Golpes de Estado en Argentina: fechas y acontecimientos
Los golpes de Estado en Argentina fueron muy numerosos durante el siglo XX. Seis de ellos acabaron logrando su propósito: 1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976. Además, hubo otros intentos de romper la legalidad institucional que acabaron en fracaso.
Un golpe de Estado se define como una acción llevada a cabo por fuerzas militares, civiles o cívico-militares que trata de derrocar a un gobierno democrático por la fuerza. En Argentina, los presidentes depuestos fueron Hipólito Yrigoyen, Juan Domingo Perón, Arturo Frondizi, Arturo Illia e Isabel Martínez de Perón.
Los primeros cuatro golpes de Estado que obtuvieron éxito tuvieron como consecuencia la creación de gobiernos denominados provisionales. Sus ejecutores afirmaron que tenían la intención de convocar elecciones en el mínimo plazo posible.
Los dos últimos golpes, sin embargo, establecieron dictaduras militares bajo el modelo denominado Estado burocrático autoritario, con clara intención de permanecer en el poder. En todos los casos, los líderes golpistas afirmaban que sus acciones estaban justificadas por la situación política, social y/o económica del país.
¿Cuántos golpes de Estado se han vivido en Argentina?
Argentina vivió seis golpes de Estado que consiguieron sus objetivos durante el siglo XX. El primero de ellos tuvo lugar en 1930, mientras que el último ocurrió en 1976.
Los de 1930, 1943, 1955 y 1962 derrocaron a los gobiernos democráticos e instauraron dictaduras denominadas como provisionales por los mismos golpistas. El de 1976, al igual que el anterior de 1966, pretendieron imponer dictaduras permanentes, basadas en el modelo de Estado burocrático-autoritario.
Los expertos afirman que la represión ejercida por los líderes golpistas se fue incrementando a lo largo del siglo. Así, la dictadura instaurada en 1976 puso en marcha lo que ha sido calificado como terrorismo de Estado, sin respeto a los derechos humanos y con una gran cantidad de muertos y desaparecidos.
Los sucesivos golpes de Estado provocaron que se instalaran seis regímenes militares diferentes, que derrocaron a todos los gobiernos surgidos de las urnas. De esta forma, de los 53 años transcurridos entre el primer golpe y las elecciones democráticas de 1983, Argentina pasó 25 años bajo gobierno de las juntas militares, con 14 dictadores en el poder.
Golpe del 6 de septiembre de 1930
El presidente argentino en 1930 era Hipólito Yrigoyen, de la Unión Cívica Radical. El golpe, liderado por el General José Félix Uriburu y por Agustín Pedro Justo llegó cuando el político estaba en el segundo año de su segunda legislatura.
Los líderes golpistas no tenían un objetivo común. Mientras Uriburu pretendía reformar la Constitución y eliminar la democracia y el sistema de partidos, Justo era partidario de derrocar al gobierno y convocar nuevas elecciones. Finalmente, fue el primero quien impuso sus posiciones.
El golpe de Estado tuvo lugar el 6 de septiembre de 1930 y estuvo apoyado, además de por los militares, por buena parte de los terratenientes descontentos con la política llevada a cabo por Yrigoyen.
Uriburu fue reconocido como presidente provisional el 10 de septiembre. El acuerdo de la Corte Suprema que lo ratificó como gobernante se convirtió en la doctrina de los gobiernos de facto que llegaron con otros golpes de Estado.
El nuevo gobierno de facto incluía a algunos civiles. El que ocupó el cargo más importante fue José S. Pérez, titular de la cartera de Economía gracias a su vinculación con los terratenientes y los sectores sociales más conservadores.
La ideología principal del gobierno fue un nacionalismo católico favorable a las corporaciones. La represión quedó institucionalizada con la creación de una sección especial de policía. Esta fue acusada de multitud de torturas a los opositores.
