Trama lineal: concepto, características, diferencias con no lineal, ejemplos
¿Qué es la trama lineal?
Hablamos de trama lineal cuando nos referimos, en el género narrativo, a una historia cuyo hilo cronológico sigue el orden normal de los acontecimientos: un antes, un ahora y un después.
Si pensamos, con Aristóteles, que la trama “es la imitación de la acción”, entonces necesariamente tendremos que entender la trama lineal como una sucesión de hechos correlativos en el tiempo, en la que la historia tendrá un inicio, un desarrollo y un desenlace.
Un cuento o novela de trama lineal será expresado, en consecuencia, de forma cronológica, y por eso se le conoce también con el nombre de relato cronológico. Las ideas y los sucesos se exponen siguiendo el hilo temporal tradicional, sin hacer saltos en el tiempo.
Las fábulas y cuentos infantiles suelen presentar una estructura narrativa lineal, donde se advierte un principio de la historia, un desarrollo de la misma y un final. Es la estructura más sencilla.
Recordemos que la narración es un tipo de texto donde se cuentan historias, reales o ficticias, y donde intervienen diversos elementos, los cuales son la historia y las acciones que la forman (que sería el argumento), los personajes que las realizan, el tiempo y el espacio donde y cuando esas acciones transcurren, la forma en que se ordenan estos elementos y el punto de vista desde donde se cuentan.
Características de la trama lineal
Estructura básica
La trama lineal se caracteriza por tres elementos básicos:
- La historia (contenido del relato).
- La estructura (la forma).
- El acto de enunciar, es decir, de contar.
Esto se enlaza con la estructura lineal, donde se diferencian las partes:
- El planteamiento.
- El nudo.
- El desenlace.
El planteamiento es el inicio de la historia, donde se presentan el tema, los personajes y el ambiente donde se desarrolla. El nudo es la parte donde las acciones alcanzan el clímax, y el desenlace es donde se resuelven los problemas planteados y la historia llega a su fin.
El lector es pasivo
En este tipo de historias no se requiere que el lector esté demasiado atento, no hay saltos en el relato que lo lleven al comienzo o al final y que lo confundan.
Existencia de un solo narrador (pero no siempre)
La voz del narrador es lo que guía la lectura (no importa si este es omnisciente o no, en tercera o en primera persona). Es quien va estableciendo los hechos unos después de otros, y el que determina el orden cronológico.
No suele haber más de un narrador, pues la existencia de dos o más narradores significaría que el punto de vista cambia, y los hechos se contarían desde distintos personajes y generalmente comenzando de nuevo en el tiempo.
Diferencias con la trama no lineal
La trama no lineal es la que describe los hechos fuera del orden cronológico. Se llama también narrativa desarticulada o interrumpida.
En este tipo de textos se puede advertir fácilmente que la historia no sigue un patrón de causalidad de los sucesos. Suele haber interrupciones temporales para contar historias dentro de la historia principal del relato, como sucede en Don Quijote de la Mancha, donde a menudo la acción se paraliza porque dentro del hilo narrativo se incluyen otros relatos.
Es común también que se incorporen relatos oníricos (sueños, por ejemplo) o recuerdos. El escritor húngaro Sándor Márai utiliza muchísimo esta herramienta no lineal. En casi todas sus novelas los personajes se encuentran, y la historia puede transcurrir a lo largo de una tarde o una noche en la que conversan, pero en esa conversación es donde ocurren los hechos, y donde se explica por qué están donde están.
Las acciones, por lo tanto, son acciones pasadas que se “recuperan” en el relato, se las cuentan unos personajes a otros, mientras que en el presente de la acción lo único que acontece es esa conversación o transmisión de información.
La trama no lineal es bastante común en la literatura moderna y contemporánea, en la que con frecuencia los autores abandonan la cronología de los acontecimientos en favor de una narración más dinámica, más vívida.
Una de las diferencias más notables con la trama lineal es que en esta no existen las analepsis o flashback (escenas retrospectivas), pues la sola existencia de ellas alteraría la secuencia cronológica de la historia.
El flashback sirve para conectar momentos distintos, para ir de una acción a otra y trasladarla al pasado o al futuro, y de allí al presente. De esta forma, vemos cómo esa es la principal diferencia con la trama no lineal: el tratamiento del tiempo.
Ejemplos de trama lineal
La historia de Alicia
“Cuando nació Alicia, su madre murió por el trabajo de parto. Su padre, muy triste, se dedicó a su crianza, pero cuando ella cumplió siete años, él conoció a una señora muy amable con la que terminó casándose.
Alicia estudió en la universidad, recibiéndose de médico. Fue doctora especialista en los pulmones. Fue precisamente eso lo que permitió que pudiese curar una rara enfermedad pulmonar que su padre y su madrastra contrajeron en uno de sus numerosos viajes por el extranjero.
Ideó un tratamiento experimental, cuyos conejillos de Indias fueron ellos dos, entre otras 50 personas, que resultó exitoso. Gracias a sus investigaciones y por haber curado a personas con esta enfermedad extraña, Alicia recibió el año pasado el premio Nobel de medicina”.
El patito feo (adaptación)
“Una pata estaba sentada sobre todos sus huevos para darles calor. Sentía que sus hijitos estaban a punto de nacer. Unos crujidos anunciaron que los patitos estaban rompiendo la cáscara. Los vio salir uno a uno, orgullosísima. Todos eran hermosos, tal y como los había imaginado. Solo faltaba uno, que por fin pudo sacar una gran cabeza fuera del cascarón. Cuando lo vio, la pata quedó horrorizada de lo feo que era. No era igual a los demás, de plumaje amarillo, sino grande, gordo y oscuro.
Ella, sin poder evitarlo, gritó: “¡Pero qué animal tan feo! ¡Tú no eres como mis demás hijos, sal de aquí porque eres un impostor!”. El patito, muy triste y sorprendido, se alejó del estanque, pues también los otros patitos se reían y burlaban de él.
Comenzó a caminar sin poder conseguir comida ni refugio; ningún animal quería ser su amigo y todos se burlaban. Entonces llegó a una granja y se encontró con una mujer que barría el establo; le pidió por favor si podía quedarse unos días para reponerse y ella, casi sin mirarlo, aceptó.
Pasaron los días y el patito feo empezó a engordar gracias a la comida abundante que había en la granja, hasta que escuchó a la mujer decirle al marido: “¿Has visto lo gordo que se ha puesto el pato? Ya es hora de comerlo”.
El patito, asustado, huyó de la granja y vagó por el campo noche y día, encontrando lo poco que podía comer. Pero un día llegó a un lago hermosísimo de aguas cristalinas, donde vio a un grupo de bellísimos cisnes: los había blancos y negros y eran majestuosos y esbeltos.
Avergonzado de su fealdad, les preguntó si podía dar un paseo con ellos, pues estaba acalorado y quería refrescarse un poco. “¡Claro!”, le respondieron, “si eres uno de los nuestros, eres bienvenido”. “¿Cómo uno de los vuestros? No entiendo…”. “¿No te has visto en un espejo? Entra al agua y mira tu reflejo”.
Así hizo el patito, entró al agua y como estaba tan limpia pudo verse en la superficie: era un hermoso cisne negro, con un cuello largo y plumaje lustroso y brillante. Se puso muy contento y comprendió que jamás había sido un patito, ni feo ni bonito, y que su lugar estaba entre aquellos nuevos amigos que le invitaron a quedarse”.