Lengua y literatura

Analepsis: concepto, características, tipos, ejemplos


¿Qué es la analepsis?

La analepsis es un recurso narrativo que consiste en la interrupción de la secuencia cronológica de eventos para insertar eventos o escenas de ocurrencia anterior. Aunque la analepsis es común en literatura, también se usa en televisión y cine.

Se trata de una secuencia en el tiempo que se traslada al pasado rememorando un hecho ya ocurrido y reforzando la acción narrada en el presente. Sus funciones dependen de la dinámica del relato.

Puede, por ejemplo, ilustrar el pasado de un personaje, o recuperar eventos cuyo conocimiento sea necesario para dotar de coherencia interna a la historia.

De igual modo, puede transmitir a los lectores o espectadores información sobre los antecedentes del personaje. Esto brinda una idea de los motivos del personaje para tomar ciertas decisiones en el curso de la historia.

En el fondo, la analepsis es la historia de un conflicto interno. Su uso proporciona estímulo para el conflicto, profundiza los efectos conmovedores y permite al lector simpatizar con el personaje.

Además, otra de sus funciones dentro de la narración es aumentar la tensión. El autor busca, haciendo mención de un evento pasado, que los lectores deseen conocer los secretos de la historia que se cuenta.

Características de la analepsis

– La característica principal de la analepsis es que siempre transporta la secuencia de la historia hacia el pasado. El efecto contrario es la prolepsis (traslado de la acción hacia el futuro).

– De manera general, este tipo de manejo del tiempo ayuda a elevar la tensión, agudizar el drama y la construcción de grandes escenas.

– En el caso de la analepsis, estos retrocesos en el tiempo son importantes porque agregan complicaciones y profundidad a la narrativa. También, pueden engrosar las tramas y crear personajes dinámicos y complejos.

– Por otro lado, esta puede ocurrir como una secuencia de pensamiento repentina, un sueño confuso o un recuerdo vívido. Además, esto puede suceder sin previo aviso en la línea de la narración.

Tipos de analepsis

Las analepsis se clasifican en externas, internas o mixtas. Las internas pueden ser heterodiegéticas y homodiegéticas. A su vez, estas últimas pueden ser completivas, iterativas o repetitivas.

Externas

La analepsis es externa cuando su alcance se remonta a un momento anterior al del punto de partida del relato original. En estos casos, la narración no interfiere con los eventos del relato inicial.

Internas   

La analepsis interna, a diferencia de la externa, sitúa su alcance dentro del mismo relato primario. El autor comienza la narración, y luego se devuelve para contar detalles que había “olvidado”.

Analepsis heterodiegética

En estos casos, el contenido de la analepsis no se identifica temáticamente con el momento de la acción del relato original o base. Es decir, el contenido narrativo es distinto al relato primario.

Analepsis homodiegética

En la analepsis interna homodiegética, el contenido de la narrativa retrospectiva coincide con el del relato base. Las completivas se utilizan para llenar vacíos del relato cuya narración fue omitida en el momento oportuno, y luego se han recuperado para facilitar información importante.

Por su parte, las iterativas no tienen como objetivo la recuperación de un hecho singular, sino que remiten a acontecimientos o segmentos temporales que son semejantes a otros ya contenidos en el relato. 

En la analepsis internas homodiegéticas repetitivas, el relato se vuelve sobre sí mismo de un modo explícito y alude a su propio pasado.

Mixtas

La analepsis mixta es aquella que tiene su alcance en un momento anterior al comienzo del relato principal. En cuanto a su amplitud, esta cubre un periodo de tiempo que finaliza dentro del relato original.

Ejemplos de analepsis

La siesta del martes

En el cuento “La siesta del martes” de Gabriel García Márquez, la apertura parece seguir un orden cronológico que luego se rompe por el relato de un evento anterior mencionado en el
mitad de la narración.

De este modo, se interrumpe la secuencia de tiempo de la historia, permitiendo al lector comenzar a armar las piezas de la historia en forma de rompecabezas.

Así, el lector descubre que la pobre mujer y su hija, ambas vestidas de negro, vienen a este pueblo sin nombre para llevar flores a una tumba. Solo entonces los lectores se enteran de que el hijo fue asesinado en un intento de robo.

”El padre empezó a sudar. La niña se desabotonó la trabilla del zapato izquierdo, se descalzó el talón y lo apoyó en el contrafuerte. Hizo lo mismo con el derecho. Todo había empezado el lunes de la semana anterior, a las tres de la madrugada y a pocas cuadras de allí.

La señora Rebeca, una viuda solitaria que vivía en una casa llena de cachivaches, sintió a través del rumor de la llovizna que alguien trataba de forzar desde afuera la puerta de la calle”.

El otoño del patriarca

La novela de Gabriel García Márquez El otoño del patriarca perteneces a un subgénero bien reconocido de la ficción latinoamericana: la novela del “dictador”. 

Esta obra comienza con el descubrimiento del cuerpo del dictador que las aves carroñeras ya han vuelto irreconocible en el ruinoso palacio presidencial.

El personaje principal de la historia ha vivido durante más de cien años y su historia se desarrolla en seis analepsis largas y escasamente puntuados en los que las voces narrativas cambian sin previo aviso.

Cada sección se abre con el momento inicial del descubrimiento para revelar algunos aspectos diferentes del pasado.

“Tiene fiebre en los cañones, no sirve. Nunca volvimos a oírle aquella frase hasta después del ciclón cuando proclamó una nueva amnistía para los presos y autorizó el regreso de todos los desterrados salvo los hombres de letras…”.