Medicina

Anemia: qué es, síntomas, tipos de anemia y sus causas, prevención


¿Qué es la anemia?

La anemia es una enfermedad caracterizada por una cantidad muy baja de glóbulos rojos o hematíes en la sangre, que impide el correcto transporte del oxígeno. Una de las causas más comunes de esta condición es la falta de hierro.

Los glóbulos rojos resultan indispensables, pues son los encargados de transportar el oxígeno a través de la sangre y así es como se logra que todos los tejidos del cuerpo se oxigenen. 

La anemia, por tanto, refleja un nivel bajo de hemoglobina en la sangre con respecto a los valores normales. Puede aparecer como un síntoma secundario de otras dolencias o ser una enfermedad hematológica.

Síntomas de la anemia

Debido a que la anemia es una enfermedad que se desarrolla lentamente, es posible que no se sienta ningún malestar ni síntoma cuando esta condición se encuentra en una fase leve o temprana. 

Los síntomas más comunes cuando la anemia está más avanzada son:

– Cansancio o debilidad, sin razón aparente;

– Sufrir de dolores de cabeza frecuentes;

– Problemas para concentrarse;

– Estado de ánimo irritable;

– Falta de apetito;

– Entumecimiento de manos o pies.

Cuando la anemia es grave:

– Puede presentarse un color azulado en la parte blanca de los ojos;

– Quebrarse las uñas,

– Marearse al ponerse de pie;

– Dificultad para respirar, aunque no se esté haciendo ninguna actividad intensa;

– Dolor e inflamación en la lengua;

– Falta de menstruación o ciclo menstrual irregular. 

Tipos de anemia y sus causas

Hay siete tipos de anemia. 

Anemia por deficiencia de hierro

Esta es una de las anemias más comunes y puede ser causada por sangrados excesivos durante la menstruación, por el aumento de la demanda de hierro durante el embarazo o por una mala alimentación, que no proporciona suficientes cantidades de hierro. 

Las personas que tienen más riesgo de padecer este tipo de anemia son los bebés, niños pequeños, mujeres y adultos que tengan una hemorragia interna. 

La gravedad de la anemia indicará el tratamiento. En gran parte de los casos, las medidas principales incluyen cambios en la dieta y tomar suplementos alimenticios. 

Hay ocasiones en que es necesario tomar medicamentos de apoyo y, si se trata de una anemia muy grave, podría requerirse hospitalización, transfusiones de sangre y tratamientos intravenosos. 

Anemia aplásica

Cuando hablamos de una anemia aplásica, el problema es que la médula ósea no produce suficientes células sanguíneas nuevas, lo que puede provocar arritmias, agrandamiento del corazón, insuficiencia cardíaca, infecciones y hemorragias. 

Aunque se trata de una enfermedad rara, es una condición grave que puede desarrollarse tanto de manera lenta como repentina. Si no se trata, va empeorando con el tiempo. 

No siempre queda clara la causa de este padecimiento, pero hay una serie de factores de riesgo que pueden influir en el desarrollo de la enfermedad: la exposición a toxinas o pesticidas, los tratamientos de radiación o quimioterapia, medicamentos como el cloranfenicol, y también enfermedades como la hepatitis, el lupus o la artritis.

Para tratar la anemia aplásica se realizan transfusiones de sangre, trasplantes de células madre y de médula ósea y también se recetan medicamentos.

Cuando se detecta que la enfermedad es causada por la exposición a una toxina en específico, es más fácil el tratamiento, pues principalmente la mejora depende de eliminar el contacto con la sustancia. 

Anemia hemolítica

Las personas que sufren de anemia hemolítica tienen el problema de que sus glóbulos rojos se destruyen, eliminándose de la sangre antes de que cumplan sus funciones. En algunos casos se trata de una condición hereditaria, mientras que en otros es una enfermedad adquirida.

Entre los síntomas de este tipo de anemia se encuentran el color amarillento en la piel, dolor abdominal y úlceras en las piernas. 

Para tratar este tipo de anemia se utilizan transfusiones de sangre, fármacos, plasmaféresis (procedimiento en el que se separa el plasma de las células sanguíneas, para reemplazarlo con otro líquido), trasplantes de células madre y también cambios en el estilo de vida. 

