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Mycoplasma pneumoniae: qué es, carcterísticas, morfología, patogenia


¿Qué es la Mycoplasma pneumoniae?

Mycoplasma pneumoniae es la principal bacteria del género Mycoplasma. Esta especie es la responsable de producir más de 2 millones de infecciones pulmonares por año en los Estados Unidos.

Si bien la infección por Mycoplasma pneumoniae es altamente contagiosa, solo del 3 al 10% de los individuos infectados desarrollan síntomas compatibles con una bronconeumonía.

Sin embargo, en la mayoría de los casos se presenta con manifestaciones clínicas leves como faringitis, traqueobronquitis, bronquiolitis y crup, en tanto que otras son asintomáticas.

Las infecciones por esta bacteria pueden ocurrir durante todo el año, pero la mayor incidencia se observa al final del otoño y durante el invierno. 

La infección puede aparecer a cualquier edad; sin embargo, los grupos etarios más susceptibles son niños mayores de 5 años, adolescentes y adultos jóvenes.

Por causas que aún se desconocen, los niños menores de 3 años tienden a desarrollar infecciones respiratorias altas, mientras que los niños más grandes y los adultos tienen mayor probabilidad de desarrollar neumonía.

Características de la Mycoplasma pneumoniae

– Las cepas de Mycoplasma pneumoniae son antigénicamente homogéneas, lo que quiere decir que solo se conoce un serotipo que se reproduce por fisión binaria.

– En esta especie el único reservorio conocido es el humano. Se aísla generalmente del tracto respiratorio y su presencia es considerada patológica.

– Es un microorganismo aerobio obligado.

– Crece en medios de cultivos que contengan esterol, purinas y pirimidinas. En los cultivos in vitro suelen crecer muy lentamente, con un tiempo de recuperación de entre 4 a 21 días.

– Desde el punto de vista bioquímico, Mycoplasma pneumoniae fermenta la glucosa con la formación de productos finales ácidos. 

– No utiliza la arginina y tampoco desdobla la urea.

– Su pH óptimo oscila entre 6,5 a 7,5.

Taxonomía

  • Dominio: Bacteria.
  • Phylum: Firmicutes.
  • Clase: Mollicutes.
  • Orden: Mycoplasmatales.
  • Familia: Mycoplasmataceae.
  • Género: Mycoplasma.
  • Especie: pneumoniae.

Morfología

– Mycoplasma pneumoniae está entre los microorganismos más pequeños capaces de vivir y reproducirse extracelularmente. Su tamaño oscila entre 150 a 200 nm.

– No tiene pared celular, siendo limitada por una membrana trilaminar que le proporciona flexibilidad y capacidad polimórfica, es decir, que puede adoptar una variedad de formas.

– La ausencia de pared hace que estos microorganismos no se puedan teñir con la tinción de Gram (son gramnegativas).

– Presentan un genoma de ADN muy pequeño (0.58 a 2.20Mb) en comparación con otras bacterias, que poseen genomas de 4.64Mb.

– Las colonias de Mycoplasma pneumoniae poseen una superficie granulosa con un centro denso típicamente sepultado en el agar (aspecto de huevo frito invertido).

Factor de virulencia

– Mycoplasma pneumoniae posee una proteína de 169 kDa asociada a la membrana denominada P1, que tiene función de adhesina. Estas adhesinas se unen a los oligosacáridos complejos que contienen ácido siálico y que se encuentran en la parte apical de las células del epitelio bronquial.

– La adhesina afecta la acción ciliar e inicia un proceso que conlleva a la descamación de la mucosa y posteriormente a la reacción inflamatoria y secreción de exudados.

– La inflamación se caracteriza por la presencia de linfocitos, células plasmáticas y macrófagos que pueden infiltrar y ocasionar engrosamiento de las paredes de bronquiolos y alvéolos.

– Produce peróxido de hidrógeno localmente, ocasionando un efecto citopático sobre el epitelio de las vías respiratorias y los cilios, siendo responsable de la tos persistente.

– No se han encontrado endotoxinas ni exotoxinas en este género.

