Rotíferos: características, hábitat, reproducción, alimentación
Los rotíferos constituyen un filo de animales que se caracterizan por presentar un cuerpo alargado, que tiene en su extremo anterior un doble anillo de cilios que, cuando vibran, dan la impresión de estar rotando.
El nombre de este grupo proviene de la unión de dos vocablos, rota (rueda) y fera (llevar). Fueron descritos por primera vez en 1798 por el naturalista francés Georges Cuvier y abarcan aproximadamente unas 2.000 especies.
Este tipo de animales pueden ser planctónicos o bentónicos y, en ocasiones, pueden llegar a establecer colonias entre ellos. Tienen un mecanismo de defensa ante las condiciones adversas del medio muy curioso: pueden formar quistes de resistencia, que pueden perdurar por mucho tiempo en condiciones hostiles.
Índice del artículo
- 1 Características
- 2 Taxonomía
- 3 Morfología
- 4 Hábitat y distribución
- 5 Alimentación
- 6 Reproducción
- 7 Referencias
Características
Los rotíferos son animales eucariotas, pluricelulares de pequeño tamaño (algunos incluso microscópicos). Su ADN se encuentra empaquetado dentro del núcleo celular conformando a los cromosomas y está constituido por células que han experimentado un proceso de especialización que cumplen funciones específicas.
Durante su desarrollo embrionario se aprecia la presencia de las tres capas germinativas: ectodermo, endodermo y mesodermo, razón por la cual se denominan animales tripoblásticos. A partir de cada capa se generan diversos tejidos especializados.
El tipo de simetría que poseen estos animales es bilateral, ya que están conformados por dos mitades exactamente iguales.
Los miembros de este filo son dioicos, es decir, existen individuos de sexo femenino e individuos de sexo masculino. Es importante mencionar que en algunas especies el dimorfismo sexual es bastante marcado, ya que los machos tienden a ser de menor tamaño que las hembras.
Taxonomía
La clasificación taxonómica de los rotíferos es la siguiente:
Dominio: Eukarya.
Reino: Animalia.
Subreino: Eumetazoa.
Filo: Rotífera.
Morfología
Los animales que pertenecen al filo rotífera presentan, de manera general, forma tubular y cilíndrica. Su cuerpo es transparente y miden entre 1 mm y 3 mm.
El cuerpo de los rotíferos se encuentra cubierto por una especie de cutícula que tiene entre sus funciones mantener la forma del cuerpo. Igualmente, esa cutícula se encarga de proteger al animal, a través de algunas protuberancias como espinas o tubérculos.
Además de la cutícula, la pared del cuerpo está constituida también por una capa de musculatura y una membrana basal conformada por epitelio sincitial. A su vez, presenta una especie de cavidad denominada pseudocele, en la que se encuentra un líquido que contiene unas células llamadas amebocitos. Así mismo, el cuerpo está dividido en tres regiones: cabeza, tronco y pie.
– Cabeza
Uno de los elementos más característicos de la cabeza es la corona. Esta presenta el área oral, donde se abre la boca y un área circundante a la boca en la que se encuentran dos anillos de cilios.
En las especies actuales, el área donde se encuentra la boca tiene forma triangular y los cilios se distribuyen alrededor en un doble anillo.
Es importante destacar que los cilios se encuentran en constante movimiento debido a las corrientes de agua. Ese movimiento hace parecer que tienen una rueda giratoria. Debido a esto, este complejo se conoce como aparato rotador.
En la cabeza también se pueden encontrar otras estructuras, como por ejemplo los ojos, y un tipo de prolongaciones de tipo palpiformes que tienen funciones específicas.
– Tronco
El tronco representa el mayor porcentaje del cuerpo del animal. Los especialistas consideran que es la parte más importante del cuerpo, ya que, entre otras cosas, contiene a todos los órganos.
Al igual que el resto del cuerpo, se encuentra cubierta por una cutícula, la cual en esta zona en específico se encuentra aún más desarrollada. Aquí aparece una estructura denominada loriga, que es una capa intracelular gruesa que le sirve de protección.
