Economía

Economía clásica: concepto, origen, características, autores


¿Qué es la economía clásica?

La economía clásica se refiere a la escuela de pensamiento económico que se originó a finales del siglo XVIII y principios del XIX, adoptada por las democracias occidentales. Se centraba en el crecimiento y la libertad económica, defendiendo la idea del “dejar hacer” y la creencia en la libre competencia.

Fue incorporada como principal estándar por el economista Adam Smith, de quien muchos se refieren como el “padre de la economía”.

La economía clásica rechaza la idea que el gobierno intervenga en el mercado. La teoría dice que los mercados resolverán eventualmente cualquier problema. Los economistas clásicos estaban en gran parte a favor del libre comercio.

Lo que hace que estas ideas sean clásicas no es por la época de la que provienen, sino por su propia naturaleza. Son principios clásicos porque son tan básicos y fundamentales que son atemporales.

En ese momento, los economistas clásicos argumentaban que la gente producía naturalmente las cosas que otros querían, de la manera más eficiente posible, siempre que tuvieran el entorno adecuado: impuestos bajos, mercados libres, protección de la propiedad privada y un ambiente de precios estables.

Origen

Antes del surgimiento de la economía clásica, la mayoría de las economías estaban bajo el control de algún tipo de monarca. Bajo estos sistemas, la economía estaba estrictamente controlada por el Estado, razón por la cual se les conocía como sistemas de “mando y control”.

Si el rey decidía aumentar sus impuestos, no había nadie que pudiera quejarse realmente. La economía clásica es lo opuesto a los sistemas de mando y control, estando asociada plenamente con la libertad.

Revolución Industrial

La economía clásica se desarrolló poco después del nacimiento de la Revolución Industrial y del capitalismo occidental. Los economistas clásicos brindaron los mejores intentos iniciales de explicar el funcionamiento interno del capitalismo.

Los economistas clásicos desarrollaron muchas de las teorías económicas fundamentales, como las del valor, distribución, oferta y demanda. Casi todos rechazaban la interferencia del gobierno en los intercambios del mercado, prefiriendo una estrategia de mercado más flexible, conocida como laissez-faire.

Punto de comienzo

En general, se cree que el libro “La riqueza de las naciones” de Adam Smith, publicado en 1776, marcó el comienzo de la economía clásica. El argumento subyacente en el libro de Smith era que la renta nacional era la base para calcular su riqueza y no el oro guardado en las bóvedas.

Esta renta se basaba en el trabajo de sus habitantes, coordinada eficientemente por la división del trabajo y el uso de las reservas de capital.

Los economistas clásicos no tenían unidad en sus puntos de vista ni en su comprensión del mercado, aunque en la mayor parte de la literatura clásica había temas comunes.

La mayoría de ellos favorecía la libertad de mercado y la libre competencia entre trabajadores y empresas. Querían apartarse de las estructuras sociales basadas en clases, apoyando en su lugar las meritocracias.

Características de la economía clásica

Libertad

La libertad constituye el fundamento principal de los principios económicos clásicos. Cuando las personas y los mercados no se encuentran cohibidos por las costosas intervenciones gubernamentales, ellos avanzan, y cuando lo hacen también prosperan las naciones.

Causa del desempleo

Los economistas clásicos sostienen que el desempleo es causado por factores que tienen que ver con la oferta: ya sea por el salario real, fricciones y otros factores estructurales. No le dan importancia al papel que pudiera tener una demanda deficiente como causa del desempleo.

Oferta agregada a largo plazo

La economía clásica considera que la oferta agregada a largo plazo no es elástica. Propone que el Producto Interno Bruto (PIB) viene definido por diferentes factores que forman parte de la oferta, tales como el nivel de capital y de inversión, la productividad del trabajo, etc.

Los economistas clásicos sugieren que un incremento en la demanda agregada mayor que la oferta solo causará inflación y no aumentará el PIB real.

Salarios y precios

En la teoría clásica se asume que los salarios y los precios son flexibles para que los mercados sean eficientes a largo plazo.

Por ejemplo, si hubiera un desplome en la demanda agregada, esta caída en la demanda provocaría en el modelo clásico una caída de los salarios. Esta reducción de los salarios garantizaría poder mantener el pleno empleo.

Política monetaria

La economía clásica le da poca fuerza a la implantación de políticas fiscales para gestionar la demanda agregada. Como la teoría clásica es la base del monetarismo, solo se concentra en administrar la oferta monetaria a través de una política monetaria.

Libre mercado

El enfoque clásico indica que lo más importante es permitir que funcione el libre mercado. Esto puede implicar tener que reducir el poder de los sindicatos para así evitar una inflexibilidad salarial.

La economía clásica es la madre de la “economía del lado de la oferta”, que enfatiza el papel de las políticas que tienen que ver con la oferta en la promoción del crecimiento económico a largo plazo.

Autores representativos de la economía clásica

Adam Smith

Fue un importante economista del siglo XVIII, nacido en Escocia. Cuestionó el sistema mercantilista, además de ser uno de los principales defensores de las políticas económicas del libre mercado. Se lo considera como el padre de la economía moderna.

En su libro “La teoría de los sentimientos morales”, planteó la idea de la mano invisible, que es la propensión de los mercados libres a regularse por medio de la oferta y demanda, la competencia, y el interés propio.

Al analizar el funcionamiento de la libre empresa, Smith introdujo los rudimentos de una teoría del valor y una teoría de la distribución.

David Ricardo

Amplió las ideas de Smith en el libro “Principios de economía política y tributación” (1817). En su teoría del valor, resaltó que el precio de los bienes producidos en condiciones competitivas tiende a ser proporcional a los costos laborales incurridos para producirlos, pero en períodos cortos el precio depende de la oferta y demanda.

Para la economía clásica esta idea se hizo esencial, al igual que su teoría de la distribución, donde el producto nacional se fragmentaba en tres clases sociales: ganancias para los dueños del capital, salarios para los trabajadores y rentas para los terratenientes.

Llegó a la conclusión que una clase social podía ganar una parte mayor del producto total solo a expensas de otra.

John Stuart Mill

Las teorías ricardianas fueron reformuladas por Mill en “Principios de economía política”, en 1848, un tratado que marcó la culminación de la economía clásica. El trabajo de Mill relacionó los principios económicos abstractos con las condiciones sociales del mundo real, otorgando nueva autoridad a los conceptos económicos.