Argumentos persuasivos: qué son, características, tipos, ejemplos
¿Qué son los argumentos persuasivos?
Los argumentos persuasivos son aquellos razonamientos que se utilizan para convencer o persuadir a los interlocutores a hacer algo, a creer en determinadas ideas o a cambiar de opinión.
Recordemos que un argumento es una serie de razones, enlazadas de manera lógica, que se exponen con el propósito de defender un punto de vista, de persuadir o refutar.
Los argumentos no solo se ven en los debates políticos, académicos o en las disputas legales, sino que forman parte de nuestra vida cotidiana.
Cuando un niño desea que su mamá le regale cierto juguete, construye un argumento para lograrlo: puede aducir que ha obtenido buenas notas o que el precio del juguete deseado es bajo.
Cuando una madre desea que su hijo dedique más tiempo a sus estudios, normalmente trata primero de convencerlo por medio de un argumento: le hace ver lo importante que es la educación para lograr el éxito en la vida, le recuerda las consecuencias de aplazar en Matemáticas o Lengua española.
A través de los argumentos damos forma a nuestros deseos y aspiraciones y expresamos nuestra propia visión del mundo.
Argumento y opinión
Lo característico de todo argumento es la presencia de razones y razonamientos. No solo se afirma algo, sino que se explica con base en qué o a causa de qué se afirma.
Cuando una afirmación no está apoyada en razonamientos o pruebas, deja de ser un argumento y se convierte en una opinión.
Por ejemplo, la afirmación “El reggaetón no es música” puede expresar legítimamente el punto de vista de una persona, pero sería muy difícil encontrar una prueba o un razonamiento sólido que la sustente.
Si no es música, ¿entonces qué es el reggaetón? ¿Una rama de la acústica? ¿Física cuántica? Este camino claramente no lleva a ningún debate productivo.
¿Qué significa persuadir?
Persuadir quiere decir cambiar la manera en que una persona piensa o siente, o su actitud ante una cierta realidad, por medio de la argumentación.
Por medio de la persuasión se puede lograr que las personas ejecuten una determinada acción, como comprar un producto o votar a favor de un político.
Características de los argumentos persuasivos
Deben poseer credibilidad
Tanto el argumento en sí mismo como la persona que los expone deben poseer credibilidad.
En el caso del argumento, esto quiere decir que debe estar basado en datos reales y comprobables o en premisas ciertas.
Por ejemplo, un argumento en contra de la inmigración que se base en la idea de que la gran mayoría de los inmigrantes son criminales, no sería creíble por dos razones.
En primer lugar, bastaría hallar un solo inmigrante que no fuera un criminal (algo bastante fácil) para echar por tierra el argumento; en segundo lugar, las estadísticas disponibles sobre criminalidad tanto en Europa como en América muestran que la gran mayoría de los delitos son cometidos por nativos.
En cuanto a la persona que expone el argumento, la credibilidad implica diversas cosas: que la persona es experta en el tema sobre el que argumenta; que en su historia de vida no existen episodios que hagan sospechar sobre su honestidad; que sus intereses son legítimos, es decir, no relacionados con intereses delictivos de ningún tipo.
Deben ser empáticos
Sin embargo, para persuadir no basta la credibilidad. Tanto el argumento como el expositor deben crear una conexión emocional con la audiencia a la cual desean persuadir.
Esto es algo más complejo que simplemente mostrarse carismático y sentimental, ser enfático y repetitivo o hacer exclamaciones y gesticular exageradamente.
La verdadera conexión empática consiste en conocer bien a las personas de la audiencia: ¿qué cosas les preocupan o les interesan?; ¿a qué aspiran?; ¿a qué fenómenos son sensibles y cuáles les tienen sin cuidado?
Para resultar realmente persuasivo, un argumento debe ser diseñado no solo sobre la base de la credibilidad, sino también en sintonía con los valores y emociones del público.
