Lengua y literatura

Microestructura textual: concepto, características, ejemplos


¿Qué es la microestructura textual?

La microestructura textual es cada una de las ideas principales (también conocidas como proposiciones) que, relacionadas entre sí semánticamente, logran dar soporte a la idea general de un texto. Para su elaboración es crucial el buen entendimiento y uso de los conectivos y signos de puntuación.

El término microestructura textual fue traído al plano de la lingüística por el filólogo Teun Adrianus van Dijk. El renombrado intelectual de los Países Bajos quiso dar otra visión al estudio del discurso escrito organizándolo por estructuras, para facilitar su comprensión y elaboración.

Microestructura textual

Van Dijk planteó apreciar los textos desde tres perspectivas: una general organizativa, llamada superestructura; otra global de carácter jerárquico y funcional, llamada macroestructura (sujeta a la estructura anterior, y que le da sentido); y la microestructura, lo más básico pero no menos importante.

La microestructura textual relaciona sucesiones de pensamientos enlazándolos de manera lógica y coherente, permitiendo concebir de forma clara cada una de las partes que conforman un argumento.

Si buscamos ver de modo simple este concepto, podemos imaginar un edificio de 12 pisos. La construcción es la superestructura; cada piso, ordenado jerárquicamente, son las macroestructuras; y los tabiques, vigas y demás elementos unidos por los remaches y el concreto (que vienen a ser los enlaces que dan cohesión) son las microestructuras.

Características de la microestructura textual

Brindan cohesión al texto

Permiten que exista una relación lógica entre las palabras que conforman una frase y, a su vez, entre las distintas frases que conforman un texto. Esto permite una asimilación de la prosecución de ideas y responde a la presencia de la concordancia de número y de género en el plano textual.

La cohesión busca también enriquecer la percepción en torno a las ideas. Para ampliar la cohesión y el sentido en un texto se recurre a la reiteración, y dentro de esta hay varios recursos literarios muy provechosos. Entre estos destacaremos cinco de los más usados:

Uso de sinónimos

Recurrir a palabras de igual significado o semejanza. Por ejemplo: auto, carro, coche.

Generalización

A través de una conclusión respecto a un fenómeno, podemos inferir que otros se comportarán igual. Por ejemplo: “Esa serpiente mató a ese hombre con su veneno. Es seguro que todas las serpientes de esa especie sean venenosas”.

Repetición

Usar en reiteradas oportunidades, y en varias partes del discurso, un término principal para lograr la fijación de la idea en el hablante. Por ejemplo: “Las pilas recargables Gato Negro, son las mejores del mercado, porque Gato Negro dura como ninguna”.

Elipsis

Se suprime un elemento del discurso sin dañar el sentido de la idea. Para ello lo que se elimina se presume por medio de la lógica contextual. Por ejemplo: “Juanito llegó cansado. Tenía mucha sed”.

Conectores

Son todos esos elementos discursivos que permiten unir ideas del texto. Por ejemplo, destaca la conjunción copulativa “y”: “esto y aquello”.

Aportan coherencia al argumento

Al lograrse la cohesión en cada una de las proposiciones presentes en un texto, el argumento pasa a concebirse como un todo integral entendible y asimilable por el hablante.

Relacionan las ideas

Esta cualidad está íntimamente asociada con la cohesión y todos los recursos que esta ofrece. Sin la relación semántica entre las ideas no hay una secuencia y el hilo comunicacional se rompe.

Son lo más básico al crear un texto

Recordemos lo planteado con anterioridad: las microestructuras son los tabiques que, enlazados inteligentemente, sustentan y dan sentido al texto.

Exigen exactitud

Parte importante de un buen argumento es ir al grano, dejar a un lado los rellenos y lograr que las ideas sean lo más depuradas posible. Esto facilita su comprensión y se eliminan los vacíos comunicativos.

¿Cómo construir microestructuras textuales? (Ejemplos)

Tal y como vimos anteriormente, las microestructuras textuales son organizaciones léxicas que contienen una serie de proposiciones que buscan fortalecer en el hablante la percepción de una idea general dentro del texto. Para poder lograrlo se deben usar relaciones inter e intra oracionales.

Para construirlas de la manera más adecuada se necesita crear nexos entre las proposiciones, preferiblemente nexos causales y/o referenciales.

A continuación se presentará un claro ejemplo de cómo construir adecuadamente una microestructura textual:

Paso 1: generar las proposiciones

– “La décima espinela es una forma poética nacida en el siglo XVI”.

– “La décima espinela tiene 10 versos”.

– “Los versos de la décima espinela son octosílabos perfectos”.

– “Los versos de la décima espinela riman de la siguiente manera: abbaaccddc”.

Paso 2: cohesionar las proposiciones

– “La décima espinela es una forma poética nacida en el siglo XVI, tiene diez versos octosílabos que riman de la siguiente manera: abbaaccddc”.

La coma luego del “XVI” permitió suprimir al sujeto, que es “la décima espinela”, además de enlazar la primera proposición con la segunda.

La palabra “versos”, al estar repetida, permite suprimir el exceso, mientras que el pronombre relativo “que” nos sirve de enlace con la última proposición, y también facilita la supresión del segundo sujeto; en este caso, “los versos de la décima espinela”.

Importancia

El estudio de las microestructuras textuales proporciona una mayor comprensión del hecho lingüístico al hablante, ampliando los horizontes en torno al importante papel que juegan cada uno de los elementos de un texto. Además, este elemento filológico da otras perspectivas, mejorando la argumentación en la redacción.

Dentro de los aportes más importantes se puede destacar el hecho de que las microestructuras textuales permiten a los hablantes concebir las minúsculas partículas comunicativas que dan paso a las grandes ideas argumentativas. Es ir a lo hondo del lenguaje, pero de una manera simple y didáctica.