Sin embargo, el apoyo político a Uriburu, incluso entre los conservadores, fue disminuyendo y el General convocó elecciones, aunque con el radicalismo ilegalizado. Esta supuesta vuelta a la democracia fue controlada por el ejército y desembocó en la llamada Década Infame, durante la que se sucedieron gobiernos conservadores fraudulentos.
Golpe del 4 de junio de 1943
La mencionada Década Infame terminó con otro golpe de Estado, en junio de 1943. El presidente en esos momentos era Ramón Castillo y los autores de la asonada fueron Arturo Rawson, Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Farrell.
Este golpe, denominado revolución por sus autores, fue el único que contó tan solo con participación militar, sin grupos civiles involucrados. La intención de los golpistas era crear una dictadura transitoria y, después, convocar elecciones bajo sus propias reglas.
Las características comunes de los diferentes grupos militares que participaron en el derrocamiento del gobierno fueron su ideología anticomunista y sus estrechos lazos con la Iglesia católica.
Por otra parte, los historiadores recalcan que el golpe se llevó a cabo durante la Segunda Guerra Mundial. Según estos expertos, Estados Unidos impulsó el derrocamiento del gobierno para que Argentina se uniera a la guerra.
Tras el triunfo del golpe, los militares se enfrascaron en luchas internas para ocupar la presidencia. Esto provocó dos golpes internos y que el poder fuera ocupado por tres dictadores: Rawson, Ramírez y Farrell.
Durante el tiempo que los militares ocuparon la presidencia, algunos sindicatos realizaron una alianza con el líder de los oficiales jóvenes: Juan Perón. Su figura creció enormemente en popularidad.
La polarización social fue creciendo durante la dictadura. Finalmente, los militares convocaron elecciones para el 24 de febrero de 1946. El ganador fue Juan Domingo Perón.
Golpe del 16 de septiembre de 1955
Perón se encontraba en su segundo mandato cuando un nuevo golpe de Estado derrocó su gobierno. Los militares involucrados bautizaron su movimiento como Revolución libertadora y afirmaron que solo pretendían establecer una dictadura transitoria.
En esta ocasión, el nuevo gobierno creó un organismo denominado Junta Consultiva Nacional, en la que estaban representados casi todos los partidos políticos argentinos.
Dentro de los militares golpistas existían dos sectores: el nacionalista-católico encabezado por Eduardo Lonardi (primer presidente) y un sector liberal-conservador, con Pedro Eugenio Aramburu e Isaar Roja al frente.
Las luchas internas entre ambos grupos acabaron con un golpe interno que llevó a Aramburu a la presidencia.
Una de las medidas que tomaron los gobernantes fue la prohibición del Partido Peronista. Sus miembros fueron perseguidos, en una represión que se prolongó durante 18 años.
En el ámbito económico, como había ocurrido con los golpes anteriores, los militares desarrollaron políticas favorables a los terratenientes y a otros sectores acomodados.
La Revolución libertadora se prolongó hasta 1958. Ese año se convocaron elecciones, aunque bajo control de las Fuerzas Armadas. Con el peronismo prohibido, la Unión Cívica Radical Intransigente (sector escindido de la UCR) se proclamó vencedora. Su líder, Artura Frondizi, había logrado convencer a los peronistas de que lo apoyaran.
Golpe del 29 de marzo de 1962
La relación entre el presidente legítimo Arturo Frondizi y las Fuerzas Armadas se había ido deteriorando durante los años de su mandato. Además, los militares no habían visto con agrado los resultados de las elecciones provinciales celebradas en marzo de 1962 y que habían concluido con la victoria de varios candidatos simpatizantes del peronismo.
La respuesta de los jefes de las Fuerzas Armadas fue dar un nuevo golpe de Estado para destituir al presidente. Sin embargo, la acción no tuvo el resultado que deseaban.
El 29 de marzo, por la mañana, los militares detuvieron al presidente Frondizi, quien había sido avisado el día anterior de lo que iba a ocurrir. El acuerdo previo había sido que la presidencia fuera ocupada por un civil.
