Historia

Revolución rusa de 1905: causas, desarrollo, consecuencias


La Revolución Rusa de 1905 consistió en una oleada de acciones de protesta que acontecieron a lo largo de todo el año. Aunque los protagonistas de estas acciones compartían muchas de las demandas, en realidad no existió una coordinación entre ellas. En muchas ocasiones se trataron de actos aislados ocurridos a lo largo de toda Rusia.

A finales del siglo XIX, la estructura social y económica de Rusia era casi feudal, a pesar de que ese sistema había sido oficialmente abolido en 1861. La realidad, especialmente en el campo, es que los nobles seguían siendo los dueños de la tierra, mientras que los campesinos vivían en la pobreza.

En las ciudades, por su parte, había comenzado un tímido proceso de industrialización, lo que tampoco había mejorado la calidad de vida de los trabajadoers. La guerra contra Japón, que acabó en derrota para Rusia, solo empeoró la situación de la mayoría de los habitantes del país.

Una marcha pacífica de trabajadores en enero de 1905 marcó el comienzo de la revolución. Los soldados del Zar dispararon indiscriminadamente contra los manifestantes. Pronto, las protestas se extendieron por toda Rusia. A finales de año, el Zar tuvo que reconocer ciertos derechos laborales y políticos, aunque solo fueron reformas cosméticas.

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Antecedentes

Rusia, al contrario de lo que había pasado en el resto de Europa, había mantenido un sistema político anclado en el absolutismo. En el ámbito económico, no fue hasta 1861 cuando se abolió el feudalismo, aunque en las zonas rurales el cambio fue mínimo.

Atraso económico

A pesar de que hubo algunas etapas de progreso económico, la mayoría de la población tenía que conformarse con unos ingresos mínimos.

Durante todo el siglo XIX, la economía del país se basó en la agricultura. Además, los dueños de las tierras, nobles especialmente, no habían introducido las mejoras que en este sector se habían ido produciendo, por lo que los sistemas de cultivo eran deficientes.

En 1861, Alejandro II se vio obligado a abolir el feudalismo debido a las protestas, a veces violentas, de los campesinos. Aunque esta decisión eliminó la servidumbre, la realidad fue que el nivel de vida de los trabajadores del campo no mejoró.

Sistema político

Cualquier intento de cambiar el sistema político absolutista había sido infructuosos. La estructura de poder en Rusia era, básicamente, la misma que siglos anteriores.

El Zar acumulaba todo el poder en sus manos, mientras que la aristocracia y el clero disfrutaban de enormes privilegios. A finales del siglo XIX, la burguesía en el país era escasa. Finalmente, campesinos, artesanos y un creciente número de obreros estaban en la parte baja de la pirámide social.

Oposición política

A pesar del autoritarismo del Zar, en los últimos años del siglo XIX y en los primeros del XX comenzaron a aparecer algunos movimientos opositores que pedían una apertura política.

Los anarquistas, por ejemplo, había crecido bastante en el país. Fueron ellos los que, en 1881, cometieron un atentado mortal contra el zar Alejandro II.

A principios de siglo comenzaron a organizarse algunos partidos políticos: el Partido Constitucional Demócrata , que pretendía que Rusia se convirtiera en una democracia liberal parlamentaria; el Partido Socialista Revolucionario, partidario de que estallara una revolución campesina y de un Estado federal; y el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso.

Este último acabaría dividido en dos facciones en 1903. Los más moderados recibieron el nombre de mencheviques, mientras los radicales fueron denominados bolcheviques.

Primeros años del siglo XX

Una grave crisis económica afectó a toda Europa entre los años 1901 y 1903. Rusia, que había iniciado un proceso de industrialización, se vio duramente afectada por esa recesión.

En pocos meses desaparecieron unas 3000 fábricas, especialmente las de tamaño mediano o pequeño. A su vez, esto provocó que la propiedad de la industria se concentrara en pocas manos.

Los obreros que no perdieron su trabajo vieron como sus sueldos apenas llegaban para sobrevivir, sin olvidar la falta de derechos laborales.

En ese contexto, se organizaron múltiples manifestaciones. Las huelgas tuvieron afectaron sobre todo a la industria petrolera de Bakú. Se puede afirmar que esta situación fue el preludio de la revolución.

Causas

En su inicio, la guerra que Rusia emprendió contra Japón gozó de bastante apoyo entre la población. Sin embargo, Nicolás II, zar en ese momento, no fue capaz de desarrollar una estrategia acertada y las derrotas fueron cada vez más frecuentes.

El conflicto, por otra parte, agudizó las consecuencias de la crisis económica. Las protestas populares fueron reprimidas con dureza.

