Conceptismo: origen, historia, características, autores, obras
El conceptismo fue una corriente literaria empleada en el siglo XVII durante el desarrollo del Barroco español. Su estilo está fundamentado en el uso de asociaciones ingeniosas entre ideas (conceptos) y palabras. Los autores más destacados que utilizaron el conceptismo en sus obras fueron Francisco de Quevedo y Baltasar Gracián.
El escritor Baltasar Gracián y Morales (1601-1658) estableció que el conceptismo consistía en un acto de entendimiento que tenía como objetivo expresar la correspondencia que existe entre los objetos. Por lo tanto, el conceptismo buscaba emplear una expresión que concentre el mayor significado en la menor cantidad de palabras.
En consecuencia, se puede afirmar que el conceptismo usaba de forma recurrente la polisemia. En términos lingüísticos, la polisemia ocurre cuando una misma palabra puede tener distintas acepciones.
Para poder establecer relaciones ingeniosas entre los significados y las palabras, el conceptismo también empleaba otros recursos como el equívoco, la elipsis, la paradoja y la antítesis. Por ello, se afirma que los escritores conceptistas tenían que estar bien instruidos en la disciplina retórica.
De igual forma, la corriente del conceptismo estuvo vinculada con el gongorismo o culteranismo. Algunos autores defienden que se trata de dos estilos diferentes, no obstante, la mayoría de los críticos establecen que el culteranismo en realidad es un aspecto o una manifestación del conceptismo.
Ambos estilos tienen en común que siguieron las líneas estéticas del manierismo y del barroco; por consiguiente, la obra literaria obtenía su valor mediante la complicación del lenguaje. Esto surge como una respuesta al movimiento renacentista, el cual proponía la naturalidad y sencillez de la lengua.
Índice del artículo
Origen e historia
La episteme barroca
El barroco fue un movimiento artístico y filosófico que se desarrolló en Europa e Hispanoamérica en el transcurso del siglo XVII. En sus comienzos la palabra barroco estuvo cargada de un sentido peyorativo, ya que estaba relacionada con lo exagerado, lo extravagante y lo recargado. Todos estos elementos contrastaban notablemente con el orden y la armonía del Renacimiento.
Algunos autores establecen que el manierismo (breve movimiento ubicado entre el Barroco y el Renacimiento) y el Barroco surgieron como respuesta al declive de los ideales renacentistas. Por ello, se propone que las ideas de equilibrio y orden desaparecieron para darle paso a una visión más pesimista y desengañada de la realidad.
Como expresión plástica de esta visión surgió un afán por demostrar lo inestable de la realidad, así como también la fugacidad de todo lo existente. Esto atrajo un interés por la extravagancia, que muchas veces se manifestaba mediante lo monstruoso o lo artificioso y complicado.
El barroco en el arte
En la pintura esto se manifestó a través del contraste de sombras y de luces; en la arquitectura se hizo hincapié en las líneas curvas y quebradizas, así como en los jardines laberínticos. En cambio, en la literatura se aplicaron los esquemas gongoristas, que se basaban en el uso recurrente de neologismos e hipérbaton.
Así mismo, dentro de las obras literarias se introdujo la figura del pícaro. Esto con el objetivo de hacer a los lectores tomar conciencia sobre la miseria de la condición humana. No obstante, esta imagen se desarrollaba a partir de un enfoque satírico y moralizante, como se puede percibir en la obra La vida del Buscón (1626), de Francisco de Quevedo.
Contexto histórico del siglo de Oro español
El Barroco en España constituyó un período paradójico, ya que culturalmente es considerado como el Siglo de Oro (por su desarrollo en la pintura, música y literatura), pero desde la perspectiva histórica resultó más bien un siglo de crisis.
Por ejemplo, a nivel demográfico la población había disminuido de forma alarmante debido al hambre. Además, los campos sufrieron un despoblamiento notorio, el cual empeoró cuando expulsaron a los moriscos —descendientes de musulmanes—.
A nivel económico, España se encontraba en bancarrota. Esto como consecuencia de las guerras y los conflictos internos. En este sentido también influenciaban las sequías, las epidemias, la pérdida de campesinos y la disminución del oro americano.
La sociedad española carecía de una burguesía emprendedora y la corte se caracterizaba por sus despilfarros. Por otro lado, la nobleza casi no pagaba impuestos y mantenía el monopolio tanto de las tierras como de los cargos públicos. Los plebeyos debían pagar altos impuestos, además que eran los primeros afectados por las crisis económicas.
Durante este período también había crecido el número de miserables, un estrato social español que estaba constituido por pícaros, mendigos, ladrones y mendigos. Este conjunto de personas se asentaba en las ciudades y causaba estragos. Todos estos elementos perjudicaban el desarrollo de la península ibérica durante el siglo de Oro.
