Psicología educativa

Rebeldía en la adolescencia: qué es, causas, consejos y señales


¿Qué es la rebeldía en la adolescencia?

La rebeldía en la adolescencia es una etapa en la vida de los jóvenes que se caracteriza por el rechazo a los límites impuestos en la familia y a una actitud a veces violenta y radical.

La adolescencia es un periodo en el que se experimentan cambios neurobiológicos, pues el cuerpo sufre una transformación de la niñez a la adultez; estos cambios traen consigo actitudes comportamentales, como apatía, tristeza o rebeldía.

En esta época, los factores neurobiológicos van a cobrar especial relevancia, aunque no serán los únicos. La rebeldía, debido a los conflictos familiares que conllevan, es una de las conductas que se perciben con mayor facilidad, y la que recibe mayor atención.

Aunque parezca difícil tratar con un adolescente que muestra un comportamiento desafiante, esta actitud también supone beneficios futuros.

Señales de rebeldía en la adolescencia

– Si quiere estar solo, inclusive alejándose de sus amigos y familiares.

– Cambios drásticos en el estado de ánimo: estar alegre, y de pronto enfurecerse por una tontería.

– Pérdida de comunicación; es relevante cuando el joven está sufriendo o consume drogas.

– Se avergüenza de los padres ante sus amigos; si bien es una actitud normal, a veces puede ser una señal de rebeldía.

– Dice no a todo. Debido al deseo de una mayor independencia y a la creación de una identidad propia, el adolescente rebelde rechazará por principio todo lo que se le propone.

– Realiza conductas de riesgo: consumo de sustancias tóxicas/drogas, relaciones sexuales sin protección.

Causas de la rebeldía en la adolescencia

Factores biológicos y psicológicos

Los cambios biológicos que atraviesa un adolescente son muchos y notables, provocando que este se muestre irascible, triste o agresivo.

A estos cambios biológicos, se le suma un periodo de inestabilidad psicológica que dificultará su interacción familiar, social y escolar.

Entre los mayores desafíos, se encuentra una crisis de identidad a la que tienen que hacer frente, tras la cual tendrán un mayor conocimiento de sí mismos y una personalidad más estable.

Desapego parental

En esta fase en la que los niños comienzan a entrar en la etapa de la adolescencia, dejan a un lado a sus padres como figuras de apego principales, y comienzan a estrechar las relaciones con amigos y compañeros de clase.

En esta etapa, intentan un distanciamiento parental, pues crear una identidad propia es uno de los retos. Empiezan a vestirse y peinarse diferente a lo usual, o se muestran interesados en tatuajes y piercings. 

Relaciones inadecuadas con compañeros

Las relaciones sociales cobran especial relevancia; un adolescente experimentará una gran tristeza y abatimiento ante relaciones sociales insatisfactorias –tanto con amigos como con parejas sentimentales-.

Todos los cambios se vivirán con una intensidad mucho mayor.

Por ejemplo, un cambio de residencia, una ruptura en una relación de pareja, un conflicto con algún amigo, etc., pueden provocar una mezcla de sentimientos difusos que el adolescente no sabe manejar.

Además, el hecho de no tener buenas relaciones en el ámbito escolar –si es víctima de bullying, por ejemplo-, puede provocar una inadaptación en muchos ámbitos de su vida.

Esta situación se agrava cuando los jóvenes no quieren compartir sus problemas con sus padres ni amigos, por miedo o vergüenza.

Inadecuada disciplina familiar

Cuando los progenitores están ausentes, o así lo percibe el adolescente, o no existe una buena disciplina, se puede generar un periodo de rechazo y, en consecuencia, de rebeldía. 

Violencia en los medios de comunicación

La conducta de rebeldía adolescente va asociada –en muchos casos– a manifestaciones de agresividad. Numerosos estudios han tratado de ubicar una relación entre la violencia percibida en medios de comunicación y la violencia manifestada por población infanto-juvenil.

Aunque no se trata de una relación muy clara, sí que se han encontrado indicadores de que la exposición a actos de violencia fomenta que los adolescentes se comporten de este modo.

Según Albert Bandura, la exposición de modelos violentos en su entorno o en medios de comunicación es una condición necesaria, pero no suficiente para que el adolescente se comporte de esa forma.

En otras palabras, que los adolescentes tengan acceso a modelos violentos potenciará conductas agresivas, pero se necesitan otros factores.