Igualmente, en el tronco se encuentra algunos órganos sensoriales en forma de antenas. Estas pueden ubicarse en posición dorsal o lateral.
– Pie
Es la porción terminal del cuerpo de los rotíferos. Su forma y estructura no es estándar, ya que depende del estilo de vida que tenga el animal. Se sabe que entre los rotíferos hay algunos que son nadadores y otros que tienen un estilo de vida sésil.
En el caso de los rotíferos de vida libre, el pie es prácticamente inexistente. Por el contrario, en los rotíferos sésiles, el pie se divide en dos estructuras llamadas cercos caudales. En estos desembocan los conductos de unas glándulas que secretan una sustancia de consistencia mucosa cuya función es propiciar la fijación del animal al sustrato.
– Anatomía interna
Sistema digestivo
El sistema digestivo de los rotíferos es completo. Se inicia con la boca, la cual se abre a una cavidad bucal. Inmediatamente después se encuentra un pequeño conducto que se conoce como tubo bucal y que conecta directamente con la faringe, que en los rotíferos se llama mástax. Ese tubo posee una serie de cilios.
Al mástax le sigue un esófago corto que se comunica con el estómago. Posteriormente se encuentra un intestino que también es de corta longitud, el cual termina en el ano.
Vale destacar que el sistema digestivo presenta unas glándulas anexas. En primer lugar, a nivel del mástax se encuentran las glándulas salivales que secretan enzimas digestivas y en el estómago están las glándulas gástricas que también secretan enzimas.
Sistema nervioso
Los rotíferos presentan un sistema nervioso conformado principalmente por ganglios nerviosos y por fibras las que emergen a partir de esos ganglios.
En el área central presenta un ganglio principal que es bilobulado. A partir de este emergen fibras nerviosas que inervan a las diferentes estructuras de la cabeza. Otros ganglios que conforman al sistema nervioso son el ganglio del mástax, los ganglios geniculados y el ganglio anterior y posterior.
Además presenta nervios faríngeos, algunas fibras motoras y dos cordones estomatogástricos.
Sistema circulatorio
Los rotíferos no cuentan con un sistema circulatorio propiamente dicho. El líquido que circula en estos animales es el líquido pseudocelomático. Al no haber vasos sanguíneos ni nada parecido, ese líquido circula con ayuda del movimiento del cuerpo y de las contracciones musculares.
Sistema excretor
El sistema excretor de los rotíferos es bastante rudimentario. Está conformado por dos tubos colectores en los que desembocan varios pares de nefridios. Posteriormente, esos tubos se unen formando una vesícula excretora, cuyo conducto desemboca directamente en la cloaca del animal.
Hábitat y distribución
Los rotíferos son organismos que se encuentran distribuidos ampliamente por toda la geografía mundial. Debido a sus características, necesitan estar en hábitats en los que hay una gran disponibilidad de agua.
Estos pueden encontrarse, tanto en ecosistemas de agua dulce como en ecosistemas de agua salada. Así mismo, los miembros del filo rotífera pueden ser encontrados en todos los continentes y, generalmente, no hay especies que sean específicas de una ubicación geográfica. Por el contrario, es común encontrar una misma especie en distintos continentes.
Es importante destacar que, a pesar de su reducido tamaño, los rotíferos constituyen un elemento de importancia trascendental en los ecosistemas en los cuales se encuentran.
Esto se debe a que constituyen uno de los eslabones de las diferentes cadenas tróficas. En ellas ocupan el lugar de los consumidores, ya que son conocidos depredadores de los ambientes en los que se desenvuelven.
Alimentación
Los rotíferos son animales heterótrofos. Esto quiere decir que no son capaces de sintetizar sus propios nutrientes. Debido a esto, deben alimentarse de otros seres vivos, de detrito y también de huevos.
Igualmente, dependiendo de las características de la corona y el mástax del rotífero, se pueden encontrar diversas formas de alimentarse.
En primer lugar, se encuentran los rotíferos que son reptoriales, que lo que hacen para alimentarse es raspar la comida.
