Psicología

Carácter: definición, cómo se forma y tipos


¿Qué es el carácter?

El carácter, en psicología, se refiere a un conjunto de formas de ser y sentir, rasgos de personalidad y formas de relacionarse con los demás que tiene una persona. En general, cuando hablamos de carácter hablamos de una tendencia a comportarse de determinada manera en una situación concreta.

Para algunas corrientes de la psicología, el carácter se forma debido a nuestra herencia genética y se mantiene constante durante toda la vida. Así, podemos decir que una persona es altruista, rencorosa, obsesiva o calmada; y tendemos a creer que lo seguirá siendo siempre.

La ciencia que estudia el carácter se conoce como caracterología. Esta disciplina predominó en la psicología a inicios del siglo XX, pero luego se descartó cuando apareció el concepto más moderno de personalidad. Esto ocurrió principalmente porque la personalidad es más sencilla de medir y de observar que el carácter.

En la actualidad la psicología académica prácticamente ha desechado el uso del concepto de carácter, pero este se sigue utilizando en otros contextos, como en la selección de personal o los recursos humanos.

Definición y factores del carácter

Según el modelo de caracterología de René Le Senne, el más utilizado actualmente en el ámbito de las empresas, el carácter tiene las siguientes peculiaridades:

– Se trata de la parte de nuestra forma de ser que se crea en el nacimiento, debido a nuestros genes y a la influencia de las hormonas durante la gestación. Por lo tanto, se diferencia de la personalidad en que esta puede ser modificada durante la vida de la persona.

– El carácter es sólido y permanente, no puede cambiar; y por ello, forma la base sobre la que se construye la identidad de cada persona.

– Está formado por tres factores, que se encuentran presentes en todas las personas en menor o mayor medida. Estos tres elementos se combinan para formar ocho tipos de personalidad, y son los siguientes: emotividad, actividad y primariedad.

Emotividad

La emotividad es la tendencia a ser afectado emocionalmente por distintas situaciones. Cuanto más emotiva sea una persona, más tenderá a alterarse en distintos momentos, pero todos somos emotivos en algún grado.

Sin embargo, es necesario hacer un par de aclaraciones sobre el concepto de emotividad. Para cada uno de nosotros, algunas situaciones conllevan una gran carga emocional de por sí, por lo que nos sentimos naturalmente conmovidos por estas.

Una persona emotiva sería la que se siente de igual manera ante situaciones que naturalmente no tienen una gran importancia para ella.

Por otra parte, a la hora de observar la emotividad de una persona es necesario darnos cuenta de que la mayoría de nosotros ocultamos nuestras reacciones emocionales a los demás, especialmente en ciertas culturas. Así, podríamos pensar que una persona es poco emotiva, cuando en realidad se siente muy conmovida y tan solo lo está ocultando.

Podemos decir que una persona es emotiva si cambia rápidamente de estado de ánimo, si estos son muy extremos, si es muy impulsiva, si se altera rápidamente, y si siente frecuentemente sensaciones como ansiedad o inquietud.

Actividad

Las personas activas son aquellas que necesitan estar constantemente ocupadas y lo hacen porque se sienten mejor así. Aunque una persona no activa también puede estar frecuentemente en movimiento, lo hará por obligación y no por su propia voluntad.

Por el contrario, una persona activa se tomará casi cualquier situación como una invitación a la acción. Si se encuentra con un obstáculo, en lugar de acobardarse encontrará la mejor manera de superarlo; no suele posponer decisiones ni tareas, y suele ser independiente, perseverante, objetiva, pragmática y honesta.

Primariedad

El nombre primeariedad (y el de la característica contraria, secundariedad) viene de las dos principales maneras que tiene el cerebro de responder ante un estímulo externo o interno.

Una persona primaria sería aquella que vive en el momento sin preocuparse por el pasado ni el futuro; por el contrario, una persona secundaria analizaría el presente en función de lo que le ha pasado y lo que espera que ocurra más adelante.

Las personas primarias, debido a esta forma de vivir el momento, suelen ser rápidas en su forma de actuar y se emocionan fácilmente con las cosas, pero sus intereses son muy cambiantes. Sus emociones y preocupaciones no se mantienen mucho en el tiempo.

Por otra parte, las personas con un carácter secundario se sienten de la misma manera durante un periodo prolongado. Sus emociones son duraderas, y para ellos el pasado influye en cómo se sienten en el presente y en lo que planean en el futuro. Por lo tanto, suelen ser más estables que las primarias.

¿Cómo se forma el carácter?

Como en muchos otros temas abordados por la psicología, no hay un consenso sobre la manera en la que se forma el carácter. Sin embargo, la forma más aceptada de abordar este tema es la de que el carácter es una mezcla de rasgos innatos y adquiridos, que se forja en la primera infancia y no se puede modificar durante la vida de una persona.

¿Cuál es, entonces, la diferencia con la personalidad? La más importante es que la parte más influyente en la formación del carácter es nuestra genética. Según la mayoría de los estudiosos de la caracterología, los rasgos que adquirimos de nuestros antepasados forman la mayor parte de nuestro carácter, conocida como temperamento.

El resto de nuestro carácter estaría formado tanto por las hormonas que nos han influido en el vientre materno, como por las experiencias que vivimos en nuestra primera infancia y que dejan una huella imborrable en nosotros.

