Cultura lambayeque: descubrimiento, origen, ubicación, cerámica, arquitectura
La cultura lambayeque, también conocida como cultura sicán, fue una civilización que se desarrolló entre los años 750 d. C. y 1375 d. C. en la zona norte de la costa de Perú. El nombre proviene del área geográfica en la se encontraba ubicada. En su periodo de máximo esplendor se extendió por toda la costa.
Esta cultura fue descubierta por Rafael Larco Hoyle y ha sido ampliamente estudiada por Seichi Izumi Shimada. Los restos arqueológicos encontrados han llevado a los expertos a afirmar que se originó tras el declive de la cultura moche y que recogió gran parte de las tradiciones culturales y el conocimiento de esta.
Los miembros de esta cultura destacaron por su arquitectura, por su cerámica y por su orfebrería. Su dominio de la metalurgia les permitió trabajar con aleaciones avanzadas, lo que les permitió crear artículos como su cuchillo ceremonial de oro o tumi y su máscara funeraria, también elaborada con oro.
Su régimen político era una teocracia y su sociedad estaba totalmente jerarquizada. Prueba de esas diferencias sociales son el esplendor de las tumbas de su clase alta. Entre estas destacan las tumbas del llamado Señor de Sicán y de la sacerdotisa Chornancap.
Índice del artículo
- 1 Descubrimiento
- 2 Origen e historia
- 3 Ubicación geográfica
- 4 Cerámica
- 5 Arquitectura
- 6 Economía
- 7 Religión
- 8 Metalurgia
- 9 Textilería
- 10 Organización política y social
- 11 Referencias
Descubrimiento
El primer arqueólogo en usar el término cultura lambayeque fue Rafael Larco Hoyle. Este investigador trató sobre el tema en su obra Cronología arqueológica del norte del Perú, publicado en 1948. En ella, describió los elementos que caracterizaban la cerámica propia de la región de Lambayeque.
Otro de los investigadores que más tiempo han dedicado al estudio de esta cultura, Seichi Izumi Shimada, opina que el nombre debería ser cultura Sicán, ya que así aparece reseñada en un antiguo documento encontrado en el Archivo General de Indias, en Sevilla.
Últimos descubrimientos
Uno de los grandes descubrimientos relacionados con esta cultura fue realizado por Shimada en 1991: el Señor de Sicán. Se trata de una tumba intacta situada en la Huaca de Oro.
Veinte años más tarde, un equipo de arqueólogos del Proyecto Arqueológico Chotuna-Chornancap descubrió una nueva tumba. En esta ocasión se trataba de la de una mujer cuyo cuerpo había sido enterrado con ricos ornamentos de plata, cobre y oro, además de con collares de chaquira. Los descubridores la bautizaron como la sacerdotisa de Chornancap.
En 2013, unos trabajadores de Odebrecht encontraron restos de entierros que demostraban la práctica de sacrificios humanos por parte de esta cultura. En total fueron hallados 15 ceramios y 11 esqueletos humanos, tanto de mujeres y hombres como de niños.
Origen e historia
La cultura lambayeque surgió tras la decadencia de la cultura moche, posiblemente causada por fenómenos climáticos provocados por El Niño.
Parte de las tradiciones y de su arte dejan ver la clara influencia de los moche, aunque también se distingue la influencia de otras culturas.
El inicio de esta civilización coincidió con el periodo de máxima expansión de la cultura wari y en un momento en el que Tiahuanaco tenía una gran fama. Lambayeque recibió la influencia de ambas culturas y, por su ubicación geográfica, también de la cultura cajamarca.
Una cuarta civilización aportó sus propios elementos: los chimú. A pesar de desarrollarse en distintas zonas, la evolución de ambas culturas fue casi paralela y se pueden contemplar influencias recíprocas entre ellas.
Origen mitológico
El cronista español Miguel Cabello Valboa dejó reflejada en sus escritos el mito lambayeque sobre el origen de su civilización. Esta historia relata la llegada de un rey llamado Naylamp, Ñañlap o Naylamp por el mar a la zona. El monarca procedía del sur y llegó acompañado de una gran flota de barcas y con una lujosa cortes de funcionarios.
El rey desembarcó en el río Lambayeque y edificó una huaca llamada Chot en un lugar que se encontraba dos kilómetros tierra adentro. Con él llevaba un ídolo elaborado con piedra verde, llamado Yampallec que representaba su propia imagen.
