¿Cuáles fueron los Milagros de San Martín de Porres?
Los milagros de San Martín de Porres más conocidos son: su conocimiento casi clarividente sobre el procedimiento o medicamento necesario para tratar una enfermedad, la sanación instantánea de enfermos tanto en persona como con el uso del don de bilocación y su famosa habilidad para comunicarse con los animales.
Un ejemplo lleno de humildad, devoción a Dios y total entrega altruista por ayudar al pobre y desahuciado, San Martín de Porres, el primer santo de piel negra del continente americano, tocó espiritualmente a un pueblo entero en su época. Su veneración se ha visto extendida a lo largo y ancho del mundo católico.
También se le conoce como el santo de las escobas y se le considera el santo patrono de los pobres, de las personas de raza mixta, de la armonía racial y de la justicia social.
Eventos Milagrosos de San Martín de Porres
1- Bilocación
Aunque el don de la bilocación no puede ser llamado un milagro en sí, el simple hecho de estar en dos sitios a la vez e interactuar en cierto grado en ambos llama suficientemente la atención. Dada la personalidad y fama de San Martín de Porres fue fácil para las personas de la época adjudicarle una naturaleza divina a dicha habilidad.
Se asegura que Fray Martín fue visto varias veces en sitios como México, China, Japón, África, las Filipinas y quizás en Francia; sabiéndose que siempre trabajó desde el monasterio y nunca salió de Lima.
San Martín quiso ser misionero pero no logró cumplir ese sueño, pero eso no le impidió aparecérsele misteriosamente a los misioneros cuando estaban pasando por alguna dificultad durante sus servicios en tierras lejanas.
Estando dentro del convento y sin tener llaves de las cerraduras, se cuenta que visitaba a enfermos graves directamente en sus camas, dándoles consuelo o curándolos. La gente de Lima se preguntaba cómo podía pasar por puertas cerradas, a lo que él graciosamente respondía: “Yo tengo mis métodos para entrar y salir”.
Algunos relatos
México
Un amigo comerciante de Fray Martín, fue a visitarlo antes de salir de viaje de negocios, pidiéndole que orara por su éxito. Al llegar a México cayó en cama enfermo. En pleno momento de sufrimiento recordó a su amigo fray Martín y sorpresivamente apareció a su lado.
Le cuidó y le recetó una bebida medicinal para que se recuperara rápidamente. Ya gozando de salud, el comerciante salió a la ciudad a buscar a su amigo para agradecerle pensando que estaba de visita en México.
Lo buscó en el monasterio dominico de México, en la casa del arzobispo, en hoteles y posadas en toda la ciudad sin encontrarlo. Fue solo a su regreso a Lima que entendió la naturaleza del milagro.
Asia
Un nativo de Perú también tuvo una conversación cara a cara con Fray Martín estando en China, específicamente en la oficina de aduanas. En la conversación recibió una descripción detallada del fraile sobre la ubicación de un hermano dominico que vivía en Manila que había conocido también de forma misteriosa en Filipinas.
Francia
Otro relato cuenta la historia de un paciente que sufría agónicamente de erisipela y se resistía con repugnancia al tratamiento del fraile, que era la aplicación de sangre de gallo en la piel infectada. Fray Martín aseguró que era un modo eficaz para aliviar su dolor agregando que “lo he visto ser usado con éxito en el hospital de Bayona en Francia”.
África
Uno de los casos más substanciales de bilocación del fraile viene del relato bajo juramento de un hombre llamado Francisco de Vega Montoya, quien aseguraba haberlo visto en el norte de África mientras él era preso de guerra en Berbería.
Vio al fraile muchas veces atendiendo a los enfermos, dándoles apoyo, vistiendo a los desnudos y motivando a los prisioneros a no decaer en su fe. Tras recuperar su libertad viajó a España y luego a Lima.
Una vez allá fue al monasterio de los dominicos a buscar al Fray Martín para agradecerle por sus labores en África, a lo que el fraile le pidió no mencionar su presencia en África a nadie.
Debido a las historias que circulaban entre los compañeros hermanos de la orden sobre la bilocación de Fray Martín, Francisco entendió finalmente que lo que vivió fueron visitas sobrenaturales de aquel hombre santo y comenzó con entusiasmo a contar a la gente la gracia de las obras milagrosas del fraile en África.
2- Curación de enfermos
Su habilidad y fama como cirujano y curador de enfermos era muy conocida. Determinar si sus obras de sanación fueron actos de un médico experto o milagros de un hombre santo ha sido difícil, pues la recuperación de los enfermos en los relatos siempre es consistente con la inmediatez o la rapidez
En muchas ocasiones, con su mera presencia desaparecía el sufrimiento de un enfermo. Una vez curó a un sacerdote que estaba al borde de la muerte por una pierna gravemente infectada. Otro relato cuenta que curó a un joven estudiante de la orden, que se dañó los dedos, para que pudiese continuar su carrera hasta el sacerdocio.