Talasemia

La talasemia es un padecimiento sanguíneo hereditario que ocasiona que el organismo produzca menos glóbulos rojos sanos y menos hemoglobina, una proteína del organismo que contiene altas cantidades de hierro. 

En esta condición hay una mayor incidencia entre personas que tienen ascendencia italiana, griega, africana, asiática y de Medio Oriente. Esta enfermedad no tiene cura.

Para controlarla se utilizan transfusiones de sangre y suplementos de ácido fólico. 

Anemia falciforme

La anemia falciforme es una condición grave que ocasiona que el organismo produzca glóbulos rojos defectuosos, lo que no les permite moverse a través de la sangre con normalidad y llegan a atorarse en los vasos sanguíneos, lo que causa dolor, infecciones y daño en los órganos. 

La producción de glóbulos rojos es más baja de lo normal y esto es lo que ocasiona la anemia. Esta enfermedad no tiene cura en la mayoría de los casos, pero hay tratamientos que pueden controlarla. 

Generalmente, el tratamiento para este tipo de anemia se centra en aliviar el dolor, prevenir infecciones y controlar las posibles complicaciones de la enfermedad. Hay unos pocos casos en los que los trasplantes de médula ósea pueden conseguir una cura.

Anemia perniciosa

Esta anemia es causada por la falta de vitamina B12, lo que ocasiona que el organismo no logre producir suficientes glóbulos rojos. Esto puede deberse a que el cuerpo no absorbe suficientes vitaminas o porque no se obtiene suficiente B12 en los alimentos. 

Entre los factores de riesgo en este tipo de anemia están: los factores hereditarios, presencia de trastornos autoinmunes, personas que les han extirpado parte del intestino delgado, enfermedades intestinales, medicamentos que impiden la correcta absorción de B12 y las dietas vegetarianas estrictas o veganas que no cuentan con suplemento de esta vitamina. 

El tratamiento consiste en tomar suplementos de B12 y hay ocasiones en las que estos suplementos se deben mantener de por vida. 

Anemia de Fanconi

Finalmente, se encuentra la anemia de Fanconi, un trastorno sanguíneo raro hereditario que ocasiona insuficiencia de la médula ósea.

Esta anemia está clasificada como un tipo de anemia aplásica que puede llevar a que el organismo produzca una menor cantidad de células sanguíneas, o en otros casos a que se produzcan muchas células anormales, lo que puede llevar a desarrollar leucemia. 

Las personas diagnosticadas con esta condición tienen un promedio de vida no mayor a 30 años, pues las complicaciones que ocasiona son graves, entre ellas, la leucemia y tumores. 

Para tratarla se utilizan trasplantes de células madre y de médula ósea, terapias de andrógenos y de genes. 

Prevención de la anemia

Hay algunos tipos de anemia que se pueden prevenir, mientras que los que están asociados a condiciones hereditarias no. 

Para evitar aquellos tipos de anemia que se desarrollan por factores distintos a la herencia, se recomienda:

– Consumir regularmente alimentos ricos en hierro, como el tofu, vegetales de hojas verdes, lentejas, frijoles, así como cereales o panes que están enriquecidos con hierro;

– Ingerir alimentos y bebidas con altas cantidades de vitamina C, pues esta vitamina facilita la absorción del hierro. Al consumir vegetales verdes, por ejemplo, se les puede agregar limón, y esa combinación facilitará que el cuerpo absorba el hierro.

– Evitar tomar té o café con los alimentos, pues estas bebidas pueden interferir con la correcta absorción del hierro. 

– Prestar atención a las cantidades de vitamina B12 y de ácido fólico consumidas en la dieta de manera regular, y si es necesario, incluir suplementos alimenticios.

– Si se lleva una alimentación vegetariana, estricta o vegana, que no incluya lácteos ni ningún producto de origen animal, es indispensable incorporar un suplemento de B12.

– Si ya se tiene anemia, hacer cambios en el estilo de vida y llevar una dieta saludable permitirá mejorar mucho, en la mayoría de los tipos de esta enfermedad.

– Si se necesitan suplementos de hierro, un especialista debe indicar la dosis del suplemento, así como cuánto tiempo se va a tomar.