Psicología educativa

Apego evitativo: características en niños y adultos, desarrollo


El apego evitativo es uno de los cuatros tipos de apego descritos por John Bowlby y Mary Ainsworth. Se trata de un patrón de relaciones que se forma durante los primeros años de vida de una persona, y que generalmente se mantiene incluso durante su adultez. Se calcula que aproximadamente el 10% de la población presenta este estilo relacional.

El apego evitativo se caracteriza por la incapacidad de expresar los propios sentimientos, así como la falta de comprensión de los mismos en muchos casos. Las personas con este patrón relacional tienen muchas dificultades para formar relaciones significativas con los demás. Además, generalmente valoran su independencia por encima de todo.

Sin embargo, esta búsqueda de la independencia normalmente responde a una falta de autoestima por parte del individuo. Así, este siente que no es digno de amor o cariño por parte del resto, y por lo tanto evita depender de otras personas. Generalmente, cree que solo así podrá evitar sufrir cuando los demás le abandonen o decepcionen.

El apego evitativo se forma en función de una relación muy concreta entre el niño y su cuidador principal durante los dos primeros años de vida; pero las investigaciones muestran que tiende a mantenerse a lo largo de los años. Aún así, en ocasiones es posible cambiarlo con suficiente esfuerzo y perseverancia.

Índice del artículo

Características

Tanto de niños como de adultos, las personas con un estilo de apego evitativo son incapaces de confiar en los demás. Debido a sus experiencias tempranas, creen que el resto de individuos tratarán de aprovecharse de ellos; y sienten que abrirse a otros es el camino más rápido al sufrimiento y el malestar emocional.

Así, quienes presentan un estilo evitativo valoran suelen valorar su independencia por encima de todo lo demás. Sin embargo, esto lejos de ser un reflejo de una personalidad sana, generalmente esconde una importante falta de autoestima. Este problema lleva a estos individuos a creer que no son dignos de cariño o cuidados.

Las personas con apego evitativo han aprendido que mostrar sus necesidades o sentimientos a los demás no funciona.

Así, se cierran directamente a la posibilidad de conectar con otros, y buscan maneras alternativas de conseguir lo que necesitan. A menudo, esto les lleva a desarrollar problemas y adicciones de todo tipo.

Apego evitativo en niños

Las consecuencias de tener un estilo de apego evitativo pueden verse incluso en niños de muy corta edad. Antes de los dos años, los pequeños que desarrollan esta forma de relacionarse se comportan como “pequeños adultos”. Su principal estrategia es la de no mostrar sus emociones o necesidades cuando están con otras personas.

Así, por ejemplo, en los experimentos de Ainsworth los niños con apego evitativo se mostraban indiferentes cuando sus padres se alejaban de ellos; y no expresaban ninguna alegría cuando estos volvían.

Además, a menudo eran tan sociables con extraños como con sus propios cuidadores, algo muy poco común en los otros estilos de apego.

En casos más extremos, los niños incluso evitaban el contacto con sus padres, aunque lo hacían sin mostrar enfado ni ninguna otra emoción negativa. Sin embargo, cuando se realizaron medidas objetivas de su estado interno, se descubrió que los pequeños realmente se sentían incómodos.

Así, por ejemplo, su tasa cardíaca y la conductividad de su piel eran mucho más elevadas de lo normal tanto cuando sus cuidadores se alejaban como cuando volvían.

Ambos factores son síntomas de que los niños realmente se sentían mal, pero estaban ocultando sus emociones para evitar consecuencias negativas por parte de sus padres.

Apego evitativo en adultos

Las personas que forman un estilo de apego evitativo durante su infancia tienden a mantenerlo también a lo largo de su vida adulta. Debido a que de pequeños aprendieron a desconectarse de sus propias necesidades y a minimizar la importancia de sus emociones, generalmente evitan crear relaciones demasiado íntimas con nadie.

A continuación veremos algunas de las consecuencias más importantes del estilo evitativo en la vida adulta.

Autoestima

Como ya hemos visto, el estilo evitativo se forma cuando las necesidades de un niño no han sido cubiertas por sus cuidadores principales.

Así, el pequeño adquiere la creencia de que sus propios sentimientos no son importantes. Como consecuencia, tiende a reprimirlos y a buscar maneras de conseguir lo que quiere sin depender de nadie más.

Durante la vida adulta, estas creencias se mantienen. El efecto más habitual es una tendencia de estas personas a verse como superiores a los demás, y a tener actitudes negativas y cínicas hacia el resto.

Sin embargo, esta autoestima aparentemente alta generalmente esconde sentimientos de inferioridad y de vulnerabilidad.

Así, las personas con un apego evitativo reaccionan especialmente mal a críticas, rechazos y situaciones similares. En general desarrollan un patrón de personalidad ligeramente narcisista, que se utiliza para ocultar una baja autoestima.

