Cultura general

Juicios de valor: qué son, características, elementos ejemplos


¿Qué son los juicios de valor?

Los juicios de valor, también llamados juicios valorativos, son enunciados, opiniones o valoraciones que se basan en sistemas de creencias particulares. No son verdaderos o falsos, sino “buenos o malos”. En este sentido, son altamente subjetivos.

Contrastan con los juicios de hecho en que estos se basan en una realidad objetiva, física, concreta, comprobable, sin que las opiniones personales influyan en el juicio. Por ejemplo, decir “viajar en el tiempo no es físicamente posible por los momentos” es establecer un hecho plenamente verificable, pues con la actual tecnología, el ser humano aún no puede trasladarse temporalmente al pasado o al futuro.

Pero decir “viajar en el tiempo es divertido” expone una situación imposible de verificar, mucho menos saber si es divertida o no. Los juicios de valor dicen más de la persona que los emite que los juicios mismos, ya que se basan en lo que esa persona cree, piensa, gusta y siente.

Por lo tanto, los juicios de valor pueden considerarse calificaciones o valoraciones que les damos a las cosas, y pueden ser tanto a sistemas políticos y religiones como a películas, libros u obras de arte y otras personas. En otras palabras, hacemos juicios de valor todo el tiempo y sobre todo.

Hay que tener cuidado con este tipo de juicios, ya que podemos confundir nuestra opinión con un hecho objetivo. En este sentido, los juicios de valor pueden convertirse en prejuicios, porque califican las cosas como buenas o malas, correctas o incorrectas.

Características de los juicios de valor

1. Son subjetivos

Los juicios de valor se caracterizan por ser sumamente subjetivos, no se basan en hechos o datos reales sino en los sistemas de valor que cada persona posee. En este sentido, cada cosa es percibida según lo piense una persona en particular.

2. No son verificables

Por ser subjetivos no se pueden comprobar. Cada persona tiene su propia idea de lo que son las cosas que percibe, y no podemos decir si en verdad algo es divertido o aburrido, sino que “nos parece” aburrido o divertido.

Un dato real es comprobable. Al decir “fumar daña la salud” estamos dando un juicio de hecho, ya que existen numerosísimas pruebas científicas de que el tabaco daña los pulmones y puede producir distintos tipos de cánceres.

Pero cuando decimos “fumar es malo” no estamos diciendo nada comprobable, porque fumar per se no es malo. Es malo lo que produce el tabaco al organismo cuando se consume de forma continuada, no el acto en sí.

3. No son verdaderos o falsos

Es algo que se desprende de lo anterior. Los juicios de valor, al no ser comprobables, no pueden ser falsos o verdaderos, serán siempre buenos o malos, correctos o incorrectos.

4. Tienden a calificar ética o moralmente, nunca lógicamente

Si algo es bueno o malo, correcto o incorrecto, es porque lo juzgamos desde nuestra perspectiva, y generalmente de forma poco informada. Por lo tanto, no es que no podamos tener una opinión sobre un tema en particular, sino de que estemos conscientes de que se trata de una opinión.

Como se basan en lo que creemos que es correcto o bueno (sin que esto signifique que necesariamente lo sea), tienden a ser juicios morales o éticos en lugar de ser juicios basados en un argumento lógico.

5. Son juicios normativos

Los juicios de valor no solamente pueden describir algo desde nuestra perspectiva. Como son “malos o buenos”, “correctos o incorrectos” tienden a normar actitudes y comportamientos que, según el punto de vista, se deberían asumir por la sociedad.

Es lo que sucede cuando se prohíben o se fomentan determinadas actitudes en razón de una religión o de una postura ideológica: “blasfemar es malo, está prohibido”; “el sacrificio es admirable, debemos sacrificarnos por nuestro Dios”; “toda riqueza es un robo”; “el Estado no debería tener programas sociales, eso crea más pobreza”.

6. Son generalmente argumentos persuasivos, no explican

Cuando se dice “está mal comer carne, pues los animales tienen tanto derecho a vivir como yo” se puede tomar como una explicación de por qué yo no debería comer carne, o un argumento de por qué no lo hago.

Esta ambigüedad es típica de los juicios de valor, pues no explican el porqué de algo sino la base argumentativa sobre la que se sostienen. Un argumento no es un juicio de hecho.

Elementos de un juicio valorativo

Un juicio valorativo o de valor tiene tres elementos:

  • Sujeto: la persona o cosa sobre la que se opina o da una valoración.
  • Cópula: verbos que unen al sujeto con el predicado. Son frecuentes los verbos estar y ser. Por ejemplo: “Antonio es un niño torpe”.
  • Predicado: la valoración u opinión sobre el sujeto.

Ejemplos de juicios valorativos

  • Pablo es un pésimo estudiante.
  • No has conseguido empleo porque no te has esforzado lo suficiente.
  • Las personas ateas no tienen un sistema de valores aceptable.
  • La lucha ahora será del bien contra el mal.
  • Comer carne es malo.
  • El aborto es un asesinato.
  • El aborto es necesario.
  • Tomar drogas está mal.
  • La película estuvo aburridísima.
  • Picasso no pintaba bien.
  • La literatura es más importante que las matemáticas.
  • El alemán es un idioma dificilísimo.
  • El capitalismo es el mejor sistema económico del mundo.
  • El comunismo es el mejor sistema económico del mundo.
  • Discutir de política es inútil.
  • La religión es el opio de los pueblos.
  • Un pueblo sin religión es un pueblo sin valores.
  • La violencia a veces es necesaria.
  • El alcohol es el causante de que los hombres golpeen a las mujeres.
  • Este gobierno es el peor de toda nuestra historia.
  • Hacer una caricatura de Mahoma merece la muerte.
  • Burlarse de los valores sagrados es una blasfemia.
  • Hay que prohibir todas las sustancias que alteren la mente.
  • Reírse de todo indica un nivel bajo de inteligencia.
  • La gente seria es más inteligente.
  • Las obras de ese escultor deberían estar en la basura.
  • El mejor pintor del mundo era Vincent van Gogh.
  • El ser humano no ha pisado nunca la luna.
  • El arte contemporáneo no dice nada.
  • Los italianos son más simpáticos que los búlgaros.