Según los historiadores, la oposición política en esos momentos, excepto los bolcheviques, no tenían intención de acabar con la monarquía, sino solo de implantar un sistema parlamentario y una serie de reformas económicas y sociales.

Desigualdades Sociales

La propia estructura de la sociedad provocaba una gran desigualdad en el país. Las clases sociales estaban muy jerarquizadas, con la aristocracia en la cúspide y los obreros y campesinos en la base. En medio, una burguesía liberal que no había podido desarrollarse tanto como en el resto de Europa.

Por otra parte, la economía rusa basada en la agricultura no era los suficientemente productiva como para que la población tuviera sus necesidades cubiertas. De hecho, en el campo se había producido un descenso de la producción desde 1860.

Rusia había comenzado a industrializarse muy tarde. La gran mayoría de la industria creada se ubicaba en las ciudades y se encontraba en manos de extranjeros o del Estado.

El gobierno zarista, además, aumentó los impuestos a los campesinos en un intento de conseguir financiación para pagar la deuda externa contraída.

Autoritarismo del Zar

Otra de las causas del estallido revolucionario de 1905 fue el poder absoluto del Zar. Junto a su figura, la iglesia, la nobleza y los altos cargos militares gozaban de todos los privilegios.

Frente a esta estructura de poder, los partidos opositores comenzaron a pedir reformas políticas que democratizaran un poco el país.

Derrota ante Japón

Después de varias derrotas importantes, Rusia fue derrotada por Japón en 1905. La crisis que ya sufría el país se agravó aún más.

La situación económica provocó falta de alimentos y que las clases más desfavorecidas no tuvieran los medios para combatir el frío del invierno. Ante esto, las manifestaciones y huelgas se sucedieron en San Petersburgo, capital rusa en esa época.

Desarrollo

Para intentar paliar las consecuencias económicas de la derrota ante Japón, Nicolás II decidió subir aún más los impuestos. Los precios de los productos básicos se incrementaron y, algunos de ellos, ni siquiera estaban disponibles para la mayoría de la población.

Los partidos opositores, sobre todo los que tenían una base obrero, comenzaron a convocar protestas. Sus demandas iban más allá de lo económico, ya que pedían un cambio en el sistema político y que la Iglesia perdiera parte de sus privilegios.

En este contexto, los trabajadores de Putilov, una de las fábricas más importantes de la capital, convocaron una huelga para el 3 de enero de 1905.

Domingo Sangriento

La fecha que los historiadores señalan como inicio de la revolución fue el 9 de enero de 1905, el denominado Domingo Sangriento.

Ese día, miles de trabajadores se manifestaron en San Petersburgo. A la cabeza de la marcha se encontraba el pope Gapón.

El destino final de la misma era el Palacio de Invierno, donde pretendían solicitar al Zar mejores condiciones laborares. Entre las demandas se encontraban aspectos como la jornada de ocho horas y un salario mínimo para los trabajadores.

La manifestación se desarrolló de manera totalmente pacífica. En esos momentos, el Zar aún contaba con la simpatía de la mayoría de la población. Para ellos, el monarca era el “padrecito” y se pensaba que no conocía los problemas por los que pasaba el pueblo.

Por su parte, Nicolás II estaba fuera del palacio ese día. Cuando los manifestantes llegaron al edificio, los soldados los recibieron con disparos. Aunque no se conoce la cifra exacta de fallecidos, muchos cronistas afirman que fueron más de 200, incluidos mujeres y niños. Otras 800 personas resultaron heridas.

En poco tiempo, la noticia de la masacre se extendió por todo el país. La revolución había comenzado.

Extensión de las protestas

Después de la matanza del Domingo Sangriento, las protestas se extendieran por todo el país. A pesar de esto, no existía coordinación entre ellas, ya que cada grupo tenía sus propias reivindicaciones.

Los campesinos, por ejemplo, se movilizaron por causas principalmente económicas. Por su parte, los obreros compartían parte de esa motivación, pero también había un fuerte componente de oposición a cómo se estaba desarrollando la industrialización.

Otros sectores, como los liberales, hacían hincapié en la búsqueda de más derechos para los ciudadanos. Por último, también participaron miembros de varias etnias del país, que reclamaban más libertad y respeto para sus culturas.

Durante todo el año, las manifestaciones y huelgas fueron sucediéndose. En ocasiones, como en algunas zonas rurales, se produjeron actos de violencia. Así, los campesinos de Curlandia y Livonia quemaron un gran número de fincas pertenecientes a la nobleza.

El acorazado Potemkin

El segundo gran acto de la revolución, tras el Domingo Sangriento, fue protagonizado por miembros de la marina rusa.