Este tipo de milagros también sucedieron bastante con el uso de la bilocación. Una frase común dicha por el fraile en el momento de su acto de curación era “Yo te curo, Dios te salva”.
3- Clarividencia
De acuerdo con los relatos, este don, la mayoría de las veces, iba de la mano con sus curaciones milagrosas. A pesar de haber tenido conocimiento de medicina, resultaba bastante imposible de creer que siempre acertara con exactitud la medicina o tratamiento a usar para curar una enfermedad.
Era común verlo acercarse a una persona que estaba secretamente bajo sufrimiento y aconsejarle qué hacer, beber, y comer para mejorar su salud. Inclusive podía llegar con la medicina precisa y materiales necesarios para atender a un necesitado, sin éste haber siquiera avisado de su estado o pedido remedio alguno.
Con el uso de la bilocación también se cuenta que recetaba exactamente lo que el enfermo necesitaba para curarse. Luego simplemente desaparecía y el enfermo se recuperaba milagrosamente al cumplir el tratamiento al pie de la letra. Se cree que supo el momento de su muerte aceptando su partida en paz.
4- Comunicación con los animales
Así como con la bilocación, la comunicación con los animales no es el milagro en sí. Fue lo que logró hacer con este don lo que realmente cuenta como milagro. Se dice que una vez hizo a un perro, un gato y un ratón comer del mismo plato sin que se atacaran el uno al otro.
En una ocasión unos novicios llevaron un par de toros al monasterio. Cuando comenzaron a pelearse, el fraile logró calmarlos e incluso logró hacer que comieran juntos. Pidió al toro mayor que permitiera al más joven comer primero como era la costumbre dentro de la orden.
Otro episodio habla sobre una infestación de ratas en el monasterio. Fray Martín habló con la población de roedores en el jardín diciéndoles que les llevaría comida una vez al día si prometían quedarse fuera. A partir de ese momento el monasterio no presentó más problemas de ratas.
Milagros después de su muerte
Para el momento de su fallecimiento, el 3 de noviembre de 1639, ya era un personaje totalmente reconocido y querido en Lima. Su veneración comenzó casi inmediatamente y los relatos de sus milagros como hombre santo circularon por todo el país.
La recolección de estos relatos fue iniciada en 1660 por el arzobispo de Lima para hacer la petición de beatificación, pero la estructura colonial de la sociedad no lo permitió. Fue para 1837 que se sobrepasaron los prejuicios de la época y se concretó su beatificación con el Papa Gregorio XVI.
El Papa Juan XXIII elevó al fraile Martín de Porres a los altares de la iglesia en 1962. Esta larga y esperada canonización fue sustentada por dos milagros que fueron tomados como indiscutibles intercesiones de Martín.
El milagro de Paraguay de Dorotea Caballero Escalante (1948)
A una anciana de 89 años se le dieron unas pocas horas de vida luego tras un bloqueo intestinal y un fuerte infarto. La familia entonces inició los arreglos de su funeral para el día siguiente. Su hija, que estaba en Buenos Aires muy desconsolada, rezaba incansablemente a Martín de Porres por la salud su madre.
La noche siguiente sin poder dormir, se levantó a las dos de la mañana a rezar el santo rosario completo, pidiendo por encima de todo volver a ver a su madre viva en Paraguay. Al regreso encontró su hogar lleno de felicidad.
Su madre había mejorado milagrosamente en el momento preciso de sus plegarias y rezo del rosario en la madrugada. En dos o tres días, la anciana Dorotea estaba de pie y sana como si nada hubiese pasado.
El milagro de Tenerife de Antonio Cabrera Pérez (1956)
Un niño de apenas cuatro años y medio sufría de su pierna izquierda gravemente lesionada. Tenía gangrena y sus dedos estaban ennegrecidos. Después de una semana, el chico se tronó amarillo y los doctores urgieron la amputación.
Un amigo de la familia entregó una reliquia y una imagen de Martín de Porres a la madre. Ella pasó ambos objetos por encima de la pierna de del niño y dejó la imagen entre los dedos ennegrecidos.
Ambos, madre e hijo le rezaron a Martín de Porres para no tener que amputar. Las oraciones fueron acompañadas por las monjas del hospital y por visitantes.
Tras dos días la pierna recuperó su color natural. 23 días después Antonio regresó a casa y pasados tres meses pudo usar de nuevo un zapato y jugar al fútbol con sus amigos sin la mayor sensación de incomodidad.
Referencias
- Pior Dengler Giorgio (2013). Big Miracles, Not Tall Tales. Dominican Journal. Recuperado de dominicanajournal.org.
- Aquinas & More. St. Martín de Porres, the Saint of the Broom. Recuperado de aquinasandmore.com.