta la cualidad para diferenciar por sí misma un mismo gesto, como por ejemplo una sonrisa de simpatía de una de desprecio, o una lágrima de tristeza de una de alegría. Es por esta razón que se considera que el lenguaje analógico no tiene una sintaxis adecuada para indicar inequívocamente la naturaleza de las relaciones.
Sin embargo, la comunicación analógica sí posee una semántica compleja y poderosa en el campo de las relaciones, en el contexto en donde los interlocutores interactúan.
La comunicación analógica refiere todos aquellos factores no verbales que transmiten información entre emisor y receptor.
En principio podemos identificar toda la conducta conocida como kinesia que no son más que los movimientos corporales, gestos aprendidos o somatogénicos, es decir, aquellos que se deriven de causas fisiológicas. Una persona bostezando por cansancio o abriendo los ojos como señal de sorpresa, serían algunos ejemplos.
Pero más allá de la kinesia, los teóricos consideran que en la comunicación analógica deben incluirse otras manifestaciones no verbales que también aportan este tipo de información, como la proxémica y la paralingüística.
La proxémica se refiere a la relación espacial entre las personas, así como las distancias (la proximidad o el alejamiento) mientras interactúan, todo esto es aporta información relacional. También el uso del espacio personal, las posturas adoptadas hacia el otro, la existencia o ausencia de contacto físico son ejemplos del ámbito proxémico y, por ende, de la comunicación analógica.
Mientras la paralingüística son todos los elementos verbales pero no lingüísticos que sirven de indicio o señal para contextualizar o interpretar determinado mensaje.
Por ejemplo, el tono o la inflexión de la voz de una persona cuando está molesta no será la misma de alguien que está eufórica de alegría. El ritmo y la cadencia de las palabras de un individuo triste no son iguales que los de alguien iracundo.
El galanteo, el amor, el combate son situaciones ricas en elementos propios de la comunicación analógica.
Tal como se indicó la comunicación analógica no es exclusiva del ser humano, sino que es compartida con algunas especies de animales. Estos a través de sus movimientos intencionales, estados de ánimo y vocalizaciones pueden comunicarse de manera analógica.
Por ejemplo cuando un perro toma una pelota, ladra y corre con su dueño. Probablemente esté invocando una relación específica, que puede ser interpretada por el dueño como “vamos a jugar”.
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