Patogenia y manifestaciones clínicas de la neumonía

Mycoplasma pneumoniae se transmite de una persona a otra por medio de aerosoles de secreciones respiratorias infectadas. Como la transmisión se asocia a células descamadas, las gotas de saliva expelidas deben ser grandes para que ocurra la diseminación.

El período de incubación es largo; varía entre dos a tres semanas.

Patogenia

La infección comienza por la adherencia del microorganismo a un receptor en la superficie de las células epiteliales o a los cilios y microvellosidades de las células del epitelio bronquial y se quedan allí en la superficie, estimulando la descamación celular e inflamación.

Debido a que se ha visto que la enfermedad es más severa en los adultos, se cree que las manifestaciones clínicas y complicaciones se deben a una respuesta inmune exagerada frente al microorganismo.

Una producción de citoquinas y activación de linfocitos modulada puede minimizar la enfermedad, pero si es exagerada se exacerba la enfermedad a través del desarrollo de lesiones inmunológicas.

Es decir, cuanto más vigorosa sea la respuesta inmune mediada por células y la estimulación con citoquinas, más grave será la enfermedad clínica y la lesión pulmonar.

Por otra parte, los factores inmunopatogénicos probablemente están involucrados en muchas de las complicaciones pulmonares adicionales dada la reactividad cruzada entre los antígenos humanos y los antígenos del microorganismo.

Manifestaciones clínicas

La neumonía puede afectar el tracto respiratorio superior, inferior o ambos. Los síntomas suelen aparecer gradualmente, durante unos pocos días, y pueden persistir durante semanas o meses.

La infección se caracteriza por un inicio insidioso, fiebre, cefalalgia, inflamación de la faringe, ronquera y tos persistente (traqueobronquitis) de día y de noche, incluso puede presentarse con otalgia.

La tos es seca al principio y entrecortada, con mínima producción de esputo, que posteriormente puede presentarse con mucosidad y pus, y muy rara vez puede contener sangre.

La infección afecta la tráquea, bronquios, bronquiolos y tejido peribronquiales y puede extenderse hacia los alvéolos y paredes alveolares.

En casos no complicados, el período febril agudo dura aproximadamente una semana, mientras que la tos y la pereza pueden durar dos semanas o incluso más.

Los niños menores de cinco años son más propensos a manifestar coriza y sibilancias.

Radiografía de tórax

En la radiografía de tórax se observa un infiltrado de células mononucleares alrededor de los bronquios y bronquiolos. Sin embargo, los patrones radiográficos pueden variar ampliamente. Pueden mostrar neumonía peribronquial, ateletacsia, infiltrados nodulares y linfadenopatías hiliares.

En un 25% de los casos puede haber derrames pleurales pequeños.

Generalmente la infección suele ser grave en pacientes inmunosuprimidos, drepanocíticos o con síndrome de Down, desconociéndose la causa en este último caso.

Complicaciones pulmonares

Las complicaciones son raras, entre ellas están:

– Pleuritis,

– Neumotórax,

– Síndrome de distrés respiratorio,

– Absceso de pulmón.

Por otra parte, Mycoplasma pneumoniae puede exacerbar otras enfermedades pulmonares, como asma y enfermedad pulmonar crónica.

Complicaciones extrapulmonares

Como complicaciones extrapulmonares se han descrito:

– Afección de la piel: eritema multiforme grave, eritema nudoso, erupciones maculopapulares o urticarianas, síndrome de Stevens-Johnson, necrólisis epidérmica tóxica y pitiriasis rosada.

– Vasoespasmos periféricos: fenómeno de Raynaud.

– Anemia hemolítica e ictericia: por anticuerpos hemolíticos, hemoglobinuria paroxística por frío.

– Afectaciones cardiovasculares: pericarditis, miocarditis.

– Afectación del sistema nervioso central: encefalitis, mielitis, meningoencefalitis, neuropatías, déficits motores, síndrome de Guillain-Barre.

– Afectación de las articulaciones: mialgias, artralgias, artritis.

– Afectaciones oculares: tumefacción de la papila, atrofia del nervio óptico, exudación retiniana y hemorragias.

