Organismos

Blastoconidias: levaduras, enfermedades, diagnóstico, tratamientos


Las blastoconidias son unas protuberancias o esferas infecciosas producto de una reproducción asexual típica de levaduras. Estas también son conocidas como levaduras incipientes y se han observado de forma recurrente en levaduras patogénicas del género Candida.

Todas las levaduras se propagan de forma constante a través de este tipo de reproducción y el desarrollo de los hongos de este tipo ha sido muy estudiado, es decir, el cambio fenotípico desde que son blastoconidias hasta que se convierten en hifas verdaderas. Sin embargo, en la actualidad aún se desconoce cómo se activa el mecanismo molecular que estimula el desarrollo de las blastoconidias hacia hifas maduras.

Las blastoconidias mejor documentadas se asocian con la especie patogénica de levadura Candida albicans, un hongo que en muchas ocasiones puede ser un patógeno en los animales (zoopatógeno).

Esta especie de hongo se encuentra frecuentemente en la cavidad oral, en el intestino, en la piel y, cuando se encuentra en el aparato reproductor femenino, suele ser causante de fuertes infecciones.

En raras ocasiones se ha observado que las candidas que se reproducen por medio de blastoconidias pueden causar infecciones sistémicas muy graves llamadas en conjunto “paracoccidioidomicosis”.

Las blastoconidias son fáciles de identificar en el microscopio a través de una tinción peryódica con ácido de Schiff, en la cual las paredes se tiñen de un color rojo intenso y la vacuola central adquiere una coloración rosa claro o casi incolora.

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Levaduras del género Candida

Se definen como levaduras dimórficas (que poseen dos formas), pueden ser anascosporadas y blastoporadas, dependiendo del tipo de esporas a través de las cuales se reproducen. A medida que se propagan, forman un pseudomicelio y cuando se crecen en medios de cultivo in vitro se desarrollan como colonias de aspecto “cremoso” y “liso”.

Estas levaduras unicelulares pueden observarse en diferentes formas y muchas son endógenas en el cuerpo humano. Poseen un tamaño de entre 2 y 8 μm de diámetro. Estos hongos pueden formar unas estructuras llamadas “clamidosporas”.

Las clamidosporas son células terminales en la cadena de cándidas, poseen doble pared celular y un diámetro de 8 a 12 μm. Son estructuras de resistencia frente a condiciones desfavorables.

El uso excesivo de antibióticos altera la flora intestinal en los mamíferos, pudiendo desencadenar desequilibrios en la flora microbiana nativa, lo que puede provocar infecciones por los hongos del género Candida que habitan en el tejido.

Las cándidas se reproducen exclusivamente a través de reproducción asexual, es decir, que estos hongos no producen “ascas”, solo se reproducen por gemación o “germinación” de las blastoconidias formadas a partir de individuos que fueron producto de reproducción clonal.

En algunas ocasiones, las blastoconidias que “brotan” no se separan de la célula madre, solo se segmentan. Esto da origen a una red de “cadenas” con apariencia de telaraña que se extiende a lo largo del tejido, y es a esto a lo que se le conoce como un pseudomicelio.

Enfermedades reflejadas por la presencia de blastoconidias

Generalmente, la presencia abundante de blastoconidias en cualquier tejido es señal de alguna infección producto de una proliferación excesiva de las cándidas endógenas. Las enfermedades más frecuentes son la candidiasis vulvovaginal, las infecciones en el tracto respiratorio y gástrico, y ciertas enfermedades en la piel.

La candidiasis vulvovaginal es muy frecuente en mujeres (sexualmente activas o no), causa un intenso picor, dolor e irritación, además de ardor al orinar. Usualmente es detectada por un flujo vaginal poco fluido y muy espeso de color blanquecino.

En el tracto respiratorio, esta infección puede tener complicaciones más severas. Por lo general, causa dificultades para respirar, ya que los pseudomicelios pueden obstruir los bronquios, disminuyendo la capacidad respiratoria del individuo.

En ocasiones, los organismos del género Candida pueden infectar partes de la piel que están inmunosuprimidas o que son sensibles a la proliferación de estos hongos por blastoconidias, lo que puede causar infecciones como la dermatitis.

Las especies de cándidas patogénicas son Candida parapsilopsis, Candida glabrata y Candida albicans. La especie Candida albicans es la causante de más del 55% de todas las infecciones vaginales, mientras que el 45% restante son causadas por otros tipos de cándidas y algunas bacterias.

Ya que todos los hongos son organismos saprófitos, estos secretan enzimas para comenzar una digestión exógena del medio o el sustrato donde crecen, lo que luego les permite asimilarlo y así alimentarse.

Cada blastoconidia en contacto con el medio también tiene la capacidad de secretar enzimas y digerir el sustrato donde se encuentra.

Diagnóstico

Diagnosticar la presencia de las blastoconidias es posible mediante observaciones directas de los fluidos corporales al microscopio. Los especialistas toman una muestra o realizan un raspado de la epidermis del tejido que se piensa que está infectado y lo sumergen en una solución salina.

Dicha muestra en solución salina es observada en el microscopio en busca de células levaduriformes. Usualmente las muestras se tiñen para lograr visualizar a las blastoconidias de los microorganismos.

Las blastoconidias son fáciles de identificar en el microscopio a través de una tinción peryódica con ácido de Schiff. Las paredes se tiñen de un color rojo intenso, entretanto la vacuola central toma una coloración rosa claro o casi incolora.

La tinción también se puede realizar por otros métodos distintos, una muy frecuente es la tinción por medio de la reducción del tetrazolio, la cual se utiliza para teñir diferentes especies de cándidas.

Sin embargo, las blastoconidias de Candida albicans no se tiñen con el tetrazolio, por lo que a veces es necesario corroborar la presencia de esta especie mediante pruebas más rigurosas como la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) o el crecimiento in vitro de la microflora.

Tratamientos

Controlar la infección producto de las cándidas y de sus blastoconidias requiere un tratamiento constante e intensivo. Sin embargo, se ha estimado que el porcentaje de personas que se curan de estas enfermedades es de entre el 70 y el 90% de todos los individuos infectados.

El tratamiento que los médicos acostumbran a recetar consisten en nistaína, ya sea de uso tópico u oral. La nistatina es un antifúngico caracterizado por poseer largas cadenas carbonadas y un grupo micosamina en su estructura.

Este actúa intercalándose en los esteroles de la membrana celular de los hongos, lo que desestabiliza su estructura y permite la entrada libre de iones y otras moléculas que interrumpen el ciclo celular normal del hongo.

Los tratamientos recomendados para uso tópico son medicamentos con terconazol, nistatina, ticinazol, miconazol, clotrimazol o butoconazol; mientras que por vía oral se utiliza más el fluconazol.

El tratamiento no se debe realizar por tiempo prolongado, ya que puede alterar la microbiota propia del cuerpo una vez erradicada la infección.

Referencias

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