Historia

Guerra franco-prusiana: causas, desarrollo y consecuencias


¿Qué fue la guerra franco-prusiana?

La guerra franco-prusiana fue un conflicto bélico entre el Segundo Imperio Francés, bajo el mando de Napoleón III, y Prusia y sus aliados, la Confederación de Alemania del Norte y los reinos de Baden, Baviera y Württemberg. Está considerado como el más importante acaecido en Europa entre las guerras napoleónicas y la Primera Guerra Mundial.

La guerra entre ambas potencias comenzó oficialmente el 19 de julio de 1870 y duró hasta el 10 de mayo de 1871. El conflicto finalizó con la derrota francesa, provocando la caída del régimen imperial y el advenimiento de la III República.

La tensión entre ambos países había crecido enormemente por las pretensiones prusianas de unificar los territorios germanos y por los intentos galos de evitarlo. Asimismo, Napoleón III tenía sus propias intenciones expansionistas, como su interés en anexionarse Luxemburgo.

La excusa final para el comienzo de las operaciones militares se produjo con la vacante al reino español. La Corona fue ofrecida a un germano, desatando la oposición francesa. La manipulación de un telegrama sobre el tema por parte del canciller Bismarck, favorable a la guerra, fue el último empujón hacia el conflicto.

Causas de la guerra franco-prusiana

Los antecedentes más lejanos de esta guerra hay que buscarlos en la redistribución del equilibrio de poder que supuso la victoria de Prusia sobre Austria a principios del siglo XIX. En el posterior Congreso de Viena, el canciller Otto von Bismarck consiguió expandir el dominio prusiano sobre buena parte de Centroeuropa.

Por su parte, Francia intentaba no perder su influencia continental ante el creciente poderío de su vecino. Ya en 1868 estuvo a punto de estallar una guerra, tras la unión aduanera que estableció Prusia con sus aliados

En resumen, todos estaban esperando el momento adecuado para dirimir el dominio del continente usando las armas. Prusia esperaba buscando crear un sentimiento nacional que impulsase la unificación de los territorios cercanos; Francia quería finalizar la modernización de su ejército.

Inquietudes y pretensiones francesas

El Segundo Imperio Francés había nacido en 1851 cuando Napoleón III dio un golpe de Estado que lo aupó al poder. Se trataba de un régimen absolutista y encontró gran oposición en parte de la sociedad.

Dentro de la política exterior del gobernante se encontraba la oposición a que Prusia aumentara su poder. Ya en 1866 se mostró totalmente en contra de una posible unión entre Prusia y otros estados alemanes. Llegó incluso a movilizar al ejército para frenar esa opción.

Por otra parte, Napoleón III mostró sus pretensiones de anexionarse Luxemburgo, entre otros pequeños territorios. No lo hizo por la falta de apoyo internacional.

El ambiente de la corte era claramente antiprusiano. A eso hay que unirle la pérdida de prestigio que supuso el resultado de la Segunda Intervención Francesa en México y la presión de los sectores más nacionalistas.

El trono español

La chispa que acabó por iniciar el conflicto tuvo como escenario España. La abdicación de la reina Isabel II había dejado vacante el trono y el parlamento ofreció el puesto al príncipe Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen, primo del rey de Prusia, Guillermo I de Hohenzollern.

Francia reaccionó oponiéndose a este nombramiento, que hubiera supuesto un gran aumento de la influencia de Prusia en Europa. La presión de Napoleón III pareció surtir efecto y Leopoldo rechazó la oferta.

Sin embargo, Francia no se fiaba de esa renuncia. Por eso, envió a su embajador a Bad Ems, lugar en el que el rey Guillermo I pasaba sus vacaciones. El objetivo era que este dejara por escrito el rechazo definitivo al trono español.

El telegrama de Ems

Los historiadores describen la reunión entre el rey prusiano y el embajador francés como muy tensa. El monarca no quiso aceptar las peticiones del gobierno galo para que garantizara que Leopoldo u otro familiar nunca iban a aceptar la oferta española.

Guillermo I envió un telegrama a su canciller Bismarck informando del resultado del encuentro. Esto, en apariencia inofensivo, le dio a Bismarck, partidario de la guerra, la herramienta perfecta para provocarla.

De esta manera, el canciller envió a la prensa su propia versión del telegrama, cambiando el contenido lo suficiente para dar a entender que el enviado francés había sido profundamente humillado y enfurecer así a Napoleón III. Este último cayó en la trampa y el 19 de julio de 1870 declaró la guerra a Prusia.

Desarrollo de la guerra

En el momento en el que la guerra empezó, Francia había acabado la modernización de su ejército. Contaba con 400 000 hombres y era considerado el mejor del mundo. Sin embargo, el adiestramiento de los reservistas había sido muy limitado.

Por el contrario, los prusianos sí habían preparado a sus hombres de manera muy profesional. Entre sus tropas de línea, las milicias y los reservistas, contaban con casi 1 millón de hombres que podían entrar en combate casi de inmediato. Además, su infraestructura de comunicaciones era mucho mejor.

Comienzo del conflicto

El estado de guerra fue declarado el 19 de julio de 1870. La deficiente logística francesa hizo que solo pudiera movilizar a unos 288 000 soldados.

Por su parte, los prusianos fueron apoyados por los estados germánicos del sur, por lo que sus fuerzas se ampliaron, movilizando a 1 183 000 hombres en pocos días. Para el 24 de julio ya se habían desplegado entre los ríos Rin y el Mosela, dejando suficientes soldados a sus espaldas por si se producía un intento de invasión por el mar Báltico.

