Ansiedad

Cancerofobia: qué es, causas, síntomas y tratamientos


¿Qué es la cancerofobia?

La cancerofobia, también denominada carcinofobia, es el miedo irracional y persistente a contraer por primera vez un cáncer o a que se reproduzca, en caso de haberlo ya pasado anteriormente.

Es lógico sentir temor a contraer cáncer, ya sea por casos familiares, por una cierta predisposición genética o por llegar a una edad en la que los casos son más frecuentes. Sin embargo, la cancerofobia se caracteriza porque ese temor es injustificado, persistente y genera un malestar importante en quien la sufre.

Causas de la cancerofobia

El temor a padecer un cáncer puede deberse a diversos motivos:

Temor a que el cáncer pueda ser hereditario

La posibilidad de que el cáncer pueda ser hereditario es muy importante ante la probabilidad de sufrir esta fobia, especialmente cuando en la familia ya ha habido casos de esta enfermedad.

Actualmente, los estudios genéticos ayudan a aminorar el problema. Gracias a estos, se permite determinar si se han heredado o no determinadas alteraciones genéticas.

En caso de que sea positivo, se realiza un seguimiento exhaustivo del paciente para detectar los primeros signos que preceden a la enfermedad y poder actuar inmediatamente.

Tener un diagnóstico de cáncer

El 40% de los que reciben este diagnóstico necesitan apoyo psicológico y emocional. El cáncer afecta de forma brusca a la vida del paciente, a su familia y al entorno laboral y social.

Se dan cambios en las relaciones con la familia, la pareja y los amigos, afectando a su comportamiento en la generación de sentimientos tales como el enfado, rabia, depresión o la culpabilidad.

Haber superado un cáncer

Cuando se ha tenido un cáncer y se ha superado, el temor está centrado en el miedo a que este reaparezca.

Las revisiones por las que pasan periódicamente estos pacientes hasta que, una vez curados definitivamente, reciben el alta, deben servir para reducir el temor a la reaparición de la enfermedad.

No obstante, muchos pacientes acuden con una mayor frecuencia al médico para revisiones y se mantienen alerta ante una posible recaída.

Se ha comprobado por medio de estudios realizados que no hay una relación directa entre el riesgo real y el riesgo percibido a contraer la enfermedad, y que mediante la información exhaustiva podemos manejar el temor de la mejor manera.

Genética y antecedentes familiares

Existen cargas genéticas y antecedentes familiares que pueden favorecer o aumentar las posibilidades de contraer un cáncer, pero nada está dado por hecho.

No solamente el factor genético es el relevante para poder contraer esta enfermedad. Existen factores de riesgo que en la mayoría de los casos sí se pueden evitar, como malos hábitos de alimentación o consumos de sustancias.

También hay investigaciones que demuestran cómo el patrón de conducta tipo C y el cáncer están relacionados. Este patrón conductual está asociado a ciertos rasgos psicológicos de inhibición emocional, la pasividad, el conformismo y tendencia al pensamiento obsesivo.

La desesperanza, la pérdida y la depresión son con frecuencia factores predictivos en la aparición del cáncer.

Síntomas

El resultado de este conjunto de pensamientos hacia la enfermedad oncológica es el miedo a padecerla, que puede provocar aún más sufrimiento en la persona que la propia patología en sí.

Esta preocupación puede causar dos comportamientos contrarios en la persona: la voluntad de realizarse excesivas pruebas diagnósticas innecesarias o, al contrario, evitar realizarse ninguna prueba por miedo al diagnóstico de la patología.

Las personas afectadas de esta fobia sienten que si están en contacto con personas que padecen esta enfermedad, podrán adquirirla. Estar junto a un enfermo de cáncer les produce diversos síntomas y malestares que les hacen pensar que la enfermedad puede propagarse por todo su cuerpo.

Estos miedos se asocian principalmente con el miedo a la muerte, puesto que, a pesar de los avances médicos, el cáncer actualmente sigue muy relacionado con la muerte.

Tener en cierto grado un temor a desarrollar un cáncer o cualquier otro tipo de enfermedad es normal en cualquier individuo. De hecho, la mayoría de las personas pasan por ese temor en algún momento de la vida.

En el caso de los que padecen esta fobia, el miedo es tan intenso que los paraliza y los vuelve disfuncionales, y en estos individuos cualquier síntoma es exagerado. Algunas de las conductas que estas personas adoptan por este miedo irracional son:

– Evitar comer ciertos alimentos, considerados carcinógenos.

– Salir.

– Usar ciertos productos para el autocuidado y el de su familia, lo que hace que la vida se vuelva muy obsesiva.

Tratamiento

Es muy importante que si se reconocen los síntomas descritos antes y si se nota que afecta la vida cotidiana, es recomendable ponerse en contacto con un profesional sanitario que pueda ayudar de manera más directa a superar la fobia.

Terapia cognitivo-conductual

El tratamiento más común y más efectivo para las fobias específicas, como es la cancerofobia, es el tratamiento con terapias psicológicas, en concreto, terapias cognitivo-conductuales.

Este tipo de tratamiento siempre deberá ser desarrollado por un especialista sanitario. Aunque este es el tratamiento más común, lo ideal es encontrar un tratamiento útil y que se logre adaptar a las necesidades y circunstancias de cada persona para superar la situación con éxito.

Además de conseguir información fiable que ayude a relativizar la aprensión (incluso sobre las tecnologías avanzadas de tratamiento), también es importante hablar con amigos y familiares.

Apoyo social

El apoyo social en esta fobia es muy importante. Las personas allegadas pueden ser de gran ayuda para aliviar el estrés y la ansiedad, igual que hablar con personas que han sobrevivido a un cáncer para construir una visión realista de las posibilidades de vencer la enfermedad, así como las causas necesarias para contraerlo.

Estilo de vida

Siempre es buen momento para adoptar un estilo de vida saludable. Es de vital importancia comprender que enfermarse no siempre significa que exista un desenlace desfavorable.

Hay pasos que pueden darse, que están bajo nuestro control y permiten mejorar sustancialmente nuestra salud y calidad de vida, al mismo tiempo que disminuyen el riesgo de sufrir ciertas enfermedades.

Si acudimos a tiempo al médico, podremos detectar la enfermedad en estadios iniciales, con elevado porcentaje de curaciones y con pocas secuelas en nosotros.

Referencias

  1. Sandín B. (1995). Estrés en: Belloch A, Sandín B, Ramos F, editors. Manual de psicopatología. Madrid: McGraw-Hill.
  2. Breitbart, W., Rosenfeld, B., Pessin, H., Kaim, M., Funesti-Esch, J., Galietta, M., Nelson, C. J. & Brescia, R. (2000). Depression, hopelessness, and desire for hastened death in terminally ill patients with cancer. JAMA.