Deben centrarse en su objetivo
Antes de diseñar el argumento, el expositor debe definir con exactitud cuál es su objetivo, es decir, de qué quiere persuadir a su audiencia.
Una vez definido el objetivo, todos los datos, razonamientos, pruebas y los resultados de la investigación sobre la audiencia deben estar orientados al logro de ese objetivo.
Cuando la argumentación persuasiva no se planifica, es muy fácil dispersarse, lo cual resulta perjudicial para el expositor por varias razones:
1- El argumento pierde impacto, pues se diluye entre afirmaciones que nada tienen que ver con su objetivo.
2- Se debilita la atención de la audiencia, la cual no puede ver claramente qué se le quiere decir, y por tanto, se impacienta y se aburre.
3- Se debilita la credibilidad del expositor, pues al dispersarse da la impresión de ser una persona desorganizada, descentrada, poco confiable, además de un expositor incompetente.
Deben ser lógicos
En un argumento persuasivo los datos, las pruebas y las razones deben ser enlazadas de acuerdo con la lógica, especialmente con la lógica deductiva, que es la más fácil de comprender para la audiencia.
La lógica deductiva consiste en obtener una conclusión a partir de una premisa, esto es, de una afirmación considerada cierta sin ninguna duda. Dicho de otro modo, partir de lo ya conocido para acceder a un nuevo conocimiento; o bien ir de lo general a lo particular.
Por ejemplo, si la ciencia ha comprobado que el consumir alimentos grasos es perjudicial para el corazón, y yo consumo diariamente alimentos altos en grasa, pues se puede deducir que eventualmente sufriré de alguna enfermedad del corazón.
Tipos de textos argumentativos
Académicos
Tienen por finalidad divulgar los resultados de una investigación, ya sea en el campo de las ciencias exactas o las ciencias sociales. En este tipo de textos la argumentación es muy rigurosa: está basada en datos explícitos y el desarrollo de los argumentos está estrictamente ceñida a las leyes de la lógica y a la coherencia.
De opinión
En este tipo de textos la argumentación juega un papel central, aunque es menos rigurosa que en el texto académico.
El autor hace una afirmación y luego expresa las razones y las pruebas que sustentan su punto de vista. Sin embargo, desde el inicio queda claro que se trata de una opinión personal: es decir, el autor se explica o se justifica, pero pretende que sus argumentos sean válidos en todo tiempo y lugar y sean aceptados por la totalidad de sus lectores.
Publicitarios
Son textos que tienen la finalidad de dar a conocer una marca, producto o servicio, o bien de persuadir al público de que determinada marca es preferible a las demás.
En el texto publicitario tiene preeminencia el aspecto empático: los deseos, aspiraciones y sentimientos del público, así como el sentido estético. En algunos casos, el argumento publicitario se basa en datos: encuestas, estudios científicos, etc.
Ejemplos de argumentos persuasivos
- Las campañas publicitarias de los estados, gobernaciones, municipios o distritos para que la gente siga utilizando el tapabocas en lugares cerrados.
- Las promesas que los políticos hacen cuando están en plena campaña electoral.
- Los comerciales de las distintas marcas, cuando comparan sus productos con otros similares de la competencia.
- Cuando una amiga quiere convencer a otra de ir al cine juntas.
- Todas las fake news que proliferan en algunas redes sociales, que intentan convencer a la gente de que el Covid-19 no existe o de que efectivamente existe un grupúsculo elitesco que domina el mundo en la oscuridad del anonimato.
Referencias
- García Damborenea, R. (2000). Uso de razón. El arte de Razonar, Persuadir, Refutar. Edición digital.
- Leanne, S. (2009). Hablar como Obama. El poder de comunicar y persuadir con firmeza y visión. Barcelona: Profit Editorial.
- Pérez Reina, A.C. (s/f). Discurso persuasivo escrito. Universidad Autónoma de Nuevo León. Tomado de uanl.mx.
- Velilla Barquero, R. (2014). ComunicAcción. El arte de persuadir con palabras. Barcelona: Editorial UOC.