El reinado de Naylamp se caracterizó por la prosperidad y la paz que dejó en la región. A su muerte, ocurrida a una avanzada edad, fue enterrado por la nobleza en su palacio. Esos nobles afirmaron que el rey se había cansado de la vida terrenal y había usado su poder para que le salieran alas y había viajado con ellas al cielo. De esta forma, el monarca se convirtió en un dios para su pueblo.
Los siguientes once reyes pertenecieron a la dinastía fundada por Naylamp. El último fue Fempellec, quien trató de trasladar el ídolo Yampallec a otro lugar, lo que desató la furia de los dioses.
Un demonio con forma femenina se apareció ante el monarca y lo tentó para que mantuvieran relaciones sexuales. Fempellec aceptó y ese pecado provocó que las desgracias se cebaran con el pueblo lambayeque. Así, se sucedieron las inundaciones, sequías y hambrunas, hasta que un tirano poderoso, el Chimú Cápac, llegó desde el sur y se apoderó de las tierras de esta civilización.
Etapas históricas
El arqueólogo japonés Izumi Shimada dividió la historia de esta cultura en tres etapas:
– Sicán temprana (750-900): es el periodo más desconocido, ya que apenas se han encontrado restos arqueológicos. Esta etapa está relacionada con el final de la cultura moche y con la influencia aportada por los wari. Se trataría, por lo tanto, de una fase en la que la cultura lambayeque estaría en plena formación.
– Sicán medio (900-1100): comenzó con la unificación de la civilización lambayeque y con la aparición de una identidad cultural propia. La capital se instaló en Batán Grande y los gobernantes fueron reyes-sacerdotes dedicados al culto al dios Sicán.
Fue en este periodo cuando se construyeron las tumbas más espectaculares destinadas a los poderosos. Igualmente, los lambayeque comenzaron a comerciar y desarrollaron una serie de sistemas de irrigación por los valles de la zona.
– Sicán tardío (1100-1375): Batán Grande fue destruida por un incendio que, además, coincidió con una época de sequías. Sus habitantes, cansados de los tributos que pagaban a los reyes-sacerdotes, emigraron a Túcume y abandonaron el culto al dios Naylamp. Finalmente, la región fue conquistada por Chimú Cápac.
Ubicación geográfica
El núcleo central de la cultura lambayeque se encontraba en la zona norte de Perú, cerca de los ríos Lambayeque y La Leche.
Esta civilización habitaba en los valles de Reque, Lambayeque, Chancay y La Leche. En este último valle se han encontrado varios yacimientos arqueológicos, entre los que destaca el situado en la ciudad de Pomac, la antigua Batán Grande.
Cerámica
Como en otros aspectos, la influencia moche fue fundamental para la cerámica elaborada por la cultura lambayeque. Además, también aprovecharon los aportes de otras civilizaciones hasta crear un estilo propio.
Sus ceramistas utilizaban la técnica del moldeado y era frecuente el uso de la base de pedestal, los picos cónicos y los cuerpos globulares. Su pieza más característica era el llamado Huaco Rey, que representaba a un personaje de ojos alados muy frecuente en la iconografía de esta cultura.
Estilo propio
Como se ha señalado, la cerámica de la cultura lambayeque recogió las influencias de otras civilizaciones y las aprovechó para crear un estilo propio. Entre las diferencias con las piezas elaboradas por los moche se encontraba el uso de colores sobrios, como el gris y el negro. A pesar de eso, en ocasiones también utilizaron tonalidades pastel.
Al igual que en la orfebrería, en su cerámica solía aparecer la imagen de Naylamp. Otro adorno habitual era una pequeña escultura de un “simio agazapado”.
Períodos
Shimada, tal y como había hecho con la historia de la cultura, también dividió la cerámica lambayeque en tres periodos.
– Sicán antiguo, con una cerámica caracterizada por la influencia externa de culturas como la cajamarca y la wari. Esta fase fue una etapa de transición entre el final de Moche y el fortalecimiento de la cultura Sicán.
– Sicán medio, coincidente con la decadencia wari. La cerámica lambayeque estuvo caracterizada por las representaciones del símbolo del señor de Sicán.
– Sicán tardío, un periodo en el que los ceramistas se decantaron por el bruñido negro oscuro y el negro manchado. Esto, según Shimada, se debió a la influencia creciente de la cultura chimú, que acabó por dominar la zona.
Arquitectura
Dentro de la arquitectura lambayeque destacan los complejos monumentales en los que vivían los reyes-sacerdotes. Desde esos centros ceremoniales, los dirigentes político-religiosos dirigían el culto y administraban la economía.
