Telégrafo: historia, invención, evolución, cómo funciona
El telégrafo consistió en un dispositivo que transmitía mensajes codificados a través de señales eléctricas. Para ello, se servía de las comunicaciones de la radio o las líneas alámbricas. Este aparato es considerado como el primer medio de comunicación eléctrico y su uso fue muy importante durante los enfrentamientos bélicos.
Para algunos autores destacados como Alexandre Théophile Vandermonde (1735-1796), la invención del telégrafo simbolizaba una revolución democratizadora. Esta concepción se debía a que el aparato podía comunicar a muchas personas a través de grandes distancias, lo que permitía que cada quien expresara sus voluntades y opiniones.
Sin embargo, el conocido sociólogo Armand Mattelart (1936) desmintió esta concepción. El autor afirmó que el telégrafo no tenía un verdadero enfoque democratizador porque generalmente empleaba un código encriptado. Además, el Estado negó el uso abierto y libre del aparato a los ciudadanos con el objetivo de mantener la seguridad interna.
A partir de 1985, el telégrafo comenzó a perder importancia como medio comunicativo. Esto se debió a que durante ese período se implantaron los servicios de mensajes cortos. Además, eventualmente se instauró el uso del correo electrónico y de la telefonía móvil. Esto trajo como consecuencia la clausura de los servicios telegráficos de compañías como la Western Union.
A pesar de esto, el telégrafo destacó como forma de comunicación durante más de un siglo (desde finales del siglo XVIII hasta finales del siglo XX) y contribuyó con los avances posteriores de las conexiones inalámbricas. La última compañía en prestar servicios telegráficos fue la empresa India Bharat Sanchar Nigam Limited, que clausuró este producto en el 2013.
Índice del artículo
Historia e invención
Desde los orígenes de la humanidad, el hombre ha tenido la necesidad de comunicarse a distancia de forma rápida, ya fuese para prevenir los ataques o para conocer las consecuencias y el desarrollo de las batallas.
Anteriormente, el medio del que se disponía consistía únicamente en la luz y el sonido, que solo podían percibirse mediante el oído y la vista. Por lo tanto, las sociedades se valían del fuego durante la noche y del humo durante el día para poder enviar un mensaje.
En consecuencia, la información transmitida era muy breve. Solo permitía confirmar acontecimientos, por lo que no era posible comunicar las circunstancias en las que se había desarrollado un hecho determinado.
Por ejemplo, en la tragedia Agamenón (458 a. C.) escrita por Esquilo, se narra de qué manera la esposa del conquistador se enteró de la caída de Troya esa misma noche gracias a una hoguera encendida por un viajero durante varias montañas hasta llegar al palacio donde residía la mujer.
La importancia de la electricidad
En 1753, se publicó la primera propuesta de lo que podría ser un telégrafo eléctrico. Dicho artículo fue publicado por el Scots Magazine y en él se explicaba de qué manera se podían emplear un conjunto de hilos, extendidos horizontalmente entre dos lugares, para transmitir un mensaje. Esta publicación fue simplemente firmada como C.M.
Posteriormente, George Louis Lesage propuso en 1774 un plan similar al de C.M. No obstante, los hilos debían estar subterráneos, por lo que el autor establecía que había que introducirlos en un tubo de cerámica que tuviera divisiones para cada uno de los hilos; esto evitaría la influencia de la electricidad atmosférica.
Dos años después, Charles Agustín de Coulomb inventó una balanza de torsión. Este experimento permitía medir de forma exacta la fuerza de las cargas eléctricas, probando que esta fuerza era proporcional a las cargas individuales, mientras que era inversamente proporcional a la distancia que las separaba.
Gracias a este principio, en 1787 Lomond sugirió un sistema que empleara un hilo único donde las letras fueran identificadas por el desplazamiento que producían las diferentes fuerzas eléctricas que se enviaban.
Luego de esto, otras personalidades como Luigi Galvani y el doctor Francisco Salvá propusieron telégrafos basados en la electricidad estática, no obstante, todos estos modelos seguían teniendo el inconveniente de la influencia atmosférica.
La telegrafía óptica
La revolución de Francia influenció notoriamente en la creación de la telegrafía regular. Esto se debió a que los franceses no podían coordinar sus fuerzas aliadas a causa de la falta de comunicación entre ellas.
En consecuencia, en 1790 Claude Chappe junto con sus hermanos empezó a proyectar un sistema de comunicación que satisficiera las necesidades de la nación francesa. Para aquel entonces, ya se habían realizado intentos de telégrafos eléctricos, no obstante, Chappe decidió inclinarse por la telegrafía óptica.
Esta telegrafía se valía del uso de catalejos para enviar mensajes, los cuales estaban codificados. Las imágenes producidas por los catalejos podían ser visibles a una distancia máxima de doce kilómetros.