Desde la perspectiva religiosa, España había asumido los ideales de la Contrarreforma —oposición a la Reforma protestante—, los cuales se hacían cumplir de forma rigurosa a través de la Inquisición. Los lineamientos de la contrarreforma se difundían a través de los centros educativos y del teatro.
Además, socialmente se había impuesto la necesidad de la limpieza de sangre, que consistía en demostrar que no se tenía ascendencia musulmana o judía por al menos tres generaciones. Esto generó divisiones sociales y rencores.
Características
Para comprender al conceptismo en su totalidad, primero es necesario mencionar algunas de las características de la literatura barroca. Esto se debe a que el conceptismo es una corriente que fue producida por el arte barroco.
Características de la literatura barroca
– Se trataba de un estilo que deseaba sorprender al lector. Así mimo, la base de esta literatura consistía en la dificultad de sus textos, los cuales buscaban retar la inteligencia de quien los leyera.
– Había una presencia constante del desengaño y del pesimismo. De esta visión se extraen algunos tópicos como el carpe diem, la nostalgia y la muerte. Además, en algunos textos se planteaba un cuestionamiento sobre la realidad y se hacía hincapié en la fugacidad de la vida, como se puede percibir en el texto La vida es sueño, de Calderón de la Barca.
– Algunos autores de literatura barroca introdujeron una actitud crítica de carácter satírico y sarcástico. Esto incentivó el surgimiento de la picaresca como género y trajo como consecuencia el uso de personajes tales como el loco, el borracho, el gracioso o el pícaro; estos generalmente situados al margen de la sociedad.
– El lenguaje literario se enriqueció de cultismos, así como de retorcimiento expresivo. Por ello se empleaban juegos de palabras, metáforas, paradojas y acumulación de imágenes.
Características del conceptismo
– La literatura conceptista le daba más importancia al trasfondo que a la forma. En cuanto a la poesía conceptista, esta era poesía de contenido y de asociación ingeniosa entre ideas y palabras.
– El conceptismo operaba sobre los pensamientos abstractos. Para ello se servía de paradojas, antítesis y frases con doble sentido.
– Algunos definen al conceptismo como un juego de asociaciones y pensamientos donde se pone a prueba la agudeza mental y creativa.
– El conceptismo buscaba lo extraordinario para excitar la inteligencia y suscitar la admiración de los lectores.
– La literatura de esta corriente se interesaba por los juegos de palabras y por el ingenio humano. Por esta razón, apelaba a la imaginación. En algunos casos también apelaba a los sentidos, pero esto se correspondía más con la vertiente del culteranismo.
Autores y obras representativas
Francisco de Quevedo (1580-1645)
Es considerado por la crítica como uno de los autores más destacados dentro de la literatura española. Quevedo escribió poesía, narrativa, teatro y diversos textos filosóficos donde abordaba temáticas políticas, morales, históricas y humanísticas.
Una de sus obras más famosas fue La vida del Buscón (1626). No obstante, el autor nunca admitió haber escrito este texto con el objetivo de evitar la censura de la Inquisición. Se trata de una novela picaresca donde se narra la vida de Don Pablos, un rufián.
Para los críticos, el texto es una sátira que puede catalogarse como caricatura sangrienta debido a la exageración de su prosa; esto se debe a que Quevedo no describió a los personajes o lugares de manera realista, sino más bien grotesca. Dicha exageración es propia del estilo barroco.
A su vez, Quevedo demostró un notable dominio del lenguaje, ya que empleó un vocabulario muy amplio y jugó con los significados. Por esta razón, La vida del buscón es considerada una obra conceptista.
Baltasar Gracián (1601-1658)
Fue un jesuita español que se dedicó a cultivar la filosofía y la prosa didáctica. Se le considera uno de los representantes más importantes de la corriente conceptista, ya que sus obras estuvieron cargadas de aforismos, polisemias y juegos de palabras. La línea de pensamiento de este autor resulta bastante pesimista, lo que concuerda con el período barroco.
Para Gracián, el mundo era un espacio engañoso y hostil. Por ende, dentro de sus obras prevalecía la malicia por encima de la verdad y la virtud. Su creación más destacada fue El Criticón, la cual se publicó en tres partes durante varios años: 1651, 1653 y 1657.
La obra El criticón es valorada como la cumbre del barroco español. Consiste en una alegoría que aborda toda la vida del hombre, representada en dos personajes contrarios: Andreino, quien es impulsivo e inexperto y Critilo, experimentado y prudente. El texto está enfocado desde la sátira social y el desengaño, no obstante, sigue la estructura de una epopeya moral.
Referencias
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