Revés francés

La estrategia francesa era intentar entrar en territorio prusiano lo antes posible. Sin embargo, pronto comenzaron a sufrir derrotas. La situación fue la contraria de la que ellos buscaban y, en unas pocas semanas, las hostilidades se dirimían en Francia.

Lo único que funcionó por parte francesa fue la guerra irregular. Grupos de partisanos hostigaban a las tropas prusianas continuamente, aunque su efecto general no fue demasiado significativo.

El avance alemán obligó a las tropas francesas a retroceder hasta Sedán, en el norte del país. El ejército prusiano las persiguió y rodeó la zona.

Batalla de Gravelotte

Una de las batallas más importantes durante ese periodo se libró en Gravelotte. Se considera uno de los momentos cruciales del conflicto, ya que la derrota francesa los dejó prácticamente sin opciones de ganar la guerra.

A pesar de que el bando francés presentó a sus mejores tropas bajo el mando del mariscal Bazaine, la maniobra prusiana les sorprendió por su rapidez y eficacia.

Ambos ejércitos solo estaban separados por el río Mosa y los prusianos decidieron atacar a primeras horas de la mañana. Para lograrlo, construyeron durante la noche un puente flotante y consiguieron derrotar al enemigo.

Batalla de Sedán

Si la anterior batalla fue importante, la de Sedán fue fundamental para el resultado final y para el destino de Francia.

El mariscal Bazaine había sido hecho prisionero en Gravelotte y su ejército se retiró a Metz. El resto del ejército, bajo el mando del propio Napoleón III, se propuso liberar a Bazaine. La estrategia les salió mal y los prusianos sitiaron a los franceses con 150 000 hombres.

La batalla tuvo lugar entre el 1 y 2 de septiembre de 1870. A pesar de los intentos por romper el cerco, los alemanes resistieron. Al final, 83 000 soldados franceses se rindieron. Además, Napoleón III fue capturado por los prusianos, lo que provocó el fin del Segundo Imperio Francés.

El sitio de París

Aunque el hecho de que Napoleón fuera hecho prisionero no acabó con la guerra, sí terminó con su régimen. Nada más llegar la noticia a París, la población se levantó para proclamar la III República. Se nombró un Gobierno de Defensa Nacional, con el general Louis Jules Trochu al frente.

Por su parte, Bismarck pretendía que la rendición fuera rápida y ordenó que sus tropas sitiaran la capital francesa. El día 20 de septiembre ese cerco se había completado.

El nuevo gobierno francés era partidario de una rendición, pero con condiciones no demasiado duras. Sin embargo, las exigencias prusianas les resultaron inasumibles: la entrega de Alsacia, Lorena y algunas fortalezas de la frontera.

Esto provocó que Francia intentara continuar el conflicto, aunque no tenía ninguna posibilidad de éxito. Las pocas batallas que se sucedieron siempre acabaron con victorias germanas.

Fin de la guerra

Después de algún tiempo, el resultado del sitio de París empezó a afectar a sus habitantes. Se sucedieron varias hambrunas por falta de alimentos, así que, a pesar de la oposición popular, el Gobierno de Defensa Nacional decidió rendirse y negociar los términos de la derrota.

Los enviados franceses y prusianos se reunieron en Versalles para acordar un tratado de rendición y sus consecuencias. Francia se vio obligada, antes siquiera de empezar a negociar, a entregar varias fortalezas vitales para la defensa de su capital. En cualquier caso, sin opciones, tuvieron que aceptar las propuestas de Bismarck.

Solo parte de los parisinos intentaron mantener la defensa. En marzo de 1871 se levantaron en armas y crearon un gobierno revolucionario: la Comuna de París.

Consecuencias de la guerra

En líneas generales se pueden apuntar varias consecuencias de este conflicto. Entre estas destacan el fin del Segundo Imperio Francés, la caída de Napoleón III y la falta de impedimentos para la unificación alemana.

El tratado de Frankfurt

Las negociaciones entre vencedores y vencidos culminaron con la firma del Tratado de Frankfurt el 10 de mayo de 1871. Entre sus cláusulas se recogía el paso de las provincias de Alsacia y de Lorena a manos alemanas.

Además, Francia fue obligada a pagar una gran indemnización de guerra, que alcanzó los cinco billones de francos. Hasta que no hubiera pagado el total, el Tratado estableció que las tropas alemanas se mantuvieran en el norte de Francia. Se mantuvieron allí 3 años. Lo único que los franceses consiguieron fue que 100 000 prisioneros fueran liberados.

Nace el II Reich

Para los prusianos, el mayor logró de esta guerra se produjo en el ámbito político, más que en el bélico. Así, el 18 de enero de 1871, aún durante el conflicto, Guillermo I fue proclamado emperador de Alemania en el mismo Versalles y se declara el Segundo Imperio Alemán o II Reich. La unificación estaba mucho más cerca.

Una consecuencia indirecta de la guerra franco-prusiana fue la unificación italiana. Los franceses no estaban en condiciones de defender el territorio papal de Roma, así que fue anexionada a Italia y convertida en su capital.

Referencias

  1. Gómez Motos, Eloy Andrés. La Guerra Franco-Prusiana. Obtenido de revistadehistoria.es
  2. Ferrándiz, Gorka. El estallido de la Guerra Franco-Prusiana. Obtenido de historiageneral.com
  3. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Franco-German War. Obtenido de britannica.com
  4. Francoprussianwar. Causes of the Franco Prussian War & A brief history of the Franco Prussian War. Obtenido de francoprussianwar.com
  5. History.com Staff. Treaty of Frankfurt am Main ends Franco-Prussian War. Obtenido de history.com
  6. Naranjo, Roberto. The Siege of Paris during the Franco-Prussian War. Obtenido de ehistory.osu.edu