El ferrocarril y el telégrafo eléctrico
En 1830, circuló el primer ferrocarril público, el cual conectaba a Manchester con Liverpool. Su impacto en las comunicaciones fue revolucionario, ya que permitía a las personas desplazarse en el mismo tiempo que tardaba en llegar la información mediante el telégrafo óptico.
Por esto, se volvió fundamental conseguir un telégrafo más eficaz que además permitiera regular el tráfico ferroviario y avisar la llegada de los trenes. Este nuevo fenómeno inspiró al Barón Schilling a introducir el uso de cinco agujas con el objetivo de pasar corriente eléctrica a través de la aguja imantada.
El telégrafo de Schilling implicó un paso adelante en el desarrollo de este aparato. Luego de esto, se fabricaron una serie de telégrafos de agujas diseñados por destacados inventores como William Fothergill Cooke.
Evolución
A continuación se presenta una breve cronología del desarrollo del telégrafo:
Pavel Schilling (1786-1837)
Como se mencionó en párrafos anteriores, Schilling fue uno de los precursores en el desarrollo del telégrafo. En 1832, construyó un telégrafo electromagnético, que consistía en un tablero de dieciséis teclas de color negro y blanco las cuales enviaban una serie de caracteres.
Por otro lado, el aparato receptor estaba constituido por seis agujas cuyo cambio de dirección decodificaba los caracteres.
Johann Friedrich Gauss (1777-1855) y Wilhelm Eduard Weber (1804-1891)
En 1833, estos dos científicos y amigos lograron instalar una de las primeras líneas telegráficas sobre los tejados de la ciudad de Gotinga (Alemania). Dicha línea abarcaba mil doscientos metros y permitía la unión del observatorio astronómico con la universidad de la ciudad.
David Alter (1807-1881)
En 1836, el científico David Alter construyó el primer telégrafo eléctrico del continente americano; este fue apodado con el nombre de Elderton.
Aunque el inventor confirmó su funcionamiento frente a una serie de testigos, este telégrafo nunca pudo convertirse en un dispositivo práctico. Por lo tanto, fue eclipsado por el telégrafo de morse, que surgió en esa misma fecha.
Samuel Morse (1791-1872)
En 1836, Samuel Morse fabricó un dispositivo muy corpulento pero de simple funcionamiento: se trataba de un lápiz que dibujaba en línea recta cuando no contaba con flujo eléctrico. En cambio, cuando había corriente eléctrica el lápiz —conectado a un péndulo— formaba una línea.
Luego de algunos ajustes, Morse pudo crear el famoso código que lleva su nombre con ayuda del maquinista Alfred Vail. El código Morse es un sistema binario que forma caracteres a través de tres símbolos: espacio, punto y raya.
David Edward Hughes (1831-1900)
En 1856, Hughes construyó un sistema de impresión telegráfico. Este dispositivo consistía en un teclado de veintiocho teclas (con ciertas similitudes a las de la máquina de escribir), donde cada pulsación era equivalente a enviar una señal que permitía a una rueda imprimir el carácter correspondiente.
Hughes no pudo comercializar el invento en su país, ya que Morse obtuvo una patente por su telégrafo. No obstante, logró venderle la idea a Carlos Luis Napoleón Bonaparte (conocido como Napoleón III).
Este dispositivo tenía la particularidad de que superaba al invento de Samuel Morse en cuanto a velocidad, ya que transmitía hasta sesenta palabras en un minuto, mientras que el de Morse solo veinticinco.
Otros avances
Para la década de 1850, el telégrafo había logrado expandirse por casi toda Europa y por Norteamérica. No obstante, todavía no se había perfeccionado el uso de las líneas submarinas, que se entrecortaban cuando llegaban a las orillas del océano.
Posteriormente, se consiguió colocar un cable a través del Estrecho de Calais que funcionaba de manera exitosa. Esto incentivó a los científicos a construir una red de líneas submarinas que unieran África con Europa, junto con el conjunto intermedio de islas.
Cómo funciona el telégrafo
El telégrafo era un aparato que empleaba los pulsos eléctricos para enviar mensajes codificados mediante un cable hasta un receptor, que decodificaba el mensaje.
El telégrafo no podía transmitir otros datos o voces; solamente se valía de los pulsos codificados para enviar el contenido. El sistema de codificación más famoso empleado por los telégrafos fue el diseñado por Samuel Morse.
Funcionamiento del telégrafo con código morse
Generalmente, los telégrafos de Morse contaban con una palanca que conectaba dos pilas colocadas a una breve distancia.
Así mismo, el punto de apoyo de dicha palanca estaba unido con la línea que conducía las pulsaciones. Cuando se hacía una breve presión en la palanca, la corriente de las pilas marcaban un punto; en cambio, si la presión era más prolongada, se marcaba una raya.
Referencias
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