El pueblo, por su parte, residía en las inmediaciones y solo entraba en esos complejos para pagar impuestos y honrar a los dioses.
Esos centros ceremoniales contaban con varias pirámides truncas (sin vértice ni punta) construidas con ladrillo de adobe. Las más importantes se encuentran en Batán Grande, Apurlec y Túcume.
Batán
Batán Grande fue la capital de la cultura lambayeque durante su etapa de mayor esplendor, el Sicán Medio. Contaba con 20 pirámides con una altura superior a los 30 metros, entre las que destacaban la huaca del Oro, la huaca La Merced, la huaca Rodillona o la huaca Las Ventanas.
Este lugar no solo era un centro ceremonial al que acudían miles de peregrinos para honrar a los dioses, sino que también fue un importante centro administrativo en el que los reyes-sacerdotes ejercían su poder.
Uno de los descubrimientos más importantes relacionados con esta cultura tuvo lugar en Batán Grande, concretamente en la huaca del Oro. En unas excavaciones dirigidas por Izumi Shimada se encontró una tumba repleta de adornos de oro, la del Señor de Sicán, datada entre los siglos XI y XII.
Túcume
Túcume reemplazó a Batán Grande como capital de Lambayeque durante el Sicán Tardío. Además de su función religiosa, este centro también asumió las funciones administrativas.
El complejo está localizado a 10 kilómetros al sudoeste de Batán Grande. Su ubicación, en la confluencia entre el río Lambayeque y el río La Leche, favorecía enormemente la práctica de la agricultura y, por lo tanto, la prosperidad económica de sus residentes.
Apurlec
El gran tamaño de Apurlec ha provocado que esté considerado como uno de los complejos más grandes del antiguo Perú, tanto que puede aproximarse a la categoría de ciudad.
El complejo contaba con varias pirámides y depósitos, además de extensas calles. En sus alrededores construyeron canales para sacar mayor partido a sus terrenos de cultivo. Estas infraestructuras hacen pensar a los expertos que se trataba de un importante centro de producción y distribución agrícola.
Economía
La principal actividad económica de la cultura lambayeque fue la agricultura intensiva. Para poder aumentar la producción, este pueblo construyó un completo sistema hidráulico en los valles que controlaba.
Sus principales cultivos fueron el maíz, el frijol, la calabaza, la yuca, el camote, el algodón y la papa.
Por otra parte, su presencia en varios valles bien comunicados con otras regiones les permitió desarrollar actividades comerciales.
Herencia moche y aportes propios
Parte de los sistemas de irrigación que utilizaban los lambayeque habían sido construidos por los moche, pero ellos los fueron mejorando con el tiempo.
Las obras realizadas por los lambayeque eran mucho más grandes, ya que necesitaban llevar el agua a territorios mayores. Casi toda la red de canales y reservorios de los valles Lambayeque, La Leche y Saña fueron construidos por este pueblo.
Toda esta infraestructura hidráulica dio como resultado una agricultura muy prospera, hasta el punto de convertir la costa norte de Perú en la zona más rica de todo el antiguo Perú.
Comercio
Como se ha señalado, esta civilización también se dedicó al comercio gracias a la situación estratégica de Lambayeque. Se han encontrado evidencias de que intercambiaron productos con pueblos residentes en los actuales Ecuador, Chile y Colombia.
Entre los productos que se intercambiaban destacaban las conchas marinas, el ámbar, las esmeraldas y metales como el cobre y el oro.
Religión
El principal mito de esta cultura, el ya mencionado mito de Naylamp, era transmitido oralmente. El propio Naylamp era el dios principal de los lambayeques y era representado como un hombre con ojos alados.
Estas representaciones eran habituales en los tumis, los cuchillos tradicionales de los lambayeque. Igualmente, también aparecía la figura del dios en las máscaras funerarias y en los ceramios.
Según los investigadores, el periodo histórico durante el que la religión cobró más importancia fue el Sicán Medio. Fue entonces cuando proliferaron imágenes de Naylamp que representaban universos paralelos, esto es, el natural y el sobrenatural.
Esta divinidad era omnipotente. Naylamp controlaba todas las fuerzas de la naturaleza, tanto terrestres como acuáticos. Era, de igual forma, el responsable de la vida y la abundancia.
Prácticas funerarias
Dentro de las prácticas rituales destacaban los entierros. Las ceremonias y el tipo de tumba variaban según la clase social de la persona que fuera a ser enterrada.