Relaciones íntimas

Las relaciones íntimas suelen ser una gran fuente de problemas para las personas con un estilo de apego evitativo. Por un lado, sienten la necesidad de conectar con otros individuos y formar relaciones cercanas. Al mismo tiempo, sin embargo, creen que hacerlo solo les provocará sufrimiento a largo plazo.

Debido a ello, estos individuos tienden a no mostrarse por completo como son cuando están en una relación romántica. Por el contrario, actuarán tratando de mantenerse en control de la situación, intentando tener siempre más poder que su pareja en la interacción.

A menudo, las personas con apego evitativo prefieren mantener relaciones puramente sexuales, ya que estas no les obligan a ser vulnerables a nivel emocional.

Cuando finalmente forman un vínculo romántico, se sienten agobiados con mucha facilidad y culpan a su pareja de pedirles demasiado o de intentar controlarles en exceso.

Debido a sus propios problemas, estos individuos tienen muchas dificultades para ponerse en el lugar de su pareja. Como consecuencia, a menudo actúan de formas que pueden parecer crueles o poco empáticas, y se centran sobre todo en cubrir sus propias necesidades.

Rupturas

Por lo general, uno de los mayores miedos de las personas con apego evitativo es el de ser rechazado por alguien que les importa. Debido a ello, la ruptura de una relación romántica es uno de los escenarios más dolorosos para estos individuos, y uno de los que más esfuerzos emplean para evitar.

Para conseguirlo, las personas con este estilo relacional se alejan de su pareja cuando detectan que esta ha perdido algo de interés en ellas. Sin embargo, debido a que siempre están buscando signos de rechazo, es muy habitual que ellas mismas saboteen sus relaciones románticas sin darse cuenta.

Así, frecuentemente estos individuos actuarán de forma indiferente hacia su pareja al menor síntoma de problemas, a la vez que idealizan relaciones pasadas.

Es también frecuente que decidan romper con la otra persona, pero que se arrepientan de ello una vez que están solos y vuelvan a retomar la interacción, lo da lugar a relaciones tóxicas.

Cuando sus relaciones realmente terminan, estas personas no buscan apoyo de los demás, sino que ocultan sus emociones, a menudo incluso a sí mismos. Debido a ello, no son capaces de procesar el duelo adecuadamente, y generalmente experimentan todo tipo de problemas a largo plazo.

Desarrollo del apego evitativo

Los padres de niños con un estilo de apego evitativo tienden a no estar disponibles a nivel emocional para ocuparse de ellos. Así, no responden a sus intentos de llamar su atención, y son incapaces de ocuparse de sus necesidades correctamente. En muchos casos, pueden rechazarles cuando muestran cualquier signo de debilidad, como por ejemplo si lloran.

Como respuesta a esta circunstancia, el niño con apego evitativo aprende desde pequeño a suprimir sus deseos naturales de acudir a sus padres cuando está asustado, triste o alterado. Pronto, asocian sus intentos de abrirse a otros con rechazo, dolor o castigos.

Además, también descubren que ocultando sus emociones, al menos pueden satisfacer una de sus necesidades básicas: la de permanecer físicamente cerca de sus padres.

Debido a ello, generalmente evitan expresar sus sentimientos; y a menudo desarrollan mecanismos de defensa que les impiden incluso darse cuenta de ellos.

Por otro lado, muchos de estos niños aprenden a valerse por sí mismos desde edades muy tempranas. Generalmente, desarrollan la creencia de que pueden hacerlo todo sin depender de nadie más; y como resultado, la idea de crear una conexión con otras personas generalmente les parece muy poco atractiva.

¿Tiene tratamiento?

Diversas investigaciones han comprobado que en la inmensa mayoría de los casos, las personas mantenemos durante toda nuestra vida el estilo de apego que adquirimos de niños.

Sin embargo, también se sabe que, con esfuerzo y un plan de acción adecuado, es posible convertir el apego evitativo en uno más seguro.

Generalmente se considera que hay dos maneras de conseguirlo: o bien mediante terapia psicológica, o bien manteniendo una relación con alguien que ya tenga apego seguro. Sin embargo, ambos procesos requieren tiempo, y suelen suponer un reto muy importante.

Por otro lado, también es posible generar vínculos de apego seguro utilizando estrategias de desarrollo personal. En cualquier caso, cambiar el estilo evitativo para conseguir relaciones más satisfactorias es un proceso que, a pesar de ser muy complicado, a menudo merece la pena llevar a cabo.

Referencias

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  3. “10 Signs That Your Partner Has An Avoidant Attachment Style and How to Deal WIth Them” en: Life Advancer. Recuperado en: 07 Enero 2019 de Life Advancer: lifeadvancer.com.
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