Sin embargo, antes de que ese día terminara, el presidente provisional del Senado, José María Guido, asumió la presidencia vacante. Gracias a la ayuda de algunos parlamentarios y funcionarios gubernamentales, Guido consiguió que la Corte Suprema de Justicia le tomara juramento antes de que llegaran los militares.
Al día siguiente tuvo lugar una reunión entre el nuevo presidente y los jefes de los ejércitos. Estos tuvieron que asumir los hechos consumados, aunque impusieron algunas condiciones. Así, obligaron a Guido a cerrar el Congreso y a intervenir en las provincias gobernadas por los peronistas.
Las siguientes elecciones se convocaron en 1963, de nuevo sin la participación del peronismo. El vencedor fue Arturo Illia, de la UCR.
Golpe del 28 de junio de 1966
El general Juan Carlos Onganía fue el principal impulsor del golpe de Estado que derrocó a Arturo Illia el 28 de junio de 1966. Como en otras ocasiones, los militares bautizaron su insurrección como revolución, en este caso con la denominación de Revolución Argentina.
La principal diferencia respecto a los golpes anteriores fue que, en esta ocasión, los militares no afirmaron que su gobierno sería transitorio, sino que pretendían que fuera permanente.
Esta pretensión fue bastante común en toda Latinoamérica. En varios países se instalaron gobiernos militares basados en los principios denominados Estado burocrático autoritario.
En el caso de Argentina, los militares promulgaron un Estatuto que superaba en nivel jurídico a la Constitución. Más tarde, en 1972, reformaron la propia Carta Magna. La ideología de los gobernantes de facto puede catalogarse de fascista- católica- anticomunista. Estados Unidos apoyó abiertamente al gobierno militar.
La oposición social en la calle, así como las propias luchas de poder interna entre los militares, provocaron dos golpes internos. Así, durante la dictadura se sucedieron tres presidentes diferentes: Onganía, Marcelo Levingston y Alejandro Lanusse.
Ya en los años 70, las insurrecciones populares eran cada vez más numerosas. La dictadura tuvo que aceptar la convocatoria de elecciones y permitir que los peronistas (sin Perón) participaran. Hector Cámpora, del partido peronista, se proclamó claro vencedor en las votaciones, celebradas el 25 de mayo de 1973.
Golpe del 24 de marzo de 1976
La muerte de Perón, que había sustituido a Cámpora, llevó al poder a su viuda, María Estela Martínez de Perón. En 1976, los militares dieron un nuevo golpe de Estado para acabar con su gobierno.
Como en 1966, los sublevados pretendían crear una dictadura permanente del tipo Estado burocrático autoritario. Para ello conformaron una Junta Militar, con un representante del Ejército de tierra, otro de la marina y otro del aire.
La dictadura tuvo cuatro Juntas militares. Excepto la primera, que se mantuvo cuatro años (1976-1980), las otras apenas duraron un año cada una. Los presidentes, uno por cada periodo, fueron Jorge Videla, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Galtieri y Reynaldo Benito Bignone.
De todas las dictaduras por las que había pasado Argentina, la que comenzó en 1976 y que llevó el nombre de Proceso de Reorganización Nacional fue la más sangrienta. El gobierno militar organizó un aparato represivo que causó decenas de miles de víctimas, entre muertos y desaparecidos.
Estados Unidos, en plena Guerra Fría, apoyó el gobierno militar argentino, con el que compartía su feroz anticomunismo.
A finales de los 70, la ineficaz política económica y la represión provocaron que la población mostrara cada vez más descontento. Los militares intentaron calmar la situación con el Mundial de Fútbol de 1978 y, más tarde, con el estallido de la Guerra de las Malvinas. Sin embargo, la derrota en este enfrentamiento supuso el principio del fin de la dictadura.
La tercera Junta tuvo que renunciar y sus sucesores convocaron elecciones. Estas se celebraron el 30 de octubre de 1983 y otorgaron la victoria a Raúl Alfonsín, de la UCR.