Filosofía

Relativismo ético: características, tipos y críticas


El relativismo ético es la teoría que sostiene que no existe una regla universal absoluta en la rectitud moral de la sociedad. En consecuencia, se sostiene que la actuación ética de un individuo depende o es relativa a la sociedad a la que pertenece. 

También es llamado relativismo epistemológico, ya que su idea básica es que no hay verdades universales sobre el mundo, solo diferentes formas de interpretarlo. Esta se remonta a la filosofía griega, donde se trabajaba con la frase “el hombre es la medida de todas las cosas”. 

Posteriormente le siguieron afirmaciones más contemporáneas, como que las verdades son subjetivas dependiendo del punto de vista de quien las analice, o que para cada cultura existen diferentes tipos de acuerdo. 

Igualmente hay posturas hacia lo científico que buscan ser objetivas y lógicas, llamadas verdades relativas – éticas. De estas consideraciones se desprende el relativismo moral, la teoría de que no hay verdades absolutas, objetivas y morales universalmente vinculantes.

El relativista ético niega que haya ninguna verdad objetiva sobre lo correcto e incorrecto. Los juicios éticos no son verdaderos o falsos, porque no hay verdad objetiva que sea adecuada para un juicio moral.

 Se puede decir que para estos autores, la moral es relativa, subjetiva, y no vinculante.

Índice del artículo

 Características del relativismo ético

-Lo que se considera moralmente correcto e incorrecto varía de sociedad a sociedad, de modo que no existen estándares morales universales.

-Que sea o no correcto que un individuo actúe de cierta manera depende o es relativo a la sociedad a la cual él o ella pertenezca.

-No existen normas morales absolutas u objetivas que se apliquen a todas las personas en todas partes y en todo momento.

-El relativismo ético mantiene que incluso más allá de los factores ambientales y las diferencias en las creencias, hay desacuerdos fundamentales entre las sociedades. En cierto sentido, todos vivimos en mundos radicalmente diferentes.

-Cada persona tiene un conjunto de creencias y experiencias, una perspectiva particular que colorea todas sus percepciones.

-Sus diferentes orientaciones, valores y expectativas rigen sus percepciones, de modo que se destacan diferentes aspectos y se pierden algunas características. Incluso como nuestros valores individuales surgen de la experiencia personal, los valores sociales son fundamentados en la peculiar historia de la comunidad.

-Ven a la moralidad como un conjunto de normas, hábitos y costumbres comunes que han obtenido la aprobación social en el tiempo, para que parezcan parte de la naturaleza de las cosas, como los hechos.

Tipos

Subjetivo 

El subjetivismo hace de la moralidad un concepto inútil, pues, en sus premisas, ejerce poca o ninguna crítica interpersonal y sus juicios son lógicamente posibles. 

Mientras que algunas culturas pueden sentirse bien con el asesinato de toros en una corrida, existen otras tantas que sin duda sienten lo contrario. Ningún argumento sobre el asunto es posible. Lo único que podría usarse para un miembro de esta cultura o cualquier otra persona, sería el hecho de que estaría mal si no vivieran basándose en sus propios principios.

Sin embargo, uno de ellos podría ser que la hipocresía es moralmente permisible (se siente bien al respecto), por lo que sería imposible para él que haga mal. Esto genera controversia en relación a qué sería éticamente correcto, en comparación con otros puntos de vista.

Distintas personalidades artísticas, literarias y culturales tienen opiniones contrapuestas en relación a estas temáticas, ya que significa que todos los individuos son miembros de culturas diversas y que el bien o el mal es moralmente subjetivo, dependiendo de quiénes sean los jueces y cuál sea el significado de la evaluación interpersonal.

Convencional 

En la visión del relativismo ético convencional, no hay principios morales objetivos, sino que todos son válidos y están justificados en virtud de su valor cultural, tomando en cuenta la aceptación, donde se reconoce la naturaleza social de la moralidad, encontrándose precisamente en su poder y virtud.

Además, reconoce la importancia del entorno social, por medio de la generación de costumbres y creencias, y es por esto que muchas personas suponen que el relativismo ético es la teoría correcta, ya que se sienten atraídos por su postura filosófica liberal.

Por lo que, esta postura parece implicar fuertemente una actitud de tolerancia hacia otras culturas. Según Ruth Benedict, “al reconocer la relatividad ética se llegará a una fe social más realista, aceptando como fundamento la esperanza y como nuevas bases, la tolerancia para los patrones de vida coexistentes e igualmente válidos”.

El más famoso de los que ocupan esta posición es el antropólogo Melville Herskovits, que argumenta aún más explícitamente en sus líneas que el relativismo ético implica tolerancia intercultural:

1) La moral es relativa a su cultura

2) No existe una base independiente para criticar la moralidad de cualquier otra cultura

3) Por lo tanto se debe ser tolerante con las moralidad de otras culturas.

Diferencias entre las ciencias sociales y la ética

La diferenciación de estos conceptos han sido claves en la teoría del relativismo ético, ya que mientras la antropología y la sociología son ciencias empíricas con campos de estudio basados en observaciones y hechos, la ética es una disciplina normativa, sobre juicios y valores morales

Las ciencias sociales se limitan a lo que se puede observar, medir y verificar. La cuestión de lo que es correcto e incorrecto está fuera de la disciplina, inmersa en el campo de la ética. Un científico sólo puede predecir un determinado resultado, y no si ese resultado es moralmente correcto o incorrecto.

