Plan de Tacubaya: qué fue, antecedentes, propósitos, consecuencias
¿Qué fue el Plan de Tacubaya?
El Plan de Tacubaya fue un pronunciamiento llevado a cabo en México a finales de 1857. El objetivo del mismo era derogar la Constitución promulgada ese mismo año. Los ideólogos del Plan fueron algunos políticos conservadores, destacando Félix María Zuloaga, Manuel Silíceo, José María Revilla y el propio presidente del país, Ignacio Comonfort.
La Constitución de 1857 había sido aprobada por un Congreso de mayoría liberal. Esto provocó que contuviera ciertos artículos que disgustaron a los conservadores. El punto más conflictivo era el relacionado con las relaciones entre el Estado y la Iglesia, que perdía parte de los privilegios históricos que había tenido en el país.
El Plan le daba a Comonfort todos los poderes del Estado y preveía la convocatoria de un nuevo Congreso que redactase una nueva Constitución. Varios estados federales se sumaron a la rebelión, al igual que algunas guarniciones militares.
Tras una serie de movimientos puramente políticos, finalmente el Plan condujo al estallido de la Guerra de los Tres Años (o de Reforma), que enfrentó a liberales y conservadores.
Ambos bandos habían ya aparecido desde la propia Guerra de Independencia, con continuas tensiones entre ellos dada la diferencia concepción de lo que debía ser México.
Antecedentes
Desde el mismo comienzo de la Guerra de la Independencia, México había visto como los conservadores y los liberales trataban de ocupar el poder y establecer su propia forma de gobierno.
La última ocasión en la que Antonio López de Santa Anna ocupó el más alto cargo de la nación, no fue diferente. Habían sido los conservadores los que habían reclamado su presencia y los liberales los que se opusieron a él.
Así, nació en Plan de Ayutla, un pronunciamiento político que pretendía la caída de Santa Anna y la convocatoria de un Congreso Constituyente que dotara a México de una Constitución más avanzada e ilustrada.
Con el éxito de este plan, Ignacio Comonfort fue nombrado presidente provisional y, el día 16 de octubre de 1856 se iniciaron los trabajos constituyentes.
En esta ocasión, había una presencia mayoritaria de los liberales en ese Congreso. Algunos eran moderados y otros más radicales, siendo estos últimos los que consiguieron incluir más de sus ideas en la nueva Constitución.
Constitución de 1857
Después de unos meses de trabajo, la Constitución fue ratificada en febrero de 1857. Algunos de los artículos más novedosos, con evidente influencia liberal, establecían la eliminación de la esclavitud, el fin de la pena de muerte o la prohibición de la tortura.
Sin embargo, las normas que más discordia levantaron fueron las referentes a la Iglesia. Esta siempre había tenido un gran poder en México, ya desde antes de la propia independencia. El pueblo era mayoritariamente católico y el clero usaba el poder que eso le daba.
La nueva Constitución reducía mucho de los privilegios que el clero acumulaba, además de eliminar los de otros grupos conservadores. De esta forma, establecía que la educación debía ser laica y eliminó el reconocimiento de títulos nobiliarios. Igualmente, recortó la capacidad de la Iglesia para comprar inmuebles.
Todo esto generó la oposición encarnizada de los grupos perjudicados. Para ellos era un ataque a la manera tradicional de vivir en México. A tanto llegó el rechazo que, en un momento dado, la Iglesia excomulgó a todos los que estuvieran a favor de la Constitución.
Para terminar, el Partido Conservador, aparte de la coincidencia ideológica, era mayoritariamente financiado por la propia Iglesia Católica.
Opositores a la Constitución
Como se comentaba antes, el principal papel opositor a la Constitución de 1857 fue la Iglesia Católica. La amenaza de ser excomulgado era muy importante en un país con la tradición católica de México.
Esta amenaza conllevó que cualquiera que jurara la Carta Magna quedara automáticamente fuera de la Iglesia. También se estableció el mismo castigo para los que pudieran aprovecharse de la enajenación de propiedades eclesiásticas.
De esta forma, la Iglesia y el Estado quedaron totalmente enfrentados. En el segundo bando se posicionaron los liberales, incluidos los llamados moderados a los que no les gustó la reacción del clero.