Por el contrario, la personalidad se puede ir modificando a lo largo de la vida en función de nuestras experiencias más tardías.

Tipos de carácter

Combinando los tres factores del carácter (emotividad, actividad y primariedad/secundariedad), nos encontramos con ocho tipos de carácter distintos.

Cada uno de estos tiene unas características diferentes; y aunque es muy raro encontrarse un tipo puro, se suelen describir de esta forma para hacer más fácil su reconocimiento.

Los ocho tipos de carácter descritos por Le Senne son los siguientes:

  • Colérico
  • Apasionado
  • Sentimental
  • Flemático
  • Nervioso
  • Sanguíneo
  • Apático
  • Amorfo

Colérico (emocional, activo, primario)

Las personas coléricas son impulsivas, extrovertidas, activas, innovadoras, excitables y habladoras. Se adaptan fácilmente a los cambios, suelen estar de buen humor, pero pueden enfadarse rápidamente, y en general son muy inteligentes y valientes.

A las personas con este tipo de carácter les encantan los cambios y necesitan estar activas en todo momento. También tienden a exagerar lo que les ocurre, y suelen dejarse llevar por sus impulsos, por lo que disfrutan mucho con la comida o el sexo.

Su parte más negativa es que, debido a su necesidad de cambio, no tienen mucha paciencia y les cuesta ser disciplinados.

Apasionado (emocional, activo, secundario)

Las personas apasionadas son agresivas y decisivas, con una tendencia al pragmatismo y la eficiencia. A pesar de que les gusta mantenerse en movimiento, también son más prudentes que los coléricos, y le dan mucha importancia a conceptos como el honor, la lealtad o la objetividad.

Suelen valorar mucho las tradiciones y se comportan de forma altruista con las personas sobre las que tienen poder. Les gusta el orden y tienden a ser políticamente conservadores. Por otra parte, se enfrentan a los obstáculos sin miedo y los superan con su gran capacidad de trabajo.

Flemático (no emocional, activo, secundario)

Los flemáticos tienden a ser calmados, controlados, introspectivos y muy inteligentes. Su paciencia les lleva a ser perseverantes y metódicos a la hora de conseguir lo que se proponen, y suelen permanecer impasibles frente a las dificultades.

En general, una persona flemática puede parecer indiferente desde fuera, ya que en general sus intereses se encuentran en su interior. Le cuesta tomar decisiones, pero sus opiniones son independientes y se preocupa por las consecuencias a largo plazo de lo que hace.

Por otro lado, los flemáticos son de mente abierta, y se preocupan por sus principios y por permanecer estoicos frente a las dificultades.

Sanguíneo (no emocional, activo, primario)

Las personas con un carácter sanguíneo son calmadas y valientes, pero también tienden a ser egoístas, escépticas y cínicas. Les encanta trabajar y les apasiona el dinero, además de ser tremendamente prácticos.

Suelen tener un gran talento para entender situaciones complejas y se llevan bien fácilmente con los demás. Se les da bien el pensamiento abstracto, pero no les interesan las conversaciones profundas; prefieren las cosas prácticas y el aquí y ahora. Suelen ser muy liberales en su ideología política.

Sentimental (emocional, no activo, secundario)

Las personas sentimentales tienen un componente emocional muy fuerte, pero que a la vez está frenado por su secundariedad. Por lo tanto, suelen sentir emociones muy poderosas pero persistentes, que pueden ser tanto positivas como negativas.

Suelen ser observadores, subjetivos, retrospectivos y obsesivos. Les cuesta aceptar los cambios, pero a la vez son idealistas y románticos. En general, no suelen estar muy a gusto consigo mismos y tienden a ser muy cabezotas.

Nervioso (emocional, no activo, primario)

Los activos se caracterizan por sentir muy fuertemente todo lo que les ocurre. Suelen tener mucha energía, que se puede expresar de muchas maneras. Por ello, tienden a ser impulsivos, juguetones, susceptibles y frívolos.

Por otra parte, esto puede llevarlos a tener dificultades a la hora de tomar decisiones, y a perder el interés por cualquier tema de forma muy rápida.

Sus estados de ánimo cambian con mucha facilidad, y tienden a ser muy peliculeros y a vivir todo lo que hacen al máximo. Esto hace que su vida esté llena de aventuras y de experiencias novedosas.

Apático (no emotivo, no activo, secundario)

Los apáticos tienden a tener pocos intereses, y se sienten más a gusto consigo mismos. Les cuesta relacionarse con los demás, y en general sus emociones suelen ser negativas y duraderas. Sin embargo, se encuentran bien en soledad, por lo que no necesitan la compañía de otros para estar contentos.

Amorfo (no emotivo, no activo, primario)

La principal característica de los amorfos es la pereza. Al vivir exclusivamente en el presente, no le dan mucha importancia a las consecuencias de sus actos y tratan de hacer lo mínimo necesario para cumplir con sus necesidades básicas.

En general tienden a ser bastante tranquilos y se conforman con casi cualquier cosa; además, son muy fácilmente influenciables por otros.

Referencias

  1. “Characterology” en: Check Notes.
  2. “Personality vs. Character” en: Psychology Today.
  3. “The Study of Character According to Le Senne” en: Check Notes.
  4. “Carácter: Definición y Rasgos” en: Psicología y Mente.