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Madres tóxicas: características y cómo tratarlas


Las madres tóxicas son aquellas que tienen una visión negativa del mundo, suelen ser destructivas, victimistas, posesivas, controladoras, a veces manipuladoras, y no ayudan al crecimiento personal o profesional de sus hijos (aunque no sea su intención).

Es importante tener presente que la relación desadaptativa puede proceder de la madre, del padre, de los abuelos, y en definitiva de cualquier persona que sea la referencia en la educación del niño. Pero en este artículo vamos a centrarnos en las madres tóxicas.

En la mayoría de los casos, detrás de esta forma de relación existe un miedo por parte de la madre a la soledad, a no ser necesitada por sus hijos y a quedarse sola cuando crezcan.  Pero precisamente es esto en lo que puede derivar su comportamiento, porque en la mayoría de los casos, cuando el niño/a se convierte en adulto se aleja de su madre y de esta relación dañina.

A continuación vamos a explicar las características de este tipo de relación madre-hijo/a. Es importante poder identificarlo como primer paso para buscar una solución.

Si crees que puedes estar sufriendo los efectos de una relación tóxica con tu madre o si consideras que estás involucrada en esta relación desadaptativa con tu hijo/a es conveniente consultar con un profesional. Cuanto antes se modifique este tipo de relación menos consecuencias tendrá para el niño, adolescente o joven.

Índice del artículo

Características de las madres tóxicas

Aunque en los últimos años se ha utilizado de forma frecuente el concepto de madre tóxica, aparece por primera vez en 1990, en el libro titulado “Padres que odian”, escrito por la psicóloga Susan Forward.

En su libro, describe a los padres tóxicos como aquellos que por distintas razones, producen un daño o sufrimiento en sus hijos valiéndose de la manipulación, el maltrato, la negligencia, etc. desde que son niños hasta el periodo adulto.

Cada persona es diferente, tiene unas experiencias y una personalidad distinta. Por este motivo, las siguientes características se pueden manifestar de una u otra forma dependiendo de la persona.

Por lo tanto, hay que tener en cuenta que no en todas las personas que tengan una relación tóxica con sus hijos aparecerán las mismas características ni con la misma intensidad. Sabiendo esto, las principales características de una madre tóxica son:

Suelen mostrar una clara falta de autoestima y de confianza en ellas mismas

Y por ello, utilizan la relación con sus hijos como forma de cubrir sus carencias y necesidades. Si los hijos comienzan a ser autónomos e independientes, sufre una fuerte ansiedad porque ya no la necesitan y tiene miedo de quedarse sola en el futuro.

Para evitar que esto ocurra es frecuente que transmitan al niño la misma falta de autoestima e inseguridad que tiene ella. Así, el niño nunca será autosuficiente y dependerá de ella en todos los aspectos de su vida.

Son excesivamente controladoras

Habitualmente la madre tóxica es una persona con la necesidad de tener controlado cada aspecto de su vida. De la misma manera intenta controlar todos los ámbitos de la vida de su hijo.

Ejercer este control es su manera de expresar amor y afecto por los demás, por lo tanto lo ve como algo positivo y necesario en la relación con su hijo/a. Es posible incluso que llegue a enfadarse si su hijo decide tomar otra decisión que no ha sido la indicada por ella.

Al practicar esta sobreprotección está impidiendo que el niño sea autónomo, que adquiera cierta independencia y que así pueda aprender de sus errores.

Utilizan a sus hijos como medio para conseguir las metas o deseos que ellas no han alcanzado

Es frecuente escuchar en estas madres frases del tipo “no quiero que cometas los mismo errores que yo”, “quiero que consigas lo que yo no pude”, etc. Pero en ningún momento se plantean qué es lo que su hijo quiere o necesita. Esta también es una forma de expresar su amor y afecto, pero no son conscientes de que su hijo puede elegir otro camino y que no por ello está siendo desagradecido.

Es habitual que cuando el hijo expresa su desacuerdo se enfaden por no seguir sus consejos. Si no le hacen caso en sus recomendaciones cree que están siendo desconsiderados o despreciando sus consejos.

Utilizan la manipulación para conseguir sus objetivos

Casi siempre utilizan el chantaje emocional. Cuando los hijos intentan ser independientes es frecuente que estas madres se ofendan y expresen que se sienten rechazadas. Con esto consiguen que los hijos ante la posibilidad de hacer daño a su madre cambie de conducta o que lo hagan a escondidas para no hacerla sufrir.