A comienzos del verano, la tripulación del Potemkin, un acorazado que se encontraba en Odessa, se amotinó contra sus mandos. El motivo fue las malas condiciones de la comida que recibían en el barco, además de los frecuentes malos tratos que sufrían de los oficiales.

El punto culminante tuvo lugar el 14 de junio. Los tripulantes se deshicieron de los mandos y tomaron el control del navío. Tres días más tarde, el gobierno envió a cinco buques para acabar con la rebelión.

Sin embargo, la tripulación de uno de esos barcos decidió unirse a los rebeldes. Ambos acorazados huyeron hacia Rumanía, donde acabaron siendo capturados por la flota rusa.

A pesar del fracaso, Lenin le dio una importancia fundamental a esta rebelión: un sector del ejército había pasado a apoyar la revolución.

Manifiesto de Octubre

El Zar, viendo que era imposible detener la revolución por las armas, ofreció una serie de reformas a sus opositores.

Estas quedaron recogidas en el Manifiesto de Octubre y consistían en la creación de la Duma, una especie de parlamento, una nueva ley electoral y la concesión de algunas libertades políticas. Igualmente, ofreció a los obreros algunos derechos laborales y una jornada de trabajo de diez horas.

Sin embargo, la mayoría de esas medidas era muy limitadas. Por ejemplo, el Zar se reservó el derecho a vetar la legislación aprobada por la Duma.

Ley marcial

Después de ofrecer el Manifiesto de Octubre, Nicolás II decidió que era el momento de acabar con la revolución.

Para ello decretó el establecimiento de la Ley Marcial y comenzó a reprimir con dureza a los opositores. Muchos fueron arrestados y enviados a Siberias y otros tuvieron que partir al exilio. Entre los que fueron condenados a prisión se encontraban los componentes del sóviet de San Petersburgo.

Última oleada de protestas

Algunos historiadores consideran que la revolución terminó en octubre, con las concesiones del Zar. Otros, en cambio, sitúan su final en el último mes del año. Lo cierto es que las protestas continuaron con fuerza durante noviembre y diciembre.

Entre las acciones revolucionarias de esas semanas destacó la rebelión ocurrida en la base de Kronstadt, el 8 de noviembre. Las fuerzas gubernamentales consiguieron controlar a los insurrectos, que fueron condenados a muerte. Sin embargo, los Sóviets presionaron con éxito para que se les perdonara la pena.

Otras guarniciones del ejército también protagonizaron levantamientos. En Sebastopol, por ejemplo, la rebelión apenas tuvo repercusión, pero la de un regimiento de Moscú tuvo que ser sofocada por las fuerzas leales al Zar.

Además de las acciones de los revolucionarios, también se registraron episodios de gran violencia protagonizados por sectores derechistas afines al Zar. El más activo fue el llamado Centurias Negras, que, con permiso de la policía secreta, emprendió una guerra sucia contra los dirigentes opositores.

El último gran enfrentamiento de la revolución se desarrolló en Moscú. Hasta el día 18 de diciembre, la ciudad fue escenario de una auténtica guerra urbana. La represión consiguiente acabó con la resistencia de los revolucionarios.

Consecuencias

La opinión general entre todos los estudiosos es que la gran consecuencia de la Revolución de 1905 fue que sirvió como ensayo general para la que tendría lugar en 1917.

Reformas

Mediante el Manifiesto de Octubre, Nicolás II decretó algunas reformas políticas y sociales. Además de la formación de la Duma, también se estableció en sufragio universal.

Sin embargo, el Zar no permitió que estas medidas pudieran desarrollarse. Para empezar, se reservó el poder de decidir si lo aprobado por la Duma se ejecutaba o no. Por otra parte, dos años después de la revolución, eliminó el sufragio universal.

Reforma agraria

El temor a nuevas movilizaciones campesinas y la obligación de mejorar la productividad agraria hicieron que Stolypin, primer ministro, tomara algunas medidas.

La nuevas legislación incluía un reparto de aquellas tierras que fueran comunales entre los agricultores no propietarios.

El resultado de la reforma fue negativo. Al final, los pequeños agricultores decidieron vender sus propiedades a los terratenientes y buscar nuevos empleos en la ciudad. Esto provocó que, contrariamente a los que pretendía Stolypin, las tierras de cultivo quedaran aún más concentradas en manos de los grandes latifundistas.

Creación de los sóviets

La creación de los sóviets fue una de las consecuencias más importantes de la revolución, especialmente por el papel que jugarían en 1917.

Los sóviets eran una especie de asamblea compuesta por obreros, soldados o campesinos. Los delegados de cada sector eran elegidos democráticamente.