Si el fallecido pertenecía a la clase alta, su tumba era individual y se ubicaba bajo algún monumento o construcción importante. El resto de la población, por su parte, se enterraba en fosas comunes a poca profundidad.
También había diferencias en la posición en la que se colocaba en cuerpo. Los más privilegiados se enterraban sentados, mientras que los de las clases más bajas eran colocados acostados para reducir el espacio que ocupaban.
Metalurgia
Como en otros aspectos, la cultura lambayeque heredó de los moches el manejo de los metales. Con el tiempo, los lambayeque perfeccionaron las técnicas e introdujeron nuevos estilos.
Este pueblo consiguió dominar todo el proceso metalúrgico, desde la extracción de metal de las minas hasta la preparación de aleaciones. En este último aspectos, los lambayeques superaron de manera notable a los moches.
Minería
Se han encontrado martillos e instrumentos de piedra destinados a obtener el mineral de las minas. Tras esto, el mineral se molía con martillos de piedra y se colocaba en hornos para fundirlo.
Estos hornos consistían en agujeros de pequeño tamaño excavados en el suelo a una profundidad de entre 20 y 25 centímetros. En las paredes interiores se colocaba un recubrimiento resistente al calor, lo que demuestra lo avanzado de las técnicas metalúrgicas de este pueblo.
Orfebrería
Los lambayeque alcanzaron un gran nivel en la fabricación de piezas de orfebrería. No solo recogieron las enseñanzas de los moches, sino que inventaron nuevas técnicas para lograr brillos excepcionales y utilizaron moldes para obtener las formas que deseaban.
Entre las técnicas que comenzaron a utilizar se encontraban el vaciado, el laminado, la cera perdida, el repujado, la soldadura, el planchado, el dorado y las aleaciones. Al resultado final le solían añadir piedras preciosas, sobre todo esmeraldas, turquesas, cuarzo rosado o amatista.
Los orfebres de este pueblo elaboraban todo tipo de piezas. Algunas de las más habituales eran las máscaras, los mencionados tumis, brazaletes, orejeras, collares, cetros o vasos. Muchas de esas creaciones se decoraban con la imagen de Naylamp.
El tumi, el cuchillo ceremonial, era posiblemente la pieza más destacada entre las realizadas por este pueblo. Algunos investigadores consideran este cuchillo como “el rey de la metalurgia precolombina”.
Cada uno de estos cuchillos ceremoniales estaba compuesto por dos partes: el mango, que representaba al dios Naylamp, y la hoja, con forma de medialuna.
Textilería
Desafortunadamente se han encontrado muy pocas muestras de textiles elaborados por esta cultura. Las pocas que se han encontrado muestran que el material más utilizado era el algodón de colores naturales. Igualmente, también usaban fibra de lana de camélido.
Además de los tapices, en los que solía aparecer con frecuencia la imagen de Naylamp, este pueblo elaboraba unos rollos de telas pintadas de los que se han encontrado restos en las tumbas. Lo más probable es que se colocaran en las paredes de las estructuras arquitectónicas relacionadas con la élite.
Organización política y social
Los lambayeque se organizaron políticamente en forma de estado teocrático, con su capital política y religiosa en Batán Grande.
Su principal dirigente era el rey-sacerdote, que residía en un palacio rodeado de su corte. Al fallecer, el monarca era enterrado acompañado de ricas ofrendas. A finales del año 900 d. C., la capital política-religiosa se trasladó a Túcume.
Por otra parte, la sociedad lambayeque era totalmente jerarquizada. El poder estaba en manos de una élite que aunaba las funciones políticas con las religiosas y que basaba su legitimidad en sus orígenes divinos.
El resto del pueblo, compuesto por agricultores, artesanos o administradores, tenían muchos menos derechos. Como ejemplo, al fallecer eran enterrados en una fosa común.
Referencias
- Historia peruana. Cultura Lambayeque o Sicán. Obtenido de historiaperuana.pe
- Shimada, Izumi. Cultura Sicán. Dios, riqueza y poder en la costa norte del Perú. Recuperado de fundacionbbva.pe
- EcuRed. Cultura Lambayeque. Obtenido de ecured.cu
- Cartwright, Mark. Lambayeque Civilization. Obtenido de ancient.eu
- Go2Perú. Sican Culture. Obtenido de go2peru.com
- Peru North. Sican – Pre-Inca Culture. Obtenido de perunorth.com
- Ancient Origins. Grave Goods and Human Sacrifices: Social Differentiation in Sican Culture Reflected in Unique Burials. Obtenido de ancient-origins.net