De esta manera, en muchos casos los hijos hacen cosas que no desean acumulando un resentimiento contra su madre por obligarle a tomar estas decisiones.

Buscan ser el centro de atención en todo momento

En muchos casos puede ocurrir que la madre exprese un doble deseo encontrado. Por un lado, quiere que su hijo/a triunfe en lo que haga y consigan muchos logros, pero por otro lado no desean que les superen a ellas bajo ningún concepto. Estos niños reciben un mensaje muy confuso.

Por una parte les están expresando que tienen que triunfar en la vida y perseguir sus metas, pero por otro que no las pueden superar porque entonces dejarían de ser el centro de atención. Por el contrario, una madre con un comportamiento normal y adecuado siempre se va a alegrar de los logros de sus hijos.

En otras ocasiones, puede utilizar diferentes enfermedades y padecimientos para que los hijos estén siempre pendientes de ella. Es habitual en estos casos, que usen la manipulación para conseguir que hagan lo que ellas consideran correcto utilizando argumentos como “si no dejas esa relación me va a dar un infarto” o “no me des más disgustos que me encuentro muy mal”.

Cometen negligencia y/o abandono

En estas ocasiones, la madre no cuida de forma correcta a sus hijos, no atienden a sus necesidades básicas y es frecuente que los Servicios Sociales tengan que intervenir. En algunos casos incluso pueden llegar a invertirse los roles.

De esta forma son los hijos los que, desde muy corta edad, se tienen que hacer cargo de la madre, de buscar la forma de subsistir, hacer la comida y mantener la casa limpia, etc.

Son excesivamente autoritarias

 Todo se debe hacer según su criterio y no admiten que los hijos tengan otras opiniones o elijan otras alternativas. Desde el tipo de amigos que deben tener, hasta la carrera que deben estudiar hasta el trabajo que tiene que ejercer.

También es habitual que opinen en todo lo referente a la pareja cuando el hijo la encuentra. Desde cómo debe comportarse en su relación, cuando debería tener hijos o en qué momento casarse y cómo. Esto suele provocar enfrentamientos si el hijo empieza a desvincularse de la relación y a mostrar una mayor independencia.

Utilizan el maltrato físico y/o verbal

En muchos casos, la relación disfuncional puede derivar en cualquier tipo de maltrato. Las consecuencias que tiene este hecho para el niño son mucho más dramáticas y duraderas en este caso.

Exigentes y críticas en exceso

Es habitual que para este tipo de madres nada de lo que haga su hijo sea del todo correcto, por lo que abusan de la crítica destructiva en todos los aspectos de su vida. Este comportamiento se convierte en otra forma frecuente de minar la autoestima del niño.

También es frecuente que la crítica se dirija contra la propia unidad familiar en sí. Muestran enfado y descontento por el tipo de familia que forman porque piensan que se merecen algo mejor.

Se muestran egoístas y anteponen sus necesidades o bienestar al de sus hijos

Suelen manipular y utilizar a los hijos para conseguir sus propios intereses, aunque a ellos les hagan pensar que lo que hacen siempre es por su bien. Si los hijos se dan cuenta de esta manipulación se sienten muy ofendidas y niegan que esto sea así.

Se muestran celosas de cualquier persona que haga feliz a su hijo

Piensan que su hijo solo puede disfrutar y ser feliz en su compañía, que nadie le va a entender y cuidar como lo hace ella. Por lo que cuando el niño o adulto entabla relaciones de amistad o de pareja satisfactorias suelen poner todo su empeño en boicotearlas por los celos que le produce.

Cree que es la única merecedora de las atenciones de su hijo y por tanto nadie es lo suficientemente bueno para él o ella.

Se comporta de forma déspota y tirana con los hijos

Piensa, y así se lo hace saber a sus hijos, que todo lo que son y todo lo que han hecho en la vida se lo deben a ella. Ella ha sido la encargada de cuidarle y hacer todo por él o ella y por lo tanto deben estar a su servicio y complacerla en todo lo que requiera como muestra de agradecimiento.

Minan la autoestima de los hijos

Con frecuencia, tanto de forma directa como indirecta, les suelen recordar que sin ella no son nadie y que no tienen ningún valor por sí mismos. Es muy posible que se trate de una proyección de sus propios sentimientos, pero esto genera en el niño una falta de autoestima y confianza en sí mismo desde que son pequeños.