Entre los más importantes de los formados en esa época se encuentra el de San Petersburgo, que comenzó a actuar en 1903 impulsado por León Trotsky.

Ensayo de la Revolución de 1917

Como se ha apuntado previamente, los sucesos de 1905 permitieron a parte de sus protagonistas adquirir experiencia que aplicaron en la revolución de 1917. Esto fue especialmente relevante para los bolcheviques y demás organizaciones con base obrera. A partir de ese momento, Lenin puso todas sus esperanzas en el proletariado.

Por otra parte, el Zar, como persona y como institución, sufrió una importante pérdida de popularidad. El pueblo dejó de confiar en él como solución a sus problemas

Personajes principales

Nicolás II

Nicolás II ha pasado a la historia como el último de los zares de Rusia. Su llegada al trono se produjo en 1894, como heredero de Alejandro II, ambos de la dinastía Romanov.

Sus políticas no se diferenciaron mucho de las de su padre. Se trataba de un gobernante autoritario, aunque muchos historiadores afirman que poco dotado para el cargo. Una de las críticas más comunes en la época fue la gran influencia que ejercían la zarina y el consejero de esta, Rasputín, sobre el gobernante.

Los fracasos de Nicolás II en política exterior, incluida la derrota en la guerra contra Japón, fueron dos de los factores que provocaron la Revolución de 1905.

Este estallido revolucionario obligaron al monarca a decretar una serie de cambios que, en principio, debían democratizar el país. Sin embargo, tras reprimir con dureza a los opositores, dio marcha atrás en muchas de esas medidas.

Su decisión de entrar en la Primera Guerra Mundial fue muy mal vista por buena parte del pueblo, que sufría penurias económicas. Finalmente, la Revolución de febrero de 1917 terminó con su reinado y abrió una nueva etapa en la historia del país.

Georgi Gapón (el Pope Gapón)

En una revolución sin apenas líderes nacionales, el nombre del Pope Gapón destaca por su participación en los sucesos del Domingo Sangriento.

Gapón era un miembro de la Iglesia Ortodoxa rusa que había logrado ganarse la confianza de los obreros de San Petersburgo.

En esa ciudad había formado la Asamblea de Obreros Industriales, que pretendía defender los derechos de esos trabajadores, además de incrementar su fé. Según parece, la asamblea contaba con el permiso de la policía secreta.

Sin embargo, a partir de 1904, la posición del Pope empezó a radicalizarse. Así, empezó a relacionarse con sectores partidarios de terminar con el zarismo.

El 9 de enero de 1905, Gapón encabezó una manifestación de trabajadores con la intención de entregar un mensaje al Zar con varias peticiones. Los soldados dispararon contra los manifestantes, provocando una masacre.

Después de lo ocurrido, Gapón declaró a Nicolás II fuera de la Iglesia y estrechó sus relaciones con el Partido Social-Revolucionario. Después de un tiempo huido del país, regresó tras la firma por parte del Zar del Manifiesto de Octubre.

Sin embargo, su relaciones con la policía secreta hicieron que fuera acusado de colaborador con el régimen. El Partido Social-Revolucionario lo condenó a muerte y fue ejecutado por uno de sus antiguos compañeros del Domingo Sangriento.

León Trotsky

Nacido en la ciudad ucraniana de Yanovka, León Trotsky se convirtió en uno de los líderes revolucionarios más importantes del país. Aunque su papel fue mayor en 1917, también participó en los acontecimientos de 1905.

Trotsky había sido uno de los impulsores de la creación del Sóviet de San Petersburgo. Precisamente, esa fue una de las razones por las que tuvo que abandonar Rusia. Al recibir noticias sobre el comienzo de las protestas en enero de 1905, se apresuró a regresar al país.

Cuando la represión gubernamental se recrudeció, Trotsky fue detenido y enviado a Siberia. No obstante, logró escapar y partir, de nuevo, al exilio.

Referencias

  1. Montagut Contreras, Eduardo. La Revolución de 1905. Obtenido de andalan.es
  2. Lozano Cámara, Jorge Juan. Revolución de 1905. Obtenido de claseshistoria.com
  3. Historia y Biografía. Historia de La Revolución Rusa de 1905. Obtenido de historia-biografia.com
  4. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Russian Revolution of 1905. Obtenido de britannica.com
  5. C. N. Trueman. The 1905 Russian Revolution. Obtenido de historylearningsite.co.uk
  6. Wilde, Robert. Timeline of the Russian Revolutions: 1905. Obtenido de thoughtco.com
  7. Peeling, Siobhan. Revolution of 1905 (Russian Empire). Obtenido de encyclopedia.1914-1918-online.net