Mientas, en el de la Iglesia se colocaron los miembros del Partido Conservador y bastantes militares. A favor de los conservadores se encontraba que muchos de sus miembros eran héroes de la, no tan lejana, Guerra de la Independencia. Esto les hacía tener mucho predicamento entre el pueblo.
En esas circunstancias, el presidente Comonfort, que era moderado, empezó a reunirse con los representantes de los grupos opositores.
En esos encuentros, además de políticos, participaron también militares. Al conocer la existencia de estas reuniones, los congresistas empezaron a preocuparse por una posible rebelión.
Reunión en Tacubaya
Una de las fechas claves en la proclamación del Plan de Tacubaya fue el 15 de noviembre de 1857. Ese día, Comonfort reunió en el Palacio Arzobispal de Tacubaya a varios personajes muy influyentes.
Allí se encontraron, aparte del presidente, Manuel Payno, el gobernador del Distrito Federal Juan José Baz y el general Félix María Zuloaga.
El propósito que perseguía Comonfort con esta reunión era solicitar la opinión acerca de la continuación del Gobierno. Para el presidente, la mayoría de la población no estaba de acuerdo con los artículos más polémicos. Se considera que ese encuentro fue el comienzo de la conspiración en contra de la Constitución y sus partidarios.
La preocupación del Congreso iba en aumento por los rumores de golpe de estado. El 14 de diciembre, ordenó la comparecencia de varios nombres sospechosos de participar.
Entre ellos, Manuel Payno, Juan José Baz y Benito Juárez, a la sazón Ministro de Gobernación. La inclusión de este último es algo que los historiadores no alcanzan a explicar.
Juárez, en la sesión del Congreso, negó cualquier posibilidad de que un levantamiento pudiera producirse y declaró su compromiso a seguir sirviendo los acuerdos emanados de la Cámara.
Promulgación del Plan
A partir de ese momento los acontecimientos se aceleraron. El 17 de diciembre de 1857, los conspiradores volvieron a reunirse en Tacubaya. El Plan que llevaría ese nombre estaba ya redactado y solo les quedaba darlo a conocer.
En el documento se afirmaba que “la mayoría del pueblo no quedó satisfecho con la Constitución”, declarando que eso obligaba a no obedecerla y cambiarla por completo. En cuanto a la presidencia del país, declaraba que Comonfort permaneciera en el cargo, otorgándole poderes casi absolutos.
De acuerdo a los expertos, Comonfort no llegó a manifestar su acuerdo durante ese encuentro. Unos días después, sí se adhirió al Plan.
Lo mismo hizo la Iglesia, que declara la excomunión inmediata de todos los que permanecieran fieles a la Carta Magna y el perdón a los que se arrepintieran de haberla apoyado.
En los días siguientes, varios gobiernos estatales decidieron unirse al Plan, algo que no quiso hacer Benito Juárez.
¿Qué establecía el Plan?
El Plan de Tacubaya contaba con seis artículos en los que establecía cómo iba a ser el gobierno a partir de ese momento. El primero remitía al motivo primigenio de la revuelta, declarando anulada la Constitución a partir de la fecha.
Como habían acordado, el segundo artículo confirmaba a Ignacio Comonfort como presidente del país, pero otorgándole “facultades omnímodas”. De acuerdo al siguiente punto, se establecía que en tres meses debía convocarse un nuevo Congreso para promulgar una nueva Carta Magna.
Esta se sometería a votación y, una vez aprobada, según el artículo 4, se elegiría al nuevo mandatario.
Los últimos dos puntos se referían a la situación durante el periodo previo a la convocatoria del Congreso. Así, se iba a formar un Consejo con representantes de todos los Estados, con funciones especiales. Por último, el artículo 6 destituía a todos los cargos que no quisieran secundar el Plan.
Propósitos
Antes de los artículos principales, el Plan señalaba los propósitos generales que explicaban su existencia. El primero afirmaba que:
“Considerando: Que la mayoría de los pueblos no ha quedado satisfecha con la Carta fundamental que le dieran sus mandatarios, porque ella no ha sabido hermanar el progreso con el orden y la libertad, y porque la oscuridad en muchas de sus disposiciones ha sido el germen de la guerra civil”.