Cuando llegue a la vida adulta será muy complicado modificar este tipo de creencias y de forma muy probable se convierta en una persona insegura y sin autonomía.

Consecuencias de una madre tóxica

Por supuesto que este tipo de conductas y comportamientos de la madre tendrán unas consecuencias en sus hijos. En ocasiones éstas pueden durar para toda la vida, influyendo de forma determinante en la salud emocional y felicidad de la persona.

Por esto, es especialmente importante detectar si se está en una relación de este tipo para poder intervenir cuanto antes. Algunas de las consecuencias de este tipo de relación para el niño son:

Sentimiento de culpa

Este sentimiento de culpa puede ser hacia lo que le ocurre a su madre o cualquier otra persona de su entorno. Si durante mucho tiempo les han hecho responsables de todos los males es muy probable que en la edad adulta sigan sintiéndose culpables por todo lo malo que ocurra a las personas de su alrededor.

Sentimiento de vacío o resentimiento

En los casos en los que nunca han llegado a sentir el amor y afecto verdadero de una madre, sienten un gran vacío que no se podrá llenar con ninguna otra relación.

También puede ocurrir que el daño y dolor que les han hecho lo extrapolen a todas las personas de su entorno, que no se fíen de nadie y que sientan resentimiento contra todos aquellos que intenten entrar en su vida.

Suelen ser personas indecisas y viven con el miedo a tomar decisiones equivocadas

Como a lo largo de su vida les han subrayado que lo que han hecho no es lo correcto se sienten incapaces de tomar una decisión adecuada, por esto en muchos casos viven en un estado continuo de indecisión.

A veces esta incapacidad para tomar decisiones se debe a la dependencia que tiene de su madre, por lo que sin su ayuda o consejo no van a realizar ninguna elección.

Se involucran en relaciones tóxicas y de dependencia

En otros casos, como el único tipo de relación que conocen es éste terminan sumergidos en relaciones que continúan siendo disfuncionales. Igualmente, como nunca han podido alcanzar la independencia y autonomía buscan personas de las que poder ser dependientes en todos los aspectos porque no saben dirigir su vida de otra manera.

Miedo al compromiso o entablar relaciones estables

Tanto en el plano de pareja como en el de amistad. Debido a su baja autoestima piensan que son un fraude y cualquier persona que les acabe conociendo en profundidad se dará cuenta de esto. Por ello, en muchos casos se aíslan huyendo de las relaciones sociales.

¿Cómo tratar a una madre tóxica?

Si tienes una madre manipuladora, posesiva, negativa o tóxica, puedes actuar de forma que perjudique menos a tu vida en general. Las soluciones a tomar dependeran de tu situación particular. Veamos posibles situaciones y algunas soluciones propuestas:

Vives con tu madre pero no te puedes ir

Si no puedes irte del hogar pero sí puedes cambiar tus horarios, intenta mantener una rutina diaria de forma que controles el tiempo que pasas con ella.

Vives con tu madre y te puedes ir

Si tienes la capacidad económica para irte del hogar, tendrás que pensar si te conviene y tomar una decisión. Tarde o temprano todo el mundo se independiza, es lo natural.

Vives con tu madre pero necesariamente tienes que tratar con ella

Si no puedes cambiar tu rutina y tienes que interactuar a menudo con tu madre, la realidad es que es el caso más difícil. En primer lugar pregúntate si realmente tienes que interactuar tanto con ella. ¿Puedes cambiar tus horarios? ¿Puedes cambiar algo para que no paséis tanto tiempo juntos?

Si obligatoriamente tienes que pasar mucho tiempo junto a ella, se entiende que tienes que cuidarla. En este caso puedes intentar “reevaluar” la situación. Intenta entender su situación, buscar formas de entretenerte mientras estás junto a ella (música, videos, películas, podcast, libros) y busca tiempo libre para descansar.

También puedes hablar con ella y comunicarle lo que piensas, aunque es posible que ya lo hayas intentado.

No vives con tu madre

En este caso es mucho más sencillo. Simplemente limita la comunicación, observa si tu madre cambia de actitud y evita reforzar los comportamientos negativos, como quejas constantes, críticas, manipulaciones…

Puedes seguir estando en comunicación con tu madre, aunque puedes limitar este tiempo.

¿Es posible que leyendo el artículo te hayas identificado con alguna de las características o sentimientos? ¡Cuéntanos!