Adoctrinamiento: historia, aplicación escolar y religiosa, ejemplos
El adoctrinamiento es el hecho de inculcarle a otro/s, ideas, valores o un sistema de pensamiento de manera que lo acepte/n sin respuesta crítica, con la finalidad de obtener un beneficio socio-político o sectario. El adoctrinamiento enseña qué pensar y tiene como resultado sujetos pasivos y sin voz.
Suele asumirse como un mecanismo de control social que ejercen grupos sociales que tienen u ostentan el poder sobre las clases dominadas. Para algunos autores supone la formación sesgada de ciertos grupos extremistas o la manipulación del flujo informativo, sobre sujetos que están bajo su influencia.
Durante varias generaciones se usó el término adoctrinamiento como sinónimo de enseñar, sin embargo fueron presentándose ciertas reticencias y un enfoque negativo desde aproximadamente la segunda década del siglo XX.
Varios son los estudiosos que han analizado el tema y manejan una acepción negativa del término, sin embargo, aún no existe consenso sobre qué es lo realmente negativo: si el contenido, la forma, la intención del instructor o el fin último de ese proceso.
El adoctrinamiento se sustenta en tres pilares: el primero busca el aislamiento del individuo, la desconexión de otras formas diferentes de pensamiento; el segundo consiste en imponer ideas, valores, creencias y en anular el propio juicio; el tercero es radicalizar, porque considera que existe un camino único para llegar a una meta y rechaza la diversidad y la tolerancia de manera contundente.
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Diversos teóricos sociales y analistas políticos hacen referencia al término adoctrinamiento, pero cabe destacar los escritos de Noam Chomsky (1928), quien hizo referencia a los sesgos sistemáticos en los medios de comunicación por factores económicos.
El pensador norteamericano también considera que el propósito de la educación es esencialmente el adoctrinamiento, planteando las escuelas como centros de obediencia impuesta, un sistema de control y coerción donde se domestica al individuo, bordeando la idiotización.
Sin embargo, las prácticas como tal pueden detectarse desde la época de la Europa medieval con periodo de caza de brujas. Iglesia y autoridades civiles acusaban de brujas a las mujeres que podrían tener alguna señal de subversión contra el statu quo.
A lo largo de la historia y en todos los continentes, las grandes dictaduras registraron sistemas de adoctrinamiento formal. Así se presentó en las dictaduras fascistas de Italia, Alemania y España, pero también en los regímenes comunistas en donde no solo se inculcaba una ideología y unos valores, sino se censuraba la libertad de opinión y se perseguía a todos aquellos que fueran opositores.
La principal diferencia entre el adoctrinamiento y la educación radica en el desarrollo de la capacidad crítica, la posibilidad de analizar, opinar y cuestionar la validez de la información o de los conocimientos que se están entregando. El adoctrinamiento impone el dogma, evita que el sujeto desarrolle su propio juicio, convirtiéndolo en un adepto que practicará y difundirá la doctrina.
El peligro de adoctrinamiento intelectual puede contrarrestarse en la medida que se fomente una actitud activa, en lograr que el estudiante investigue y pondere lo que escucha, busque testimonios, asuma o rechace lo que va recibiendo de manera crítica. Finalmente supone aprehender, pero no la verdad dicha, sino la que ha descubierto y ha decidido aceptar como cierta.
El profesor debe seguir al menos tres estrategias distintas: evitar sofocar el pensamiento propio del alumno, enseñarle el camino intelectual que se ha recorrido y de dónde se han obtenido las ideas enseñadas y desarrollar en estos una base moral con los que puedan emitir juicios acertados y desarrollen amor por la verdad.
Si bien en la actualidad no suele hablarse de adoctrinamiento religioso por su connotación negativa, el sentido original era el de impartir una doctrina de manera autorizada y, de hecho, es un factor esencial para los nuevos miembros de las religiones. Se trata del primer paso para que otras verdades de determinada religión o el conocimiento esotérico se vayan develando, así como para lograr la pertenencia a un grupo.
La palabra doctrina proviene del latín cuyo significado es ciencia o sabiduría. Está compuesta por el lexema docere que significa enseñar, así como por los sufijos –tor e –ina que refieren a relación y pertenencia. En el caso de la doctrina religiosa supone la enseñanza de un sistema de creencias que pretenden tener validez universal.
A diferencia del contexto escolar, el religioso tiene el problema de no gozar de tanta flexibilidad. El creyente no puede interpretar o explorar su propia verdad, pues existen dogmas de fe que simplemente deben aceptarse al momento de practicar una determinada religión, sin elección posible.
Entre los dogmas de fe se destacan en la teología cristiana la santísima trinidad, el yuga en el hinduismo, las cuatro nobles verdades en el budismo y la postulación o syādvāda en el jainismo.
Por supuesto, está sobreentendido que el individuo siempre tendrá la libertad de explorar otras creencias o cambiar de religión. Lo que es totalmente inadmisible en las sectas o con tendencia al fundamentalismo.
Estudios han detectado entre terroristas de Hamás, Yihad Islámica, Hizbulá y Al-Fatah, indicadores de persuasión coercitiva, abuso psicológico, además de una fuerte carga de adoctrinamiento en aquellos que se inmolan. Esa manipulación doctrinal y alienante es dirigida sistemática y conscientemente por un líder, tal cual como se hace en grupos sectarios o totalitarios.
Otro tipo de adoctrinamiento se registró durante la Guerra de Corea en la década de los 50, pero esta vez hacia los prisioneros de guerra a través de las universidades revolucionarias chinas, las cuales se conformaban de procesos de reeducación con diversas técnicas de modificación del comportamiento.
Aquí se evidenció que ciertas situaciones favorecían la acción de grupos sectarios como por ejemplo la crisis de religiosidad, descontento con la autoridad o el matrimonio, afrontamiento de la muerte, etc.
También pueden detectarse programas de adoctrinamiento ateo en la antigua República Popular Socialista de Albania y la ex URSS. Ambos con fundamento en el ateísmo marxista-leninista de sus respectivos gobiernos. Los ciudadanos eran adoctrinados desde la guardería en adelante, e incluso los hacían denunciar a sus padres si seguían con prácticas religiosas en el hogar.
El adoctrinamiento parece no tener exclusividad ideológica, pues también en la época franquista pueden detectarse esta tendencia en España. Durante el régimen de Francisco Franco estuvieron presentes dos mecanismos para adoctrinar a la juventud. Estos fueron el Frente de Juventudes y la Sección Femenina, inspirado quizá en los regímenes fascistas de Hitler y Mussolini.
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