Diferencia entre un refrán, adivinanza y trabalenguas
Las diferencias entre un refrán, una adivinanza y un trabalenguas van desde su uso hasta su estructura, ya que en realidad se trata de tres tipos de textos breves muy distintos entre sí.
También hay que apuntar que los tres presentan ciertas variaciones locales, incluso cuando se trata de lugares que comparten un mismo idioma. En cuanto a las similitudes, suelen tener un origen popular y son bastante usados en la educación.
Según los expertos, no solo son útiles para estimular la mente de los niños o para mejorar su pronunciación, sino que cuando son los padres los que los dicen, también refuerzan los lazos afectivos con los hijos.
Estos tres tipos de frases suelen compartir un origen popular. Dos de ellos son juegos verbales —la adivinanza y los trabalenguas—, mientras que los refranes han sido definidos como extractos de la sabiduría popular.
Adivinanzas
Las adivinanzas son una especie de juego en el que, mediante una serie de pistas más o menos evidentes, debe descubrirse la respuesta.
Suelen tener un origen popular y tradicional y poseen diferentes formatos, aunque generalmente utilizan la rima para hacerlo más melodioso.
Estos dichos plantean los enigmas de una manera ingeniosa, aunque sus respuestas, cuando finalmente se descubren, suelen parecer evidentes.
Han sido usadas tradicionalmente como método de entretenimiento, sobre todo para niños que, además, aprenden nuevas palabras y distintas maneras de usarlas.
Ejemplos de adivinanzas
Aunque de origen popular, ya un autor tan importante como Homero las usó en La Odisea, cuando la Esfinge pone como condición a Ulises que la acierte para lograr su propósito. Esta rezaba:
– ¿Cuál es el animal que por la mañana anda en cuatro patas, al mediodía en dos y a la noche en tres?
La respuesta es el hombre, que de niño gatea, al crecer anda sobre sus dos piernas y en la vejez usa un bastón para ayudarse.
Otras más populares son:
– Aparece por delante, por los lados, por la espalda, te descuidas un instante y te levanta la falda: el viento.
– En el mar no me mojo, en las brasas no me quemo, en el aire no me caigo y me tienes en los labios: la letra A.
Trabalenguas
También conocidos como destrabalenguas, los trabalenguas son pequeños textos que, por sus características, son difíciles de pronunciar.
Ya sea por la repetición de ciertos sonidos complicados o por el uso de palabras difíciles, repetirlos correctamente requiere práctica y repetición.
Aparte de su empleo recreativo, los trabalenguas son muy utilizados en la educación, sobre todo cuando el niño presenta algún problema de pronunciación de algún fonema. Incluso los logopedas los han incorporado a sus estrategias para mejorar la dicción.
Suelen ser frases divertidas, para no acabar aburriendo y, de esta forma, no abandonarlo ante la primera dificultad.
Ejemplos de trabalenguas
– Si Sansón no sazona su salsa con sal, le sale sosa; le sale sosa su salsa a Sansón si la sazona sin sal.
– Tres tristes trapecistas con tres trapos troceados hacen trampas truculentas porque suben al trapecio por trapos y no por cuerdas.
Refranes
Los refranes han gozado siempre de una muy buena reputación al ser considerados muestra de la sabiduría popular.
Al contrario de los dos géneros anteriores, su función no es entretener, sino transmitir los conocimientos adquiridos durante la historia.
Es por esto por lo que suelen versar sobre temas muy prácticos, como el tiempo atmosférico, aunque también hay muchos que tratan sobre el carácter de las personas.
Se suelen presentar en forma de un texto corto, muchas veces con una rima que consigue un efecto rítmico para recordarlos mejor.
Son ingeniosos y siempre acaban transmitiendo un mensaje. Claro que, por ser tantos, muchas veces son contradictorios entre sí. Por ejemplo, pueden encontrarse algunos que animan a madrugar y otros que dicen que esto no es tan importante.
Ejemplos de refranes
– A quien madruga, Dios lo ayuda.
– No por mucho madrugar amanece más temprano.
– Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.