Por su parte el segundo rezaba de la siguiente forma:
“Considerando: Que la República necesita de instituciones análogas a sus usos y costumbres, y al desarrollo de sus elementos de riqueza y prosperidad, fuente verdadera de la paz pública, y del engrandecimiento y respetabilidad de que es tan digna en el interior y en el extranjero”
Por último, existía un tercer punto que tan solo hacía referencia a la labor del ejército, afirmando que no podía ser obligado a defender una Constitución no deseada por el pueblo.
Objetivos
Como quedó bien claro en el articulado del Plan de Tacubaya, el principal objetivo de los firmantes era derogar la Constitución. La pérdida de privilegios de parte de los criollos conservadores y, especialmente, del clero, provocó que esos sectores reaccionaran de manera rápida.
De igual forma tampoco gustó a una buena sección del ejército, también afectado por la eliminación de ventajas económicas e inmobiliarias.
El Plan, por otra parte, empezó siendo una especie de auto-golpe en el que participó el Presidente. Sin embargo, cuando demostró algún reparo, el resto de los conspiradores no dudaron en desplazarlo de su cargo.
Consecuencias
Comonfort no se adhirió al Plan hasta dos días después de que este fuera proclamado. Enseguida, los rebeldes recibieron el apoyo de los gobiernos de Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Estado de México, Chiapas, Tabasco y San Luis Potosí. A estos se les unieron algunas guarniciones militares, como las de Cuernavaca, Tampico y Mazatlán.
Precisamente en esa última, Mazatlán, se produjo otra proclamación en contra de la Constitución. Así, el 1 de enero de 1858, proclamó el denominado Plan de Mazatlán, además de su ya conocida adhesión al documento de Félix de Zuloaga.
Sin embargo, el Presidente Comonfort empezó a mostrar dudas acerca de la conveniencia de seguir adelante con el Plan. Ante esto, los conservadores procedieron a destituirlo de la presidencia. En su lugar, nombraron a Zuloaga para dirigir al país.
La expulsión de Comonfort, que vino acompañada de una movilización del ejército que exigía su renuncia, hizo que el presidente pasara a la acción. En cuanto pudo, dio la orden de liberar a Juárez y a otros presos políticos.
Inicio de la Guerra de Reforma
Fue Benito Juárez quien se puso al frente de la resistencia al golpe efectuado por los conservadores. Zuloaga había establecido su gobierno en la capital, compuesto solo por conservadores. Por esto, Juárez se vio obligado a partir con sus partidarios a Guanajuato.
De esta manera, México contó con dos gobiernos diferentes. El de Zuloaga promulgó las llamadas Cinco Leyes, de corte conservador y que sustituyeron a las antiguas reformas liberales.
Mientras tanto, Benito Juárez formó su propio Gobierno, decidido a luchar por recuperar el país. Comenzó en ese momento la llamada Guerra de Reforma, conocida también como la de los Tres Años, el tiempo que duró.
Los liberales, bajo el mando de Juárez, fueron trasladándose por varios lugares por la persecución de Zuloaga. Durante un tiempo, incluso, muchos partieron al exilio.
Victoria liberal
La Guerra terminó con la victoria del bando liberal y Juárez fue elegido presidente. Una de sus primeras medidas fue recuperar la Constitución de 1857, aunque añadiéndole las Leyes de Reforma, que se habían redactado durante la estancia en Veracruz.
Dado que los conservadores aún mantenían parte del territorio, incluida la capital, el nuevo Gobierno no pudo hacer que la Carta Magna se aplicara a todo el país. No fue hasta enero de 1861, que pudieron recuperar Ciudad de México y, así, controlar todo la nación.
Sin embargo, la vigencia de las nuevas leyes duró poco. En 1862 comenzó la Segunda Intervención Francesa, creándose el Segundo Imperio Mexicano, que duró hasta 1867. En ese momento, se volvió a instaurar la Constitución.
Porfirio Díaz
Las consecuencias, aunque fueran simbólicas, del conflicto provocado por el Plan de Tacubaya duraron hasta la época de Porfirio Dïaz.
En 1903, una protesta contra el presidente finalizó con un grupo de liberales colocando un crespón negro con la leyenda “La Constitución ha muerto”, refiriéndose a la que se promulgó en 1857. Esta acción fue el antecedente de la Revolución que comenzó en 1910.