– Afectaciones renales (son raras): glomerulonefritis membranoproliferativa, síndrome nefrótico, proteinuria masiva transitoria, nefritis intersticial aguda, insuficiencia renal aguda, síndrome urémico hemolítico, hematuria aislada, cistitis o uretritis.

Infección por Mycoplasma pneumoniae en pacientes inmunosuprimidos

En caso de individuos con inmunodeficiencia humoral y/o celular están más predispuestos a padecer una enfermedad más severa por este microorganismo.

Los pacientes con hipogammaglobulinemia suelen presentar síntomas severos de las vías aéreas superiores e inferiores, con poco o ningún infiltrado en las radiografías de tórax que cursan con complicaciones como erupciones, dolor articular y artritis.

Mycoplasma pneumoniae puede causar una enfermedad severa en pacientes HIV positivos, quienes tienen su inmunidad celular deprimida.

Cabe destacar que la infección por M. pneumoniae diseminada fulminante es rara pero puede ocurrir en estos pacientes.

Diagnóstico

Los microorganismos son capaces de recuperarse en cultivos en la fase de incubación, durante la enfermedad y después de ella, inclusive en presencia de anticuerpos específicos.

Mycoplasma pneumoniae crece en medios especiales como el PPLO (Pleuropneumonía Like Organism) a 37°C durante 48 a 96 horas o más.

Sin embargo, debido a que el cultivo es muy lento y la tinción de Gram de esputo tampoco ayuda, el diagnóstico principalmente se realiza a través de métodos serológicos o por pruebas de biología molecular (PCR) convencional o en tiempo real.

A nivel serológico está disponible la determinación de anticuerpos específicos IgG e IgM.

Además, M. penumoniae induce la formación de crioaglutininas, anticuerpos inespecíficos que aglutinan eritrocitos humanos en frío. Estos anticuerpos ayudan al diagnóstico ya que se elevan en la convalecencia.

Tratamiento

Los síntomas iniciales suelen resolverse entre 3 a 10 días sin tratamiento antimicrobiano, mientras que la recuperación de las anormalidades radiológicas suele ser lenta (entre 3 a 4 semanas o más).

Sin embargo, los casos mortales son raros, es decir, generalmente su evolución es benigna y autolimitada. No obstante, su mejoría puede acelerarse con el tratamiento adecuado.

Sin embargo, aunque el tratamiento mejora los signos y síntomas de la infección, el microorganismo no es erradicado del tracto respiratorio, pues se ha podido aislar a Mycoplasma pneumoniae después de 4 meses de la recuperación de la infección.

Esto puede explicar las recurrencias y recaídas a pesar del tratamiento apropiado.

Todos los Mycoplasmas son naturalmente resistentes a los betalactámicos y glucopéptidos, debido a que no poseen pared celular, sitio blanco de estos antibióticos.

Las sulfonamidas, trimetoprim, polimixinas, ácido nalidíxico y rifampicina también son inactivas.

Mycoplasma pneumoniae es susceptible a los antibióticos que interfieren con la síntesis de proteínas o ADN, como las tetraciclinas, macrólidos y algunas quinolonas.

Entre los macrólidos, la azitromicina es la más útil por tener menos efectos secundarios.

Prevención y control

La inmunidad al Mycoplasma es transitoria, por esta razón no se ha podido desarrollar una vacuna y en consecuencia las recurrencias son frecuentes.

Como medida de prevención se tiene el aislamiento del enfermo y tomar las medidas de bioseguridad al manipular objetos y enseres del paciente enfermo.

Referencias

  1. Ryan KJ, Ray C. Sherris. Microbiología Médica. (6°edición) New York, U.S.A. Editorial McGraw-Hill.
  2. Gómez  G, Durán J,  Chávez D,  Roldán M. Neumonía por Mycoplasma pneumoniae: presentación de un caso y breve revisión bibliográfica. Med Int Mex.
  3. Chaudhry R, Ghosh A, Chandolia A. Pathogenesis of Mycoplasma pneumoniae: An update. Indian J Med Microbiol.