Por otra parte, los rotíferos que flotan libremente se alimentan de las partículas de alimento que se mantienen suspendidas en el agua. Este tipo de animales emplean sus cilios para crear corrientes de agua y aprovechan de redireccionar esas corrientes hacia el orificio bucal y de esta manera ingerir el alimento disponible.
En otro orden de ideas, hay un grupo de rotíferos que tienen un estilo de vida de simbiontes. Viven bajo una relación de simbiosis con ciertos crustáceos. Estos rotíferos se alimentan del detrito, es decir, de los restos que libera el crustáceo al cual se mantienen fijos. Así mismo, también se alimentan de sus huevos.
Reproducción
En los rotíferos se presentan los dos tipos de reproducción: sexual y asexual. La primera de ellas involucra la unión o fusión de gametos sexuales, uno femenino y otro masculino. En tanto que en la reproducción de tipo asexual no es necesaria la intervención de organismos de ambos sexos, puesto que no involucra la unión de células sexuales.
Reproducción asexual
El mecanismo de reproducción asexual más observado en los rotíferos es la partenogénesis. Vale mencionar que algunas de las especies en las que ocurre esto son aquellas en las que no existe la presencia de ejemplares del sexo masculino.
Hay especies de rotíferos cuyo mecanismo de reproducción fijo es la partenogénesis, mientras que hay otras en las que las estaciones climáticas determinan que esta ocurra o no.
Básicamente, la partenogénesis consiste en la generación de un nuevo individuo a partir de una célula sexual femenina (óvulo). Aquí lo que ocurre es que el óvulo comienza a experimentar divisiones sucesivas hasta convertirse en un individuo adulto.
Ahora bien, este proceso no es tan simple, sino que tiene ciertas particularidades. Durante la época de verano, los huevos que son producidos por las hembras se conocen como amícticos, mientras que los huevos que se producen durante el invierno se denominan mícticos.
Los huevos amícticos se desarrollan a través de partenogénesis y siempre dan origen a individuos del sexo femenino. Sin embargo, esto no ocurre siempre así, ya que cuando se genera algún cambio ambiental, se originan huevos mícticos, a partir de los cuales se forman hembras. La particularidad es que estas hembras ponen huevos, los cuales, si no son fecundados, dan origen a individuos del sexo masculino.
Por el contrario, si esos huevos son fecundados, se formarán huevos altamente resistentes a las condiciones ambientales adversas, los cuales pueden permanecer en estado latente durante un período de tiempo prolongado.
Reproducción sexual
Este proceso involucra la cópula entre un ejemplar hembra y un ejemplar macho. En este proceso, el macho introduce su órgano copulador en la cloaca de la hembra para que pueda ocurrir la fecundación.
Cuando no ocurre la cópula propiamente dicha, el macho simplemente le inyecta a la hembra el esperma en diversas partes de su anatomía, aunque este proceso puede verse entorpecido por lo grueso y resistente de la cutícula que recubre a estos animales.
Una vez ocurre la fecundación, pueden darse dos casos: la hembra expulsa los huevos que se desarrollarán fuera de su cuerpo, o bien estos se mantienen en su interior.
Los rotíferos presentan, en general, desarrollo directo. Esto quiere decir que los individuos que eclosionan de los huevos presentan características similares a las de los ejemplares adultos.
Referencias
- Balian, E., Lévêque C., Segers, H. y Martens, K. (2008). Freshwater animal diversity assessment. Springer
- Brusca, R. C. & Brusca, G. J., (2005). Invertebrados, 2ª edición. McGraw-Hill-Interamericana, Madrid
- Curtis, H., Barnes, S., Schneck, A. y Massarini, A. (2008). Biología. Editorial Médica Panamericana. 7° edición.
- Hickman, C. P., Roberts, L. S., Larson, A., Ober, W. C., & Garrison, C. (2001). Integrated principles of zoology (Vol. 15). McGraw-Hill.
- Thorp, J. y Covich, A. (2009). Ecology and Clasification of North American Freshwater invertebrates. Academic Press
- Thorp, J. y Rogers C. (2015). Ecology and General Biology. Academic Press.
- Velasco, J. (2006). Rotíferos de la comunidad de Madrid. Graelisia. 62.