Cuando un científico hace una declaración moral, ya no está hablando como científico sino como ciudadano preocupado que ha reconocido la separación de roles y ha colgado entre paréntesis su papel como investigador para pasar a hablar como ciudadano.

Por ejemplo, se espera que un médico trate con el mismo cuidado a todos sus pacientes, indiferentemente de quiénes sean, o que un juez aunque fuera de su corte condene enérgicamente a un individuo, en su papel se limite a obtener pruebas que señalen o no al acusado.

Asimismo, un actor puede ganar aplausos por la excelencia de su interpretación como villano, no por la aprobación de lo que hizo su personaje, sino por los méritos por su trabajo.

Exactamente lo mismo ocurre con el científico que ha realizado su función plena cuando ha representado claramente las consecuencias de un tipo de comportamiento (Lundberg 1965, página 18).

Críticas 

La mayoría de los especialistas en ética rechazan esta teoría, ya que algunos afirman que, si bien las prácticas morales de las sociedades pueden ser diferentes, los principios morales fundamentales subyacentes a estas prácticas no lo son. 

Además, se argumenta que puede darse el caso que algunas creencias morales son culturalmente relativas, mientras que otras no lo son.

Ciertas prácticas, como las costumbres respecto a la vestimenta y la decencia, pueden depender de las costumbres locales, mientras que otras, como la esclavitud, la tortura, o la represión política, pueden regirse por las normas morales universales y juzgadas como malas a pesar de las muchas otras diferencias que existen entre culturas.

Otros filósofos critican el relativismo ético debido a sus implicaciones en las creencias morales individuales, afirmando que si la bondad o la maldad de una acción depende de las normas de una sociedad, entonces se deduce que uno debe obedecer a las normas de la sociedad propia y apartarse a aquellas en las que se actúa inmoralmente. 

Por ejemplo, si ser miembro de una sociedad con prácticas raciales o sexistas es moralmente permisible para ese grupo individuos, ¿se debe entonces aceptar esas prácticas como moralmente correctas?. 

Es por esto, que los críticos consideran que este punto de vista del relativismo ético promueve la conformidad social y no deja espacio para la reforma o mejora moral en una sociedad.

Justificaciones del relativismo ético

Herodoto era un historiador griego del siglo V a.C., el cual avanzó en este punto de vista cuando observó que las diferentes sociedades tienen diversas costumbres y que cada persona pensaba que las costumbres de su propia sociedad eran las mejores.

Algunos sociólogos y antropólogos contemporáneos han argumentado a lo largo de líneas similares, que la moral es un producto social, desarrollado de manera diferente en cada cultura. 

Según estos autores, los diferentes códigos sociales son todo lo que existe. No hay tal cosa como lo que es “realmente” correcto, aparte de estos códigos sociales, pues no hay normas de cultura neutrales a la que se puede recurrir para determinar qué punto de vista de la sociedad es la correcta.

Cada sociedad desarrolla estándares que son utilizados por las personas para distinguir desde un comportamiento aceptable a uno inaceptable, y cada juicio del bien y el mal presupone una u otra de estas normas.

Otro argumento que busca justificar al relativismo ético, se debe al filósofo escocés David Hume (1711-1776), quien afirmó que las creencias morales se basan en el sentimiento, o la emoción, no en la razón. 

Esta idea fue desarrollada por filósofos posteriores, como Charles L. Stevenson (1908-1979) y RM Hare (1919-2002), quienes sostenían que la función primaria del lenguaje moral no es declarar hechos, sino expresar sentimientos de aprobación o desaprobación hacia algún tipo de acción o para influir en las actitudes y acciones de los demás. 

El relativismo ético es atractivo para muchos filósofos y científicos sociales, ya que parece ofrecer la mejor explicación de la variabilidad de la creencia moral. También ofrece una forma plausible de explicar cómo la ética cabe en el mundo tal como es descrito por la ciencia moderna. 

Por último, el relativismo ético justifica ser el adecuado para explicar la virtud de la tolerancia, ya que busca aceptar los propios valores y los valores de todas las sociedades. 

Conclusiones 

Hay quienes reconocen que el concepto plantea cuestiones importantes. El relativismo ético les recuerda que las diferentes sociedades tienen diferentes creencias morales y que sus creencias están profundamente influenciadas por la cultura.

También les anima a explorar las creencias que difieren de las suyas, mientras que les desafía a examinar los motivos de las creencias y valores que poseen.

Por otro lado, plantea la tolerancia que es ciertamente una virtud, pero si la moralidad como se plantea es relativa a cada cultura, y si alguna de estas culturas no tienen un principio de tolerancia, sus miembros no tendrán por tanto la obligación de ser tolerantes.

Herskovits parece tratar el principio de tolerancia como la única excepción a su relativismo. Pero desde un punto de vista relativista no hay más razón para ser tolerante que ser intolerante, y ninguna de estas posturas es moralmente mejor que la otra.

Referencias

  1. David Wong, Ethical Relativity (University of California Press, 1984)
  2. Michael Krausz, ed., Relativism: Interpretation and Conflict (University
    of Notre Dame Press, 1989).
  3. Hugh LaFollette, “The Truth in Ethical Relativism,” Journal of SociaI Philosophy (1991).
  4. Peter Kreeft, A Refutation Of Moral Relativism: Interviews With an Absolutist (IgnatiUS Press, 1999).