Según Bandura, la población infanto-juvenil presentará un comportamiento agresivo cuando perciba que esto le aporta algún tipo de beneficio. Por ejemplo, los chicos que consiguen la aprobación de los demás comportándose de forma agresiva, tenderán a perpetuar esta conducta.

Consejos para tratar la rebeldía en la adolescencia

Comprensión y empatía

La adolescencia es una etapa pasajera. Acepta los cambios que se están produciendo en este periodo. Seguro que tu hijo se ha quejado en más de una ocasión de que nadie le entiende, o manifiesta abiertamente que es un incomprendido.

Intenta no centrarte en los castigos que le impones a tu hijo y procura comprender su punto de vista.

Si te muestras abierto/a, si le hablas de tus miedos e inquietudes cuando tenías su edad, te verá de una forma más cercana, como alguien en quien se puede confiar. Háblale también de tus amigos, de tus primeras relaciones sentimentales, y no intentes indagar en las suyas –esto solo lo distanciaría aún más–.

Fomenta la comunicación familiar durante las comidas, sin encender la televisión ni otros aparatos electrónicos.

No prohibirle todo lo que pida

Selecciona en qué ámbitos puedes ser más permisivo (si en la ropa, cabello, tatuajes, piercings, etc.) para que no te conviertas en su enemigo.

Ser democráticos

Si aprendes a negociar con tu hijo, comprobarás cómo su comportamiento presenta un cambio positivo. Deja a un lado la educación autoritaria. Todo puede dialogarse.

También es importante que tu pareja y tú estéis de acuerdo en la forma de actuar.

Utiliza esta técnica de negociación para temas como hora de llegada a casa, viajes, etc. Recuerda que siempre se puede llegar a puntos consensuados.

Animarle a que practique algún deporte

Los adolescentes suelen estar llenos de energía y, a veces, esta es la causa de que se comporten de forma agresiva. Por tanto, una buena opción es que practique algún deporte.

En este punto se recomienda ser especialmente cautos, puesto que algunos deportes competitivos –como el fútbol o el baloncesto– pueden potenciar las conductas agresivas. Considera otras opciones como el atletismo, natación, jogging, entre otros.

Evita gritar y que te grite

Gritando no se solucionan los conflictos, solo acentúan el enfado y la agresión. En vez de eso, explica a tu hijo/a que mientras utilice un tono de voz elevado, no podréis dialogar.

En la mayoría de las ocasiones, los adolescentes gritan para llamar la atención y tratar de arrebatarte la autoridad. No entres nunca en ese juego, tú eres un adulto y debes estar por encima de esas provocaciones.

Te recomendamos que ignores este comportamiento hasta que tu hijo se haya calmado y te hable como una persona adulta. Poco a poco, irá instaurando esta conducta de diálogo contigo, puesto que comprobará que no conseguirá nada gritando.

Si el problema persiste, acudir a un especialista

Por último, deberías conocer los peligros de percibir estas conductas desafiantes como un comportamiento normal, si se trata de algo más grave.

Numerosos adolescentes presentan depresiones enmascaradas. Se les llama así porque los jóvenes, lejos de presentar los síntomas típicos de apatía y tristeza, manifiestan conductas agresivas.

Si esta es la situación de alguno de tus hijos, deberías considerar la posibilidad de que esté atravesando un periodo de inadaptación psicológica. Implícate en su vida, sin agobiarle, para indagar un poco más sobre el motivo real de su comportamiento agresivo o desafiante.

Muestra preocupación por las notas y visita a los profesores con frecuencia, para saber qué comportamiento muestra en el colegio y si sus relaciones sociales son adecuadas. Los síntomas de trastornos mentales pueden pasar desapercibidos, confundiéndose con la crisis típica de la adolescencia.

Otro de los motivos para estar preocupado/a por tu hijo o hija es que la depresión puede estar acompañada por consumo de sustancias o tentativas de suicidio.

Referencias

  1. Alvarez-Solís, R.; Vargas-Vallejo, M. Violencia en la adolescencia. Salud en Tabasco (2002), vol. 8, núm. 2, pp. 95-98.
  2. Amanda Céspedes. Niños con pataleta, adolescentes desafiantes. Cómo manejar los trastornos de conducta en los hijos.
  3. Bruce E. Levine. How Teenage Rebellion Has Become a Mental Illness (2008).
  4. Lamas, C. Para comprender la adolescencia problemática. Pág 63-85 (2007).
  5. Romero Romero, R. La depresión y el suicidio en niños y adolescentes. Revista del Sistema Cetys Universidad (2002).